Mar 24, 2014 01:55
Aeropuerto P. Arenas 23/03/2014 - 21:42
No quiero que este viaje termine aquí. Si, es hora de volver a la rutina, al Gran Santiago, pero eso no significa que las ondas que ha provocado este viahe no se puedan transformar en oleaje. Inclyso si no ocurre nada con Cecilia este viaje, como todo viaje, ha abierto puertas que desconocía, he conocido gente distinta, con su forma de ver la vida y vivirla, con experiencias distintas y fascinantes. Teme que con el tiempo todo lo ganado y aoprendido se diluya en la corriente de lo cotidiano y se convierta en tan solo en un bonito recuerdo. Pero si algo también he aprendido es que puedo conseguir aquello que me proponga.
No sobreviví a una caida de 14 metros para pasarme la vida sentado delante del ordenador, quieto, contando las horas para poder salir y moverme. Hay otra vida ahí fuera, aquí, o en cualquier otra parte; solo hay que salir a buscarla. Todavía no se cómo, cuando o donde, aún son demasiadas las incognitas pero creo que todo no hace más que afirmar lo que ya sé. La informática no me hace felíz. Puede que me permita hacer de vez en cuando lo que me hace felíz pero ¿Por que no soñar a lo grande? ¿Por que no tomar impulso y saltar?
Creo que se nos educa con miedo: miedo a la autoridad, al fracaso, a perder el trabajo, no tener una pensión, miedo al que dirán, miedo a soñar, al rechazo, a no cumplir las espectativas. ¿Y para qué? Hipotecarte durante 20 años y ver a tus hijos un par de horas al día de lunes a viernes, escoger un lugar de vacaciones al año para luego poder hacer lo que te gusta cuando te jubilas. Puede que algunos se contenten con esa vida, pero a medida que la veo en los demás más repulsión me provoca. No son tan iluso como para pensar que se puede vivir sin trabajar, pero estoy seguro que se puede hacer trabajando menos y en algo mejor. Solo hace falta perder el miedo.