Brasas

May 11, 2010 08:56


Fandom: Harry Potter
Título: Brasas
Autora: Anna Fugazzi
Clasificación: M
Resumen: Secuela de Voluntarios, escrita para la comunidad de hdsbeltane.


Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8

BRASAS

Capítulo 9

AN: ¡Es un nuevo año! Bueno, este es (¡finalmente!) Brasas, la secuela de Voluntarios (fic escrito para hds_beltane), que se supone tiene lugar entre 2007 y 2008 ;) las críticas constructivas son bien recibidas. Unas gracias enormes a scrtkpr por ser una beta maravillosa J

**

Fecha: 3 de Enero
De: malfoyd@globalcafe.ie
Para: hjpotter@gringotts.wzr
Kara quiere que te recuerde sobre el almuerzo que vamos a tener en su casa este sábado, para celebrar el lanzamiento del CD y para conocer a la nueva en turno del mes.

Fecha: 4 de Enero
De: hjpotter@gringotts.wzr
Para: malfoyd@globalcafe.ie
Sí, ahí estaremos. Lo siento, ¿Cuál es el nombre de su novia?

Fecha: 4 de Enero
De: malfoyd@globalcafe.ie
Para: hjpotter@gringotts.wzr
Ni idea, pero no importa. Lo más probable es que para el final de la noche le esté aventando los perros a cualquiera que esté cerca.
**

“Compañero, ya llevan juntos ocho meses. ¡Va en serio!” Kara hizo una pausa mientras le limpiaba la cara a Ben e intercambiaba una mirada divertida con Trina. “¿Me imagino que no tuvieron una celebración por sus seis meses?”

“Ninguno de los dos somos chicas, así que no,” dijo Draco sirviéndole a Alec un vaso de leche.

“Es mucho más de lo que yo he durado con nadie,” señaló Kara.

Harry parpadeó. “¿En serio?”

Kara sonrió burlona. “¿Has escuchado lo que dicen de que los hombres gay sólo van tras el sexo casual y que las lesbianas sólo están interesadas en el compromiso?”

“¿Sí?”

“Me esfuerzo mucho para destruir ese estereotipo,” contestó sonriendo.

Draco rió por lo bajo y miró a Trina, quien por algún motivo no se veía tan divertida como Kara creía pensar. Era una buena chica; aunque tenía un sentido del humor dudoso. “Y probablemente ese es el motivo por el que no puedes mantener una novia, Kara,” dijo secamente. “Porque dices cosas como ésas.”

Trina se rió, aunque se escuchó un poco forzada. “Ay, yo conocía la reputación de Kara antes de que comenzáramos a andar,” dijo. “No me estoy metiendo en nada que no pueda manejar, mi amor.” Le sonrió a Kara.

Ugh, amor. No era el término cariñoso favorito de Kara. Le entrecerró los ojos a Draco que sonreía divertido y le pisó el pie antes de que pudiera hacer un comentario burlón.

“Pásame la mermelada, por favor,” dijo Ben y Trina se la dio con una sonrisa. Ese era un punto a su favor - realmente le caía bien Ben. Tampoco lo veía mucho, pero el poco tiempo que habían pasado juntos había sido positivo. A diferencia de Teresa, la ex más reciente de Kara, que nunca parecía saber qué hacer con los brazos y codos siempre que Ben estaba cerca.

“Mira, déjame hacerlo yo,” dijo Harry quitándole el bollo y la mermelada. “Niños chiquitos y mermelada,” le dijo a Trina. “Hacen un desastre si los dejas juntos solos.”

“Y, Teresa, ¿en dónde -?” comenzó Draco.

“Trina,” dijo rápidamente Kara.

“Lo siento, Trina,” corrigió Draco suavemente. “¿Dónde dices que se conocieron?”

“En el grupo de baile Círculo.”

“Oh, ¿sigues en eso?” le preguntó Draco a Kara.

“Sí, todos los domingos.” Ay. Le había dicho a Draco que trabajaba los domingos. Y podría decirse que así era; en algunas ocasiones los grupos de danza la contrataban para que les cantara y las relaciones públicas y el establecer conexiones eran parte de su trabajo. Sin embargo, el hecho de que Draco entrecerrara los ojos sugería que se había percatado de su desliz y que no estaba complacido.

“¡Cuidado, Ben!” gritó Harry y Kara observó cómo el vaso de chocolate de Ben se caía sobre la mesa y sobre las papas de Alec como si ocurriera en cámara lenta.

