THE WINNING SCENARIO (3b/22) - TRADUCCIÓN

Mar 22, 2011 14:44




Título: The Winning Scenario
Autores: virtualpersonal  y brimstonegold 
Traducción: asisigallo
Art: inanna_maat
Pairing: Sam/Dean, AU (en un mundo futuro de fantasía & no hermanos)
Fandom: SPN (AU) / BSG (original)
Ratings/Warnings: NC 17, bondage suave, hurt/comfort, non-con.
Summary: Disfrazado como un comerciante durante una misión de recopilación de información en una estación de juego y placer, el capitán Dean gana el gran premio. Sorprendido de saber que su premio incluye una noche de placer con un esclavo, está dispuesto a rechazar los servicios de este, hasta que se entera de que el esclavo es humano. De ninguna manera dejará a uno de su especie atrás, nunca. El esclavo sexual, Sam, tiene sus propios secretos. La tortura Cylon y el condicionamiento para hacer de él un producto apto para el comercio de esclavos, le han arrebatado la mitad de sus recuerdos, y le provocan pesadillas y problemas psicológicos. Si hubiera sabido que Dean era un piloto colonial, jamás se habría ido con él, y jamás se habría acercado siquiera a donde estaba destinado, la estrella de combate Galactica.
Enlace al fic original: http://virtualpersonal.livejournal.com/241801.html

Capítulo 1a, Capítulo 1b, Capítulo 2a, Capítulo 2b, Capítulo 3a,


CAPÍTULO 3 (Segunda parte)

He decidido que prefiero que mi premio sea que me folles hasta dejarme sin sentido. Eso suena mucho mejor que dormir, y luego puedo dormir en tus brazos. ¿Es esa modificación de mis deseos aceptable, Lord Dean? - Sam se frotó contra Dean y pasó la mano de forma sugestiva por la curva de su culo. El sexo era bueno. Su mente podía perderse en el sexo y olvidar… que pronto volvería a estar solo.

- Déjame pensarlo. - dijo Dean sintiendo cómo todo su cuerpo se tensaba por la anticipación. - Menos de un segundo después dijo, - Creo que la modificación es aceptable.

Ya estaba rodando para quedar encima de Sin, mirando sus preciosos ojos almendrados del color de los árboles del bosque de Thorn, famoso por su tonos verdosos siempre cambiantes. Besó a Sin suavemente, enredando la lengua con la suya, y luego se apartó un poco. - ¿Estás seguro de que quieres que te folle hasta dejarte sin sentido? Sabes que tengo el poder de hacer que te corras solo con mirarte. - Tuvo que poner todo su empeño en contener la risa cuando dijo la frase. Todavía no podía creer que había hecho semejante afirmación. - Sería menos pringoso y gastaríamos menos energía.

Sam se vio sorprendido por el repentino movimiento que le dejó mirando hacia arriba a la cara de Dean. Pasó sus dedos por la mejilla del hombre. - Me alegro de que lo apruebes. Y sí, estoy seguro de que quiero que me folles hasta dejarme sin sentido. - dijo Sam. - Es mucho más divertido que mirarme ¿no? Seguramente no hay nada mejor que tocar a Sin.

- No pienso discutir con respecto a eso. Además… eres agradable a la vista. - Inclinando su cabeza, pegó sus labios a los de Sin, empujando su lengua dentro de su boca y recorriendo su paladar. Oh, sí, Sin sabía cómo besar, joder que si sabía. Dean sujetó con la mano su cuello y su mandíbula moviéndole la cabeza hacia un lado mientras profundizaba el beso. El calor húmedo de sus lenguas le hizo pensar en la sensación que le producía estar dentro de Sin, sensación que pronto iba a experimentar. La idea hizo que su sangre se calentara y que un gemido escapara de su garganta.

Sam le devolvió el beso con el mismo fervor que Dean había puesto en él. Se tragó cada gemido que salía de su garganta, y cuando finalmente se separaron en busca de aire, le miró y de pronto se rió. - Vale, tenemos que parar durante un centon. Todavía tienes pelo en las orejas y unas cejas muy raras. Quiero hacer el amor con un humano, no con un T’lekian.

- Joder. - Dean dejó escapar un suspiro. Se había olvidado de eso.

Sam tiró con cuidado del pelo postizo, separándolo de las pestañas tan suavemente como pudo, aunque aún así, una parte de la ceja de Dean se perdió en el proceso. Luego giró la cabeza de Dean e hizo lo mismo con cada oreja. Sam tiró el pelo a un lado y se echó a reír otra vez. - No, solo tengo que… espera un momento.

Saliendo de debajo de Dean, Sam corrió hasta el baño y volvió con un paño mojado. Frotó la cara de Dean hasta hacer desaparecer el último rastro del disfraz. - ¡Listo!

