Título: The Winning Scenario
Autores:
virtualpersonal y
brimstonegold Traducción: asisigallo
Art:
inanna_maat Pairing: Sam/Dean, AU (en un mundo futuro de fantasía & no hermanos)
Fandom: SPN (AU) / BSG (original)
Ratings/Warnings: NC 17, bondage suave, hurt/comfort, non-con.
Summary: Disfrazado como un comerciante durante una misión de recopilación de información en una estación de juego y placer, el capitán Dean gana el gran premio. Sorprendido de saber que su premio incluye una noche de placer con un esclavo, está dispuesto a rechazar los servicios de este, hasta que se entera de que el esclavo es humano. De ninguna manera dejará a uno de su especie atrás, nunca. El esclavo sexual, Sam, tiene sus propios secretos. La tortura Cylon y el condicionamiento para hacer de él un producto apto para el comercio de esclavos, le han arrebatado la mitad de sus recuerdos, y le provocan pesadillas y problemas psicológicos. Si hubiera sabido que Dean era un piloto colonial, jamás se habría ido con él, y jamás se habría acercado siquiera a donde estaba destinado, la estrella de combate Galactica.
Enlace al fic original:
http://virtualpersonal.livejournal.com/241801.html Capítulo 1a,
Capítulo 1b,
Capítulo 2a,
Capítulo 2b,
Capítulo 3a,
Capítulo 3b,
Capítulo 4a,
Capítulo 4b,
CAPÍTULO 5 (Primera parte)
- ¿Michael ha…? - empezó a preguntar Sam, pero luego cambió de opinión. - Me gusta Michael. Cumple su palabra. Siguió tus órdenes y no me dejó solo. Estaría contento de servirle si quieres que lo haga.
Dean abrió mucho los ojos y se dejó caer pesadamente en una silla, escondiendo su cara en sus manos durante un momento. Luego levantó la mirada e hizo un gesto con la barbilla hacia la otra silla. - Siéntate. - Con los labios apretados en una fina línea, observó cómo Sin se sentaba. - ¿Estás… estás pensando con claridad o…? ¿Sabes qué? Hablaremos de esto mañana. - dijo finalmente.
Sam pareció un tanto confundido durante un momento, y luego se encogió de hombros cuando Dean le dijo que hablarían sobre ello al día siguiente. Sabía que no estaba pensando con claridad, pero también sabía que su mente estaba intentando superarlo, centon a centon, y que tarde o temprano conseguiría unir las piezas del rompecabezas que en ese momento eran sus recuerdos.
- ¿Tienes hambre? - preguntó Dean.
Sam asintió y empezó a comer cuando Dean se lo ordenó. Entre bocado y bocado, dijo - Sí señor. No he comido desde… desde que tú me compraste, creo. Gracias por la comida. Está muy buena.
- No has comido desde… Toma. - dijo empujando su plato hacia Sin. - Necesitas esto más que yo. Y por favor… por favor… no me llames señor. Dean, mi nombre es Dean, y me gusta oírlo. - añadió, suponiendo que si lo convertía en algo suyo, en un deseo, podría hacer que Sin cumpliera con él.
- Estaré lleno para cuando coma todo lo mío, pero si tú quieres, comeré también lo tuyo. - dijo Sam mirando el plato de Dean. Su estómago se había encogido y realmente esperaba no vomitarlo todo si tenía que comer también lo de Dean. - Dean. ¿Prefieres Señor Dean? ¿Señor? ¿Capitán? ¿Sexy Dean? - añadió sonriendo de repente. - Quizá Capitán Sexy Dean. - El azúcar de la comida ya le estaba haciendo sentir mejor y menos mareado. Y con más energía. Dudaba que fuera a durar mucho, y probablemente debería ducharse, pero la idea de arrastrarse lentamente sobre el cuerpo de Dean estaba llenando su mente. ¿Pero quién quería tener sexo con un esclavo sucio? Sí, debería ducharse tan pronto como terminara de comer.
