Titulo Fanfic: Just Dance
Autor/a:
linnafishingFandom: EXO
Personajes: Kai/D.O. (Kaisoo)
Capítulo: 10 / 11
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9Género: Romance, drama.
Palabras: ~9100
Advertencia: Smut (D'':)
n/a: Me quise demorar sólo dos semanas, pero... nunca más confiaré en mi ):. ¡Dios mio! ¡Qué difícil es la vida! ~ es lo que diré, y espero que sepan a qué me refiero XD. safasfasfasfa. Por favor sepan disculpar los errores de ortografía y otros.
Azuka, eres muy cargante XD.
Los siguientes segundos sucedieron como en ralentí, dándole más tiempo para agonizar a su miserable suerte. Fueron eternos. Aquello nunca debió salir a la luz, porque ya no importaba. ¿Quién mierda había llamado? Se preguntaba una y otra vez con la mirada clavada en su bebida. No existía ninguna explicación en su cabeza para dar cabida a esa situación. Seguramente era un sueño. No, una pesadilla. Sí, eso era, ya que las pesadillas no tenían razón lógica, ¿no?. Pero si de eso se trataba, ¿Por qué aquella mano sobre la suya se sentía tan real? Apretaba tanto que dolía.
Sólo la sintió libre, cuando Jongin le arrebató agresivamente el teléfono de las manos al menor.
-¡¿Aló?! -bramó alterado el moreno ante la asustada mirada de Kyungsoo.
-¡Eres un maldito mentiroso! -le gritó ahora Sehun, desviando ligeramente su atención, mas el seguía pegado a la espera de la reacción de Jongin- ¡¿Por qué diablos no dices nada?! -en ese momento el menor se abalanzó furioso sobre el más bajo y lo tomó fuertemente de su camisa, con claras intenciones de golpearlo.
Xiumin estaba tan sorprendido que no era capaz de hacer nada, y sólo se quedó quieto y en silencio observando la situación. Kyungsoo se limitó a apretar los ojos con fuerza aguardando lo peor, pero el puñetazo nunca llegó. Con la mano que tenía libre, Jongin detuvo al menor en el acto y lo miraba amenazante, en tanto seguía con la conversación en el teléfono.
-¡Me importa una mierda sus disculpas! ¡Dime a quién buscas y quién eres de una maldita vez!
Lo siguiente fue tan rápido, que Kyungsoo con suerte alcanzó a percatarse de que era tomado bruscamente del brazo y arrastrado por el local. Sentía los dedos de Jongin hundirse tan fuerte en su piel que probablemente dejarían marca.
Duele...
Apenas llegaron al baño, Jongin cerró la puerta tras él, y lo tiró violentamente contra ella, enterrándose así, la manija dolorosamente en su espalda. Un quejido ahogado salió de sus labios. Sin embargo, aquello no pareció importarle al chico frente a él, quien al instante golpeó la puerta con las manos a ambos lados de la cabeza del más bajo. Kyungsoo estaba aterrado. Nunca había visto a Jongin tan enojado, y menos aún lo había tratado de esa forma.
Me odia. Pensó, y las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos.
Con la vista algo nublada se atrevió por fin a levantar la vista y ver a Jongin directamente a los ojos. Lo miraba con ira, desprecio, tristeza y decepción, y aquello dolió mucho más que todo lo anterior. Él era el maldito causante de todo.
Lo siento...
-¿Qué... es todo esto? -prácticamente escupió el moreno muy cerca de su rostro, haciendo que Kyungsoo pudiera respirar su rabia. Tembló.
Cerró los ojos sin ser capaz de resistir la mirada del menor, y en un intento por retener las lágrimas, que cada vez amenazaban con mayor ímpetu abandonar sus grandes ojos. Abrió la boca un par de veces, pero no lograba controlar el temblequeo de ésta, y las palabras estaban atoradas en un gran nudo en su garganta que comenzaba ahogarlo.
-¡DIME! -gritó exasperado el menor volviendo a golpear la puerta a un lado suyo, para luego alejarse cabreado.
Kyungsoo se retrajo sobre sí mismo asustado. Su temor era tan grande que podía sentirlo palpable en cada uno de sus sentidos, entumeciéndolo.
Jongin se revolvía el cabello y se paseaba de lado a lado dándole la espalda.
-T-te... te lo p-puedo explicar... -soltó al fin, y aquello parecía más una súplica que otra cosa.
-¿Explicar? -bufó sonriendo irónico- es decir que es verdad.
-¡No! -gritó el mayor desesperado, atreviéndose a despegar su espalda ligeramente de la magullada puerta.