Durante todo el tiempo que Sin estuvo limpiándole, Dean siguió tocándole, intentando atraerle de nuevo a su brazos. - Solo recuerda que este disfraz fue idea tuya. - Murmuró.

Satisfecho, Sin bajó la cabeza y empezó a frotar su mejilla contra la entrepierna de Dean. Luego, le empujó hacia atrás dejándole tumbado sobre su espalda y se sentó a horcajadas sobre su pecho, mirando hacia sus pies, e inclinándose de forma que su culo quedó en la cara de Dean, empezó a tocarle por encima de sus pantalones.

La última cosa que esperaba de Sin, era que frotara su cara contra el bulto cada vez más grande de sus pantalones. No. la última cosa que esperaba de él era que le montara de aquella manera. No… quizá cada última cosa que le hacía Sin, era la más inesperada. Los músculos de Dean se tensaron, su sangre bajó rápidamente hacia su polla, llenándola y engordándola con cada toque de la cara y las manos de Sin. - Oh, por los dioses. - Jadeó mientras levantaba las caderas de forma involuntaria.

Sam adoraba la manera en la que Dean respondía a él. Para ser alguien que no se acostaba con hombres habitualmente, parecía estar disfrutando aquello de verdad. Quizá, si era lo suficientemente bueno, pudiera convencerle de que se quedara con él.

Dean acarició el culo de Sin, deslizando sus palmas arriba y abajo, desde sus nalgas a sus caderas. Tirando de la tela de sus pantalones hacia abajo, consiguió una vista de la parte superior de su culo, y contuvo la respiración. Las yemas de sus dedos tantearon la piel que acababa de quedar al descubierto, y su pulgar desapareció en la raja. - Me pregunto cómo será follarte cabeza abajo. - murmuró tratando de mantener la voz firme a pesar de que la imagen de Sin desnudo, torturaba su mente. Con movimientos rápidos, empezó a soltar su pantalón, ansioso por ver más, por sentir más de él. Ya.

Cuando Dean empezó a acariciar su culo, Sam gimió, empujando un poco hacia atrás. Se retorcía bajo las caricias de Dean, gimiendo a la vez que, a través de la tela del pantalón que le impedía el contacto directo, abarcaba con su boca la polla de Dean. Sam finalmente, empezó a abrir los pantalones de Dean, y tan pronto como vio la punta de su polla, la acarició con su lengua, recorriendo lentamente la pequeña abertura y rodeando luego el glande.

- ¿Follarme cabeza abajo? - preguntó Sam mientras lamía y chupaba la polla de Dean todavía atrapada por la ropa. - ¿Yo cabeza abajo o tú cabeza abajo? Yo probablemente podría… - Succionó con fuerza la punta de la polla de Dean, tragando el líquido preseminal que goteaba. - …ponerme en cualquier posición que puedas imaginar.

Dean se arqueó hacia arriba, y sus manos se detuvieron un momento mientras una ola de calor recorría su cuerpo. La boca de Sin presionando sobre la barrera de tela, luego deslizándose por las zonas más sensibles de su carne dura, luego volviendo a la zona de la ropa, haciendo que las sensaciones más apagadas le volvieran loco. Y Sin lo sabía. - Me estás matando. - dijo mientras conseguía bajar los pantalones de Sin hasta que quedaron por debajo de la curva de su culo.

Sam sonrió. - Pero si te mato ¿quién pilotará la nave? Además, tengo demasiadas cosas planeadas para ti como para matarte.

Dean se humedeció los labios y una mezcla de gemido y risa escapó de su garganta. - No hacen falta acrobacias. Me refería a que te tumbaras sobre mí boca abajo, como ahora, pero más abajo para que nuestras pollas estén una al lado de la otra, y… - levantó sus caderas una vez más, imaginándose la posición de forma que sus pollas se frotaran entre sí. - ¿Qué… qué querías decir tú con cabeza abajo? - dijo preguntándose si habría alguna otra posición que pudiera probar.

Sam abrió finalmente los pantalones de Dean por completo y descendió hasta metérselo entero en la boca, tragando una y otra vez, mientras enroscaba su lengua alrededor de su polla. Luego se apartó lentamente, succionando con fuerza y liberándolo con un “pop” tan fuerte que hizo eco en las paredes de metal de la nave. Luego, cerrando su mano alrededor del miembro grueso y latente de Dean, empezó a chupar su glande. - Mmmm, de verdad que sabes bien.

- Jodeeeeer… - retorciéndose en la boca de Sin, Dean se medio sentó sobre sus codos intentando ver algo… muriéndose por ver algo. Su brazo libre rodeó la cintura de Siny metió la mano dentro de sus pantalones, presionando la palma contra la carne dura, recorriendo su erección.