“Con una chin -”

“Kara,” dijo Draco severamente. “Ben, por favor, ten más cuidado,” dijo al levantarse para ir por un trapo para limpiar el desastre mientras Harry intentaba rescatar las papas de Alec.

“Alec, no lo hizo a propósito,” dijo Harry paciente cuando Alec frunció el ceño enojado.

“¡Pero estaba guardando las papas para el final y ahora están todas aguadas!” dijo Alec mirando furioso a Ben.

“Nunca hay un momento aburrido cuando hay niños cerca,” le dijo Kara a modo de disculpa a Trina cuando Alec y Ben comenzaron a discutir y Harry y Draco limpiaban y evitaban que la discusión se saliera de control

“Vamos, Alec, no tiene caso llorar por el jugo de calabaza derramado,” dijo Draco.

Kara se atragantó con su bebida. “¿Jugo de calabaza?” preguntó riéndose y alcanzó a ver que Harry y Draco intercambiaban una mirada rápida. Alec le frunció el ceño a Draco y el labio inferior le tembló al ver el desastre de su plato.

“¡Pero las papas son mi parte favorita!”

“Oh, por el amor -” Draco murmuró un par de cosas en voz baja y unos momentos después él y Harry habían acabado de limpiar y Alec estaba comiendo sus papas con satisfacción.

Kara frunció el ceño. Las papas estaban bien. ¿No acaban de ver que el chocolate...? “Espera - ¿qué le pasó a...?” pero no podía recordar lo que iba a preguntar y de cualquier forma Draco estaba diciendo algo.

“¿Mencionaste que habías traído pudín, Teresa?”

“Trina,” lo corrigió Kara.

“Por supuesto, Trina. Lo lamento. Creo que los niños lo pueden probar ahora.”

Kara se volvió hacia Draco mientras Trina iba a la cocina. “¿Te vas a estar en paz, tonto?” preguntó en voz baja.

“Puedes recordar perfectamente su nombre y lo sabes.”

“Teresa, Trina, ¿cuál es la diferencia?”

Kara frunció el ceño. “¡Son dos mujeres diferentes, ésa es la diferencia!”

“Se confunden fácilmente.”

“¡Claro que no!” exclamó Kara.

Harry se aclaró la garganta rápidamente. “Y, eh, chicos, ¿sabían que las papas son algo totalmente diferente en Estados Unidos?”

“No se parecen en nada, Draco,” dijo Kara tan pronto como estuvieron distraídos los niños.

“Son muy parecidas en muchos aspectos,” dijo Draco fríamente.

“Menciona dos.”

“Busto.”

“Ja, ja. Dios, los hombres a veces pueden ser maliciosos.”

“No estoy siendo malicioso,” dijo Draco llanamente. “Es tan sólo que no me molesto en aprenderme el nombre de tu última pareja. Porque, ¿para qué molestarme?”

Kara lo miró furiosa. “Hay pequeños escuchando,” le recordó, aunque Harry estaba haciendo un buen trabajo distrayéndolos.

“Cierto. Pequeños.” Draco entrecerró los ojos. “Uno de los cuales al parecer está pasando mucho tiempo conmigo los domingos porque su madre dijo que estaba trabajando.”

“Estoy trabajando, Draco -” Kara se interrumpió cuando Trina regresó llevando un encantador pastel de manzana y se sintió agradecida por la interrupción cuando los niños gritaron y todos se ocuparon con el complejo trabajo de limpiar la mesa y servir el pastel. Durante un buen tiempo no hubo otro trabajo más importante que ayudar a los pequeños a comer, a saborear el pastel y a relajarse por un almuerzo agradable del que Kara se atribuyó el crédito, a pesar del hecho que casi todo había provenido del puesto al final de la calle.

Draco no tenía derecho para intentar hacerla sentir culpable por lo de los domingos, se aseguró a sí misma. No
sólo le ayudaba con su carrera, sino que ciertamente, Ben no sufría por su ausencia. La mayor parte de las veces parecía que era más feliz con Draco. Algo que sospechó pasaría desde el momento en que se enteró de que
estaba embarazada y más aún cuando se enteró de que su bebé sería un niño.

Pudo haber hecho algo mucho peor que traer al mundo a un niño que la amaba pero que prefería estar con su padre. El padre que le había escogido valía la pena. Y los dos compartían un lazo que ella no entendía realmente, pero que no podía negar.

“Y, eh, Harry, ¿Alec es hijo único?” preguntó Trina cuando terminaron con el pastel.