-¿No? -Jongin se volteó a verlo irritado- ¡¿No?!
Por favor, no me hables así. Para...
-D-déjam- -iba a comenzar a implorar al moreno, pero este lo detuvo.
-Sólo contéstame algo, ¿Eres un puto aprendiz de la SM? -cuestionó severo hasta la punta del pelo.
-Jong-
-¡Contesta! -exigió y Kyungsoo no pudo evitar volver a contraerse sobre él mismo.
Jongin estaba tan agresivo, que sentía que en cualquier momento se iba lanzar sobre él a golpearlo. Y aquello... aquello sí lo derrumbaría.
Quería explicarle todo, con lujo de detalle, pero el menor estaba cegado por la rabia y no escuchaba razones. Se sentía impotente. Clavó sus uñas en sus propias palmas y vio al moreno suplicante con ojos llorosos en un intento de apelar a su compasión, pero fue inútil. Jongin no lo escucharía.
Tomó una enorme bocanada de aire para contestar; al menos esa pregunta era fácil.
-No.
Lo había sido, pero ya no.
Jongin pateó con furia uno de los botes de basura que tenía a su alcance y los papeles dentro de él volaron regándose por el suelo. Se apretó fuertemente los ojos antes de volver a mirar al mayor.
-Es todo lo que necesito saber por el momento.
Nuevamente, Jongin lo agarró fuertemente del brazo, en el mismo lugar de hace rato y sus dedos se clavaron en los surcos imaginarios que había dejado. Kyungsoo esta vez se dejó arrastrar como alma en pena. No tenía idea que era lo que seguía, pero parecía que ya no importaba. Jongin lo odiaba.
-No es un aprendiz de esa estúpida empresa, ¿bien? -aclaró el moreno al llegar a la mesa donde estaban los otros, sin aflojar el agarre.
-¡¿Qué?! ¡Jongin si tú mismo lo escuchaste! -volvió a protestar Sehun.
Kyungsoo seguía con la mirada perdida en alguna parte del sucio suelo. Se sentía ajeno a lo que estaba sucediendo. Casi era incapaz de escuchar lo que sucedía a su alrededor, ya que lo único que podía oír era sus caóticos pensamientos, que no paraban de lamentar y recriminarse a sí mismo. Sin embargo, el que gritaba con más fuerza dentro su cabeza, era “Jongin me odia”. Retumbaba con vehemencia haciéndole doler.
-¡No! ¡No lo es! -le gritó autoritario- Y no quiero que lo vuelvas a repetir o divulgar, ¿me entendiste? -advirtió intransigente Jongin y Sehun simplemente lo retó con la mirada -Nos vamos- Finalizó sin esperar respuesta alguna, tirando con él a un apagado Kyungsoo.
Cuando llegaron al departamento, Jongin aún no estaba del todo calmado. Durante todo el trayecto a casa no habían cruzado palabra, y Kyungsoo sencillamente se limitaba a observar inexpresivo como éste desordenaba su cabello de vez en cuando o vociferaba alguna que otra maldición.
Tan pronto como abrieron la puerta, el moreno volvió a lanzar a Kyungsoo dentro del departamento. Mucho más despacio que como lo hizo en el baño, pero de igual modo provocó que trastabillara y por poco cayera al suelo. Al instante, Jongin pareció arrepentido e hizo ademán de ayudarlo, pero se detuvo confundido.
-No... no entiendo nada -rompió el fatídico silencio el menor. Kyungsoo jamás se habría atrevido a hacerlo- ¿Qué es lo que tienes que ver con esa empresa?
El mayor había quedado de pie en el lugar donde se pudo estabilizar, con hombros caídos y mirada gacha. Si bien, ahora no tenía ninguna relación con aquella empresa, en algún momento sí la tuvo, y si le contaba ahora a Jongin sobre ello, éste sabría que le había mentido. Pero ya nada podía ser peor.
-Y-yo... -tomó un poco más de aire para poder hablar de corrido- ...antes de venir aquí fui aprendiz -soltó al fin.
El menor lo vio sorprendido con los ojos muy abiertos. Kyungsoo pudo saber por sus expresiones como el otro procesaba la información para llegar a la temida conclusión. Era cosa de sumar dos más dos.
-¿Qué? -fue lo único que articuló a decir, antes de que pudiera reaccionar completamente- ¿no era que estabas estudiando para ser chef?