Al principio, Dean se tensó, pero a medida que las palabras de Sin se hacían más desvergonzadas, empezó a reirse y volvió a coger su plato. - Capitán sexy. - levantó el tenedor y apuntó a Sin. - Mira, eso… eso podría funcionar. - Riendose un poco más cortó un trozo de carne y se lo llevó a la boca, y al ver la expresión seria en la cara de Sin aclaró rápidamente. - Estaba bromeando, Sin. Si alguien oye eso, voy a ser el hazmereír. Solo Dean ¿vale? ¿Es que no te gusta mi nombre?
- Me gusta tu nombre. Dean es bonito, pero no sé si te gustaría que te llamara de una forma menos familiar, más formal, como mi dueño que eres. - dijo Sam, y luego añadió de forma pícara. - Pero Capitán Sexy también está bien. - Después de comer otro trozo de carne, dijo sin rodeos. - Me gustaría hacer el amor contigo. Me gustaría sentir tus manos sobre mí, acariciándome, y sentirte dentro de mí. Pero primero debería ducharme para estar limpio y poder complacerte. Has dicho que podía ducharme ¿verdad? ¿Y luego podemos hacer el amor?
A Dean se le encogió el estómago ante la idea de estar dentro de Sin otra vez, de tenerle debajo, o contra el cabecero de la cama… - Eres… eres muy tentador, pero… creo que deberías ducharte y luego descansar, dormir, lo necesitas. - No tenía intención de volver a hacer el amor con Sin, al menos no hasta que él renunciara a su esclavitud. Solo esperaba tener la fuerza de voluntad suficiente para poder resistir y no herir a Sin en el proceso. - Podríamos ver una película, si quieres.
Sam sabía que pronto estaría cansado, pero la ducha podía ser estimulante. Una película estaría bien. Podía darle un masaje a Dean mientras la veían, rozar su cuello, lamer su pecho duro y musculoso, masturbarle en un momento dado, o chupársela, y luego hacer que Dean se lo follara. Sí, eso sonaba como una noche excelente.
- Una película estaría bien. - dijo Sam asintiendo con la cabeza y apartando su plato vacío. Eructó ruidosamente y se sonrojó avergonzado. - Lo siento. - dijo en voz baja. ¿Quieres que me quede y te haga compañía o debería ir a ducharme?
Riéndose, Dean soltó otro eructo como respuesta y sacudió la cabeza. - Lo sé, infantil. - dijo. - Haz lo que quieras. ¿Mi opinión? Mejor que te duches ahora, pareces cansado. - Se le veía más despejado, por lo que Dean no tenía miedo de que se fuera a caer en la ducha y hacerse daño. - Solo, eh… probablemente deberías jabonarte y aclararte primero, porque el agua está racionada y la ducha podría pararse en cualquier momento.
Sam sonrió cuando Dean eructó y no se sintió tan mal por haber sido tan grosero. - ¿Racionada? Vale, no quiero quedarme a medio lavar o lleno de jabón o algo. Aunque podría dejar jabón en “algunas zonas” - sugirió.
El cansancio empezó a hacer mella en Sam y no pudo evitar un bostezo, pero no quería que Dean pensara que no podía servirle. Después de agacharse para quitarse los zapatos y los calcetines, se puso en pie y se estiró, haciendo que la parte baja de su camisa se levantara y dejara a la vista una fina línea de su estómago. Lentamente, se quitó las dos camisas que llevaba y luego le volvió la espalda a Dean, doblando cada camisa con cuidado y agachándose para colocarlas en la silla, mostrando a Dean una buena vista de su culo. Luego se soltó los pantalones y lentamente se los quitó, agachándose otra vez para cogerlos del suelo y doblarlos antes de dejarlos encima de sus camisas. Finalmente, se quitó los bóxer, dejando su culo al alcance de la mano de Dean.
Con la primera imagen de la piel desnuda de la cintura de Sin, a Dean se le cortó la respiración. Con la mirada fija en el moreno, siguiendo el recorrido de sus manos tirando lentamente de la tela por encima de su pecho, imaginó sus propias manos siguiendo el mismo camino. Cuando Sin se agachó, haciendo que los músculos de su estómago se tensaran, los de Dean también lo hicieron. Sus labios se separaron ligeramente y sus ojos se abrieron como platos cuando vio cómo la mano de Sin se dirigía a sus pantalones y empezaba a bajarlos. Por los dioses… sus bóxer cayeron al suelo y la sangre empezó a latir en la sien de Dean mientras recordaba las cosas que habían hecho en la nave.