El contacto de Dean casi le hizo embestir, encantado con la sensación pero forzándose a sí mismo a concentrarse en lo que él podía ofrecerle al piloto. Sam recorrió con su mano la polla de Dean arriba y abajo unas cuantas veces más. - Puedo colgarme cabeza abajo y dejar que me folles la boca, o podrías colgarte tú cabeza abajo y yo te haría una mamada. No tenemos un arnés, pero quizá podría hacer uno con las cuerdas y colgarlo de los compartimentos. Podrías sentarte en él, suspendido en el aire, y balancearte follándome a través del arnés. O podría hacer el pino y tú podrías follarme mientras hago flexiones contra ti. Hay todo tipo de posibilidades. Lo que quieras. Solo tienes que decirlo.

- Oh, por los dioses… - Mordiéndose con fuerza el labio, Dean cabalgó sobre la oleada de calor que recorría su cuerpo. - ¿Recuerdas que yo puedo hacer que te corras mirándote? Sin, creo… creo que tú vas a hacer que me corra hablando.

- ¿No preferirías estar dentro de mí cuando te corras? - dijo Sam riéndose. - Podrías tumbarme sobre el asiento del piloto y metérmela. O puedo sujetarme del marco de la puerta y bajar sobre tu increíblemente, - lamió la polla de Dean, - deliciosa, - luego enredó su lengua alrededor del glande, - polla.

- ¡Sin! - Tenía verdadero miedo de correrse en ese mismo instante. Intentó darle a Sin algo más en lo que pensar que no fuera torturarle con sus palabras, y apretó su polla con más fuerza mientras intentaba recuperar parte del control sobre su cuerpo. Vale… no mientras aquella pecaminosa boca estuviera tan cerca de su carne dura que podía sentir su aliento caliente. - Basta de charlas. Te… te diré cuál ha sido mi elección más tarde. - dijo con los dientes apretados.

La presión sobre su polla no fue nada que no le hubieran hecho antes, y aunque fue suficiente para arrancar un jadeo de su garganta, solo consiguió que quisiera provocar más a su acompañante. Sin duda alguna, estaba empujando a Dean cada vez más cerca del límite, pero ¿nada de charlas? Eso le quitaría toda la diversión. Iba a llevar a Dean hasta el límite y a mantenerle allí todo el tiempo humanamente posible.

Incorporándose un poco más, Dean apoyó la cara contra la espalda de Sin y le bajó un poco más los pantalones, empezando a frotar su erección, acariciando su glande con el pulgar, extendiendo su líquido preseminal para utilizarlo como lubricante. Siguió el ritmo que Sin había impuesto, apretando y acariciando en respuesta a los movimientos de la boca y de la mano de Sin en su polla.

La posición era incómoda para su espalda, y finalmente se dejó caer hacia atrás, todavía rodeando la cintura de Sin con su brazo, y arrastrándole con él. Dean no pudo evitar soltar una carcajada cuando Sin cayó hacia atrás con fuerza, quedando sentado sobre su regazo. Sí, ya no tenía la presión del hombre sobre su polla, y sujetándole con más fuerza, empezó a masturbarle como lo haría si tuviera su propia polla en la mano, a la vez que embestía contra su culo. - Puede que doce centars no sean suficientes… dijo con voz ronca.

Sam se sorprendió de encontrarse a sí mismo sentado sobre Dean, sujeto por su brazo, y cuando este empezó a devolverle el favor frotando su erección, gimió complacido. Podía sentir la polla de Dean deslizarse entre sus nalgas una y otra vez, mientras el piloto le llevaba más cerca del orgasmo. - Podríamos tener problemas de motor. - Le sugirió entre jadeos.

Con cuidado, apoyó sus pies sobre el colchón para tener un punto de apoyo, y la siguiente vez que Dean se retiró para volver a embestir, agarró su polla y la guió hábilmente al lugar donde los dos querían que estuviera. Se arqueó y presionó con fuerza hacia abajo, empalándose con un grito en la polla de Dean.

Una retahíla de juramentos salieron de la boca de Dean a la vez que se aferraba con fuerza a las caderas de Sin, dejando caer su cabeza sobre la almohada y apretando los dientes mientras sentía una nueva oleada de calor recorrer su cuerpo. Con un solo movimiento, su polla se había hundido profundamente en Sin, y apenas podía respirar al sentir sus músculos internos apretando su erección con fuerza. - Ahora estás intentando matarte a ti mismo… no solo a mí. - dijo con la voz tensa, luchando por no empezar a follarse a Sin en ese mismo instante.

