Autor: yvarlcris
Título: Giro inesperado
Fandom: Hawaii 5.0
Pareja: Steve/Danny
Categoría: Angst, y supongo que un AU clarísimo.
Advertencias/Spoilers: Slash/Ninguno… Bueno... salvo las muertes de algunos personajes secundarios
Resumen: Steve y Danny tienen que afrontar adversidades y parece que nunca podrán ser felices. ¿Lo conseguirán? SLASH
Notas: Después de tantos fics con algo de comedia, me apetecía hacer algo más trágico. Espero que destielwinchi lo acepte como regalo mega atrasado de cumpleaños.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, si fuesen mío, esta serie dejaría de ser para todos los públicos y Steve y Danny serían incapaces de tener sus manos quietas… Seguro que hacían exámenes más que exhaustivos de las escenas del crimen (y los de la científica estarían hartos de encontrarse con su ADN por todas partes)
Betas: Mi querida bekadekerry, que ha decidido seguirme la corriente y betearme a pesar de las múltiples amenazas en forma de divertidos iconos del whatsapp…
Y mi amadísima Jenny_anderson, que me ha ayudado con varios aspectos de la trama y con el título (Pero ¿qué haría yo sin ti?)
Enlaces a otros capítulos:
Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo corto y más alegre, tengo que ir introduciendo a los nuevos personajes... aquí hay uno dedicado a las dos jennys más maravillosas de mi vida:
jenny_andersoncellyls Os quiero!!
Cuando Jennifer entró en el piso, Atreyu la recibió frotándose con pereza contra su pierna.
-¡Hola!- dijo la joven con una sonrisa que hacía que en sus mejillas apareciesen divertidos hoyuelos.
-Creo que no va a poder sobrevivir si consigues ese trabajo.- Le comentó Sheila, su compañera de piso, asomándose al pasillo.
-Pues va a tener que acostumbrarse- contestó la recién llegada con aire jovial alzando en sus brazos al gris felino y acariciándolo tras las orejas mientras se dirigía al salón. Sheila había preparado la mesa y servía la cena.
-Parece que ha ido bien, entonces.
-Sí. Al principio se mostró reacio a contratar a nadie. Me costó hacerle entender que todo investigador privado necesita alguien que trabaje con él.
-¿Ah, sí?
-Mantiene que no tiene tantos casos como para necesitar ayuda de nadie. Además, está el asunto del dinero, no está seguro de poder pagar mis honorarios.
-Aún no entiendo muy bien la situación, Jenny. A ver, el hombre no quiere trabajar con nadie y te dice que tendrá problemas para pagarte y ¿aún así quieres trabajar para él?. Debe ser un bombón.
Jennifer soltó una carcajada.
-Te mentiría si no admitiese que está bastante bien, pero realmente quiero trabajar con él porque necesito experiencia. Me han dicho que es bueno en lo que hace y no me vendrá mal algún ingreso extra de vez en cuando mientras acabo criminología. Además, siempre quise trabajar con un detective privado.
-Demasiada televisión en tu vida.
-Puede ser- sonrió su amiga-, pero me hace mucha ilusión.
Sheila sacudió la cabeza.
-Ciertamente debe estar muy bueno.
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Poco parecía haber cambiado en los dos años que habían transcurrido hasta que el Comandante Mcgarrett tuvo la posibilidad de regresar a la isla.
Su casa estaba vacía y abandonada. Debía haberlo esperado, aunque había mantenido la esperanza puesta en que los miembros de su Ohana se hubiesen encargado de cuidarla. Tal vez dos años eran demasiado tiempo.
Tras dejar las cosas y darse una reconfortante ducha, se dirigió a la sede del 5.0 para encontrarla igual de oscura y vacía que su casa. Un mal presentimiento le condujo al despacho del gobernador pero, de pronto, una voz en la calle atrajo su atención.
-Tienes que estar de broma, primo. ¿Otro más?
-Esta vez será un niño.
-¡Chin! ¡Kono!
Los dos primos se giraron sorprendidos al escuchar una voz que habían asumido que ya no volverían a oír. Kono se lanzó a abrazar al Comandante y, al separarse, le propinó una sonora bofetada. Chin, sonriendo, no hizo nada por detenerla.
-¿Por qué te fuiste sin decir nada? ¿Dónde has estado todo este tiempo?
Steve no tuvo tiempo de contestar, pues Chin le tendía la mano a modo de cordial saludo mientras su mirada daba a entender que, aunque no lo había manifestado de forma tan evidente como su prima, él también estaba descontento con la ausencia inesperada del joven Mcgarrett. Fue entonces cuando el Marine se percató del uniforme que ambos primos lucían.
-¿Policía de Honolulu? ¿Qué hacéis así vestidos? ¿Habéis vuelto al cuerpo? ¿Y el 5.0? ¿Y Danny?- una sombra recorrió el rostro de sus amigos y el SEAL sintió que sus piernas flaqueaban- Oh, Dios… no…
-Tranquilo, brah. Danny está bien- le aseguró Chin posando una mano sobre el hombro del recién llegado-. Será mejor que te lo expliquemos mientras tomamos un café- dijo mientras lo conducían hacia la cafetería que había al otro lado de la calle. Una vez allí, los primos le contaron todo lo que había pasado: la muerte de Rachel y Stan, la lucha por la custodia de los niños, la decisión del gobernador, la frialdad del departamento y, consecuentemente, el estado depresivo del rubio.
-No ayudó nada que te fueses tan de repente- añadió Kono a modo de reproche-. Cuando desapareciste parecía que te habías llevado una parte de su alma contigo.
El Comandante sintió una punzada de dolor en su pecho, sabiendo que, a pesar de que el comentario de la muchacha había sido completamente inocente, había más verdad en sus palabras de lo que ella creía.
-Santo Dios… Pobre Danny- murmuró sin poder creerse que todo aquello hubiese sucedido durante su ausencia. Que su amigo hubiese tenido que hacer frente a todo aquello él solo.
Sí. Chin y Kono estaban con él, pero él tendría que haber estado.
Aunque, teniendo en cuenta su comportamiento aquella última vez, lo más probable era que el detective no quisiese su ayuda.
-Todo se vino abajo, Steve- comentaba Chin-, y Danny no pudo más. Se fue.
-Esperábamos que volvieses pronto y que él regresase, pero supongo que ya ha pasado demasiado tiempo.
“Efectivamente. Demasiado” se dijo el SEAL notando cómo las garras de la amargura se cerraban sobre su corazón.