Título: The Winning Scenario
Autores:
virtualpersonal y
brimstonegold Traducción: asisigallo
Art:
inanna_maat Pairing: Sam/Dean, AU (en un mundo futuro de fantasía & no hermanos)
Fandom: SPN (AU) / BSG (original)
Ratings/Warnings: NC 17, bondage suave, hurt/comfort, non-con.
Summary: Disfrazado como un comerciante durante una misión de recopilación de información en una estación de juego y placer, el capitán Dean gana el gran premio. Sorprendido de saber que su premio incluye una noche de placer con un esclavo, está dispuesto a rechazar los servicios de este, hasta que se entera de que el esclavo es humano. De ninguna manera dejará a uno de su especie atrás, nunca. El esclavo sexual, Sam, tiene sus propios secretos. La tortura Cylon y el condicionamiento para hacer de él un producto apto para el comercio de esclavos, le han arrebatado la mitad de sus recuerdos, y le provocan pesadillas y problemas psicológicos. Si hubiera sabido que Dean era un piloto colonial, jamás se habría ido con él, y jamás se habría acercado siquiera a donde estaba destinado, la estrella de combate Galactica.
Enlace al fic original:
http://virtualpersonal.livejournal.com/241801.html Capítulo 1a,
Capítulo 1b,
Capítulo 2a,
Capítulo 2b,
Capítulo 3a,
Capítulo 3b,
Capítulo 4a,
Capítulo 4b,
Capítulo 5a,
Capítulo 5b,
Capítulo 6a,
Capítulo 6b,
Capítulo 7a,
Capítulo 7b,
Capítulo 8a,
Capítulo 8b,
Capítulo 9a,
Capítulo 9b,
Capítulo 10a,
Capítulo 10b,
Capítulo 11a,
Capítulo 11b,
Capítulo 12a,
Capítulo 12b,
Capítulo 13a,
CAPÍTULO 13 (Segunda parte)
Sam le sonrió mientras se subía la cremallera y se ataba el cinturón. - No podía permitir que el capitán del escuadrón rojo anduviera por los pasillos con la ropa descolocada. - Eliminó la distancia entre ellos y le rodeo con sus brazos, besándole, compartiendo su sabor mientras le demostraba su pasión, su amor y su gratitud. Luego se apartó un poco y miró la cara sofocada de Dean, viéndole tal y como Dean le había visto a él poco antes. - Gracias. Eso ha sido jodidamente perfecto. Igual que tú.
Ajustó el uniforme de Dean, atando y estirando la camisa, y luego deslizó su mano por la mejilla del piloto. Si Dean hubiera sido una mujer, simplemente la abría acercado a él y la habría abrazado. ¿Al capitán del escuadrón rojo? Ja. No creía que eso fuera a pasar. Pero la idea de una agradable ducha juntos, una cena decente, y luego tirarse juntos en la cama a ver una película, podía ser una buena manera de terminar el día. Todavía sentía la angustia por la pérdida del collar de Sin, pero el juego y el sexo muy, muy caliente, habían sido una distracción bienvenida y efectiva para el vacío que sentía en el pecho. - Bueno, perfecto menos cuando te pateo el culo jugando a la triada. - Añadió Sam con un brillo travieso en sus ojos color avellana.
Dean soltó un gruñido de desacuerdo, luego se miró de arriba a abajo, comprobando que su aspecto era correcto y observando luego a Sam. Luego, algo que dijo Sam provocó cierta inquietud en su mente. - Sam, no soy para nada perfecto. Si realmente crees eso, te vas a llevar una buena decepción. - Todo el mundo decía cosas durante el sexo o durante los efectos posteriores, pero Dean quería estar seguro. Quería evitar malas interpretaciones entre ellos a toda costa.