Ahí estaba. La mentira. El mayor ahora ni siquiera entendía el porqué mintió de esa manera tan estúpida. ¿Cuál había sido su miedo inicial?. Él no era así. Siempre se sintió orgulloso de ser una persona correcta y honesta, porqué mierda no lo fue en ese entonces. No podía estar más arrepentido. No. Si perdía a Jongin después de esto, ya nada tendría sentido.
-E-eso fue... u-una mentira. Lo siento -el volumen de su voz fue disminuyendo a medida que hablaba, provocando que su disculpa fuera apenas audible. Ni siquiera era capaz de disculparse como se debía.
-¿Me mentiste? -Jongin negaba con la cabeza sin poder creérselo- ¡¿Quién mierda eres Kyungsoo?!
Auch. Kyungsoo.
Sintió un fuerte pinchazo en el estómago; ya no era su hyung. Cada vez veía a Jongin alejarse más de él, sintiendo como la soledad lo abrazaba poco a poco. Esa conversación, se sentía como si no fueran ellos. El moreno le estaba gritando con rabia y él no podía siquiera contestar o justificarse porque el nudo en su garganta era cada vez más grande. Era extraño y ajeno, porque Jongin no era así. Él no era así. No, mejor dicho, ellos no eran así.
-Jongin, escuch-
-¿Kyungsoo, cierto? ¿Es ese tu verdadero nombre, no? -preguntó irónico.
¡Basta! Por favor...
Kyungsoo de nuevo sintió sus ojos llenarse de agua y su labio inconscientemente comenzó a temblar. Se tapó los oídos mentalmente, sin ser capaz de seguir oyendo. Jongin lo iba a destruir. Nunca debió permitir que el menor llegara tan profundo en su ser. Siempre lo supo, y por imbécil no hizo nada al respecto. Él mismo le había entregado todo el poder y la libertad a Jongin para hacerlo añicos, pero siempre tuvo la esperanza que ese momento jamás llegaría. Él era condenadamente frágil.
-No seas cruel -suplicó dolorido al menor-, sigo siendo yo.
-¡¿Qué no sea cruel?! ¿y tú qué eres? -lo retó altivo- ¡Por supuesto que no eres el mismo! Mi hyung no era ningún mentiroso. Él era algo despistado, tímido a más no poder, preocupado, amable y puede que algo reservado, pero él jamás me mentiría -y ahora la mirada de Jongin había cambiado. La tristeza y decepción era tan evidente en el rostro del menor como un despiadada bofetada en la cara.
No me odies
Kyungsoo no pudo seguir viéndolo. Tenía razón. Todo lo que decía era la jodida verdad. Desvió la mirada culpable sin saber qué responder a eso. Su sádica conciencia le terminó por robar las pocas palabras de excusas que quedaban en él. Estaba amputado de justificaciones. Se odiaba a sí mismo por hacer sufrir al menor ahora mismo. Jongin no lo iba a perdonar.
-Lo siento... -logró decir en susurro.
-¡No me vengas con eso, porque no lo sientes! Tuviste todo este puto tiempo para decírmelo, ¡me importa un carajo lo que hayas sido! el punto es que me haces sentir como un maldito estúpido que no te conoce ni un poco. No sé con quién he estado todo este tiempo... ¡Mierda! -gritó Jongin en un gimoteo ahogado cuando se le quebró la voz, en tanto volteaba para ocultar su rostro.
El moreno también estaba a punto de llorar. Eso terminó por aniquilarlo. Kyungsoo advirtió como la respiración le empezaba a fallar, provocando que las rebeldes lágrimas empezaran a caer patéticamente por su rostro. No podía seguir reteniéndolas. Mordió su labio intentado acallar sus hipidos y lloriqueó en silencio.
No llores ¡maldita sea! No lo hagas. No ahora. ¡Detente!. Se decía una y otra vez, como una funesta canción de niños.
El maldito desconsuelo era como un agujero en la boca del estómago que crecía aceleradamente y lo consumía por completo. Era la peor sensación del mundo. Rogaba por dejar de sentirla. Y a pesar de ello, el miedo era capaz de opacarla. El miedo a quedarse sin Jongin.
-Pero... -continuó el menor cuando al fin se pudo tranquilizar un poco- si ya no eres un aprendiz, ¿qué mierda hacia llamándote esa empresa? -lo cuestionó una vez más ignorando las lágrimas del mayor. Él tampoco quería verlas.
Esa era la gran pregunta que Kyungsoo no lograba entender. No tenía ni el más mínimo sentido. Todo aquello parecía una conspiración en su contra sólo para joderle la maravillosa vida que estaba logrando. Algo lo estaba golpeando sin piedad en la entrepierna recordándole que nada era tan perfecto. Y dolía como el mismo infierno.