Sonó el celular de Draco, les dirigió una mirada de disculpa a todos y fue a contestar la llamada en la sala.

“¿Harry?”

“¿Perdón? Oh. Sí, es hijo único,” contestó Harry sonriéndole a Alec.

“¿Crees que vayas a tener más?”

“¿Hijos? No.”

“¿Por qué no?” preguntó Alec.

Harry le dirigió una mirada sobresaltada, luego frunció el ceño ligeramente. “Hay personas que pueden y otras que no. Yo no puedo. Lo sabes, Alec.”

“Sí, lo sé, pero, ¿por qué no?”

“En algunas ocasiones así es.”

“Dijiste que me lo explicarías cuando fuera más grande. Ya soy más grande.”

Harry negó con la cabeza. “No lo suficiente.”

“¿Alguna vez quisiste tener más bebés?” preguntó Ben.

Harry soltó el aliento, ahora se veía bastante incómodo. “Eh, sí, pero... no después de que murió la mamá de Alec.” Desvió la mirada hacia la sala, se vio bastante aliviado al ver que al parecer Draco estaba terminando la llamada.

“¿Sabes? si el problema es la infertilidad, hay muchas formas de hacerle frente,” comentó Trina cuando Draco regresaba al cuarto. “Nunca se sabe, quizá algún día quieras agrandar la familia. Conozco a un par de hombres gay que -”

“No,” dijo Draco rotundamente mirando a Harry. “No es una opción.”

“Bueno, aunque no sea una opción para ti y para Harry,” comentó Kara un poco airada. “Nunca sabes, si él estuviera con alguien más -”

“No,” contestaron los dos rotundamente.

“¿Y por qué no puedo tener hijos yo?” preguntó Alec. “Tú sí pudiste.”

Trina y Kara se miraron con curiosidad y ahora Harry se veía realmente incómodo.

“No puedes, Alec,” dijo en voz baja. “Lo siento, pequeño. Encontrarás a alguien que ya tenga hijos y serás su padre o podrás adoptar a un bebé que no tenga padres.”

“¿No es un poco prematuro decirle a Alec que no puede tener hijos?” preguntó Trina frunciendo el ceño. “Uno nunca sabe, la medicina moderna está encontrando soluciones para muchos problemas. Si es genético, ya existe la exploración de -”

“Trina,” dijo Draco duramente. “Ya olvídalo.”

Trina se vio ofendida y Kara se molestó. “Lo único que está diciendo es que no deben perder las esperanzas,” dijo. “No hay necesidad de lanzársele a la yugular. Siempre hay esperanza.”

Harry negó con la cabeza. “No la hay. Créanme.”

Kara sintió como si la temperatura de la habitación hubiera descendido unos diez grados. Lo que probablemente era comprensible, ya que no había forma de que ella ni Trina conocieran las razones en particular de Harry para no tener más hijos, y quizá Trina no debería ser tan abierta con sus opiniones, pero aún así no había motivo. Se dedicó a su pastel, un poco molesta con Draco y con Harry y todos terminaron de comerse el pastel con un ánimo un poco más apagado.

“Bueno, ha sido muy divertido conocerlos a todos,” comentó Trina un ratito después, “pero me tengo que ir.”

Kara sintió una punzada de aprensión al llevar a Trina a la puerta y decirle adiós.

El almuerzo había salido bastante bien a pesar de los momentos problemáticos del final. Pero ahora era el momento para hablar con Draco de algo que había estado temiendo desde hacía un buen tiempo.

“Draco, ¿me puedes ayudar a limpiar?” preguntó recogiendo las sobras de la comida. Él asintió y recogió los platos mientras Harry llevaba a los niños al baño para que se limpiaran.

“Trina es una chica interesante,” comentó Draco mientras le daba los últimos platos sucios. Qué bien. Aparentemente ya no se sentía ofendido por lo de los domingos. Kara abrió la llave del agua y tomó un plato, armándose de valor.

“Sí, lo es. Y también es buena en la cama. Espero que sí dure con ella. Pasando a otra cosa,” dijo haciendo su mejor esfuerzo porque su voz sonara tan casual como fuera posible. “Windbourne está bastante complacido conmigo.”

“Sí, felicidades. También escuché que tuviste una buena fiesta de lanzamiento.”

“Y he tenido muchas presentaciones. Aquí y en Londres.”

“Oh, olvidé decirte, tanto la Revista de Música Irlandesa como Analogía te mencionaron la semana pasada.”

