xi.
No tengo miedo de morir; partes de mí lo hacen todo el tiempo.
-Sage Francis
Desde chico, Jongin ha tenido muchos sueños.
Hoy, de pie frente a la puerta de la sala de Kyungsoo, con el tallo de una peonía rosa pálido en la mano, desearía estar en uno.
-Puedes pasar, ¿sabes? -La voz de Kyungsoo le llega desde el otro lado. -Es mucho más divertido hablar con una persona que comunicarse con una puerta.
De acuerdo, ese es su pie para entrar. Tímidamente ingresa, y le lanza a Kyungsoo su mejor sonrisa de «no, no estuve parado ahí afuera por más de quince minutos, nop». Y Kyungsoo, a pesar de sus muchos esfuerzos por sonreír y sentarse derecho para recibir a su visitante, se asemeja más a un sobreviviente que ha tenido un accidente terrible, y por dios, duele ver las bolsas bajo sus ojos.
-¿Eso es para mí? -pregunta Kyungsoo, esperanzado, escondiendo la fatiga tras una felicidad momentánea. Jongin mira la peonía y asiente, incómodo.
-Sí, pasé por la florería.
Kyungsoo la toma entre sus manos y huele el capullo.
-¿Sabes -comienza, mientras el más joven se sienta junto a su cama- que las peonías simbolizan la vergüenza?
Una curiosa fuerza repulsiva rodea la silla y casi hace que el trasero de Jongin bese el suelo.
-¿¡Qué!? -Kyungsoo asiente, serio. Ay mierda. -Pero… Yo no… Diablos. ¡La mujer me dijo que simbolizaban una vida feliz! Oh dios la voy a matar y a pedirle mi dinero de vuelta. Qué carajo…
Entonces Kyungsoo se ríe. Estalla en risas, y de pronto Jongin se siente muy, muy pequeño, como si sus magníficos 175 centímetros no fueran suficientes para llegar al último piso donde Kyungsoo se está dirigiendo, y dios santo, su corazón le quema.
-Qué -suelta. Aquella estúpida flor lo avergüenza, Dios, Jongin quisiera romperla en dos y lanzarla por la ventana.
-Tu… -Kyungsoo se ríe sin poder tomar aliento. -Tu… cara…
-¿¡Qué pasa con mi cara!?
-¿Necesitas que te muestre qué tan rojas están tus orejas en este instante?
-¡Deja de reírte de mí!
Pero Kyungsoo continúa riéndose como una niñita tonta, a pesar de cuán adorable es, y Jongin no tiene otra alternativa más que quitarle el objeto ofensivo de las manos y dejarlo en la mesita. Demonios, debió haberle llevado frutas. Las flores son para estúpidos, y Jongin quisiera aclarar que él ya no forma parte de los estúpidos, no cuando Kyungsoo se rió de su miseria desde el momento en que entró. Nop, Jongin aprendió la lección. La próxima vez que lo visite, más le vale a Kyungsoo prepararse para un juego de Fruit Ninja de la vida real.
-Eres tan tierno. -Kyungsoo sonríe y le palmea la mejilla. -El tierno Jongin.
-Discúlpate. ¡Eso es un insulto a mi masculinidad! ¡Soy un modelo motherfucking sexy!
-Dios, espero que no. Sería un asco que tuvieras sexo con tu madre.
-¡Sabes que no me refería a eso!
-¿Y ahora sí?
…
-Estaba bromeando, sabes eso -añade Kyungsoo tras un momento de silencio.
-Sí, pero no fue gracioso. -Jongin aún tiene el ceño fruncido, los brazos cruzados y está ligeramente molesto. No sabe por qué, pero hoy está extra sensible. Apenas esa mañana casi le arranca la cabeza a Sehun por palmearle el trasero y golpearlo en las costillas con su codo puntiagudo. Vaya que dolió.
-Lo siento. No sabía que no estabas de humor para bromas. No tengo muchas oportunidades para bromear, ahora que estoy muriendo.
-Podemos no hablar sobre tú y tu muerte. -Jongin rechina sus dientes, debilitando las consonantes de cada sílaba.