No tenía puta idea.
-N-no lo sé... -contestó, mientras pasaba sus manos bruscamente por sus ojos tratando de hacer desaparecer sus deshonrosas lágrimas.
-¿No lo sabes? -de nuevo el lacerante sarcasmo en su tono de voz- ¿estás seguro? Probablemente de nuevo me estés mintiendo. Ya no sé que esperar de ti.
-¡No! -gritó afligido- ¡No e-estoy mintiendo! ¡lo juro! -decía con voz estrangulada.
Kyungsoo rogaba internamente que toda esta discusión terminara de una vez. Jongin seguía apuñalándolo donde más dolía, y la angustia y el miedo se lo estaban comiendo vivo. Quería que Jongin de una vez por todas le dijera que iba a hacer con él, pero al mismo tiempo ansiaba que ese momento nunca llegará. Jamás estaría preparado para su rechazo. Jamás.
-Porque sería una excelente estrategia, ¿no? enamorar al líder de los delincuentes, hasta dejarlo totalmente imbécil y así poder sacar toda la maldita información para sus nuevos productos. Es brillante, Kyungsoo, porque lo lograste -Jongin aplaudía irónico-. Bravo.
¿Enamorarlo?
Esa palabra había descolocado un poco a Kyungsoo. Su corazón comenzó a latir con más fuerza y sus piernas amenazaron con fallarle.
Qué estúpido...
Se regañó mentalmente, descorazonado. Jongin le estaba declarando todo su odio y él se fijaba en detalles sin importancia que fueron dichos sin pensar.
-J-jongin. Te juro q-que yo no...
-Como sea. Yo... -Jongin soltó un gran suspiro y apretó sus ojos con fuerza- no quiero verte ahora -Kyungsoo asintió compungido.
¿No quería verlo ahora?.
No me soporta
Los suspiros por controlar su respiración volvieron y un palpitante dolor de cabeza comenzaba a nacer.
En ese momento quiso gritar con todas sus fuerzas y descargar todo lo que tenía dentro. Le rogaría, no, lo obligaría a que se quedara con él. Tenía que explicarle todo. Era su momento de hablar. Ya había escuchado todo lo que el otro le tuvo que decir, incluso se había tragado todos sus insultos. El mayor no podía dejar que Jongin se fuera de su lado. No ahora. No. Pero no lo hizo. Kyungsoo no era así.
-Si q-quieres me vo-
-No. Tú quédate aquí. Yo me voy... necesito tomar aire -Jongin tomó su abrigo dispuesto a marcharse, pero se detuvo justo antes y agregó- ... ¿Recuerdas que una vez hablamos acerca de la traición de un amigo y la de la persona que quieres? -Oh no- Déjame decirte que la traición de quién quieres, duele, duele mucho más y duele como loco.
Y sin más, el moreno desapareció por la puerta dejando a Kyungsoo completamente solo. Más solo que nunca.
El camino de vuelta había sido mucho más breve de lo que quiso y el aire no se le hizo suficiente, pero ya estaba allí. Abrió las puertas y de inmediato la estridente música, las chillonas luces y el incisivo olor a cigarro envolvieron sus sentidos. Era muy conocido, sin embargo hoy no se sentía igual. Apático se adentro al lugar y fue directamente hacia esa mesa para cuatro personas, a un par de metros de la barra. Sin mirar a nadie, ni molestarse en disculparse cuando chocaba indolente contra una que otra persona que bailaba libremente por la pista. Gente que lo único que hacía en este momento era estorbar.
-¿Kai...? -alcanzó a pronunciar Xiumin, en cuanto vio al moreno asomarse entre la multitud frente a él.
Sehun se volteó rápidamente para comprobar con sus propios ojos que su amigo estaba allí, y en cuanto lo hizo Jongin le arrebató de las manos el vaso que sostenía, y bebió su contenido de un trago. No pudo evitar hacer una mueca de desagrado cuando sintió el licor quemar su garganta.
-¡Jongin! -chilló el menor- ¿qué haces aquí? ¿qué pasó? ¡explica! -exigió.
El moreno simplemente se dejó caer en la silla junto a él, ignorando sus quejas y tomó ahora la bebida que pertenecía al mayor, volviendo a tomarlo de un solo sorbo. Xiumin miró preocupado a Sehun, y éste se la devolvió algo molesto.
-Esto nos incumbe a todos. ¿Por qué no hablas? estás igual que ese mald- -comenzó a reclamar de nueva cuenta Sehun, pero fue silenciado violentamente.