- Todo el mundo tiene momentos de perfección. - Dijo Sam mientras se ataba su camisa. - Y en este momento… has sido exactamente, perfectamente, lo que yo necesitaba. Y te has entregado a mí. Me has dejado tener lo que necesitaba. - Miró a Dean a través de su flequillo. - Pero si prefieres, en vez de decirte que eres perfecto, puedo abrazarte y decirte lo guapo que eres, y llevarte flores y bombones.
Dean se aclaró la garganta y empezó a andar lanzando una mirada de reojo a Sam. - Solo dime cómo coño has conseguido que haga esto… tener sexo en un lugar público. Y sin siquiera invitarme a cenar.
Sam se rió suavemente. - Bueno, yo, eh… siempre me ha tirado eso del sexo en sitios públicos. No te creerías algunos sitios en los que he tenido sexo. Y si voy a tener que llevarte a cenar, me gustaría asegurarme de que abrirte el apetito como debe ser. Así que, uno de los apetitos satisfecho, el otro… tú eliges restaurante. - Sam prácticamente se detuvo a mitad de camino. - Supongo que LeMady’s no sigue existiendo ¿no? Ese sitio siempre ha tenido la mejor pasta de las Doce Colonias y los planetas exteriores.
- ¿LeMady’s? - Dean raramente dejaba galáctica a no ser que fuera por una gran cita. Normalmente, simplemente llevaba a su cita a uno de los restaurantes de la nave. - No lo conozco, pero eso no quiere decir que no exista. Cuando volvamos, lo comprobaremos en el ordenador y miraremos si está en alguna nave cercana, o si no, puedes mirar a qué otro sitio quieres ir. Si la nave está lejos, tendríamos que hacer trasbordo de un transporte a otro, y nos haría perder mucho tiempo.
- Lo haré. Estaría bien ir si es que está cerca. - Dijo, sintiendo con algo de inquietud lo mucho que su mente quería aferrarse a la idea de que simplemente estaba en el Starfire y que las Doce Colonias seguían ahí fuera, y que iba a volver a verlas en su siguiente descanso. Era algo que debería escribir en su diario, algo de lo que hablar con los psiquiatras. Estaba seguro de que ellos tendrían formas efectivas de ayudarle con eso, seguro que solo era uno entre miles que necesitaban racionalizar eso.
Dean aceleró el paso en el momento en que llegaron al pasillo principal, sintiéndose algo culpable por la idea de que alguien pudiera “notar” lo que acababan de estar haciendo. La idea de dejar la nave, de compartir una cena en algún otro sitio, de pronto le hizo ponerse a silbar, aunque cerró la boca inmediatamente en cuanto se dio cuenta de que lo estaba haciendo. - Así que esto… es una cita. - Una vez más, no tenía muy claro si aquello era una pregunta o una afirmación.
Sam sonrió cuando oyó silbar a Dean y por la forma en que aceleró el paso por el pasillo, como si le diera vergüenza que alguien se fijara en ellos. Los dos estaban sudados, y seguro que un tanto despeinados, pero bueno, al fin y al cabo habían estado jugando un partido. Uno suda y se despeina cuando juega a la triada. Una explicación fácil si alguien preguntaba. Aunque si alguien supiera que los dos compartían apartamento, y probablemente cama, las conclusiones habrían sido diferentes.
La pregunta de Dean le sacó de sus pensamientos, y miró hacia él con una ceja levantada. - Si tú quieres que lo sea. Si te sientes cómodo con eso, a mí me parece bien.
- Una cita. - Dijo Dean con decisión, empujando con su hombro el de Sam. Sobre si estaba cómodo con ello o no, no estaba seguro. No. Sí que estaba seguro de que quería una cita. Algo que fuera más allá del sexo. Quizá era porque en cierta manera ya eran amigos, lo que iba más allá del sexo, y él necesitaba saber qué era realmente lo que había entre ellos, qué podía llegar a ser. Y quizá, lo único que necesitaba saber en ese momento, era que la idea de una cita le hacía feliz.