Kyungsoo lo mira. Como si Jongin fuera la persona cuya barra de vida se está vaciando y pronto va a ser colocado en un ataúd, no él. Jongin no sabe por qué Kyungsoo se sorprende tanto de que no quiera tocar ese tema. Todo lo que sabe es que le tomó una titánica cantidad de esfuerzo el levantarse de su cama y caminar hasta la habitación de Kyungsoo, y sólo espera que éste, como mínimo, aprecie su esfuerzo, en vez de bromear sobre su fallecimiento como si fuera una estúpida estrella de pop que se metió en un escándalo con una prostituta o un gigoló.
Luego, Kyungsoo estira su brazo y le toma las manos con las suyas, pequeñas, dándole palmaditas y acariciándoselas.
-No estés molesto -dice con suavidad.
-¿Cómo no estarlo? Kyungsoo, te estás muriendo. Deberías estar triste, perocupado; ¡no poniendo caras valientes y sonriendo como si el sol fuera a seguir brillando mañana! No entiendo, ¿cómo puedes tan sólo sentarte ahí y pretender que todo va a estar bien, cuando no lo está?
-Jongin, ya lloré lo suficiente ayer. -Kyungsoo suspira.
-¿Entonces por qué no estás llorando hoy? Espera, eso sonó estúpido.
-Sí, es estúpido. ¿Quieres que llore ahora?
Jongin hace una pausa.
-No, no quiero verte llorar.
Kyungsoo se encoge de hombros como diciendo «¿ves?», pero Jongin no está satisfecho. ¿Cómo puede alguien tomarse la muerte tan a la ligera, como si ni siquiera estuviera asustado?
-Creo -dice Kyungsoo con lentitud, aún acariciando el dorso de la mano de su novio- que no tiene sentido que me preocupe por el limitado futuro que me queda, Jongin. Es una pena de muerte; el cáncer lo es, las metástasis lo son, pero eso no significa que deba desperdiciar cada momento que me queda llorando por lo que no puede ser salvado ni hecho. Pensé sobre eso ayer; si tengo tiempo para llorar sobre la leche derramada, ¿por qué mejor no me levanto, busco otro vaso de leche y ya?
-Pero estás muriendo. Te irás algún día. -Es muy vergonzoso que sea Jongin el que se siente destruido en vez de la persona que debería estar sintiéndose así, pero no lo puede evitar. Kyungsoo lo abandonará algún día, y no sabe qué hacer con esa información que está dándole vueltas por cada centímetro de su cerebro.
-Pero estoy aquí. Sigo vivo. Puedo luchar, y espero seguir haciéndolo, para poder vivir un día más y verte otra vez.
Y con eso, Kyungsoo se endereza, alto y firme; e incluso si está sentado en su cama mirando a Jongin con ojos determinados, aún queda algo de lucha en su deteriorado cuerpo, y eso es algo por lo que sentirse aliviado. Sí, Kyungsoo sigue allí, aún tiene la fuerza para sentarse y hablar con Jongin y tratar de hacer que todo sea como antes.
Por un instante, él le agradece a sus estrellas de la suerte. De ser unas pocas constelaciones chiquitas, se han multiplicado hasta convertirse en un millón de soles ardientes, y ha perdido la cuenta de cuántos son, pero no le importa. Cuantos más, mejor.
-E incluso si muero, podrías irte de aquí y yo jamás lo sabría -dice Kyungsoo en broma, pero le crispa los nervios. Aunque Jongin ha aprendido (o lo intenta, al menos) a dejarlo pasar.
-¿Puede eso ser un tema de conversación prohibido en nuestras futuras charlas? -ruega.
-De acuerdo.
La habitación se queda en silencio luego de eso. Pero es un silencio diferente, uno que se siente cien veces mejor, incluso si no hay música de Enya sonando en el fondo. Kyungsoo continúa sosteniendo sus manos mientras admira la flor rosa desde lejos, con una sonrisa soñadora en el rostro. ¿Y Jongin? Jongin sólo se sienta allí, mirando a Kyungsoo y recordando cómo sus ojos son siempre tan grandes, porque un día estará viéndolos cerrados, y necesita tantas partículas de memoria como pueda para permitirle a los ojos de Kyungsoo vivir por siempre en sus recuerdos.