- Como el agua está racionada. - dijo Sam mientras se inclinaba para coger los bóxer del suelo y dejarlos con el resto de su ropa. - Probablemente debería ducharme solo una vez. - Todavía agachado, se retorció un poco y miró a Dean. - ¿Estás seguro de que no quieres por lo menos follarme antes de que me duche? - Abrió sus piernas un poco más y movió sus manos arriba y debajo de la parte interna de sus muslos, y luego empezó a acariciarse la polla, gimiendo suavemente.
Al propio Dean se le escapó un gemido de alguna parte, seguido de unas rápidas respiraciones para contrarrestar la falta de oxígeno, y cuando Sin llevó su mano hacia su polla, su boca se secó por completo. Se humedeció los labios, tragó, y los volvió a humedecer. - Yo… sí… estoy seguro. Deberías… deberías ir a ducharte. - dijo haciendo un gesto con su barbilla hacia la puerta del dormitorio, donde estaba el baño.
La lujuria era obvia, el deseo claro en las facciones de su amo, pero… ¿la respuesta era no? Quizá… quizá Dean simplemente le prefería cien por cien limpio. Solo le habían lavado con esponjas una o dos veces después de todo. Sam mostró su mejor sonrisa y se irguió, dejando libre su polla. - Claro señ… Dean.
Llevándose sus ropas al baño, las dejó en el purificador y abrió el grifo de la ducha. Ni siquiera esperó a que el agua se calentase antes de entrar. Si el agua estaba racionada, debía ser eficiente. Mojó su pelo y su cuerpo, cerró el agua se jabonó a fondo, sin hacer caso de las protestas de su cuerpo por el aire frío en la piel húmeda. Después de jabonarse, abrió el agua de nuevo, dejando escapar un silbido por el primer golpe de agua fría. El agua llegó a una temperatura agradable para cuando terminó de aclarar su pelo, y una vez terminó de quitarse todo el jabón, salió de la ducha y usó la única toalla que había en el baño. Su ropa no estaría lista al menos en otros quince centons, así que cuando terminó de secarse, fue desnudo desde el baño hasta su cama, y se vistió con la nueva ropa que le habían dado. Eran prendas cálidas y suaves, a pesar de no ser de la más alta calidad como su otra ropa. Se pasó los dedos por el pelo y sacudió algunas gotas de agua que quedaban en él, y luego volvió al comedor. Recogió las dos bandejas de platos sucios, los puso en el compartimiento de reciclaje, y cuando hubo terminado, se colocó detrás de Dean y empezó a darle un masaje en los hombros. - ¿Quieres ver una película ahora? - le preguntó.
Dean había necesitado todo aquel tiempo para controlar los impulsos de su cuerpo. Para obligarle a mantenerse controlado a ignorar las provocaciones que Sin seguía lanzándole. Pensó que lo había conseguido. Y una mierda, lo había conseguido hasta que Sin volvió a tocarle. Sus dedos fuertes masajeaban los músculos de Dean, un lujo poco habitual. Su olor a limpio flotaba sobre Dean, provocándole un dolor en zonas que no necesitaba. No allí. No en ese momento. No en esas circunstancias.
No respondió a Sin durante unos centons, se limito a aceptar el masaje, a disfrutarlo… sintiéndose a la vez relajado y tenso. Echó su cabeza hacia atrás y miró a Sin, su pelo mojado pegado a la frente, y unas cuantas gotas que seguían resbalando por él. ¿Es que estaba intentando matarle? - ¿Qué has dicho? - Le preguntó a Sam todavía luchando contra sus deseos.