Sí, ser penetrado de esa manera tan repentina dolía, pero había sido su elección, no la decisión de algún cliente que se la metía cuando le daba la gana. Y Sam adoró cada instante de ardor y dolor, y provocó a Dean con cada músculo para que empezara a moverse dentro de él.

Era una batalla imposible. Especialmente con la típica falta de cooperación de Sin. En lugar de ayudarle a ser paciente, Sin estaba apretando y moviéndose, empezando a cabalgar sobre su polla. - Nnnggghh… - Dean empezó a embestir hacia arriba, sujetando con una mano el muslo de Sin para acercarle más a él. - Joder… joder… - Una vez que se sincronizaron, le empujó un poco hacia delante, y luego tiró de él otra vez… Al poco rato, supo por los sonidos que escapaban de su garganta, que había empezado a golpear su próstata. - Bien… muy bien… - dijo apoyando los pies en la colchoneta para conseguir un mejor punto de apoyo a la vez que embestía una vez más. Sus músculos se tensaban con cada embestida dentro del culo de Sam, y su corazón latía con tanta fuerza en su pecho, que prácticamente era lo único que podía oír.

Sinceramente, Sam no había esperado que Dean intentara llegar a su próstata, y se sintió confundido por la manera en la que este ajustó su posición hasta que le hizo sentir aquella explosión de placer. Si el piloto no le hubiera tenido firmemente sujeto por la cintura, su cuerpo se habría arqueado de forma imposible. - Por los dioses… - Jadeó Sam. Una vez más, estaba haciendo algo que un esclavo sexual no debería hacer nunca. Recibir placer en lugar de darlo. Se balanceó y cabalgó, sacando de Dean todo lo que era posible, y tomándolo para él. Apenas podía reconocer los sonidos que salían de su garganta. Dean y él eran algo tan perfecto juntos, una máquina bien engrasada, él se alzaba al tiempo que Dean retrocedía, y luego se dejaba caer a la vez que Dean embestía hacia arriba. Una y otra vez, hasta que la nave se llenó de gruñidos y gritos de placer.

- ¡Uhhnn, Dean, Deaaaaan! - Gritó mientras su semen se liberaba y apretaba sus músculos internos intentando arrastrar a Dean a su oleada de éxtasis.

El sonido de Sin gritando su nombre, empujó a Dean más allá del límite, y aferrándole de forma casi dolorosa, levantó sus caderas hundiéndose en él con más fuerza, a la vez que gritaba su nombre. Sin apretó sus músculos internos y Dean sacó la mitad de su polla de él para volver a embestir dentro de él, corriéndose tan jodidamente fuerte que ni siquiera sabía lo que estaba diciendo. Con la boca pegada a la espalda de Sin, medio sentado, y todavía empujando su caderas hacia arriba, exprimió hasta la última gota de placer.

Dean se derrumbó hacia atrás, estirando sus piernas, y la quemazón de sus músculos se desvaneció cuando estos por fin se relajaron. Con los dos brazos todavía alrededor de Sin, besó su cuello, dándose cuenta por primera vez, de que ni siquiera habían llegado a desnudarse. - Dejando a un lado las orejas peludas… ¿estás contento con tu premio? - Estaba claro que la victoria de Sin, se había convertido en ganancia para él.

Las palabras de Dean hicieron que Sin se tensara un poco, a pesar de que el beso en el cuello le hizo gemir suavemente. De pronto se sintió culpable. Él era el esclavo sexual. No tenía ningún derecho a hacer lo que estaba haciendo.

- Lo siento. - dijo en voz baja. - Yo no… nunca debí haberte hecho esto. No tenía derecho a obligarte de esta manera. - Con cuidado, se apartó de Dean, sacando su polla fláccida de él. Luego se giró en sus brazos, presionando su estómago cubierto de Semen contra el de Dean. - No debería haber ganado. Debería haberte dejado ganar. Pero quería… quería tener sexo contigo otra vez, y no sabía si ibas a hacerlo si no ganaba. Tú querías que te dijera algo sobre mí. No puedo hablarte del pasado, de antes del collar de esclavo, pero… yo conocía el lugar de donde vienes. Eso. Ese es mi pago por la partida que deberías haber ganado. ¿Es aceptable? Echó su cabeza hacia atrás para poder ver la cara de Dean. - Por favor, perdóname, Dean. He cogido lo que debería haber dado. Nos quedan muchos centars. Me gustaría compensarlo. - Sam pasó su mano pro el pecho de Dean, rodeando con sus dedos los pezones del piloto. - Dime cómo puedo complacerte. - Se apartó y miró a Dean con gesto severo. - Y no quiero que vuelvas a repetirme que soy libre. Quiero hacer esto más que nada. Quiero darte tu fantasía más erótica. - Sam sacó la lengua y lentamente rodeó el pezón de Dean, luego chupando y succionando antes de volver a hablar. - Dime cuál es tu fantasía con Sin.