“Las leí, y guardé los recortes.” Kara sonrió, levantó un plato y se lo dio a Draco para que lo secara. “De hecho, mi agente y yo hemos estado platicando de los pasos siguientes.”

“¿Oh?”

“Me refiero a mudarme a Londres.”

Draco puso los ojos en blanco. “Kara, ya hemos platicado sobre esto. Decidimos -”

“No, muchacho, tú decidiste -”

“Decidimos,” repitió Draco con firmeza. “Y no es una opción. Lo sabes. Tenemos que pensar en Ben.”

“Sí, lo tenemos que hacer. Pero,” respiró profundo.,“de cualquier forma me voy a ir. Ya firmé el contrato de arrendamiento. Comienza en mayo.”

Draco bajó el plato que estaba secando. “¿Hablas en serio?”

“Bastante. Sabes bien que este lugar es demasiado chico para lo que quiero hacer -”

Draco la veía boquiabierto. “¿Así de fácil? ¿Vas a - qué hay de Ben?”

“Va a venirse conmigo,” dijo Kara firmemente.

“¡¿Qué?!”

“Seguiremos compartiéndolo, una semana conmigo y una semana contigo,” razonó. “Sé que esto te pone en un aprieto, así que tu puedes decidir quien lo tiene cuando, y lo que haremos hasta que te mudes a Londres. Si quieres, me lo puedo quedar de tiempo completo en lo que te estableces, o si te lo quieres quedar de tiempo completo tú, es justo -”

Draco la veía incrédulo. “¿Una semana contigo y una conmigo? ¿Por qué no mejor una contigo y tres conmigo. ¿Y así nomás de la nada te lo vas a quedar tiempo completo?”

“Eso fue nada más mientras intentaba hacerme de un nombre -”

“¿Crees que se va a acabar cuando estés en Londres?”

“Trina también se va a mudar a Londres, está dispuesta a -”

“¿Teresa?” comentó Draco con desdén. “¿Y cuánto tiempo va a durar? ¿Una semana?”

“Sabes perfectamente que tengo otras amistades en Londres,” dijo Kara. “Y tú estás allá cada quince días con Harry, ¿por qué no estarías allá con Ben también?”

“¡No vivo allá!”

“Bueno, quizá entonces esto te convenza de mudarte a Londres, cosa que he estado intentando hacer desde que -”

“¡No quiero! ¡Ni ahora ni nunca!”

Kara lo miró furiosa. “De acuerdo, ¿prefieres que compartamos a Ben de forma mensual? ¿Un mes conmigo y un mes contigo? ¿O semestralmente?”

“¿Estás loca? ¿Hacer que se cambie de ciudad cada mes? ¿O desarraigarlo de la escuela y amigos dos veces al año? ¡¿Qué diablos estás pensando?!”

“Mira, podemos solucionarlo,” razonó. Oh, diosa, sabía que esto sería difícil. Intentó calmarse mientras dejaba el tazón que había estado lavando y se secaba las manos. Tenía que hacer que él comprendiera su punto de vista. Tenía que comprender que estaba cansada de hacer las cosas así, había estado posponiendo lo de Londres durante muchos años y no era justo para su carrera quedarse para siempre en Dublín.

“Vamos, Draco,” le rogó. “Tengo que hacer esto. ¿Y no quieres estar cerca de Harry? ¿O no están funcionando las cosas con él?”

“No es eso,” dijo sombrío. “Pero no es por eso...”

Kara respiró profundo. “Necesito hacer las cosas mejor, ¿no puedes entenderlo?” comenzó nuevamente, consciente de que los niños y Harry estaban en la sala y que quizá podían escucharlo todo.

“Bueno, ¡yo tengo un trabajo aquí! ¡Tengo una vida aquí!”

“Enseñas, Draco,” señaló necia. “Sabes que podrías hacer las maletas y hacer que te contrataran en Londres en un abrir y cerrar de ojos. Yo voy a ser la que deje todo atrás, mi hogar, la tierra en donde nací -”

“Oh, no me salgas con eso,” se burló. “Te encanta estar en Inglaterra, allá eres exótica - te juro que cada vez que regresas tu acento es tan pronunciado que te oyes como un leprechaun.”

“Quizá eres feliz estancado en este -”

“¡Dublín no es un pueblucho, Kara! Por el amor de dios, es la ciudad más grande de -”

“¡De Irlanda! No es muy cosmopolita, ¿o sí?”

“¿Mamá?”

Kara tragó con dificultad, se percató de que los dos niños los estaban mirando desde la puerta de la cocina mientras Harry trataba de regresarlos a la sala.