Las pupilas de Dean estaban dilatadas, y su respiración se había acelerado un poco. Sam estaba seguro de que su corazón también latía más rápido de lo normal. Sonrió ampliamente, asegurándose de enseñar sus hoyuelos. El capitán se veía tan jodidamente tentador, tan guapo, que Sam no repitió su pregunta, en lugar de eso se inclinó y le dio un apasionado beso. Su mano derecha bajó por el pecho de Dean, deslizándose por las costuras del uniforme de piloto y llegando hasta su entrepierna. Acarició su polla a través de la tela durante un rato, y luego rodeo la silla y se sentó a horcajadas en el regazo de Dean, sin despegar sus labios de los del capitán. El calor se extendía por sus entrañas a medida que la sangre viajaba hacia el sur, y con un gemido de placer, siguió acariciando la polla de Dean.
- No… no… no. - dijo Dean medio riendo y medio gimiendo, sin ningún éxito, intentaba evitar que la mano de Sin llegara a su polla y que apartara su boca de él. ”Joder”… no quería moverse. No. Sí que quería moverse, pero no de la manera que debería. Iba a apartarse, de verdad que iba a hacerlo, pero entonces Sin profundizó el beso, y Dean instintivamente, persiguió aquella dulce y caliente lengua, soltando un gemido cuando consiguió atraparla bajo la suya por un momento. Cuando se apartó, la lengua de Sin se deslizó entre sus labios fuera de él. Dean respiró profundamente un par de veces y luego agarró la muñeca de Sin. - No… hablo en serio, no. - dijo con la voz ronca por el deseo. - Película… en la cama. - El brillo malicioso en la mirada de Sin le asustó. - Quiero decir tú en la tuya y yo en la mía. En serio. - repitió quizá para convencerse a sí mismo.
A Sam le gustaba la idea de una película en la cama, aunque no tenía intención de verla, y pensaba hacer todo lo que estuviera en su mano para que Dean tampoco viera mucho de ella. Al menos, ese era el plan hasta que Dean le sujetó la muñeca y le dijo que estarían en camas separadas. Frunció el ceño confundido y se detuvo inmediatamente, agachando la cabeza. - Por supuesto, Dean. - dijo en voz baja.
No lo entendía. Podía ver que Dean le deseaba. Por otra parte, quizá estaba equivocado. La mujer rubia. Quizá era a ella a quien deseaba. ¿Pero por qué Dean había comprado un esclavo sexual si no buscaba placer? Y estaba seguro de que él era mejor en el sexo que aquella rubia. Pero lo más importante era, que no quería contrariar a Dean, ni arriesgarse a que le volvieran a quitar el collar. - Me meteré en la cama mientras tú eliges la película que quieres ver.
- No. Tú eliges la película. - Inclinándose hacia delante, Dean le dio algo parecido a un abrazo, y luego le levantó de su regazo. Al día siguiente iban a hablar sobre el acuerdo entre ellos, y Dean… no quería confundir más a Sin por esa noche y tener que volver a repetirlo todo en doce centars cuando los efectos de las drogas se pasaran por completo.
Poniéndose en pie, empujó un poco a Sin hacia la habitación y él le siguió. Le dio los mandos del monitor y rápidamente le explicó el funcionamiento de los botones, aunque eran menos complicados que los de la suite de Thiros. - Escoge algo, sin prisa.
Sonriendo, se acercó a su cama, se quitó las botas y se sentó en ella. Se desnudaría más tarde, cuando Sin estuviera entretenido con la película. Y cuando su cuerpo captara el mensaje… de que no iba a tener ningún tipo de sexo.
Sam asintió mientras Dean le explicaba el funcionamiento del mando. Se giró hacia la pantalla y se movió por varios títulos, deteniéndose de vez en cuando. Estaba leyendo los títulos, intentando decidir cuál consideraría buena Dean, pero tenía la sensación de que el capitán no quería que eligiera una porno. Aplicó un filtro para las películas de acción, y empezó a leer los títulos. ¿Las películas de Daekon de Rione? Siempre le habían gustado esas películas del cuerpo de seguridad interestelar. Daekon era sutil, siempre pillaba al malo y siempre se llevaba a la chica, con montones de aventuras desgarradoras y a veces absurdas de por medio. Y siempre salvaba la ciudad, o el planeta, o incluso las colonias. Sam listó todos los títulos de las películas de Daekon, había… joder, se había perdido seis de ellas. Rápidamente comprobó las fechas de estreno de cada una para verlas en orden. “Las lunas de Triskell” se había estrenado hacía casi 23 yahrens, y era la más vieja de las que no había visto.