-Mi madre solía plantarlas en nuestro jardín en Ilsan -comenta Kyungsoo de pronto, rompiendo el silencio con su voz callada. Pero Jongin tiene otras prioridades en vez de saber qué flores planta la señora Do.
-¿¡Eres de Ilsan!?
Kyungsoo no responde. Mientras Jongin busca en su rostro alguna clase de respuesta, él parece retroceder más y más en el tiempo, hasta sus días de niñez, los cuales probablemente pasó sentado en las hamacas y corriendo por caminos embarrados bajo la lluvia. Kyungsoo ha ido tan atrás en el tiempo que casi se escapa de las manos de Jongin y éste ya no puede alcanzarlo.
-¿Kyungsoo?
Chasquido. Clic. De pronto se encuentra de vuelta en su dormitorio, sentado en su cama frente a Jongin, a quien ama muchísimo.
-¿Extrañas tu hogar?
Y entonces Kyungsoo da un suspiro, acompañado por una breve muestra de tristeza que recorre los contornos de su pequeño rostro. Si Jongin presta atención, puede notar un dejo de melancolía en aquella baja voz, que habla muy suave pero lo golpea muy duro.
-Sí.
Es lo más triste que ha escuchado. Incluso mientras está siendo echado por las enfermeras a cargo de la siguiente sesión de quimioterapia de Kyungsoo, las palabras le siguen reverberando en la mente y envían ondas hacia su cerebro, interrumpiendo sus pensamientos, enfocándolos sólo en la tristeza de Kyungsoo y nada más.
Bajo las luces artificiales, su sombra se debilita y lo abandona, y de pronto, Jongin se siente increíble y tremendamente solo.
La epifanía anuncia su llegada cuando Jongin atraviesa las puertas principales para irse a casa.
Lo trágico de la vida no es que termina tan pronto, sino que esperamos tanto para comenzarla, susurra en su cabeza el fantasma de William Mather Lewis. Y con grandes palabras viene un gran poder. Las palabras sabias de Lewis se introducen en la mente de Jongin tan profundamente, que en un instante se da vuelta sobre sus talones y vuelve al ascensor, con su dedo índice presionando un trillón de veces el botón hasta que las puertas se abren para dejarlo entrar, e incluso entonces parece una eternidad hasta que se abren nuevamente y le permiten salir corriendo del pequeño lugarcito que la gerencia parece jamás tener ganas de mejorar.
La vida de Kyungsoo podrá estar terminándose, pero sería una lástima que nunca hubiera empezado. Jongin se ofrece para ser el iniciador, para ayudar a esa cadena de eventos que hará que los días restantes de Kyungsoo sean los mejores que jamás ha tenido.
Se encargará de que Kyungsoo sonría todos los días de ahora en adelante. Kyungsoo tiene una vida, y merece vivirla de la forma que quiere, no estar enjaulado en una habitación mórbida y desperdiciarla.
Y es gracias a su recién adquirido coraje que Jongin se aproxima a su objetivo en el departamento de oncología y encuentra las palabras que le ayudarán a Kyungsoo a recuperar un pedacito de su vida.
Tal vez las cosas mejoren. Ojalá. Jongin tomará todo lo que pueda e intercambiará su tiempo por una vida más significativa para Kyungsoo. Todo por Kyungsoo. Siempre por Kyungsoo.
-Yunho-songsaengnim, necesito su ayuda.
El profesional se voltea. Luce sorprendido, pero al menos no está enojado. Finalmente, Jongin puede ver pequeños destellos de luz brillando en la distancia. Es la esperanza.
Y está yendo a buscarla para tenerla de su lado tanto tiempo como pueda.
-Chanyeol hyung, -Jongin se aproxima a su hyung e intenta sin sutileza quitar a Baekhyun de su lado. -necesito a Dara.
xii.