Todo tipo de emociones se agitaron en el pecho de Dean. Sintió que se le formaba un nudo en la garganta por las cosas que Sin estaba diciendo, por el lavado de cerebro que había tenido que sufrir para pensar así. Sintió una necesidad imperiosa de volver a aquella estación y romperles hasta el alma a todas las personas que lo habían hecho. Se humedeció los labios y puso una mano entre ellos para evitar que Sin causara estragos a sus sentidos y bloqueara su capacidad de pensar.

- Las cosas que hicimos en la estación, y las que hemos hecho ahora… son mis fantasías más eróticas, Sin. - Apartó la mirada durante un momento, y luego volvió a fijar la vista en Sin. - Por favor, no las arruines hablando de hacer trampas… de perder a propósito para hacer lo que yo quiero. Esa no es mi fantasía, así que por favor, no lo hagas. - Extendió su mano para cubrir la mejilla de Sam. - Si hubiera tenido la más mínima sospecha de que estabas fingiendo… o de que habías perdido a propósito… esto… esto no habría pasado.

Dean se sentó lentamente y se pasó una mano por la cara, y luego miró el rostro todavía sonrojado de Sin. - Tú querías tener sexo conmigo, genial. Eso me parece bien. Pero no necesito que me sirvas. Necesito que estés aquí conmigo, que te mueras por hacerlo, que lo disfrutes… que tengas lo que tú quieras, si no, no es real. Solo quiero cosas reales de ti. ¿Puedes entender eso? - preguntó inclinándose hacia él hasta que sus bocas estuvieron casi pegadas. - Quiero que sientas algo… solo porque sí.

Sam se contrarió cuando Dean detuvo las atenciones que le estaba dando a su pezón, pero escuchó con mucha atención sus palabras. Si esas eran sus fantasías más eróticas, Dean realmente necesitaba ampliar su repertorio, pero había sido bastante creativo en la suite de la estación. Sam no había fingido nada más que aquella primera sonrisa cuando Dean se negó a aceptarle como esclavo. Cuando lo recordaba, su corazón se encogía de pena, pero todavía no perdía la esperanza de que pudiera hacerle cambiar de opinión.

- Estoy contigo. No he disfrutado con nadie como lo he hecho contigo en mucho, mucho tiempo. No hay mentira o engaño en eso. Tú no quieres que te sirva… no sé como no hacerlo, porque quiero que seas feliz. Quiero que adores tanto hacer el amor conmigo que no quieras deshacerte de mí. No puedo darte nada más real. Siento algo. Tú me has hecho sentir cosas que nunca pensé que volvería a sentir. Si quieres cosas reales de mí, entonces la realidad es que quiero complacerte. No puedo cambiar eso… eso es lo que soy ahora. Me siento culpable por los sentimientos que me provocas, porque cuando me pierdo en ellos, no puedo concentrarme en complacerte a ti. - Sam cubrió con su mano la cara de Dean igual que él lo había hecho. - He sido entrenado para mantener mis sentimientos bajo control y para concentrarme solo en mi acompañante. Tú, - Sam sacudió la cabeza, - estás jodiendo completamente todo mi entrenamiento. Si a ti te hubieran dicho una y otra vez que no puedes besar a una chica que te gusta de verdad, si te hubieran castigado cuando lo intentaras, y finalmente tuvieras la oportunidad, lo disfrutarías con toda tu alma, pero eso no significa que no te fueras a sentir culpable por ir en contra de lo que te han inculcado, y una parte de ti esperaría ser castigado por ello. - Sacudiendo su cabeza otra vez, Sam dijo, - Olvidémonos de esta discusión. Yo tampoco quiero arruinar esto. Quiero seguir con el premio que me debes. Obviamente, todavía no me has follado hasta dejarme sin sentido, porque estoy muy coherente.

Dicho eso, Sam prácticamente se abalanzó sobre Dean, uniendo sus labios en un beso ardiente.

“Hijo de puta” Era demasiado fácil para Sin hacerle perder el control y calentarle hasta el límite. Dean cerró sus brazos alrededor de Sin y amoldando su cuerpo al de él, le devolvió el beso con todo lo que tenía, empujando su lengua entre los dientes de Sin, explorando cada rincón de su boca, exigiendo tanto como estaba dando. Luego sujetó la cara de Sin con sus manos mientras le follaba la boca con la lengua.