Excitado, presionó el botón de solicitud, y sin pensarlo, corrió hasta la sala y usando el dispensador de aperitivos, pidió dos bolsas de palomitas, algunos dulces y dos refrescos. Corrió otra vez hasta la habitación con la bandeja en las manos y la dejó sobre la mesita de noche. Cogió una de las bolsas de palomitas, una de dulces y un refresco, dejando el resto para Dean, y los colocó en el suelo junto a su cama. Se tiró boca abajo en la cama, con la cabeza en la parte inferior de esta, colocando la almohada bajo su pecho y luego cogió la comida del suelo para ponerla frente a él, justo en el momento en que empezaba la película. No tenía hambre, pero no se podía ver una película de Daekon sin comer palomitas. Eso era un sacrilegio o algo así, estaba seguro. No había comido palomitas desde que le habían capturado, y le estaban sabiendo a Gloria. Dejó las gominolas para el final de la película, siempre las guardaba para el momento más emocionante, era una especie de tradición personal.
- ¿Los clásicos, eh? - Dean sonrió y sacudió la cabeza mientras acomodaba sus almohadas y se ponía cómodo. No había captado a Sin bien después de todo, él había pensado que a Sin le iría todo lo moderno. - Por lo menos no son en dos dimensiones, o… ya sabes… en blanco y negro. - bromeó. A él también le encantaban los clásico, y estaba contento de la elección de Sin.
- Sí. - dijo Sam tragándose el nudo que se había formado de pronto en su garganta. Clásicos. Genial. Que les dieran a todos. - Podemos ver otra cosa si quieres. Dime que prefieres ver y lo cambio. - Cogió el mando otra vez y después de lanzar una mirada triste a la pantalla pulsó el botón de parada.
- Sin… maldita sea. - Dean se sentó sobre la cama. - ¿Puedes, por favor, dejar de ser tan paranoico? Me gustan los clásicos. Y si no me gustaran, aún podrías verlo. ¿Es que no puede uno hacer una broma? - Sabía que tenía que contener su frustración, pero entre la indudable química entre los dos, la necesidad de mantener aquello como un amor platónico y el rollo amo/esclavo que no le gustaba una mierda, Dean también estaba teniendo un mal momento.
Sam pulsó el botón de parada y miró a Dean por encima de su hombro. - No estoy siendo paranoico. Esta es tu casa y yo soy tu esclavo. Yo vivo para que tú seas feliz. Hay miles de películas y si no te gustan los… clásicos… simplemente podemos ver una de las que te gustan en lugar de una que no quieres ver. No tengo manías con las películas, aunque no soy precisamente fan de las comedias estúpidas, o de las de terror, o las pelis donde la gente es… torturada. Bueno, las comedias estúpidas están bien si he bebido lo suficiente, supongo. Voy a necesitar un poco más de tiempo para saber cuándo estás bromeando. Lo siento. Intentaré hacerlo mejor, pero… - Sam bajó la Mirada al suelo antes de volver a mirar a Dean. - Prefiero pensar que hablas en serio que creer que estás bromeando y equivocarme. Quiero que estés contento conmigo.
Sin esperar una respuesta de Dean, volvió a poner en marcha la película y se tumbó a verla, pero se podía notar la tensión en sus hombros. Estaba empezando a pensar que Dean intentaba confundirle a propósito.
Dean se pasó una mano por la cara, sintiendo otra oleada de culpabilidad recorriendo su cuerpo. - Bromeo mucho. Y estaría más contento si dieras por hecho que estoy bromeando aunque luego tenga que decirte que no era así. - Respiró profundamente y luego se tumbó. - Me gustaría eso… algún día, emborracharnos de verdad y ver una comedia estúpida, pero no esta noche. - Miró el refresco que Sin había dejado para él, pero luego su mirada se desvió de nuevo hacia la cama de Sin, y a la pantalla frente a él.