Ya es de noche, y Jongin acaba de terminar los preparativos para la gran sospresa. Está acostado en su cama, rodando y ocasionalmente pasando las páginas de sus libros de medicina que había dejado olvidados, hasta que las vibraciones de su teléfono lo devuelven a la realidad.
Llamada entrante
<33 yeobo <33
¡Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
-Hola Kyungs…
-Jongin-ah, ¿hay algo que me estés ocultando?
-… Nada que yo sepa. ¿Qué tal?
-El doctor Yunho se acaba de ir y me dijo que me cuide y que mañana iré a Ilsan de viaje contigo, ¿¡¿¡¿¡¿¡¿¡de qué se trata todo esto!?!?!?!?!?
Oh.
-Ups. Ehm, ¿sorpresa?
-Qué diablos Kim Jongin, no puedes venir y soltarme cosas así, qué demonios…
-Hey hey hey, cálmate Kyungsoo, siempre se puede cancelar si no quieres hacerlo…
-Oh por Dios ni te atrevas Kim Jongin, ¡quiero ir! Lo quiero tanto. Dios, no puedo…
Jongin oye lo que parecen ser sollozos silenciosos del otro lado de la línea. Kyungsoo es tan adorable; en un momento está calmado y al siguiente está histérico y al otro está derramando lágrimas de alegría. Si no lo conociera, creería que está embarazado (con el futuro Jongin Jr.).
-Hey, ¿estás bien?
Kyungsoo hace una pausa y se tranquiliza antes de responder.
-Sí, lo estoy. Sólo… estoy muy emocionado ahora. Gracias. No sé cómo agradecértelo lo suficiente.
-No tienes que hacerlo. Sólo descansa y yo iré a recogerte mañana a la tarde. Llevaremos a Dara e iremos a nuestro feliz viaje a Ilsan.
-¿D-Dara?
-Sip. Ahora deja de preocuparte y vuelve a la cama. Dulces sueños, hyung.
-De acuerdo.
-Si la lastimas te devolveré el dolor multiplicado por diez, ¿entendido? Y no vivirás para ver a tu línea sucesora de Jongines Jr. porque ni siquiera podrás tener Jongines Jr. cuando termine de destrozarte el cuerpo y las bolas.
-Dios, Chanyeol. -Baekhyun pone los ojos en blanco desde el asiento delantero. -A veces me pregunto a quién amas más, si a mí o a Dara.
Hay un momento de silencio que se cierne sobre el ambiente. Desde el asiento de atrás, Jongin se entretiene tallando felizmente esculturas de su último perro, Monggu, con la atmósfera filosa.
-Me niego a responder eso -dice finalmente Chanyeol. Idiota, piensa Jongin.
-Park Chanyeol, tú, sofá, esta noche.
-¡Hey!
-¡¿Si puedes negarme tus respuestas por qué yo no puedo negarte el sexo?!
Gente estúpida. Mientras se estacionan frente a un camino interno, Jongin no demora en abandonar a la pareja peleadora y corre diez pisos arriba para encontrarse con su Julieta.
Como lo esperaba, Kyungsoo aguarda por él, con su ropa de paciente cambiada por una más casual. Parece algo triste, sin embargo, por una razón que Jongin no puede determinar.
-Hey. ¿Estás listo para irnos?
Kyungsoo intenta sonreír.
-Sí, vamos. No hagamos esperar a Dara.
-No hay problema, puede esperarnos en la calle; Baekhyun y Chanyeol están con ella.
Mientras toman el ascensor y bajan desde el décimo piso, Jongin no puede evitar sentir que algo no está bien; Kyungsoo no parece tan entusiasmado por su viaje de vuelta a su ciudad natal y porque Jongin haya peleado mucho para conseguir dicho viaje para ambos. Es un poco decepcionante no obtener la respuesta que se imaginaba.
-¿No tienes ganas de ir a Ilsan? -le pregunta tan despreocupadamente como puede.
Los ojos de Kyungsoo se abren conmocionados y agita sus brazos frenéticamente. Es tan adorable.
-¡Dios, no! Espera, quiero decir… ¡sí! ¡No sí de que no quiero ir, sino sí de que me muero por ir a Ilsan! Espera, ese fue un juego de palabras sin intención.