Sam tenía que admitir que estaba sorprendido. Realmente no esperaba que Dean quisiera reconocer el tipo de relación que tenían, al menos no en público. Joder, ni siquiera creía que ellos mismos entendieran cuál era su relación.
- Vale. - Dijo Sam sonriendo para sí mismo. Quizá debería comprarle flores a Dean. No, mejor no. Si Dean quería tener una cita, una cita “real”, no iba a enfadarle haciendo algo que pudiera hacerle creer que no se lo estaba tomando en serio. Nunca había salido con un hombre antes, aunque claro, muchos habían cortejado a Sin, pero eso había sido solo parte del trabajo. Elixir. A Dean le gustaba el buen elixir. Podía conseguir una botella para él. Eso no era de nenas, y si a Dean le parecía extraño el regalo, siempre podía decir que se habían bebido su botella y era solo para reemplazarla. Y si a Dean le extrañaba, no volvería a hacerlo otra vez.
Llegaron al ascensor y estaban esperando a que las puertas se abrieran, cuando dos personas que conocían a Dean se acercaron a ellos. Charlaron durante un rato hasta que el ascensor llegó y luego Dean y Sam entraron en él y justo antes de que las puertas se volvieran a cerrar, una de las personas mencionó que había oído que había jugado un buen partido de triada. Dean soltó el aire que estaba conteniendo cuando las puertas se cerraron y el ascensor empezó a subir. Probablemente lo habían oído de su padre, porque era la única persona que había estado en la galería, pero estaba seguro que la mención del nombre de John iba a arruinar la noche de Sam, y no quería que eso ocurriera.
Una vez que las puertas se cerraron, Sam miró a Dean. - Supongo que estaba demasiado concentrado en el juego. Ni siquiera me había dado cuenta de que hubiera alguien mirándonos. ? ¿Tú lo sabías?
Genial. - Sí. Me he dado cuenta casi al final del partido. - Dijo con la esperanza de que Sam lo dejara pasar. Desvió su mirada hacia los números luminosos hasta que llegaron a su piso y salió del ascensor. - De verdad que necesito una ducha. - Dijo aclarándose la garganta mientras seguía andando por el pasillo.
Sam le dio vueltas a las palabras y a la actitud de Dean. Podía ser que él no fuera tan bueno como Sin leyendo a la gente, pero no había duda de que Dean no quería hablar del tema. Se preguntó por qué, y luego decidió que realmente no necesitaba saberlo. Dean había dejado pasar el tema cuando esa mañana él no había querido hablar sobre lo que le había disgustado, así que iba a tener la misma deferencia con él. - Sí, yo también necesito una ducha, y como el agua está racionada, ¿no crees que quizá deberíamos compartirla? - Preguntó con voz inocente.
- Gran idea. - Aceptó Dean rápidamente, aliviado porque Sam no le presionara. - Aunque no pienses que me creo que es porque el agua esté racionada. - Añadió sonriendo.
Sam le devolvió la sonrisa.
Llegaron al apartamento y Dean se identificó en el sistema para abrir la puerta. Nada más entrar, algo blanco y negro corrió hacia él y el piloto lo esquivó con una maldición.
Sam vio cómo Dean se apartaba hacia la derecha nada más entrar, y un instante después, tenía una bola de pelo en sus brazos. Se echo a reír. - Creo que te tendría que haber llamado “necesita atención” o algo así. - Le dijo al gatito, mientras le sujetaba y le rascaba detrás de las orejas. - Por lo menos me alegro de que solo se haya encariñado conmigo y no con los dos. - Dijo entre risas al ver la cara que ponía Dean.