Sam suspiró preguntándose cómo de fuerte le pegaría Dean si daba por hecho que estaba bromeando y no era así. - Si eso es lo que quieres, entonces lo haré. - dijo finalmente.
Sam se concentró en la película, que ya había empezado tras los títulos. Viejos recuerdos de la época anterior a su captura intentaron salir a flote, pero el entrenamiento los mantuvo en el fondo de su cerebro, aunque algunos retazos de recuerdos aparecían solo para provocarle un miedo atroz, y los volvía a alejar de él. Quizá cuando el efecto de las drogas desapareciera por completo, conseguiría mantenerse en el presente con más facilidad.
La monotonía en la voz de Sin no pasó desapercibida para Dean, pero no había nada que pudiera hacer al respecto, estaba fuera de su control. Sin empezaría a ver a los psicólogos, a los psiquiatras, y ellos le ayudarían a luchar contra su entrenamiento, porque estaba claro que eso era lo que necesitaba. Y Dean esperaba que saber que podía quedarse con él, fuera incentivo suficiente para que Sin cooperara y luchara para aprender cómo volver a ser un hombre libre. Se había formado una especie de unión entre ellos, de eso no había duda. Aparte del bueno sexo, Dean tenía un sentido de responsabilidad hacia aquel hombre. No podía empujarle hacia su libertad y luego abandonarle a mitad de camino, de ninguna manera. Además, le gustaban los escasos momentos del Sin despreocupado que veía de vez en cuando. Ese era el hombre que quería liberar de sus ataduras. Sabía que Sin podía ser un poco codependiente de él, por la forma en la que había reaccionado al resto del mundo y cómo se había calmado una vez que le sacó del hospital. Eso también tendría que cambiar. Iba a llevar tiempo, pero Dean no iba a dejar que Sin simplemente cambiara unas cadenas por otras, especialmente, no por unas cadenas construidas por él mismo.
Su mente seguía dando vueltas a aquellas ideas, por lo que Dean solo estaba viendo la película a medias cuando esta terminó. Rodó hacia un lado de su cama y miró hacia la de Sin. Sus ojos estaban cerrados, y su pecho subía y bajaba de forma rítmica. O se había perdido el final o se había quedado dormido durante los créditos.
Dean se levantó de la cama y recogió los restos de comida de la cama de Sin y los puso sobre la mesa, cogió el mando a distancia y apagó la pantalla. Luego se quitó la ropa y se metió en la cama solo con los bóxer puestos. Era extraño tener a alguien en su cuarto y no en su cama, aunque en realidad, iba a ser aún más extraño despertarse con alguien en su habitación. Bueno… así era la vida del capitán del escuadrón rojo. Sonriendo, se tumbó de lado e intentó dormirse rápido, una habilidad que había desarrollado porque muchas veces tenía que descansar donde podía y cuando podía.
Dean se despertó antes de que su alarma sonara, pero intentó dormirse otra vez. Estaba muy cómodo, con un cuerpo pegado al suyo, una cara en la curva de su cuello, y un aliento húmedo y caliente acariciando su piel sensible. Rodeando con su brazo a su amante fantasma, sonrió ligeramente. ¿Gracias a Sin ahora soñaba con amantes masculinos? Era divertido.
Sí, hasta que sintió el cuerpo moverse, y escuchó un sonido suave… y abrió los ojos para descubrir que estaba abrazando… ¡a Sin! La noche anterior… estaba jodidamente seguro de que Sin estaba en su propia cama. ¿Ellos habían…?
Se humedeció los labios e intentó recordar, pero no podía recordar absolutamente nada. Si habían follado, estaba prácticamente seguro de que su cuerpo se lo diría. Por supuesto, había otras señales… señales de que NO habían follado, como su polla que se estaba poniendo más dura a cada momento. Apretó los dientes y contuvo el aliento, intentando hacer desaparecer aquellos sentimientos.