-¡Cállate! -le gritó furioso el moreno. A pesar de todo, no soportaba escuchar a Sehun hablar mal de Kyungsoo, y menos ahora. No lo necesitaba.
Xiumin le envió una mirada llena de reproche al más chico, y acarició la espalda de Jongin tratando de serenarlo. El moreno dejó caer sus codos estruendosamente sobre la mesa y frotó su rostro con fuerza con ambas manos. Estaba muy confundido.
-¡Hey! Tranquilo KkamJong -le dijo afectuoso el cachetón y Jongin se sorprendió al escuchar su antiguo apodo de cuando era pequeño-, sólo queremos saber qué es lo que pasa.
Jongin sabía que tenía que contarles. No es como si fuera la gran cosa, ya que a ellos sólo debía importarle si Kyungsoo era un infiltrado o no. Lo demás sólo le incumbía a él.
-Kyungsoo no es ningún aprendiz. Lo fue antes, pero ya no -explicó indiferente.
-¿Cómo? ¿no me dijiste que el enano quería ser chef o algo por el estilo? Además, ¿por qué lo llamaron entonces? -preguntaba el menor sin creer nada de lo que le decía Jongin. El moreno simplemente lo miró sin saber qué contestar. No quería admitir que Kyungsoo le había mentido y él como estúpido le había creído todo. Su orgullo no lo dejaba.
-No sabemos porqué lo llamaron -respondió con sencillez, omitiendo lo demás.
-¿Quieres, por favor, dejar de ser tan ingenuo? -resopló Sehun molesto.
-Deja resumir -intercedió Xiumin pensativo-, el pequeño fue aprendiz en esa empresa, pero ya no lo es. Entonces no habría ningún problema, ¿no? -resolvió algo más alegre el mayor- Sin embargo... -continuó- tu dilema es que te mintió acerca de haberlo sido. ¿Estoy en lo correcto?
Jongin odiaba lo perceptivo que era el mayor. Siempre sabía muy bien todo lo que pasaba, pero sabía fingir tan bien, que en ocasiones a Jongin se le olvidaba.
El moreno no hizo más que encogerse de hombros y le hizo un gesto a Sehun para que le trajera otro trago. Éste simplemente lo miró arrugando en entrecejo y obedeció a regañadientes después de unos segundos. Xiumin suspiró.
-No es que quiera justificarlo, pero ¿qué habrías dicho tú después de todo lo que le dijimos la primera vez que lo trajiste? ¿Lo recuerdas? -por supuesto que se acordaba. Recordaba todo lo había hablado o hecho con Kyungsoo. Asintió- ¡Lo destrozamos! Hablamos cosas horrorosas de lo que él había sido.
-Eso no lo justifica -interrumpió Jongin.
-Por supuesto que no, pero puede que si él te hubiera dicho la verdad desde un principio, en esa época tú ni siquiera te hubieses dado la oportunidad para conocerlo -ahí estaba Xiumin. Ni siquiera lo dejaba quejarse y lamentarse como corresponde, ya que siempre salía con algo inteligente que le removía la consciencia. Sabía que tenía razón.
-Eso no importa. ¡Es un traidor! -Sehun había vuelto- Mejor si no lo hubieras conocido.
¿En serio era mejor? Jongin detestaba como se estaba volviendo todo esto. La situación no era tan grave para volver de todo este el inmenso drama, pero a pesar de ello, sí era mucho lo que estaba sintiendo. Kyungsoo en sí ya eran muchas emociones.
-¿Dónde está Kyungsoo ahora? -preguntó con interés Xiumin.
-En mi departamento.
-¡Sácalo de allí Jongin! -¿Y si Sehun tenía razón? Después de todo era su mejor amigo y en el fondo sabía que todo lo que decía era porque se preocupaba por él.
-¿Lo dejaste solo? -Xiumin ahora se veía más preocupado- ¡Oh pobre! No me quiero ni imaginar como se está sintiendo ahora -Jongin lo vio extrañado y recordó como los grandes ojos de Kyungsoo estaban rojos e hinchados justo antes de salir. Se tomó la cabeza y comenzó a sacudirla bruscamente, intentando borrar aquella dolorosa imagen. No se la había podido quitar de la cabeza desde que lo dejó, y lo estaba atormentando.
-¡Hyung! Él ya no importa. El que realmente importa es Jongin -le reclamó Sehun al mayor.
Sin embargo, a Jongin sí le importaba. Mucho. Las cosas no podían quedar así.
Decidido, se levantó de pronto y comenzó a caminar hacia la salida ante la sorprendida mirada de sus dos amigos.