“Ben, por favor, regresa, tu mamá y tu papá necesitan hablar...”

“¿Sabes?” dijo Draco molesto, “para ser alguien que está tan orgullosa de ser Irlandesa, no te ha costado nada de trabajo desechar tu preciosa tierra natal.”

Kara perdió los estribos, al diablo con los niños que los veían boquiabiertos.

“¡Y para ser alguien nacido y criado en Inglaterra, nunca dices nada para defenderla!”

“Y quizá tengo una buena maldita razón para ello, ¡¿Te has puesto a pensar en eso?!” gritó.

“¿Oh, sí? ¿Entonces, por qué no me iluminas?”

Draco jaló aire para replicar mordazmente, luego hizo una pausa inseguro.

“¿Cuál es?” preguntó Kara enojada y pudo ver que Ben y Alec se veían mutuamente y Harry se veía tenso. Frunció el ceño. “¿Lo sabe Ben?” Ben miró a Draco con los ojos muy abiertos y Kara se enojó aún más. “¿Se lo has contado a tu hijo de cinco años, pero no puedes decírselo a su madre?”

Draco sacudió la cabeza.

“¿Qué es? ¿Un tórrido romance que terminó mal? ¿Tu familia te desheredó? ¿Un pasado criminal?”

Draco se talló la frente.

“¿Y bien?”

“No,” dijo Harry en voz baja. “Así no.”

Kara entrecerró los ojos cuando un mensaje silencioso cruzó entre Draco y Harry.

“Así no, Draco, por favor,” repitió Harry.

Otro silencio largo.

“Tengo que hacerlo en algún momento,” dijo finalmente Draco.

“Draco...” Harry lo miraba preocupado, pero al ver la expresión decidida de Draco, asintió y se llevó a los niños a la sala sin grandes aspavientos.

Draco señaló la mesa de la cocina y Kara se sentó intrigada. ¿Qué diablos estaba pasando?

Draco respiró profundo. “De acuerdo, esto va a ser... interesante. Aunque no todo tendrá sentido.” Se guitó los lentes y los limpió. “Primero tengo que contarte algunos antecedentes.” Hizo una pausa para volverse a poner los lentes. “Y de hecho, dichos antecedentes quizá vayan a explicar algunas cosas extrañas que puedas haber notado sobre ciertos... accidentes que Ben ha estado teniendo últimamente.”

“¿Accidentes?” preguntó Kara completamente perdida. “¿Qué? ¿Se está volviendo a hacer del baño?”

“¿Qué?” Draco la miró fijamente perplejo, luego soltó una carcajada. “¡Oh! Oh, no, no es eso - no son ese tipo de accidentes.” Sonrió, movió la cabeza y luego su expresión se volvió seria otra vez. Se subió los lentes y Kara se dio
cuenta asombrada que estaba nervioso. Completamente trastornado, como nunca lo había visto. “Probablemente tuve que contarte esto desde hace mucho tiempo...”

“Oh, dios. Tienes un pasado criminal, ¿verdad? ¿Eres un fugitivo de las autoridades Inglesas?”

“No, no lo soy,” dijo firmemente. “Sin embargo.” Tragó con dificultad. “Estoy en libertad condicional.”

“¡¿Qué?!” Kara se levantó escandalizada.

“Maldición, déjame comenzar de nuevo.” Se sacó la batuta del bolsillo y la puso sobre la mesa, murmuró algo en voz baja y Kara sintió que una calma extraña se apoderaba de ella.
“Hay unas cuantas cosas que necesitas saber,” dijo llanamente mirándola a los ojos. “Sobre mí y sobre Ben. Y sobre la magia.”

**

Dos horas después, Kara entró caminando lentamente en la sala, se sentía mareada. Su mente daba vueltas debido a todo lo que le había dicho y mostrado, todo lo que había aprendido sobre Draco, y le daba más vueltas el hecho de que, de alguna forma, esto no la sorprendía tanto como debería hacerlo.

Draco también estaba en la sala mirando por la ventana pensativo, y Harry se puso atrás de él y le pasó una mano por la cintura recargándose sobre él. Draco movió un poco los hombros y Harry lo soltó.

Silencio. “No salió tan mal,” comentó Harry tentativamente.

“No. Qué curioso, la literatura sí me sirvió.”

“¿Literatura?”

“Cuando Los Muggles Necesitan Saberlo,” contestó ausente. “El oficial de libertad condicional que me lo dio cuando le expliqué sobre Ben, no podía dejar de sonreír burlón.”