Sam hizo un ruidito de satisfacción cuando Dean le rodeo con su brazo e intentó acercarle más a él. Por los dioses, era tan agradable despertarse con alguien que le gustara. Sintió la polla de Dean pegada contra su cuerpo y sonrió. Lentamente, bajó su mano por la espalda del capitán hasta su culo y tiró de él juntando un poco más sus cuerpos, frotándose contra Dean al tiempo que su polla empezaba a mostrar algo de interés y a endurecerse.
En algún momento durante la noche, Sin se había despertado. Al no estar acostumbrado a oír a alguien en la habitación pero que no estuviera en la cama con él, sintió un momento de pánico, luego recordó… un poco… que ahora era de Dean. Se había quitado la ropa y se había deslizado con cuidado en la otra cama. No entendía por qué Dean no le había despertado. Debió quedarse dormido nada más terminar la película. Sam sabía cómo entrar y salir de la cama sin despertar a su acompañante, así que se las arregló para tumbarse junto a Dean y volver a quedarse dormido rápidamente. Sinceramente, no podía recordar la última vez que había dormido tan bien. Pero también tenía que admitir, que parecía que llevaba una eternidad sin tener sexo, y a esas alturas, lo único que sabía era que estaba definitivamente preparado para cambiar eso, y empezó a acariciar el cuello de Dean.
Eran movimientos pequeños y sutiles que mandaban un claro mensaje a todo volumen al cerebro y a la polla de Dean. Una ardiente necesidad del hombre que tenía en sus brazos. - Oh, dioses… - gimió hundiendo sus dedos en la piel de Sin mientras cerraba los ojos, luchando contra el deseo de embestir… de frotarse contra él. - No hacer esto… no hacer esto… no hacer esto… - repetía en un susurro sin darse cuenta de que lo estaba diciendo en voz alta.
En cuanto Sam oyó los susurros de Dean, se quedó paralizado. Sentía el agarre casi doloroso de Dean, sentía la tensión de su cuerpo y su polla estaba realmente lista… pero Dean no le deseaba. Apretó la mandíbula y simplemente apoyó su cabeza en el pecho de Dean, sintiendo los latidos de su corazón. Apartó su mano del culo del piloto y la subió hasta su pecho, dejándola descansar allí para que no tocara a Dean. Era duro. Jodidamente duro. Pero obligó a su erección a que disminuyera. No había desaparecido por completo, pero al menos no estaba creciendo, y pronto estaría totalmente blanda. Parpadeó para contener las lágrimas y se quedó inmóvil. Quizá… quizá pudiera encontrar a aquella rubia, quizá ella era más del agrado de Dean.
- Sin… - La voz le salió jadeante, como una invitación, o algo así, y quiso patearse el culo. Soltó su agarre, luego acarició la mejilla de Sin, y tragó con dificultad cuando sintió sus labios rozando su piel, no en un beso, solo una caricia. - Gracias. - Por parar. Por no hacerlo más difícil. Por no hacer que fuera imposible para Dean mantener su decisión.
Por un momento, Sam sintió que su corazón pegaba un bote al oír el jadeo. ¡Quizá Dean sí que le quería! Y luego… supo exactamente por qué le daba las gracias, y sintió que se lo cortaba la respiración mientras una lágrima solitaria escapaba de su ojo. Maldita sea. No podía dejar que Dean viera eso. No podía. Levantó una mano para apartarse el pelo de la cara y con disimulo secó la lágrima con el pulgar.
Dean se mantuvo en silencio durante un rato, todavía luchando contra sus demonios, aunque era más fácil con la cooperación de Sin. - Es pronto. ¿Por qué no duermes un poco más? Me daré una ducha y pediré el desayuno, ¿vale? - Su boca rozó el cabello de Sin y supo… supo que no debería añadir más confusión a su cabeza.
- Por supuesto, Dean. - dijo Sam mostrando la sonrisa fingida que le salía tan bien, haciendo más fácil para Dean salir de la cama. Tan pronto como Dean se levantó, se giró y cerró los ojos, fingiendo que iba a volver a dormir, respirando de forma lenta y uniforme. Pero una vez que oyó al capitán abandonar la habitación, Sam se encogió sobre sí mismo y se quedó allí tumbado, abrazando su propio cuerpo y mirando a la pared, sin saber cómo comportarse para hacer feliz a su amo.
