Autor: yvarlcris
Título: Giro inesperado
Fandom: Hawaii 5.0
Pareja: Steve/Danny
Categoría: Angst.
Advertencias/Spoilers: Slash/Ninguno… Bueno... salvo las muertes de algunos personajes secundarios
Resumen: Steve y Danny tienen que afrontar adversidades y parece que nunca podrán ser felices. ¿Lo conseguirán? SLASH
Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Kate estaba sentada en uno de los bancos del parque mientras sus ojos recorrían sus alrededores, esperando que en cualquier momento apareciese lo que buscaba.
Allí estaba. El atractivo y adorable padre que acudía allí con su encantador hijo pequeño.
Hoy parecía distraído, como si en su cabeza hubiese demasiadas cosas. Y no prestaba mucha atención a lo que sucedía a su alrededor. Tampoco es que fuese novedoso que el hombre no se percatase de la cantidad de mujeres que se solía agolpar a su alrededor como aves de rapiña, y es que no hay nada que guste más a las mujeres que un hombre cariñoso con los niños.
Kate había convertido esos acontecimientos en su pasatiempo favorito, mil veces más divertido que los documentales sobre animales que su marido solía poner en la televisión cuando quería dormir la siesta.
Algunas hacían que sintiese la necesidad extrema de acercarse a él y pedirle perdón por el vergonzoso comportamiento de sus congéneres.
Una de ellas, una pelirroja supuestamente divorciada que, ante la aparición del hombre había decidido cambiar su habitual ropa deportiva por algo con un poco menos de tela y unos tacones de aguja que le resultaban muy útiles a la hora de salir corriendo detrás de su pequeño terremoto de cuatro años, se levantó disimuladamente- o al menos ella creía que así era, la pobre- y se acercó al banco que éste ocupaba.
Le detuvo una mirada feral reflejada en unos intensos ojos azules.
Kate inclinó la cabeza con una expresión entre divertida y asombrada: esto se ponía interesante por momentos.
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-¿Qué haces aquí?- preguntó Danny sin despegar la vista de Charles, quien correteaba feliz de un lado a otro.
-Necesito que me escuches, Danny. Luego, si quieres, me iré.
Ese era precisamente el problema, se dijo el detective, que no quería que se fuese y, a la vez, quería que le dejase en paz.
-Steve…
-Por favor, Danny.
“No le mires a la cara. No le mires a la cara” le decía su mente sabiendo de antemano lo que iba a ocurrir. Pero Danny no pudo evitarlo y pronto se encontró con la mirada desesperada y perdida de Mcgarrett, una mirada que hacía que el frío hielo que se había instalado en su corazón se derritiese un poco. Sacudió la cabeza, no iba a sucumbir a una mirada de cachorrito. Se incorporó.
-¡Charles! Nos vamos- luego se volvió hacia Steve y le hizo un gesto- Hablemos. Pero no aquí. Vamos.
Charles llegó corriendo y se detuvo al ver al marine. Lo estudió con detenimiento.
-Este es el señor al que le pegaste, Danno.
-El mismo- le contestó Danny con dulzura mientras agarraba su manita y comenzaba a caminar hacia el coche. Abrió la puerta trasera para acomodar al niño en su sillita.
-¿Un Ford? ¿Qué ha pasado con el Camaro?
El rubio levantó la cabeza del asiento después de asegurarse de que Charles iba bien atado y le miró con dureza.
-¿En serio? ¿De verdad es eso lo que te interesa saber? ¿Es eso lo que se te ocurre decirme ahora?
-No. Simplemente, es que… te gustaba tanto aquel coche…
-Ese coche era un lastre, me costaba una fortuna traerlo desde Hawaii, no era cómodo para viajar con dos niños y sólo me…- el rubio se detuvo a tiempo. “Sólo me recuerda a ti” era lo que había estado a punto de reconocer. Intentó cambiar de expresión, como insinuando que merecía la pena continuar con ese tema-. Vamos, tengo cosas que hacer.
Steve supo que su ex compañero iba a decir algo más sobre el coche, no hacía falta ser muy listo para saber que tenía que ver con la habitual costumbre suya de conducir aquel vehículo. Sintió una punzada de dolor al comprobar hasta qué punto había herido al rubio. Se sentó en silencio mientras Danny guardaba las cosas de Charles en el maletero.