Para cuando Dean rompió el beso, estaba jodidamente asfixiado. - ¿Esa parte sobre joder tu entrenamiento? Me gusta… me gusta mucho, Sin. - Quería preguntarle sobre su vida en Cáprica y por qué era un secreto, pero las palabras murieron en sus labios a medida que la lujuria se asentaba en su estómago. Deslizó las manos hasta la parte inferior de la camisa de Sin y tiró de ella, sacándosela por la cabeza y tirándola al suelo. Su mirada ardiente viajó hacia abajo, recorriendo los músculos cincelados en el cuerpo de Sin, deteniéndose en las partes que se moría por lamer y besar, y dejando escapar un largo gemido cuando llegó a la polla dura de Sin. - Quítate los pantalones. - dijo con la mirada fija en los ojos de Sin mientras se ponía de rodillas y se quitaba también los suyos. - Hacer el pino… ¿de verdad puedes hacerlo mientras… te follo?

Sam tenía que admitir que nunca se había encontrado con nadie que besara tan jodidamente bien como Dean. Había puesto a Dean al nivel de algunos otros clientes, pero después de aquel beso demoledor… no, Dean era el ganador, sin duda. Le gustaba la manera en que la mirada de Dean le recorría, y podía sentir cómo se iba poniendo más duro, solo por aquella mirada. Sam empezó a quitarse los pantalones cuando oyó las palabras de Dean y sonrió. - No te habría dicho que puedo si no pudiera. - Terminó de quitarse los pantalones. - Levanta. Tienes que estar duro.

Tan pronto como Dean estuvo en pie, Sam inmediatamente empezó a “trabajar” en su polla con la boca. Rodeando con sus brazos las caderas de Dean, lamió, chupó, succionó y acarició, jugando al mismo tiempo con sus pelotas y chupándose los dedos antes de introducirlos entre las nalgas de Dean. Rodeó su entrada una y otra vez, empujando suavemente contra el músculo al ritmo que su boca marcaba en la polla del piloto. Cuando Dean estuvo bien duro, levantó la mirada hacia él y dejó libre su polla con un obsceno “pop”.

- Ahora voy a hacer el pino. - dijo acariciando la polla de Dean con su mano. - Voy a apoyar mis piernas en tus hombros, tú vete hacia atrás hasta que te parezca que el ángulo es el correcto. Hasta que tu polla esté alineada. Cuando yo me alce estirando los brazos, tú empuja suavemente. Ajusta la posición hasta que sea cómoda para ti. Tendrás que inclinarte. Solo agarra mis piernas, y una vez que estés cómodo, empieza a empujar lentamente. Después yo me encargo.

Mirándole a través de sus ojos medio cerrados, Dean quiso protestar cuando la boca de Sin dejó de “trabajar” en su polla. Acercó su polla con una mirada suplicante mientras intentaba escuchar las instrucciones de Sin… de verdad que lo intentaba, pero con la boca de Sin tan cerca, y su aliento caliente acariciando su polla húmeda con cada palabra, iba a ser un milagro que Dean no se olvidara de la increíble acrobacia y empotrara a Sin contra la colchoneta.

Sam le dio una última lamida a la punta de su polla y luego hizo el pino apartándose un poco de Dean. - Muévete hacia delante, rodea mis piernas con tus brazos… No muy fuerte, necesito abrir las piernas para ti… eso es… ahora ve hacia atrás y alinéate conmigo. - Sam sintió la punta redondeada de la polla de Dean. - Inclínate hacia delante, un poco, entre mis piernas. Vale, ahora empuja.

La imagen del cuerpo desnudo de Sin desde aquel ángulo, con las piernas abiertas, su entrada expuesta y esperando por él, hizo que cada músculo del cuerpo de Dean se tensara de pronto lleno de deseo y de necesidad. Se alineó, sujetando con sus manos los muslos de Sin, y luego aflojando el agarre para permitir que se ajustara mejor a él. Luego se movió un poco, hasta que sus cuerpos encajaron perfectamente, y mordiéndose el labio inferior, empezó a empujar, gimiendo ante la imagen de su polla desapareciendo dentro del cuerpo apretado de Sin.

Los brazos de Sam ni siquiera temblaron. Pasó sus piernas por encima de los hombros de Dean y cuando sintió la suave presión, lentamente estiró los brazos empujándose contra la polla de Dean. Dejó que Dean se acomodara y cuando este empezó a empujar, Sam dobló sus brazos y luego los volvió a tensar como si estuviera haciendo flexiones. Sam sabía que la posición era un poco extraña al principio, hasta que los dos se acostumbraran al peso del otro y a su movimiento para conseguir un equilibrio. Gimió mientras volvía a empujar contra Dean. - Oh, sí, perfecto… - ronroneó.