Quince centons después, Dean salió del baño con una toalla alrededor de su cintura. Por primera vez en siglos, se había dado una ducha fría por propia elección. Había ayudado, pero sabía que la tortura no había terminado. La química entre ellos, por la razón que fuera, era demasiado fuerte. No hacía falta gran cosa para encenderla. Joder, solo el ver a Sin humedecerse los labios inocentemente le encendía.
O verle en su cama. Simplemente eso. Dean casi gimió y apartó la mirada mientras se dirigía al otro lado del dormitorio para vestirse. - Ayer fue un día duro, pero cada vez será un poco más fácil. - dijo sin mirar a Sin. - Te acostumbrarás. Créeme.
Sam se estremeció. ”Será más fácil. Te acostumbrarás.” Escuchaba esas palabras en… en Thiros. Cierto. Allí le habían entrenado. Y se había hecho más fácil, y se había acostumbrado. Había aprendido a dejar de revelarse contra el sistema. A que había menos dolor si simplemente hacía lo que se le decía, fuera lo que fuera. - Claro Dean. - Contestó Sam. Si Dean le estaba hablando, era porque esperaba que estuviera despierto.
Sam se sentó y salió de la cama. Su ropa purificada estaba todavía en el baño, pero apenas había tenido puestas las de la noche anterior, así que se las volvió a poner. Hizo las dos camas rápidamente y luego se quedó allí de pie de forma “profesional”, con los brazos caídos a cada lado de su cuerpo, prácticamente en posición de firmes, esperando a que Dean le dijera qué tenía que hacer.
Una vez vestido, Dean se giro y estuvo a punto de arrollar a Sin, que estaba allí de pie, como un soldado en guardia. Miró las camas, luego a Sin. Dejó escapar un suspiro y cogiéndole de la mano, le llevó hasta la sala cocina y le hizo sentarse a la mesa.
Dean se sentó frente a él y le miró a los ojos. - Creo que estás… que estás confundido con respecto a lo que espero de ti, a lo que tienes que hacer. Tengo esa sensación, aunque no soy la persona más entendida en emociones de la flota. Quiero que te relajes, Sin. Escúchame atentamente. No quiero que esperes mis órdenes en posición de firmes. No tienes que limpiar para mí, ni hacer que me sienta cómodo, ni ninguna de esas cosas que te obligaban a hacer para tus clientes en aquella estación. ¿Quieres que esté contento?
¿Contento? ¡SI! ¡Lo que más deseaba Sam era hacer feliz a Dean!
Dean tomó una respiración profunda. - Sé tú mismo. Esto… mi apartamento, es tu apartamento ahora. Siéntete como en casa. Como si fuera tu casa también. Trátame como… como si fueras un amigo. Un igual. Es como yo te veo, Sin. - Inclinándose hacia delante, Dean puso una mano en el hombro de Sin. - No como a alguien que tiene que andar por detrás de mí… si no como alguien que anda conmigo. Igual que Michael. - Dean apretó el hombro de Sin y luego lo soltó y se echó hacia atrás en la silla.
- Sé que estabas esperando que yo… Mira, tú y yo no vamos a volver a tener sexo ¿vale? No hasta que te hayas adaptado, y estés listo para ser libre otra vez. Recuerda, desde el principio, cuando nos conocimos, yo te dije que no quería tener sexo con un esclavo. El sexo forzado, no es lo mío, Sin. - No quería hundirle, y sabía que Sin pensaba que el sexo era lo que mejor sabía hacer, quizá lo único que sabía hacer. Era lo que le daba algún valor. - No me malinterpretes, no es porque no lo desee… que no te desee. Mierda… Me he dado una jodida ducha fría porque te deseo, mucho. Es solo que… vamos a ser amigos por ahora, solo amigos, porque no puedo usarte. No lo voy a hacer.
CAPÍTULO 5b