-Debiste haber hecho algo muy feo para que mi papi te haya golpeado así- dijo el pequeño con expresión seria. El SEAL se giró
-Mucho- fue lo único que respondió antes de que el detective entrase en el vehículo. Se removió inquieto en el asiento, tenía miles de cosas que quería decir y, sin embargo, no sabía por dónde empezar.
-Te busqué en New Jersey
-No estaba allí
-Lo sé pero, ¿por qué?
-Necesitaba empezar de cero, Steve. Estuve una temporada pero hay cosas que no le puedes ocultar a tu familia para siempre, así que decidí irme antes de que supieran que otra vez… - Danny se aclaró la garganta-. Y Grace se acordaba mucho de Rachel allí, así que nos mudamos al poco tiempo.
“¿Qué otra vez le habían destrozado el corazón? ¿Era eso lo que Danny temía que supiese su familia?” Steve se dio cuenta de lo hipócrita que había sido. Él, que había odiado a Rachel por haber apaleado al pobre Danny, había hecho lo mismo. Es más, él había sido peor, huyendo como un cobarde, aceptando una misión tras otra e incluso aceptando entrenar a un grupo de nuevos cadetes para evitar regresar a Hawaii y reencontrarse con esos azules ojos que tanto amaba. El hecho de que ahora, como en sus pesadillas, esos ojos le mirasen con tanto dolor, hacía que su interior se resquebrajase por completo. Con aquellas revelaciones, le resultaba más difícil aún abordar el tema.
-¿A qué has venido, Steve? Porque no creo que sea solo para preguntarme por qué he cambiado de coche o por qué no me he quedado en New Jersey.
-Tenía que decirte tantas cosas… Lo primero era pedirte perdón. Después de aquella noche en la que tú y yo nos…- Danny carraspeó y señaló la parte trasera con la mirada-. Después de aquella noche me comporté como un idiota.
-Cierto- asintió el rubio aliviado al ver que Charles continuaba enfrascado en la lucha entre su Tyrannosaurus Rex y una cebra- algún día le comentaría que era imposible que la cebra ganase, pero de momento era mejor dejarle jugar feliz-y no prestaba atención a la conversación de los adultos.
-Tenía miedo. De repente me di cuenta de que yo tenía demasiados enemigos, de que gente como Wo Fat podría ir a por ti, de que no podría soportar la idea de que algo malo te ocurriese por estar conmigo, de que te qu…
-Es la peor excusa que me han dado jamás- interrumpió el detective antes de que continuase. ¡Steve tenía que prestar más atención a lo que decía! No debía olvidar que en la parte de atrás había un niño. Y no un niño cualquiera, no, sino más bien un pequeño loro que no dudaría ni un segundo antes de contarle a cualquiera, en especial a la “tía” Charlotte, que el hombre al que papá había dado un puñetazo le había confesado sus sentimientos en el coche.
-Lo sé, pero es la verdad. Tú me conoces, nunca he estado atado a nada. Estaba en mis misiones sin preocuparme por nadie. Ni siquiera mantenía el contacto con mi padre o mi hermana. Todo aquello era nuevo para mí. Todo lo que se refiere a ti es nuevo para mí, Danny.
El detective cometió el error de desviar la mirada un segundo, el tiempo justo para ver la expresión atormentada del SEAL y sentir un torbellino de emociones en su interior. Buscó un sitio donde parar.
-Necesito tiempo, Steve. No puedes venir aquí y pretender que todo siga como si nada. Dame unos días.
Sin poder evitar que una chispita de esperanza anidase en su corazón, Steve asintió con avidez y, con manos temblorosas por la emoción, se quitó el cinturón de seguridad.
-¿Me llamarás? ¿Prefieres que sea yo quien lo haga? ¿Quedamos en un par de días en algún sitio?
En cualquier otra ocasión, hubiese sido divertido ver al SuperSeal balbuceando como un chiquillo. Ahora resultaba descorazonador, porque, ante esa mirada esperanzada y esa tímida sonrisa, Danny sabía que no tenía nada que hacer.
-Te llamaré yo.
-De acuerdo. Adiós, Danny, adiós Charles. Nos vemos pronto.
El Comandante pudo ver cómo el rubio suspiraba mientras se pasaba una mano por los cabellos justo antes de volver a encender el coche y marcharse.