- Perfecto… sí… - gimió Dean follándole lentamente mientras Sin seguía subiendo y bajando, haciendo trabajar sus bíceps pero sin mostrar ningún otro síntoma de tensión. - Es… surrealista, - dijo moviéndose un poco más fuerte, probando hasta dónde podría llegar sin que acabaran los dos en el suelo. Era increíble lo firme que era la posición de Sin, lo bien que se sentía. Su polla estaba increíblemente dura, las paredes internas de Sin le apretaban cada vez más fuerte, tan jodidamente fuerte que latía de forma casi dolorosa. - Me vas a hacer llorar como una niña. - Dijo con los dientes apretados. Las oleadas de placer eran tan intensas, que echó su cabeza hacia atrás y clavó sus dedos en los muslos esculpidos de Sin.

Sam consiguió soltar una pequeña risa entre sus gemidos de placer. - Solo quiero… hacer que… grites mi nombre. - jadeó, más de placer que de cansancio.

A medida que se movía arriba y abajo, empujando su carne dura dentro de la entrada caliente de Sin, Dean deslizó una mano por su muslo hasta llegar al estómago. La manera en que los músculos de Sin se tensaban bajo su mano, provocaba una vibración que recorría todo su cuerpo. - Bueno… es muy bueno, Sin. - dijo empujando un poco más fuerte, un poco más rápido, recorriendo con la yema de sus dedos el estómago de Sin, acariciando con la mano su polla. Tanteó un poco más y finalmente empezó a recorrer la erección de Sin con su dedo corazón, recorriéndola de la base hasta la punta. Se inclinó un poco más, deseando, necesitando ver la cara de Sin… y soltando un gemido cuando pudo ver a Sin mordiéndose el labio inferior. - Dios, quiero besarte.

Si Sam no hubiera hecho ese número las veces que lo había hecho, las suaves caricias de Dean en su estómago y en su polla, le habrían hecho perder el ritmo. Sin embargo, fue capaz de dejar que el entrenamiento surtiera efecto, y siguió deslizándose en la polla lubricada mientras disfrutaba las caricias de Dean. Cuando sintió que Dean empezaba a experimentar, ajustó su equilibrio y se concentró en no perder el ritmo. Cuando Dean dijo que quería besarle, apretó sus piernas alrededor de él.

- Podemos hacerlo. - dijo Sam, y luego empezó a avanzar con sus manos hacia el banco que había a pocos pasos de ellos, tirando de Dean y guiándole en cada embestida. - Empuja, sujeta mis caderas y mantente firme. - dijo cuando llegaron al banco.

Tan pronto como Dean lo hizo, Sam usó el banco para ayudarse y se alzó sin dejar que Dean se saliera de él. Movió sus brazos hasta que estuvieron debajo de él, y luego estiró uno de ellos para agarrar a Dean por el cuello, mientras se seguía apoyando en el banco con el otro. Tiró de Dean hacia abajo a la vez que empezaba a moverse otra vez sobre su polla, y juntó sus labios a los de él, gimiendo en su boca mientras sus lenguas empezaban a enredarse.

Imposible… era imposible que nadie pudiera hacer semejantes acrobacias… y sin embargo… Allí estaba el jodido Sin cabeza abajo, teniendo como único soporte su mano apoyada en el banco, mientras tiraba de él con el otro brazo que había rodeado su cuello. Era difícil. Mantener el equilibrio… concentrarse…con la tormenta de fuego y la necesidad que recorrían su cuerpo… y la incredulidad. Mientras se movían al unísono, su lengua se enredó con la de Sin que ahogó sus gemidos con su boca. Nunca tenía suficiente… suficiente de aquel sabor, suficiente de sus cuerpos tocándose, quería follarle más fuerte, y su posición lo hacía imposible, sumiéndole en una tortura de placer y dolor.

Era como follar a cámara lenta, acumulando presión en las entrañas, pero sin alivio inmediato, hasta ser como una presa a punto de estallar. Succionó con fuerza la lengua de Sin en su boca, y se obligó a si mismo a mantener el ritmo lento, aunque sus besos, como un reflejo de la necesidad creciente de sus cuerpos, se volvieron más bruscos, más fuertes. Solo cuando ya no pudo aguantar ni un segundo más, cuando las palabras de Sin pidiéndole que le follara hasta dejarle sin sentido retumbaban en su mente sin piedad, rompió el beso. - Vuelve a hacer el pino. Ahora.

Sam no quería romper el beso, pero sabía por la forma en que los besos se habían vuelto más exigentes, más intensos, que Dean estaba siendo sobrepasado por la lujuria. Sam había sido entrenado para mantener sus deseos bajo llave, sin importar el tiempo que quisiera aguantar su cliente, él podía mantener el control. El placer era lento e increíblemente maravilloso, pero la orden de Dean, aunque solo fuera por puro entrenamiento, le hizo romper el beso inmediatamente, y mientras Dean se separaba del banco, Sam se dejó caer cabeza abajo otra vez, gimiendo cuando el ángulo cambió y la polla de Dean se hundió más dentro de él.