“¿Entonces, tenías planeado esto?”

“Algo así. Una vez que Ben comenzó a hacer magia, supe que sólo era cuestión de tiempo. No hay muchas formas en las que puedas explicar todas las cosas que los niños hacen a esta edad...”

Harry asintió. “Lo ha tomado muy bien.”

“La hechicé.” Dijo Draco débilmente. “Claritius. Una especie de Confundus a la inversa, hace que las cosas sean claras y comprensibles, aún cuando desafíen el sentido común.”

“Tiene sentido,” dijo Harry desconcertado por el tono de Draco.

“¿Draco? ¿Estás bien?” preguntó Kara.

“Sí.” Respiró profundo mirándola. “Ahora entiendes por qué no me puedo mudar a Londres.”

Kara sacudió la cabeza, no sabía qué decir. Había tanto que quería hacer, tanto que necesitaba hacer, pero... iba a necesitar más tiempo para comprender completamente todo lo que Draco le había dicho hoy.

“Draco. Todo va a salir bien,” dijo Harry para reconfortarlo, extendiendo una mano hacia él.

“No, no es así,” una vez mas se alejó de él. “No va a salir bien.”

Kara y Harry intercambiaron una mirada preocupada.

“No va a estar bien. Nunca,” dijo Draco cansado. “Y no puedo seguir fingiendo que todo se va a solucionar de alguna manera.”

“¿A qué te refieres?”

Draco respiró profundo. “En diciembre me pediste que te diera más tiempo. En ese momento pensé... pero ahora...”

“Mira,” dijo Harry nervioso. “Si Kara se muda a Londres, ¿por qué no puede ser -?”

“Kara,” dijo Draco sosteniendo la mirada de Harry. “¿Puedes mantener a los niños ocupados?”

Kara tragó con dificultad y asintió, yendo hacia la habitación de Ben que estaba vacía. Pequeños traviesos, ¿en dónde -? Luego los escuchó platicando animadamente en el baño.

“El mío es mucho más pequeño,” decía Alec.

“No es cierto. El mío sí lo es,” replicó Ben.

“Pero el tuyo sale muy fácil.”

“Pero eso es porque tengo la panza plana. ¡Hey! ¡El tuyo tiene pecas!”

Kara se asomó por la puerta y reprimió una risita. Ben y Alec estaban haciendo pipí juntos y comparaban muy serios sus penes.

“¿Toda tu familia tiene pecas?”

“Sí, toda. Menos papi.”

“¿Sabías que algunos niños no tienen un pedacito de piel al final? Uno de los hijos de mi niñera lo tiene así. ¡Su pene no tiene una cubierta al final!”

“¿No se le enfría?”

Kara soltó una risita y los niños levantaron la mirada, terminaron de hacer pipí y se dirigieron a la sala.

“Niños, vamos a jugar un rato en la recámara,” dijo llevándolos a la habitación de Ben. “Creo que tu pa’ necesita platicar un poco más con Harry. Será mejor que los dejemos solos mientras platican.”

“¿Podemos cantar la canción que estábamos cantando con tu coro?” preguntó Alec. Ben hizo un gesto de fastidio, habitualmente no le entusiasmaba mucho la música, pero aún así cantaba.

“¿Shenandoah?” preguntó Kara.

“¡Sí!”

Después de repetir dos veces Shenandoah y luego tres veces Campos de Athenry, Kara no pudo aguantarse más y decidió ir a ver a Harry y a Draco. Se acercó con cuidado a la cocina, deteniéndose cuando las voces se hicieron más fuertes. Pero no eran gritos. Hasta el momento no había habido gritos.

“... te lo dije, Molly puede buscar a todos los hombres disponibles y guapos que quiera para que se ‘aparezcan’ cada vez que vamos a cenar a la Madriguera, eso no quiere decir que aceptaré la oferta. Y te dije que si querías que Alec y yo pasáramos la Navidad contigo y con Ben, estaba dispuesto a -”

“Ese no es el punto. El punto es que tu familia nunca me aceptará, al igual que el mundo mágico. Es hora de aceptarlo.”

“¿Qué estás diciendo?” preguntó Harry en voz baja.

“Estoy diciendo lo que debí haber dicho en mayo. Lo que ambos debimos haber dicho en mayo.”

“No estás hablando en serio.”

“Como no te imaginas.” Respiró profundo. “Tenías razón. Tengo que decidir.”

