Brasas

Apr 30, 2010 20:03

Fandom: Harry Potter
Título: Brasas
Autora: Anna Fugazzi
Clasificación: M
Resumen: Secuela de Voluntarios, escrita para la comunidad de hdsbeltane.

Primero que nada una disculpa por haber tardado tanto en actualizar, pero es que una de nuestras integrantes tuvo unos problemas de salud bastante serio. Ahora que ya está todo arreglado, continuaremos con nuestra historia, ¡a leer!


Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7

BRASAS

Capítulo 8

Nota de la Autora: ok, finalmente llegamos a Diciembre de Brasas, la secuela de Voluntarios (fic escrito para hdsbeltane). Unas gracias enormes a scrtkpr por haberse esforzado mas allá de lo necesario con este capítulo, ejerciendo su deber de beta con estilo y por complacer mis necesidades ;)
¡Y gracias a tara,justmine25, Ice’is Blue y RRW por sus comentarios!

Fecha: 12 de Diciembre
De: hjpottergringotts.wz
Para: malfoydglobalcafe.ie
Parece ser que sólo iré yo al concierto de este domingo. Ron dice que te rompas una pierna.

Fecha: 13 de Diciembre
De: malfoydglobalcafe.ie
Para: hjpottergringotts.wz
¿Literal o figurativamente?

Fecha: 14 de Diciembre
De: hjpottergringotts.wz
Para: malfoydglobalcafe.ie
En sentido figurado. Lo está intentando.

***

Harry gimió echando la cabeza hacia atrás. “Detente, estoy muy cerca,” jadeó y Draco lo lamió una última vez antes de subir para besarlo fervientemente. Se alejó respirando con dificultad, luego le sonrió a Harry mientras tomaba el lubricante y se lo aplicaba teniendo cuidado de no estimularlo aún más. Harry cerró los ojos mientras Draco se colocaba en posición y lo guiaba dentro de él. Harry le cubrió la boca con la mano, se mordió y trató de concentrarse en algo, lo que fuera, con tal de mantener a raya la necesidad casi abrumadora de correrse.

“¿Estás bien?” preguntó Draco riendo por lo bajo.

“Sí,” murmuró Harry. “Pero... oh, nohagaseso,” jadeó cuando Draco apretó los músculos a su alrededor. “Dios, no hagas eso a menos que quieras que haga el ridículo.”

Draco se rió. “No, por muy divertido que pueda resultar, me gustaría obtener algo de esta exper - oh,” jadeó cuando Harry se movió dentro de él y tocó el punto mágico.

“Mmm, ¿decías?” sonrió burlón cuando Draco gruñó arqueando la espalda completamente perdido.

“¿Qué fue eso?” movió las caderas lentamente.

Draco se mordió el labio echando la cabeza para atrás. “Dios, hablando de hacer el ridículo...” gimió.

Harry lo embistió lentamente, observándolo cerrar los párpados y entreabrir la boca, sintiendo cómo sus dedos le apretaban los hombros jalándolo hasta quedar sentado para abrazarlo.

“Por favor... dios, por favor, más... fuerte...”

Joder, ese susurro fue increíblemente sexy, pues Draco perdió esa fría lejanía e indiferencia que siempre utilizaba durante el día, para convertirse en un manojo de necesidad, deseo y sensación.

Baja el ritmo, haz que esto dure...

Harry rompió el beso para descansar la cabeza sobre el hombro de Draco, respirando rápidamente y lo tocó suavemente.

“¿Ya terminas?” murmuró Draco y Harry asintió. Se recostaron y Draco se puso de espaldas, Harry se acomodó y volvió a hundirse en él. Harry respiró entrecortadamente cuando el calor del otro lo envolvió y se dio cuenta de que ya no había necesidad de ir despacio - y tampoco había forma de hacerlo, porque Draco estaba acelerando sus movimientos, lo tenía rodeado con las piernas, la cabeza atrás, con el cuello curvado, los ojos cerrados, jadeando su nombre. Apretándolo y liberándolo rítmicamente, alcanzando el clímax en silencio y Merlín, fue increíble y casi tan difícil de resistir como la ola de sensaciones que lo invadieron y gritó al vaciarse en una gran ola pulsante.

Luego todo terminó y se dejó caer jadeando sobre Draco, que lo tenía abrazado, con el cuerpo satisfecho después de ese revolcón tan espectacular. Se inclinó para capturar los labios de Draco con los suyos. Mientras se retiraba lentamente de él, le depositó besos fugaces en la mejilla, a lo largo del cuello. Draco entrelazó los dedos en su cabello, bajó las manos a sus hombros para acercarlo más, sus labios se rozaron mientras se besaban gentilmente.