-¡Jongin te juro que si lo perdonas es traición! -lo amenazó Sehun advirtiendo las intensiones del moreno una vez que ya se había perdido entre la gente. Cabreado él también se levantó con intensiones de marcharse- ¡Me largo de aquí!
-¿Vas a ir a ver a Luhan? -preguntó con parsimonia Xiumin dejando totalmente congelado al menor.
-¿Q-qué? -articuló el menor con el miedo aflorando en su inexpresivo rostro.
-Dime Sehun, ¿Acaso eso no es traición? -el mayor seguía con su mismo semblante de indiferencia, mientras miraba el resto de la gente; todo menos al menor.
-Hyung, yo... no le digas a Jongin -le rogó liado. Lo habían descubierto.
-Ya lo sabe -le informó y Sehun abrió sus ojos como platos-, él fue quien me dijo. ¿Sabes lo peligroso qué es si Kris se llega a enterar? -el menor simplemente agachó la cabeza pasándose la lengua por sus labios resecos- Tú sabes lo que pasó hace años cuando uno de nuestro grupo le “quitó” a su bailarín principal, ¿no?
-No lo pude evitar.
-Lo sé. Jongin lo sabe, es por eso que no te ha dicho nada y sólo se limita a cuidarte en silencio. Siempre está pendiente de ti, aunque tú no te des cuenta. ¿Nunca notaste que jamás te dejo ir solo a casa? Antes era él, pero cuando no podía hacerlo me enviaba a mi. Además ¿por qué crees que te dejaba a Luhan sólo para ti en las peleas? Luhan estaba prohibido para todo el resto. ¡Vamos! era muy sospechoso que ambos salieran casi sin rasguños -le dijo por fin dirigiéndole la mirada. Jongin le había dicho que no le contara sobre esto al menor, pero creía que ya era hora que Sehun creciera- ¿No crees que Jongin merece aunque sea un tercio del apoyo que él te da? Tú mejor que nadie sabes lo que Kyungsoo ha llegado a significar para él.
-No lo sabía -fue lo único que contestó.
-Ahora lo sabes y deberías pensar un poco al respecto.
-Lo haré.
Caminaba aprisa por las desoladas calles de ese barrio, el cual en este momento no tenía ni puta idea de cual era, ni le interesaba. Le urgía llegar a donde sus pies lo dirigiesen, siendo presa únicamente de sus instintos, ya que su inútil mente era un terrible caos sin remedio. Estaba confundido. Kyungsoo le había mentido y lo había herido como nunca antes alguien lo había hecho con él. Jongin confiaba ciegamente en él, es decir, lo esperaba de cualquiera, de cualquiera, menos de él. Es por ello que no le entraba totalmente en la cabeza lo sucedido. Pensó por un instante en las palabras de Sehun, pero instintivamente, a pesar del desorden en su cabeza, una voz dentro de él saltaba y defendía a Kyungsoo con uñas y dientes. Podría haber sido su propia culpa también, por haberse dejado encandilar por la perfección idealizada hecha por él mismo del mayor; Kyungsoo era humano después de todo. Minseok volvió a su mente y con ello, la última imagen de Kyungsoo antes de abandonarlo. ¿Y si Kyungsoo seguía llorando en este momento? Una desalmada brisa corrió por su espina dorsal en ese momento haciéndolo temblar. No, debía detenerlo. No podía soportar la idea de que éste pudiera estar llorando en este instante. Kyungsoo lo había vuelto débil, convirtiéndose en su gran debilidad desde el primer día que lo vio.
Sus pulmones empezaron a reclamar por más aire cuando de pronto se encontró a sí mismo trotando y con dirección muy clara, la cual desde un principio siempre fue la misma. El camino que en un principio le había parecido muy corto, ahora se le hacía eterno. Bufaba frustrado cada vez que un estúpido auto pasaba veloz a su lado con sus ridículas luces recordándole lo lento que iba. Tenía que ver a Kyungsoo ahora, sea cual sea su decisión.
El tic tac del gran reloj que colgaba en la pared sonaba por toda la sala haciendo eco, mortificándolo al recordarle lo solo que se encontraba. No lo podía ver debido a la oscuridad que lo embargaba, no obstante se empeñaba en hacerle saber como las horas volaban fugaces, burlándose en su cara. Estaba sentado hecho un ovillo sobre el sofá y ocultaba su patético rostro entre sus piernas de alguien que en realidad no estaba allí.
No está...
