Los dedos desciendende lentamente, tardando eternidades, sobre las teclas escribiendo en un viejo monitor palabras no epnsadas, nonnatas, que tan solo son excretadas de las llemas de los dedos de algún ser que , a la sombra de la noche y al compás de una música eclipsante, deja que se le vacióen los sesos, desvanandose en algo que llaman coherencia
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