Kara se alarmó y entró en la cocina. Harry estaba pálido, Draco decidido y ninguno de los dos se percató de su presencia. Los sonidos de fondo de los niños jugando parecían completamente alejados del mundo en el que estaban ahora.

“Soy parte de este mundo, Harry,” dijo Draco con voz tensa. “Me he conseguido una vida para mí y para Ben aquí. Soy un maestro respetado. La gente conoce mi nombre y no los hace estremecerse ni odiarme. No saben lo que esto significa,” dijo desnudando el antebrazo con el tatuaje de la serpiente y la calavera. Lo observó desapasionadamente, luego miró a Harry. “Ni siquiera puedes verlo.”

Harry se acercó y le tomó la mano mirando el tatuaje que Kara siempre había pensado que era feo como el pecado, antes de siquiera sospechar lo que significaba. “Sí puedo. Pero creí que tu no querías que lo viera. Pero sí puedo,” dijo trazándolo con gentileza con los dedos. “Es parte de ti. Sé que lo odias y yo también lo odio. Pero es parte de ti. Es parte de lo que te hizo quien eres ahora. Y quien eres ahora... vale mil veces que cualquier Marca. Quien eres ahora vale demasiado. Para mí.”

Draco se alejó.

“Por favor, no hagas esto,” dijo Harry en voz baja.

“Tengo que.”

Kara habló desde la puerta de la cocina con la boca seca. “Draco, no puedes hacerlo. No puedes hacerle esto a Ben.”

Draco puso los ojos en blanco. “Tú se lo haces cada quince días, Kara.”

“No se encariña con las chicas con las que salgo. Me aseguro de ello.”

“¿Quieres que deje que se encariñe más con Harry?” preguntó Draco llanamente. “¿Qué salga más lastimado cuando finalmente terminemos? Porque vamos a terminar, tarde o temprano.”

“Sólo tienes que darle más tiempo,” dijo Kara.

Harry se aclaró la garganta. “Kara... lo hemos intentado durante ocho meses,” dijo lentamente. “Si no va a funcionar, será mejor que lo enfrentemos y lo terminemos ahora.”

Kara los miró fijamente. Parecía irreal. Se suponía que una ruptura involucraba gritos, llanto y puertas azotándose. No esta despedida tranquila, derrotada y triste. “Así no funcionan las cosas,” dijo lentamente.

“¿No?”

“Se supone que debe de haber gritos,” dijo. “Tienen que aventar cosas. Romper las tazas.”

“Ya nos hemos gritado,” dijo Harry vacío. “Los últimos meses...” se interrumpió y suspiró tallándose los ojos por debajo de los lentes. “¿Vamos a... qué quieres decirle a los niños?”

Draco se pasó una mano por el cabello. “No lo sé.”

“Íbamos a... todavía está lo del partido de Quidditch en el cumpleaños de Ben.”

“Y el puesto de Beltane,” dijo Draco.

“Eso lo podemos hacer por e-mail,” dijo Harry. “¿A menos que quieras que uno de los dos renuncie? Todavía hay
tiempo para que cuentren un reemplazo.”

“Quizá.” Draco se encogió de hombros. “Yo me quedaré si quieres renunciar tú.”

“Yo... ya lo solucionaremos. Y yo llevaré a los niños al partido,” dijo Harry. “Ben lo ha esperado con ansia. No tenemos que - puedes pasar a dejarlo a mi casa. No tenemos que vernos.”

Draco asintió. Hubo un largo silencio.

“Hace alguna diferencia el hecho de que yo te amo?” preguntó Harry en voz baja.

Draco lo miró fijamente. “Decir eso en este momento, te convierte en un maldito Slytherin.”

“No. Es la verdad. No lo digo para hacerte cambiar de opinión, porque probablemente tengas razón.” Dijo
pesadamente. “Sé que tienes razón. De cualquier forma, te amo.”

Draco tragó con dificultad. “No, no hace ninguna diferencia,” dijo finalmente en voz baja. “Yo...”

Harry negó con la cabeza rápidamente. “No. No... no digas nada.” Desvió la mirada. “Bien. Supongo que será mejor que me vaya.”

Draco desvió la mirada mientras Harry iba por Alec y permaneció en silencio mientras él y Alec se despedían de Ben.

“Adiós, Draco,” dijo Alec alegremente, dándole un abrazo y Draco lo abrazó fuertemente durante un largo momento antes de soltarlo, y no lo vio a los ojos cuando se despidió de él. Kara se preguntó cómo diablos le iba Harry a explicar esto a Alec, y por su expresión triste supo que él se estaba preguntando lo mismo. Luego Harry levantó a Alec y giró sobre sí mismo, desapareciendo con un suave pop.