Le ardían los ojos, por las lágrimas que no habían parado de caer en todo este tiempo. Sentía sus mejillas húmedas y calientes producto del vaho que emanaba su boca y rebotaba en sus piernas. Sus labios estaban hinchados de tanto morderlos en un miserable intento de acallar sus suspiros que dolorosamente no serían escuchados.
Lo siento lo siento lo siento lo siento...
Repetía una y otra vez, como si de alguna manera esas palabras hicieran que su corazón dejara de apretarse. La tortura de estar esperando allí donde todo era Jongin, solo y oscuro por lo que fuera a pasar, lo estaba matando. Esa angustia en su pecho era horrorosa y lo único que quería era ser consolado. Pensó en ir donde su primo, incluso en su papá, pero sabía muy bien que el único consuelo que quería y que realmente necesitaba era el de Jongin. Y ese... ese no llegaría. Jongin lo odiaba.
Me odia me odia me odia me odia...
Kyungsoo sabía perfectamente que todo lo que había conseguido después de haber sido expulsado de esa empresa, había sido gracias al moreno. Encontró un nuevo objetivo, aprendió disfrutar de la vida y por sobretodo aprendió a ser él mismo. No podía irse todo a la basura de un día para otro, ¿cierto?. Pero sí podía; él mismo ya lo había vivido.
No... no puedo permitirlo...
En eso, escuchó las llaves en la entrada. Dio un saltito sobre sí mismo y el miedo volvió raudo a él, haciéndolo temblar de pies a cabeza. La puerta se abrió y vislumbró una esbelta silueta adentrarse. Conocida. La había admirado mil veces ya y era imposible equivocarse. No encendió las luces y se acercó lentamente hasta donde él se encontraba. Su corazón se aceleró y olvidó como respirar. La figura se dejó caer pesadamente sobre el sofá junto a él, sin hacer ningún otro movimiento. Kyungsoo tampoco se atrevió a romper aquello y no se movió. Pasaron algunos minutos y ninguno de los parecía tener intención de hablar. Simplemente se quedaron allí, en silencio. Kyungsoo lo observó por el rabillo del ojo, y a pesar de la oscuridad, fue capaz de ver al menor debido a la cercanía. Tenía los ojos cerrados, con la cabeza apoyada hacia atrás y los brazos caían por el costado.
No lo voy a permitir
Un feroz pensamiento cruzó por su mente en ese momento. Jongin era suyo. Tenía que ser suyo. Él ya era completamente del menor, de eso no tenía duda, pero Jongin también debía serlo. Estaba hecho para él. Lo había comprobado muchas veces; sus besos, sus abrazos, sus caricias, su cuerpo, sus sonrisas, todo calzaba a la perfección con él. No lo iba a permitir.
En un arrebato, se levantó violentamente y se sentó a horcajadas sobre el menor, abrazándolo como si la vida se le fuera en ello. Escondió su rostro en el hueco del cuello del menor, e inhaló su familiar perfume, que estaba mezclado con algo de tabaco y alcohol. Demasiado agradable y muy suyo; una sugestiva combinación.
Estaba decidido. No lo dejaría marcharse y que lo dejara solo una vez más como lo hizo hace un par de horas. Iban a estar así toda la vida si era necesario hasta que lo perdonara, ya que Kyungsoo definitivamente no se quedaría sin Jongin. No.
-No te voy a soltar -advirtió con voz ahogada algo más débil de lo que quiso.
Esperó por su reacción; que lo empujara, lo rechazara, lo pateara, le gritara, lo hiciera a un lado o algo, pero no lo hizo. Jongin no hizo absolutamente nada. Simplemente se quedó ahí y se dejo abrazar, lo que tampoco dejó de inquietar al mayor.
-Lo siento mucho -volvió a hablar Kyungsoo, y sintió como de nuevo ese molesto nudo en la garganta hacía aparición-. Por favor no me odies -le rogó- ... y no te soltaré. No lo haré. No. Nunca -añadió negando quedamente con la cabeza, y en cuanto lo hizo sintió como Jongin vibró bajo él. Había reído. Fue muy fugaz, pero estaba casi seguro de que había reído.
-Hyung...
¿Hyung?. Kyungsoo sintió como casi se le sale el corazón por la boca.
-Me estás mojando todo el cuello -dijo el moreno con un tono ligeramente divertido y las inoportunas lágrimas comenzaron a rodar por los ojos del mayor.
El más bajo dio vuelta la cara hacia el lado contrario y sus estúpidos hipidos comenzaron a salir de sus labios nuevamente. Esta vez por una razón levemente distinta. Sintió como las manos del menor empezaron a acariciar su espalda con cariño, dándole el consuelo que tanto había anhelado. Lo anhelaba tanto. Tanto. Sintió como su cuerpo se destensó, dejándose caer totalmente rendido sobre el del menor. Había vuelto a respirar.