Jongin no hace caso del chiste y se enfoca en su pregunta.
-Pero luces muy triste para alguien que está por regresar a su ciudad natal luego de cuánto, ¿cuatro años?
Un espasmo de culpa atraviesa las facciones de Kyungsoo. Sintiéndose culpable, el mayor baja la cabeza, avergonzado, y confiesa los pensamientos que invaden su mente y han estado dándole vueltas por el cerebro.
-No es nada en realidad. Es sólo que… bueno, estoy siendo absurdamente egoísta. Eso es todo.
¿¡Egoísta!?
-¿Y eso?
Kyungsoo se retuerce bajo la mirada intensa de Jongin. Sale del ascensor antes de que éste escuche su respuesta.
-Es sólo que desearía que pudiéramos ir a Ilsan sólo tú y yo, solos -murmura, mientras las puertas del frente se deslizan abriéndose-; no quiero ir con… Espera, ¿dónde está Dara?
Kyungsoo se detiene en seco, con los ojos abiertos con sorpresa y la mandíbula colgando por su frase sin terminar, y oh, ¡ahora Jongin lo comprende! Dios, es tan gracioso que quiere llorar y reír por aquel cómico malentendido con Kyungsoo.
-¡Oh Dios, Kyungsoo! -ríe, dándole al mayor un abrazo fuerte con uno de sus brazos mientras Chanyeol y Baekhyun se dirigen hacia ellos, lejos del Hyundai estacionado en la calle-. ¡Dara es el auto de Chanyeol hyung!
-No puedo creer que te pusieras celoso de un auto.
-… Cállate.
En su feliz viaje hacia Ilsan-gu, en la interestatal, Kyungsoo de pronto se despierta de su siesta y le ordena (entiéndase, toma el control del volante y casi mata del susto) al señor chofer Kim Jongin que tome la siguiente salida, que los llevará a Deokyang-gu.
-¡Pero nos desviaremos! -farfulla el chofer Jongin a modo de protesta-. ¡O sea, nos tomará más tiempo llegar a Ilsan!
-Calla. Quiero ver algo.
El infierno no contiene tanta furia como un Do Kyungsoo despechado. Así que, como el amoroso novio de dicho hombre, Jongin cambia su curso obedientemente y va hacia el carril que los llevará al otro lado de Goyang, donde lo desconocido espera por su llegada.
¿Qué hay en Deokyang, de todos modos?
-Además -Kyungsoo se aclara la garganta y recupera la atención de su único espectador-, ¿qué sería de un viaje sin los desvíos?
Engreído, engreído Kyungsoo. Jongin da una risita ante la mirada de satisfacción en el rostro del más bajito y le hinca un dedo en los pequeños pies, los cuales tiene apoyados en el tablero. En respuesta, Kyungsoo retuerce los dedos y continúa comiendo el único paquete de Lays (de queso crema, oh sí) que se le permite por el resto de su vida.
-Abre grande~ -canturrea Kyungsoo, palmeándole cariñosamente el regazo.
¿¡QUÉ!?
Hay un momento significativo de silencio en el aire antes de que la erupción ocurra y la lava caliente salga siseando a chorros del volcán.
-¿¿¿¿¿¿¿¿DISCULPA, KYUNGSOO????????
-OH DIOS JONGIN NO QUISE DECIR QUE ABRAS TUS PIERNAS, ME REFERÍA A QUE IBA A DARTE DE COMER UNA PAPA, OH DIOS QUÉ DIAB…
-DE ACUERDO BIEN, GENIAL, PORQUE POR UN MOMENTO PENSÉ QUE QUERÍAS DARLE DE COMER A MI…
-NO LO DIGAS, NI SIQUIERA…
-… PENE, POR JESUCRISTO…
-NO PONGAS A JESÚS Y A TU PENE EN LA MISMA FRASE, DIABLOS JONGIN, TÚ…
-¡¡SI ACABAS DE HACERLO TÚ TAMBIÉN!! Y JESÚS TENÍA PENE DE TODOS MODOS…
-AGH, QUÉ CARAJO, VOY A VOLVER A DORMIR, TOMA QUÉDATE CON ESTO, YA NO TENGO HAMBRE, MI ANTOJO DESAPARECIÓ.