- Yo también me alegro. - Y de verdad que lo hacía, pero no solo por el gato. Se estaba sintiendo jodidamente bien después del gran partido y el sexo intenso. Su mirada, se posó durante un largo rato en Sam. No podía imaginarse haciendo eso en el pasillo con nadie más… no podía imaginarse dejando que nadie más le follara, en ninguna parte. - No es solo sexo. - Balbuceó sin saber por qué y luego encogiéndose de hombros algo avergonzado mientras se dirigía hacia la habitación soltándose la camisa con una mano
Sam le miró anonadado durante un rato, mientras su cerebro procesaba las palabras de Dean. Dean quería una cita con él, y no había sido solo sexo. Sam le siguió lentamente, observando cómo se desataba la camisa. Le alcanzó junto a la cama, y tras dejar a Shadow en el suelo, le ayudó a terminar de quitarse la camisa y luego le envolvió en un abrazo.
- Me has dicho que no eres perfecto. Lo sé. Quieres tener una cita, y no puedo explicarte cómo me hace sentir eso, pero digamos que “emocionado” se acerca bastante. Sé que tú sabes que estoy roto. No sé quién voy a llegar a ser, cómo voy a ser dentro de un par de meses. Los dos sabemos que probablemente voy a tener algunas recaídas en los próximos meses, cosas que me van a provocar… - se encogió de hombros - …un episodio violento, o que me vuelva a escapar, y quién coño sabe qué. - Sam besó a Dean suavemente y luego se apartó para mirar aquellos increíbles ojos verdes.
- Necesito que me ayudes. Pero no quiero que nunca te sientas atrapado. Si decides que no soy lo que quieres, tienes que decírmelo. Eso me dolerá, y probablemente a ti también, pero sería peor si no me lo dijeras. No entiendo que es esto que hay entre nosotros. Sin… - el nombre se le atascó en la garganta, al sentir de pronto su ausencia de forma intensa. Se aclaró la garganta y lo volvió a intentar. - Tú le preguntaste eso un día, y Sin dijo que era química. - Sam pasó los dedos suavemente por el pelo de Dean. - Las cosas cambian. Todo cambia. Yo no… no quiero tener una cita contigo si voy a avergonzarte. Prefiero que salgamos como amigos. ¿Estás preparado para tratarme como un posible novio en público? Si no lo estás, entonces nuestra relación tiene que mantenerse dentro del apartamento, o - Sam le sonrió. - en el siguiente sitio público demasiado tentador como para dejarlo pasar que encontremos. - Luego volvió a ponerse serio. Solo necesito saber las normas. Si vamos a ser amigos en público y tú vas a ser mi… guardián, o si vas a ser mi cita en público. Lo que pasa detrás de estas puertas, puede quedarse detrás de estas puertas. Soy lo suficientemente fuerte para aguantar las miradas sorprendidas de los que nos rodean, pero no para que de pronto te apartes de mí avergonzado ¿vale? Entiendo que puede pasar ocasionalmente con algunas personas, personas que conoces y no están preparadas para verlo. Pero no con los extraños, o simplemente los conocidos. Necesito saber que no te avergüenzas de estar conmigo. En pocas semanas, puede que esté más fuerte, pero no todavía. Así que… ¿esto es una cita o vamos a salir como amigos? Y si empieza como una cita y te das cuenta de que no estás preparado para ello, está bien. Solo dímelo. No me apartes. Solo dime que no estás preparado.
Era como si las paredes estuvieran cerrándose sobre él. Dean respiró hondo y bajó la mirada, pasándose una mano por la cara. Contuvo la necesidad de apartarse, de escapar de todo aquello que Sam le estaba diciendo y no podía soportar. - Yo… no he llegado a pensar tanto en ello. - Buscó la cara de Sam, y luego le dijo la verdad, toda la verdad. Si iba a explotar, era mejor que fuera en el apartamento. - Quiero una cita. Una cita de verdad. Pero… solo una cita, no… - dejó escapar el aire otra vez. - He tenido citas con mucha gente, Sam. Y no eran mis… mis novias ni nada de eso. Espera, te acabo de decir que es más que sexo, y lo es, pero eso no significa que estemos, ya sabes, juntos… en exclusiva. Yo solo… creo que necesito explorar esto y no puedo comprometerme. De verdad, nunca me he comprometido con nadie y quizá tú deberías saber esto ahora. - Extendió su mano, sabiendo que a Sam le gustaba, que necesitaba ser tocado, y pasó sus nudillos por la cara de Sam. - ¿Puedes manejar eso? Si puedes, yo puedo manejar que nos vean en una cita de verdad. Preferiría que no me comieras la boca delante de Adama, o de mi padre, pero… - Se encogió de hombros sin terminar la frase.