Era en momentos como estos que le costaba trabajo no darles voz a los sentimientos románticos que tenía dentro, cosas que no estaba seguro fueran reales o ciertas. Sentía demasiada ternura hacia Draco, una necesidad enorme de ofrecer y pedir mucho más que esto. Mandar al diablo al resto del mundo y permanecer juntos. Olvidar quiénes eran y de quiénes eran responsables, olvidar que había un mundo entero afuera de esta habitación que no los quería ver juntos, que no quería que fueran felices.

No, no afuera de esta habitación. Afuera de este departamento. Ben y Alec estarían demasiado felices de verlos pasar el resto de sus vidas juntos.

Y no era un mundo el que no los quería ver felices. Era un mundo el que no quería que Draco fuera feliz. Había una gran diferencia, aunque era difícil verla en momentos como éste.

Se volvieron a recostar, Harry le acariciaba la mejilla a Draco, descansando la cabeza sobre su hombro, suspirando mientras permanecían ahí acostados juntos, batallando para controlar la urgencia de decir cosas estúpidas. Cosas que sólo le había dicho a Ginny, cosas que probablemente no fueran adecuadas entre Draco y él.

“¿Qué pasa?” preguntó Draco divertido.

“¿Que pasa con qué?”

“Se escucha claramente el sonido de un Gryffindor pensando,” dijo Draco soltando una risita. “Es muy fuerte.”

Harry se rió.

“¿Y bien?”

“Nada,” dijo Harry sonriendo. “Sólo pensaba.”

“¿Qué?”

“Eh, por qué... parece ser que ahora te gusta ser pasivo,” dijo escogiendo un tema al azar. Aunque pensándolo bien, sí se había preguntado un poco al respecto.

“¿Por qué?”

“Nada, es que durante los primeros meses que estuvimos juntos asumí que siempre te gustaba ser activo, pero de pronto estuviste de acuerdo en cambiar. Me preguntaba el motivo.”

Draco se encogió de hombros. “No sé. Siempre me pregunté porque accediste a ser pasivo la primera vez que estuvimos juntos. No es algo que muchos hombres estarían dispuestos a hacer así como así.”

“No fue así como así,” señaló Harry. “Habíamos estado haciéndonos puñetas demasiado maldito tiempo, ¿recuerdas?”

“Intento no hacerlo,” dijo Draco secamente. “¿Ya habías querido hacerlo antes?”

“¿Te refieres a cuando estaba casado?” Harry frunció el ceño ligeramente. “No creo. Aunque estaba muy joven. Digo, quedé viudo a los veintiuno. Todavía estaba en esa etapa en la que el simple hecho de tener sexo es una experiencia maravillosa, por lo que creo que mis fantasías iban encaminadas hacia más de lo mismo.”

“¿Y después?”

“Eh,” de pronto, Harry se dio cuenta de que esta plática era mucho más íntima de lo que había pretendido. “Después... sí, supongo que sí, después de un tiempo, pero ya sabes, debido a las circunstancias... el único par de veces que estuve con un tipo muggle no hubieran sido...” se interrumpió pues no estaba seguro de cómo contestar la pregunta. O si tenía una respuesta. Porque ciertamente, sí había pensado mucho en lo que quería hacer con Draco, pero... era tan difícil de expresar los sentimientos que tenía, la necesidad de entregarse a él por completo, de lanzarse a lo desconocido. No había palabras para ello. No había palabras que no se oyeran estúpidas. Se aclaró la garganta.

“¿Qué me dices de la vez que tú lo hiciste?”

“¿Hice qué?”

“La primera vez que dejaste que alguien más...” dijo y comenzó a sonrojarse de manera inexplicable. Era una pregunta tonta, pero Draco había admitido alguna vez haberse sentido aterrorizado de los muggles antes de terminar viviendo entre ellos. De alguna forma Harry no podía imaginárselo teniendo tanta intimidad con alguno como para dejar que el otro fuera el activo.

“¿La primera vez que fui pasivo?” preguntó Draco, su voz era curiosamente plana.

Harry se encogió de hombros. “No tienes que decirme, sólo me lo preguntaba. Se necesita tener confianza en el otro, eso es todo.”

“Tú estuviste ahí.”

“¿En dónde?”

“En mi primera vez.”

Harry se alejó un poco. “¿Por qué diablos no me lo dijiste? ¿Te lastimé?”