-KYUNGSOO SUENAS COMO SI ESTUVIERAS EMBARAZADO, DETENTE, ME HACES PENSAR…
-DURMIENDO.
-… QUE TE HICE EL BOMBO O ALG…
-DURMIENDO.
-CARAJO DEJA DE INTERRUMPIRME Y EVITAR EL TEMA, TE HACE PARECER COMO SI ESTUVIERAS EVADIENDO LA VERDAD.
-KIM JONGIN DETÉN EL AUTO.
-NO PODEMOS DETENER EL PUTO AUTO, ESTAMOS EN MEDIO DE LA AUTOPISTA…
-DIJE QUE DETENGAS EL AUTO.
-PERO ESTAMOS EN UNA AUTOP…
-CÁLLATE YA SÉ QUE ESTAMOS EN LA AUTOPISTA, AGH KIM JONGIN SÓLO DETENTE.
-DE ACUERDO, DE ACUERDO, CIELOS.
...
-Necesito orinar.
-Jamás me dejarás olvidar esto, ¿no?
-Jamás.
-Genial, me alegro de que lo hayamos aclarado. Buenas noches.
Pero bueno, Kim Jongin es un Seulense inútil; supera a los satélites defectuosos y se queda con el puesto número uno como el GPS más disfuncional según los estándares internacionales y, por lo tanto, luego estar perdidos en medio de la nada por dos horas, Kyungsoo decide encargarse del problema y desterrar al tonto idiota de la tierra de los volantes para toda la eternidad.
-Ya he manejado lo suficiente -murmura Jongin miserablemente, con el rostro sombrío mientras ahoga sus penas y abatimiento con abundancia de papas Lays (no, no con el pene de Kyungsoo).
-Cómete tus papas.
-Eres tan rudo.
Pero al menos Kyungsoo los lleva a alguna parte. Conduce entre innumerables embotellamientos y toma muchos atajos hasta que se detiene frente a un lugar que Jongin jamás habría imaginado visitar.
-¿La universidad aeroespacial de Corea? ¿En serio?
El más bajo ignora aquella mirada de incredulidad en el rostro de su novio y aparca en el estacionamiento vacío sin decir palabra, y luego apaga el motor.
-¿Kyungsoo? ¡Eh, Do Kyungsoo!
¿Acaso se les permite siquiera entrar a las instalaciones? Jongin no está seguro de cómo funcione la ley pero, mientras trota detrás de Kyungsoo, quien está atravesando las puertas de la universidad, está bastante seguro de que estarán más que fritos si los atrapan ingresando sin permiso.
No quiero pasar mis vacaciones en la cárcel comiendo curry, lloriquea mentalmente.
Son las vacaciones de verano. Los pasillos están desiertos y hay casi cero estudiantes merodeando por la escuela, excepto por aquellos que reprobaron y están acampando en la biblioteca, estudiando noche tras noche hasta muy tarde.
-Busquemos algún salón de clases vacío.
-Sí, vamos. -Y quedémonos allí por siempre y no salgamos jamás.
Al final, encuentran un aula vacía y sin llave donde pueden esconderse de los ojos invisibles de la universidad. Ahí están a salvo. Kyungsoo se deja caer en una de las sillas y entierra la cabeza en sus brazos, exhausto por la descarga de adrenalina que lo ha dejado sin aliento.
¿Y Jongin? A menos que uno busque arduamente, nadie lo podrá ver tirado detrás del escritorio del profesor, con las piernas desparramadas en el suelo y los brazos colgando con soltura a los lados.
-Espero que no fueras así de aventurero cuando estabas sano -gruñe. Tener que huir de los profesores y la seguridad es algo tan estresante.
-No que recuerde -murmura Kyungsoo, con la voz algo apagada por los brazos escudándole el rostro. Hay una pausa notoria antes de que prosiga. -¿Te conté alguna vez que era mi sueño estudiar en esta universidad?