Sam inclinó su cabeza un poco buscando el contacto de Dean. Era tan agradable. Luego le sonrió y asintió. - Yo también tenía muchas citas, pero cuando salía con alguien, lo hacía solo con esa persona. Me llevó mucho tiempo encontrar a alguien con quien quisiera comprometerme. Entiendo las dudas sobre los compromisos con nuestro tipo… con tu tipo de trabajo de piloto de combate. Yo preferiría que fuera algo exclusivo, pero si tú lo haces así, entonces lo acepto y me alegro de que me lo hayas dicho. Me habría cabreado mucho descubrir que estabas saliendo con alguien más. Parece que los dos necesitamos lo mismo, explorar más esta situación, pero ninguno de nosotros sabe a dónde nos puede llevar. Vale, solo una cita. Nada de novios. - Sam sacudió la cabeza y se rió un poco. - En serio, nunca pensé que esa palabra saldría de mi boca. Novios. Dúchate, mientras yo miraré a dónde podemos ir a cenar, y yo me ducharé después. - Viendo un amago de protesta en la mirada de Dean, Sam añadió - Los dos sabemos que si nos duchamos juntos, nunca vamos a llegar a la cena.
Una risa de alivio escapó de la boca de Dean. - Vale pero, ¿qué te garantiza que no vayas a saltar sobre mí cuando salga de la ducha? - No esperó una respuesta, se quitó los pantalones y las botas rápidamente y luego el resto de la ropa, y aunque no se volvió para mirar, estaba absolutamente seguro de que Sam le estaba mirando, y eso le hizo sonreír.
Nada. - Murmuró Sam mirando el musculoso cuerpo de Dean mientras este se dirigía hacia el baño.
Sam estaba encantado con el restaurante que había encontrado. Uno de los propietarios de LeMady’s, el hijo, había sobrevivido y había abierto un restaurante que tenía un menú similar al que Sam recordaba. La nave donde estaba el restaurante, no estaba demasiado lejos de Galáctica, solo un viaje corto de unos centons en un transporte y listo. El lugar tenía unas cuantas ventanas de ojo de buey, y antes de Sam pudiera decir nada, Dean ya había pedido una mesa al lado de uno. Sam intentó no mirar por ella, intentando olvidar a Sin. Había pedido grog para los dos, y luego pidió sus platos favoritos y le hizo algunas sugerencias a Dean.
La conversación fue amena y relajada, Dean poniéndole al día sobre los acontecimientos más recientes y otros más viejos sobre los que Sam le preguntaba, y este intentando entender la situación actual de la flota. Luego pasaron a los deportes, y más tarde a los progresos tecnológicos que había habido desde la captura de Sam. Sabía que iba a tener que sentarse y ponerse a leer sobre todo lo que había pasado durante esos yahrens, pero los conocimientos de Dean le daban un lugar por donde empezar.
- ¿Entonces qué piensas? - Preguntó Sam finalmente. - ¿La mejor pasta o no?
- La odio. - Dijo Dean rebañando los últimos restos de su plato y luego soltando un sonoro mmmmmhh con la comida en la boca a la vez que levantaba la mirada hacia Sam y sonreía.
- Oh, vale, entonces no querrás el postre, seguro. Supongo que debería pedir la cuenta.
- Postre… Soy un tío de postres. - Dijo Dean rápidamente. Si estaban la mitad de buenos que la comida… - Mi sabor es mucho mejor con un poquito de azúcar. - Añadió rozando con su rodilla al de Sam.