“No, para nada,” contestó secamente. “Me trataste como si estuviera hecho de cristal.”

“Pero... ¿por qué no me...?”

“No quería que me tuvieras lástima. No quería.... sentir Azkaban. No sé qué mas, no recuerdo.” Draco se había puesto tenso entre sus brazos. “Y preferiría no seguir hablando de esto, gracias,” dijo sentándose. “Ya deberíamos levantarnos.”

Harry reprimió un suspiro. No cambiaba nada. Draco, Azkaban, pesadillas, cambios inesperados de humor, problemas inesperados que con frecuencia lo hacían retraerse, que sus labios se volvieran una línea delgada y tensa. Y en medio de todo eso, ni una maldita palabra. “No fue un día de campo.”

“No tan divertido como te lo podría hacer creer la propaganda.” Nunca lo dejaba entrar realmente. Había disfrutado particularmente la última semana, ya que se aproximaba el fin de la prohibición para hacer magia de Draco.

Harry se sentó y se pasó una mano por el cabello, pensando en cortárselo. Le encantaba cuando Draco deslizaba las manos por él, pero en este momento era un dolor puesto que ya le llegaba a meda espalda. Miró a Draco. “¿Te vas a dejar la barba después de que te regresen la varita?”

Draco hizo una mueca. “Para nada. En el momento en que pueda hacerme el glamour, la barba se va.”

“A mí no me molesta.”

“Pero a mí sí.” El tono de su voz decía claramente ‘No quiero hablar de esto’, y Harry no supo con certeza si se refería a que no le gustaba como se le veía la barba o al hecho de que era un recordatorio de que no podía hacer magia.

Volvió a suspirar, volteó a ver el reloj y frunció el ceño. Las siete en punto. “”Me gustaría que tu varita llegara aquí. se supone que la prohibición terminaría a media noche, ¿no?”

“Terminará cuando deba de terminar,” contestó bruscamente.

Harry soltó el aire. “Estoy tratando de ayudar, ¿sabes? No sé que hice mal esta vez, pero con un demonio, estoy tratando de ayudar, y no estás facilitando las cosas.”

“¿Entonces qué debo de hacer para facilitarlas?” Preguntó irritado.

“Hablar conmigo de vez en cuando sería agradable.”

“¿De qué?”

“¡No sé qué significa todo esto para ti, Draco!” se talló la frente frustrado. “Sé que Azkaban estuvo mal, me imagino que debió dolerte que te restregaran de esa forma tu pasado, pero por el amor de dios, nunca dices nada -”

“No soy una mujer, yo no -”

“Por Dios, Draco, ¡yo tampoco soy una mujer! No te estoy pidiendo que me des una lista detallada de todo lo que sientes. Sólo que me des alguna señal para no empeorar las cosas.”

“No me gusta mucho hablar de nada de esto,” contestó tenso. “Logré no hablar de ello con mi hijo el tiempo suficiente.”

“Bueno, lograste pasar por ello de alguna manera.”

“No tendría que haberlo hecho si -” se interrumpió desviando la mirada. Hubo un silencio largo.

“Si no hubieras estado conmigo,” terminó Harry por él.

“¿Cómo crees que me siento al pagar por cosas que hice cuando tenía dieciséis?” preguntó Draco en voz baja. “Estaba haciendo lo que me habían enseñado a hacer, creyendo en lo que me habían enseñado a creer. Y tenía dieciséis,” susurró. “Dieciséis malditos años. ¿Qué diablos sabía yo?”

A Harry se le encogió el estómago. El también había tenido dieciséis años. Y había tomado decisiones muy diferentes.

Draco añadió con amargura, como si le hubiera leído la mente. “Ya lo sé. No es excusa.”

“Estabas intentando proteger a las personas que amabas. Por algo que tú hiciste.”

“Y no me importó a quien puse en peligro al hacerlo.”

Harry tragó con dificultad, le vinieron a la mente imágenes bastante vívidas de Katie Bell en el aire, Ron tomando el hidromiel envenenado, la cara masacrada de Bill Weasley.”

“Y ahora aquí estamos diez años después,” dijo vacío. “Y sigo poniendo a las personas en peligro. Incluyendo a mi hijo.”

“Hay gente que diría lo mismo de mí, por lo que le estoy haciendo a Alec al permitir que entres en nuestras vidas. No tengo por qué creerles.”

Draco desvió la mirada. “¿Y qué cuando esto salga a la luz? Porque eventualmente saldrá a la luz. Y cuando así sea, ¿qué -?”