-Tranquilo -Jongin paseaba sus manos de arriba a abajo, por toda la espalda del mayor con infinita paciencia, mientras susurraba cosas a su oído tratando de tranquilizarlo. Kyungsoo se abrazó más fuerte, si es que eso se podía. Jongin estaba con él.
-Lo siento mucho, Jongin -Kyungsoo no podía parar de decirlo. Estaba muy arrepentido, y sentía que las palabras nunca serían suficientes para expresarlo.
-Lo sé, lo sé. Yo también lo-
-No -lo interrumpió el mayor-. no lo digas. No te disculpes... por favor -le pidió. Si Jongin se disculpaba lo haría sentir peor. De alguna manera necesitaba haber sido castigado de esa forma para poder perdonarse a sí mismo- ¿Me dejarás explicarte todo? -Preguntó aún sin despegarse.
-Está bien, pero no hoy -le respondió sorprendiendo al mayor. Kyungsoo sólo asintió.
Estuvieron así por un buen rato. Kyungsoo no quería romper ese contacto que se hizo tan necesario después de todo lo sucedido, y no por el miedo de volver a quedar solo, ya que sabía que Jongin no lo haría, era tan solo el deseo de estar con él.
De pronto las manos de Jongin tomaron su cabeza e intentaron alejarlo suavemente de él, pero Kyungsoo se negó. Estaba bien tal cual estaban y quería quedarse así un poco más. El moreno siguió insistiendo ahora aplicando un poco más de fuerza, pero fue inútil. Kyungsoo era muy terco.
-Hyung -lo llamó, pero el otro seguía sin obedecer- ¡Hyung! -le habló más fuerte.
-No. Así estoy bien -dijo necio.
-Vamos, déjame verte -le pidió aún tratando de despegar al mayor.
-¡No! No me veas. Además está oscuro, no verás nada.
Jongin no había querido ser brusco, pero Kyungsoo se lo había buscado. Con firmeza agarró el rostro del mayor y le dejo justo en frente suyo. El más bajo rápidamente esquivó su mirada avergonzado. Sabía que a pesar de estar en penumbras, Jongin podría verlo perfectamente. Debía de estar horrible con la cara roja e hinchada.
Repentinamente sintió como el menor apretaba juguetonamente sus mejillas con una mano, haciendo que sus labios sobresalieran como un puchero. Sin dudarlo un segundo más, Jongin los besó divertido.
-Mmm... salado -dijo el moreno pensativo saboreando una vez que se separaron-. Tú sueles ser más dulce -Jongin rió y ahora besaba cariñosamente los ojos del mayor borrando los rastros de agua que quedaban.
Kyungsoo pensaba lo cursi que estaba siendo Jongin en este momento, sin embargo admitía que le agradaban mucho sus mimos. El moreno siguió besando su rostro hasta que volvió a encontrarse con esos gruesos labios en su camino. Ésta vez el beso fue mucho más intenso que el primero, y fue correspondido de inmediato por el mayor. Kyungsoo se deleitaba con los suaves labios del moreno que ahora delineaban los suyos pidiendo permiso para entrar, el cual fue concedido sin rechistar. Ambos se habían fusionado en un necesario beso; Kyungsoo necesitaba saber que el menor estaba y estaría con él, mientras que Jongin quería comprobar que Kyungsoo seguía siendo el mismo de siempre.
De pronto en medio del beso, el moreno le cortó toda la inspiración cuando comenzó a reír sin razón aparente. Kyungsoo se separó frunciendo el ceño.
-¿Ves? -le preguntó Jongin dejando a Kyungsoo aún más colgado- No es tan malo ser una mujerzuela de vez en cuando, ¿no? -y Jongin volvió a explotar en otra sonora carcajada.
El más bajo pareció ofendido en un principio, y sorprendido por lo arruina momentos que podía ser Jongin, e hizo ademán de golpearlo, sin embargo al instante relajo la expresión. Ese era Jongin. Así le gustaba, después de todo.
-Sí, tienes razón -le contestó sorprendiendo al otro-. Entonces, ¿por qué seguimos hablando? ¿no deberíamos estar divirtiéndonos? -le dijo fingiendo curiosidad y Jongin sonrió ampliamente mostrando sus blancos dientes.
Como en automático el menor se volvió a acercar.
-En serio, me encantas... -susurró casi inaudible Jongin justo antes de volver a chocar sus labios de forma casi desesperada contra los del mayor..
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