Sam sonrió ante la respuesta rápida de Dean, y pidió un pastel de dulce de leche con caramelo para compartir. - Créeme, va a ser mejor que lo compartamos si es como lo recuerdo. Y por cierto, sabes muy bien. - añadió mirando a Dean de arriba a abajo mientras frotaba su pierna con la del piloto.
- Tú casi… casi haces que me quiera saltar el postre. - Dijo Dean dejando que Sam viera el calor que irradiaban sus ojos. Era raro, comer en un restaurante íntimo con otro hombre, compartiendo la comida, y tocándose. Pero había dicho que era una cita, y lo decía en serio.
- ¿En qué estás pensando? - Dean realmente quería saber qué se escondía detrás de la mirada color avellana en ese momento.
La pregunta de Dean le sorprendió. No parecía el tipo de hombre al que le importara lo que pasaba por la cabeza de uno. A no ser que tuviera que ver con el sexo. - En muchas cosas. - Admitió Sam. - En todo lo que me has dicho, en la forma en que estoy disfrutando de tu compañía, de tu presencia, simplemente sentado, hablando contigo. En lo atractivo que me pareces… y quizá en que podríamos haber pedido el postre para llevar y en la diversión que podríamos haber tenido con él en tu apartamento. Podría haberlo extendido sobre tu pecho y sobre otras… zonas, tenía mucha crema dulce. ¿Y tú? ¿En qué piensas?
- ¿Ahora? - Preguntó Dean casi con un gemido. - En lo mismo que tú. - Miró a Sam y estuvo a punto de decirle que había mucho de Sin en él. - No vamos a tener sexo en algún pasillo de camino a casa, ni en la parte trasera de la nave de transporte. - Aunque dijo las palabras, no estaba seguro de que Sam no pudiera convencerle de hacer alguna locura como esa.
- Oh, no. Nunca habría sugerido eso. Sería un crimen llevar el postre con nosotros y no utilizarlo como es debido, en la cama. Claro que si nos comemos el postre aquí, estoy seguro de que podríamos tener un poco de diversión camino a Galáctica. - Sam tiró su cuchillo al suelo aparentemente de forma accidental. Se agachó para cogerlo, y metió su mano debajo del mantel azul, pasando su mano ligeramente sobre la ingle de Dean. Luego se incorporó otra vez, cuchillo en mano. - Se me ha caído el cuchillo. - Dijo inocentemente.
Dean se inclinó hacia delante con los ojos muy abiertos y soltó una bocanada de aire mientras intentaba controlar las reacciones de su cuerpo, lo que fue una total pérdida de tiempo. - ¿Sabes? No voy a moverme de esta silla totalmente empalmado. Así que sigue así y podemos estar aquí toda la noche. - Dijo al mismo tiempo que pensaba que no le importaría acostumbrarse a ello. - Y eso sería desperdiciar el tiempo.
- Oh, apuesto a que puedo hacer que te muevas de la silla. - Dijo Sam con una sonrisa en los labios mientras sus ojos brillaban maliciosamente llenos de promesas.
No. Sam no se arrepentía en absoluto. Dean podía verlo. En el momento en que la camarera volvió a la mesa, Dean acercó su silla a la de Sam como si fuera a susurrarle algo al oído, y poniendo su mano sobre el muslo de Sam le acarició con su pulgar, acercándose a su polla. - ¿Qué era lo que ibas a pedir para nosotros? - Preguntó inocentemente.
Si Dean pensaba que un poco de provocación podía interrumpir sus pensamientos, estaba equivocado. - Pastel de dulce de leche con caramelo. - Le dijo a la camarera. Luego miró a Dean mientras metía su mano debajo de la mesa y la posaba sobre la polla de Dean. - Con extra de crema. - Añadió sin dejar de mirar a Dean.