“Estaré contigo,” lo interrumpió Harry.

Draco rió cínicamente. “Oh sí.”

“Tú y Ben son... tú me lo dijiste en mayo, que no querías que hiciera esto por algún capricho y yo te dije que no lo era.”

“Tampoco es un capricho para mí,” dijo Draco en voz baja.

“Entonces confía en mí. Por favor.” La expresión de Draco era indescifrable. “Ya sé, confiaste en mi cuando te dije que no habría problema en Bridgid’s Cross y no fue así, y no puedo pedirte que confíes en mi sobre lo de la publicidad. Pero...por favor confía en mí en que todavía estaré ahí cuando todo se calme y los periódicos tengan un nuevo escándalo de qué hablar.”

“¿Mandarías al diablo a todo el mundo mágico por mí?” soltó una risita cínica. “Es un poco difícil de creer cuando ni siquiera puedes contárselo a tus parientes políticos.”

Harry soltó el aire poniéndose a la defensiva. “Es diferente.”

“Por supuesto.”

“No lo entiendes. Los Weasley... no lo comprendes.”

Y era así. Y Harry no podía explicarlo realmente, explicar las imágenes que pasaron por su cabeza cuando pensó en ellos.

Arthur caminando con Alec durante horas para que Harry pudiera descansar. Fleur cantándole suavemente en francés. Ron, Hermione y Percy a su lado mientras los padres expertos les enseñaban a cambiar pañales y cómo sacarle el aire a un bebé. A Percy organizando un horario para cuidar de Alec, manteniendo a la prensa lejos de ellos como un león defendiendo a sus cachorros. Y todo ello sin hacer grandes aspavientos, algo demasiado inusual en las reuniones de los Weasley.

Todos estuvieron ahí cuando Harry necesitaba derrumbarse, observándolo preocupados con ojos enrojecidos. Nunca le hizo confidencias a ninguno de ellos - no habría sabido cómo - pero le habían significado mucho más de lo que podía expresar gestos tales como el pañuelo ofrecido silenciosamente por Bill o la pregunta algo tosca de Fred, “¿Todo va bien, compañero?” mientras Harry se esforzaba por lidiar con oleadas de pena.

En medio de la desesperación y congoja de ese tiempo, los Weasley habían cerrado filas a su alrededor. Y no sólo durante los primeros meses; si no que habían estado ahí durante toda la vida de Alec, amándolo aunque no podían entenderlo para nada. ¿Cómo le podía expresar a Draco lo que eso había significado para él?

Molly limpiándose las lágrimas mientras hacía los sonidos de una escoba al volar con una cuchara llena de comida de bebé para llevársela a la boca a Alec.

El día que George lo encontró cargando a Alec como un zombie con lágrimas cayéndole por el rostro incapaz de responder al llanto del niño, y lo cargó para darle de comer para darle a Harry la oportunidad de serenarse.

Sacó esos recuerdos de su mente.

“Mira. Tú... tú dijiste que yo no te escogería por encima de ellos y fue lo mismo que yo dije en Julio, cuando Fred les reveló nuestra relación. Pero ahora...”

“¿Sí?” Draco enarcó una ceja fríamente.

“Sí lo haría.”

Draco soltó una risita de incredulidad. “¿En serio? ¿Los desafiarías? ¿A tu familia adoptiva?”

“Nadie que realmente se preocupe por mí me lo pediría, y Alec seguiría siendo bien recibido. Para unos podría ser un poco incómodo, pero no - no es lo mismo que en mayo o en julio.”

“Qué conmovedor.”

“Mira, ellos me importan mucho, ¿sí? Los desprecias como si simplemente estuviera anteponiendo a mi ex familia política, pero ellos... ellos estuvieron ahí para mí cuando más los necesité. Cuando Alec era un bebé... no lo entenderías.”

“¿No entendería lo que es estar solo con un bebé?”

“No es eso. Ginny murió, ¿no lo entiendes? Creí que envejeceríamos juntos, que tendríamos muchos niños, pero de pronto se había ido. Me dolió como ninguna otra cosa. Y ellos... estaban destrozados, ella era su bebé, la única mujer - Molly lloró todos los días durante meses - pero hicieron a un lado su dolor por ayudarme, y nunca me culparon por lo que pasó.