Ver algo así debería ser mucho más alarmante, pensó Kara. Cualquiera que fuera el hechizo que Draco le había hecho cumplió su función increíblemente bien, porque lo único que sintió fue una vaga sorpresa.

Pero también, quizá la pena aplastante del momento opacaba todo lo demás.

Maldición, esto era mucho más deprimente que cualquiera de sus rupturas. Kara suspiró y se fue a la cocina. Sirvió un poco de ginebra a ella y a Draco, se la llevó a la sala en donde él estaba mirando por la ventana al vacío.

“Creo que llamaré a Teresa,” dijo ella entumecida después de haberse tomado su trago.

“Trina.”

“Trina.” Kara parpadeó. “Trina. Cuyo nombre ni siquiera yo puedo recordar bien.” Sacudió la cabeza. “Tú... tú tienes algo que yo nunca he tenido. Que quizá nunca tenga. Mucha gente nunca lo tendrá. Y lo estás dejando ir así como así. Es una herejía, eso es lo que es.”

“Basta, Kara,” dijo Draco cansado.

“¿Qué quieres? ¿Qué te diga que es mejor haber amado y perdido y toda esa sarta de tonterías?” Kara sacudió la cabeza tristemente. “La Diosa nos da amor, amor como el que tú y Harry tienen,” dijo. “No necesitaba decirte que te amaba, lo tiene escrito por todos lados. Y tú lo amas. Y lo estás tirando con ambas manos.”

“La Diosa también nos da hijos, Kara. Se supone que tenemos que hacer lo que sea bueno para ellos.”

“¿Crees que hacer lo correcto es terminar con alguien a quien Ben ve casi como un padre? ¿Hacer que durante un tiempo venga y vaya entre tres padres hasta que se acostumbre a ya no ver muy seguido a Harry y luego lo pierda para siempre? ¿Y qué hay de Alec?”

“¿Crees que es lo correcto arriesgarme a que vuelva a pasar lo que pasó en Agosto?” le preguntó Draco. “No entiendes lo famoso que es Harry. O lo infame que soy yo,” dijo amargamente. “Además, desde hace tiempo se veía venir esto. Lo mejor era... terminarlo de una vez.”

Kara sacudió la cabeza. “Esto está mal, Draco. Quizá no entienda todo lo que me explicaste, pero sí entiendo lo suficiente como para ver que no estás haciendo nada bien. Para ninguno de ustedes.”

“Yo tampoco sé si estoy haciendo bien las cosas. Lo que sí sé es que durante todo el tiempo que he estado con Harry me he sentido culpable.”

“¿Y por eso lastimas a los cuatro? ¿Por tu culpa?”

Draco se encogió de hombros. “Mejor ahora que después.” Salió de la habitación y Kara regresó torpemente a la cocina mirando los trastes sucios y deseando poder hacer magia también. Magia para mejorar las cosas, para eliminar el dolor que Ben iba a sentir... o al menos para hacer que Draco comprendiera que estaba equivocado.
Como no podía hacer magia, se conformó con el mejor segundo sustituto, así que levantó el teléfono y marcó un número. Esta noche necesitaba la calidez, gentileza y cualquier tipo de consuelo que le pudiera ofrecer alguien.

“¿Trina? Cariño, me preguntaba si ¿podrías regresar y pasar la noche aquí?”

**

N/A 1: Las canciones mencionadas en este capítulo son Shenandiah y Campos de Athenry. La letra y las descargas pueden ser encontradas en la página de lyrics.

N/A 2: scrtkpr señala que parece ser que furiosity utilizó la línea “Dios, los hombres pueden ser maliciosos” en su WiP hace unos días, pero sirve mencionar que no hay motivo para no usarla aquí puesto que escribí este capítulo antes de que ella subiera el suyo. Como ella lo dice: podrías decir que escribiste este capítulo hace un mes y que ha sido la culpa de tu deplorable beta el motivo por el que te has tardado tanto en subirlo... lol

Como de hecho scrtkpr es mi beta, y mi beta se tardó tanto porque estaba enterrada en casi dos metros de toneladas por su propia maravillosa historia, que creo que quitaremos el adjetivo ‘deplorable’ ;)

Capítulo 10
Capítulo 11

Apuesto a que más de una ya sospechaba lo que pasó, ¿verdad? y también apuesto a que varias fueron por los pañuelos, ¿cierto?

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