Dean rápidamente sujetó la muñeca de Sam, apartando la mano de su polla latente. - Café para mí. - Seguro de que la mano iba a volver inmediatamente, enlazó sus dedos con los de Sam y llevó las dos manos hasta la entrepierna de Sam. - Con crema. Mucha crema. ¿Tú qué quieres, Sam? - Preguntó presionando con sus manos entrelazadas más hacia abajo a pesar de que notó la mirada de la camarera sobre ellos.
- Café está bien. - Estuvo a punto de decirle a la camarera que se olvidara de la crema, que ya tenían suficiente con la suya, pero al final se lo pensó mejor. Mientras Dean seguía intentando mantenerle distraído con la presión sobre su polla, Sam deslizó su pierna rozándola con la de Dean.
Después de que la camarera se fuera, Sam miró a Dean y le besó suavemente en los labios. - sigue haciendo eso y te hago una mamada debajo de la mesa. - Le susurró con una sonrisa que dejaba claro que hablaba totalmente en serio.
Durante un largo y loco momento, Dean lo pensó seriamente, y de pronto, una fuerte sirena empezó a sonar avisando de un ataque. Dean se puso en pie inmediatamente y se dio cuenta de que no necesitaba explicar nada, porque Sam se había puesto en pie igual de rápido, y los dos salieron corriendo del restaurante, dirigiéndose hacia el muelle de embarque.
Fue puro instinto para Sam, tantos yahrens oyendo aquella sirena y dejando inmediatamente lo que fuera que estuviera haciendo para responder a la alarma.
Los civiles les dejaban paso, muchos de ellos corriendo a buscar a sus familias. Otros para ocupar sus puestos. Llegaron a una aglomeración de gente y Dean empezó a gritarles. - ¡Apártense! ¡Tengo que pasar! ¡Soy el capitán del escuadrón rojo, maldita sea! ¡Apartaos de mi camino!
Con los gritos de Dean, Sam sintió que algo se retorcía dentro de él. Ya no era un piloto de combate. No tenía que salir corriendo hacia la sala de preparación de vuelo para ponerse el traje antigravedad. No tenía que coger el casco y correr hacia el ascensor que le llevaría hasta el muelle de vuelo. No tenía que entrar con su viper en el tubo de lanzamiento. No tenía que salir a la batalla, disparando a las naves enemigas con forma de discos para proteger a su escuadrón, a su gente, su nave base. No tenía que correr el riesgo de que le capturaran, le hicieran prisionero, manipularan su mente y le criogenizaran.
Ciegamente siguió a Dean, aunque aquello significaba salir en una nave sin armamento para cruzar la corta distancia hasta Galáctica. Llegaron a la nave de transporte, y Dean inmediatamente quitó al piloto de su silla, y Sam se sentó en el asiento del copiloto, aunque no hizo nada para intentar ayudarle. Solo necesitaba estar cerca de Dean.
Cylons. Dean había dicho que la flota no había sido atacada en casi dos yahrens. ¿Era aquello culpa suya? ¿Había llamado la atención de los Cylons la huida del humano esclavo, provocando que estos empezaran a buscar al esclavo que sabía demasiado acerca de los Cylons y de los sectores cercanos a Thiros? ¿Esto también lo había provocado él?
Esperando apenas a que la puerta de la nave se cerrara, Dean la hizo avanzar hasta salir al espacio abierto, pilotándola tan rápido como era posible. Podía oír a las pocas personas que estaban en la nave atándose sus cinturones y preguntándose qué era lo que estaba ocurriendo. Usó el transmisor para hacer saber a Galáctica que estarían allí en tres centons, y lo decía en serio, a pesar de que la nave no estaba preparada para viajar a esa velocidad y se quejaba como si fuera a explotar en cualquier momento.
Dean miró a Sam y vio su expresión sombría. - Aguanta, llegaremos muy rápido, todo irá bien. - En el mismo momento en que terminaba la frase, las naves Cylon aparecieron en el cielo. - Hijos de…
CAPÍTULO 14a