“Los padres de Ginny me recibieron en su casa por semanas. Ron y Hermione prácticamente se vinieron a vivir a mi departamento después. Fleur y Anne lo amamantaron. Y Fred y George... no sabes lo difícil que fue para ellos. Ginny era su favorita. Nunca he visto a George tan devastado, y Fred - la única vez que lo he visto peor fue cuando George estuvo en San Mungo. Pero lo sacaban todo el tiempo, jugaban con él y se aseguraron de que creciera escuchando risas aun cuando no se sentían con mucho ánimo ellos mismos. ¿Crees que habría mandado al diablo todo eso cuando sólo teníamos juntos dos meses? ¿Especialmente cuando ni siquiera querías que nadie se enterara de lo nuestro?”

La expresión de Draco seguía siendo dura y cerrada. “¿Estás diciendo que ahora me escogerías por encima de estos santos a quienes llamas familia?”

“Yo -es que -” Harry soltó el aliento frustrado. No hacía más de cinco minutos, habían estado tan conectados como nunca se había sentido con nadie. Como si pudieran tocarse el alma. Y ahora...

Cuando se abrazaban y se movían juntos, cuando se trataba solamente sobre el sexo era endiabladamente fantástico. Cuando se tratada solamente sobre los niños y ellos, también era maravilloso, en todos los sentidos que quería.

Pero cuando entraba el resto del mundo...

“¿Qué preferirías que hiciera? ¿Qué los rechazara a todos? ¿Con eso te bastaría? No podría vivir con el cargo de consciencia de haberle hecho eso a mi hijo.”

“Y yo no creo poder vivir con el cargo de consciencia de lo que le estoy haciendo a mi propio hijo.”

Harry lo miró sin comprender.

“¿Viste cómo lo miró esa mujer en Brigid’s Corss? Cada día que paso contigo amplía la posibilidad de que seré expuesto, por lo tanto también lo estará él y -”

“Fred dijo que no -”

“Él no es el único - quizá es que no quiero poner a mi hijo en peligro, ¿has pensado en ello?”

“¡Quizá sólo estás buscando excusas para terminar esto!” escupió Harry. “Mira, estés conmigo o no, si dejas a Ben cerca del mundo mágico, algún día estará en peligro. Tienes que decidir si Ben es un muggle o un mago - si tu eres un muggle o un mago. Y si decides que ambos sean magos, tendrás que enfrentarte a eso y estar consciente de que él también tendrá que vivir con ello. Este también es tu mundo.” Hizo una pausa para serenarse. “Además, soy un rompedor de maldiciones, y uno muy bueno. También Bill. Sabes que ya se ha puesto a trabajar en cosas para Ben -”

“¿Para que puedan protegerlo ustedes dos solos?”

“Y los Aurores tienen que protegerte, y tienes el amuleto con forma de ciervo, ambos tienen protecciones anti-venganza e incluso para las venganzas no mágicas-”

“Ninguno de ellos detiene las palabras, ¿o sí? Cualquier tipo de daño físico y -”

“¿Qué esperabas? ¿Quieres mantener escondido a Ben hasta que tenga que ir a Hogwarts? ¿Crees que le va a costar menos trabajo lidiar con esto durante su primer año de escuela? Tarde o temprano va a tener que enfrentarlo. El hecho de que esté yo contigo complica más las cosas, pero -“

Draco frunció el ceño sombrío. “Más bien, lo arruina todo.”

“¡Estás exagerando, Draco! Sí, probablemente será difícil para él si algo de esto sale a la luz, pero estás exagerando -“

“¿En serio? ¿Ante qué? ¿Ante la idea de ver mi nombre y cara en los periódicos? ¿A que me traten peor que escoria?”

“Mira -“

“¿A que alguien vuelva a amenazar a Ben, o a regresar a Azkaban? ¿A estar ahí sentado durante varios días preguntándome si volveré a salir, igual que la última vez?”

“Un momento, ¡¿qué?!” Harry levantó las cejas. “¡Dictaron tu sentencia cerca de una hora después de te llevaran!”

“Bueno, nadie se molestó en informarme,” replicó Draco amargamente. “No sabía si iba a volver a ver a Ben si no hasta que me transfirieron a Azkaban tres días después.”

“¿Por qué no me lo dijiste?”

“¿Que querías saber? ¿Que era humillante estar ahí? ¿Solo durante horas, sin tener un trapo que vestir, mientras decidían dónde ponerme? ¿Que me sentí impotente y aterrado por Ben? ¿Que no podía hacer otra cosa más que tratar de no volverme loco y repetirme a mí mismo que saldría algún día?”