Un minuto después, estaban otra vez donde habían empezado, Sin alzándose con los brazos mientras Dean le follaba cada vez más fuerte… pero todavía no lo suficiente. Agarrando con fuerza los muslos de Sin, Dean se apartó un poco, obligándole a abrir más sus piernas, a la vez que él levantaba una de las suyas y la pasaba por encima de su cuerpo, haciendo la tijera, de forma que una de sus piernas quedó detrás del culo de Sin y la otra delante de su cara. No dejó que Sin volviera a pasar sus piernas por encima de sus hombros, esta vez agarró sus muslos con las dos manos y empezó a tirar de él hacia arriba cada vez que él embestía hacia abajo. - Oh, por los dioses… por los dioses… joder… - No podía controlar sus gemidos más de lo que podía controlar la fuerza con la que embestía, como si Sin estuviera en el suelo a cuatro patas y no solo sobre sus manos. - Joder… por los dioses…

La nueva posición en la que Dean le había colocado era extraña, y en cuanto empezó a recuperar su equilibrio, sintió cómo la impaciencia de Dean le podía. La sensación del culo de Dean contra la parte interna de su muslo, deslizándose arriba y abajo, le estaba poniendo cada vez más duro, y sintió cómo el líquido preseminal goteaba de su polla. Dean le estaba follando cada vez con más fuerza, pero sabía que no estaba consiguiendo lo que quería, en parte porque Sin no estaba apretando, no le estaba dando ese poco más de presión en su polla. Quería sacárselo todo, que estuviera tan necesitado y desesperado que le suplicara por correrse. Sam escuchó a Dean, escuchó sus jadeos, sus juramentos y sus gemidos, intentando con todas sus fuerzas que Sam se rindiera y le diera lo que necesitaba.

Aquello siguió y siguió hasta que Dean pensó que iba a volverse loco por la necesidad de alivio. Cada vez que salía de él y volvía a embestir en el húmedo y apretado calor del cuerpo de Sin, gemía y gruñía, maldiciendo mientras seguía con aquella dulce tortura… lo necesitaba como necesitaba respirar. Y luego, Sin apretó su culo con tanta fuerza, que en un segundo le llevó al orgasmo. - ¡Sin! - gritó a todo pulmón al mismo tiempo que todos sus músculos se tensaban... liberando el alivio por todo su cuerpo mientras chorros de esperma llenaban a Sin una y otra vez.

Fue perfecto, una oleada de placer increíble. Tensó sus músculos justo en el momento perfecto, dándole a Dean el último toque erótico. Oír su nombre saliendo de los labios de Dean, prácticamente le hizo convulsionar, y dejó escapar un grito. La repentina tensión de Dean fue seguida del húmedo calor que le llenó. Aquel calor, junto con el segundo grito de Dean, provocaron su propio orgasmo, y se arqueó, moviendo su cabeza para apartarla del camino de los chorros de espeso semen que salían de él. Gimió y redujo el ritmo de sus flexiones, liberando el cuerpo de Dean, todavía tembloroso por el orgasmo, y finalmente, dejó que sus codos se flexionaran del todo, girando su cuerpo hasta que quedó sentado entre las piernas de Dean. Rodeó con sus las caderas del piloto, que apenas se mantenía en pie, y tiró de él, echándose hacia atrás para que su pecho sirviera de colchón para Dean que se derrumbó sobre él.

Sam se rió suavemente apretando a Dean contra él, mientras los dos intentaban recuperar el aliento. - Creo que te he follado yo hasta dejarte sin sentido en lugar de al revés. - dijo Sam sintiendo que los ojos le pesaban cada vez más. Le dolían los brazos, le dolía el culo, y su sangre empezaba a redistribuirse ahora que ya no estaba cabeza abajo. Dejó que el sueño se apoderara de él y cerró los ojos con una sonrisa de satisfacción en su cara.

- Eso crees ¿eh? - preguntó Dean, todavía intentando controlar su respiración y los latidos de su corazón. Cuando bajó la mirada, Sin tenía los ojos cerrados. Riendo entre dientes, tomó nota de preguntarle si de verdad le aburría tanto. Apretando más el abrazo, Dean echó la manta sobre ellos y buscó una posición cómoda. Sin darse cuenta, estaba acariciando el pecho de Sin y respirando su aroma, disfrutando de la calma entre ellos tanto como había disfrutado la tormenta que habían creado.

CAPÍTULO 4a.

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