Escribir, escribir palabras al viento, esfumandose como el humo de un cigarrillo mal apagado sobre un cenicero olvidado. Dejando que una vieja guitarra lance sus quejumbrosas notas, el sonido de las teclas marca el ritmo de un reloj que ha perdido la noción del tiempo, ha dejado de ser él mismo para convertirse en esclavo de algo más. Extrañas
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