“No lo sabía -“

“¡Cállate! ¿Quieres que me abra? ¿Quieres saber exactamente ante qué estoy ‘exagerando’?” lo miró furioso. “No lo sé, Harry, es difícil de explicar. Quizá sea el hecho de sentirme como un maldito Squib, otra vez. O quizá sea el hecho que tuve que describir detalladamente cada encuentro sexual que hemos tenido, porque el Auror que me interrogó decidió humillarme y yo no pude detenerlo. Quizá sea el hecho de que mi hijo tuvo que perder su primer recuerdo de un lugar mágico, porque un niño de cinco años no debería tener que ver que a su padre se lo llevan de esa forma. Quizá sea el hecho de que puede volver a pasar en cualquier momento. Quizá sea el hecho de ver a esa bruja mirar a Ben como si él fuera basura.” Se detuvo mordiéndose el labio y desviando la mirada. “¡Quizá sea el hecho de haber estado sentado en esa maldita celda durante seis semanas creyendo que me lo merecía porque tomé las decisiones incorrectas y escuché a mis padres y seguí a ese bastardo cuando no debería haberlo hecho, puse a Ben en peligro porque quería regresar al mundo mágico y sí me lo merecía! Quizá sea el hecho de pensar que siempre tendré que lidiar con mi maldito pasado - para luego recordar que hay muchas personas que nunca superarán lo que les hicieron los míos. Bill Weasley nunca recuperará su cara, George Weasley nunca recuperará del todo el habla ni la vista - diablos, Alec nunca tendrá una madre y tú nunca recuperarás a tu esposa y todos ustedes tienen que vivir con esa mierda cuando ninguno hizo algo malo, entonces, ¿por qué ando lloriqueando porque me hayan escupido?” hizo una pausa, respiraba con dificultad. “¿Quieres oír más?”

“Draco,” dijo Harry débilmente, su mente daba vueltas. “Yo - tú sabes que te ayudaría sin importar lo que pasara; ya lo he hecho cuando -“

“¿Crees que yo quiero que pase eso otra vez? Crees que es fácil tener que agradecerte que me pagaras la renta, que cuidaras a mi hijo -“

“No espero que estés agradecido - tú harías lo mismo por mí.”

“Pero no tengo que hacerlo, ¿o sí?”

“Eso no -“

“¿Papi?”

Harry y Draco se paralizaron.

“Papi -“

“Es - está bien todo, Alec,” gritó Harry, el corazón le dio un vuelco mientras invocaba una camisa. Draco le hizo un gesto desdeñoso y se dirigió a la puerta.

“Está bien, Alec,” dijo con voz tranquila mientras se ponía un par de shorts. “¿Quieres que te vuelva a acostar?”

“Ya... es de mañana,” dijo Alec tímidamente.

Draco abrió la puerta. “Entonces, te ayudaré a vestirte, ¿de acuerdo?”

“¿Estaban peleando?” preguntó Alec mirando a Harry.

“Ya no, no te preocupes,” dijo Draco gentilmente. “Vamos pequeño, vamos a vestirte.”

Harry se recostó boca arriba su mente seguía repasando una y otra vez la misma pista, que solía aparecer con demasiada frecuencia en estos días. Cada vez eran más frecuentes las discusiones, los ataques más pronunciados. Y las cosas que acababa de decir Draco... se preguntó cuánto tiempo llevaría reprimiéndolo, cuántas revelaciones desagradables más tendría. Le echó un vistazo al retrato de Ginny y no pudo evitar sentir que ella lo miraba con reproche.

Levantó la mirada cuando Draco regresó a la habitación para ponerse sus pantalones y camiseta evitando decididamente mirarlo.

Se levantó, se acercó a él y le puso una mano en el hombro. Draco se tensó, pero no volteó a mirarlo.

“¿Ya terminamos?”

“Alec ya se levantó,” dijo Draco con voz tensa. “No podemos hablar ahora.”

“Lo sé. Pero, ¿ya hemos...?” de pronto, Harry se percató de que la pregunta se podía interpretar de dos formas. Asimismo se percató de que no sabía en realidad a cuál se había referido.

La expresión de Draco era cerrada.

“Por favor sólo dame más tiempo.”

Los ojos de Draco se encontraron con los suyos. “Más tiempo, ¿para qué?”

Harry sacudió la cabeza impotente. “Sólo... más tiempo. Sólo dame más tiempo. Por favor.” Odiaba escucharse tan necesitado y débil, no tener la más remota idea de cómo arreglar esto, y no poder tener otra cosa que la esperanza de más tiempo prestado.



Continuación

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