Jongin se pone de pie velozmente y mira al hombre, quien tiene ahora su torso encima de la mesa.
-Yo… tú… ¿¡qué!?
Kyungsoo levanta la mirada.
-Siempre quise ser ingeniero -dice con tristeza.
-asdjhjfkgsgkjdlahl.
-Siempre quise experimentar la vida de universidad. La sensación de no llevar uniforme para ir a clases, la sensación de que a tus profesores no les importe un carajo lo que hagas durante las lecciones… Es maravilloso cuánta libertad puede uno tener y aún así conseguir buenas notas en una institución de educación superior.
Ah, así que por eso Kyungsoo quería entrar; quiere ver el lugar antes de ser condenado a la perdición eterna dentro del hospital. Jongin se siente triste por su hyung, quien está mirando la pizarra blanca en frente de la clase ahora, muy probablemente imaginando numerosas ecuaciones algebraicas garabateadas allí y la migraña que conllevan.
Las fechas límite de entrega, las noches de fiesta y la búsqueda de analgésicos luego de las resacas; es triste pensar que Kyungsoo nunca experimentará nada de eso. Nunca podrá esperar ansioso a que llegue su ceremonia de graduación porque ni siquiera tendrá una; nunca podrá vivir una vida sin los constantes chequeos en el hospital a causa de su condición y las complicaciones que vienen con ella.
Jongin quiere hacer algo por el chico. Si alguien se merece ser feliz, ese es Kyungsoo. Nadie se merece quedar afuera de las raras bondades de la vida, no cuando todo lo que la vida le ha dado han sido tratamientos médicos de porquería y enfermedades terminales que nada en el mundo las puede curar.
Si Kyungsoo no puede ir a la clase, entonces Jongin llevará la clase a Kyungsoo.
-¡La clase entra en sesión!
Está casi seguro de que es «corte» en vez de «clase», pero hey, mientras que sirva está bien.
Kyungsoo salta de su asiento y mira a Jongin con esos ojos suyos grandes e inocentes. Jongin trata de usar su telepatía de alma gemela para decirle que le siga el juego. No es divertido ser el único que trata de alivianar la tensión en la habitación.
-¡Pasaje de lista! -ladra Jongin-. ¡Park Dumbyeol!
Silencio.
-¡Byun-Tae-Hyun!
Silencio.
-¡Do Kyungsoo!
-¡Presente!
¡Éxito!
-De acuerdo clase, ¿recuerdan la tarea y los apuntes que les dejé la semana pasada?
-Ne~ Songsaengnim, ¿por qué esta clase se siente como si estuviéramos en un jardín de infantes?
-Silencio Kyungsoo-ssi, ¡se supone que las clases y los discursos están hechos para la comunicación en ambos sentidos!
-Oh, ¿en serio?
-Kyungsoo-ssi, ¿está usted cuestionando mi intelecto y mi habilidad para impartir una clase?
-Oh no, para nada señor.
-Bien. Ahora, ¿alguien tiene alguna duda o pregunta en relación a sus tareas?
El brazo de Kyungsoo se eleva rápidamente, como Hermione Granger en sus mejores y más brillantes días.
-¿Sí, Kyungsoo?
-Seongsaengnim, ¿qué es el amor?
Su mirada juguetona se suaviza. Y sin siquiera apartar la vista del hombre que está a menos de dos metros de distancia, Jongin habla desde el fondo de su corazón y deja que sus emociones hagan todo el trabajo. Los siguientes minutos pasan fugazmente.
-El amor es enloquecer, el amor es compartir momentos incontables contigo todos los días, pasar tiempo contigo, besarte…
Hay estrellas en los ojos de Kyungsoo. Las lágrimas no importan; todo lo que importa son ellos, ahora, viviendo y respirando la esencia de cada uno y apreciando el tiempo que les queda juntos.
-… El amor eres tú. Nadie más.
Está de pie delante de él. Quiere besar aquellas lágrimas que le están cayendo por sus mejillas rosadas hasta hacerlas desaparecer; quiere besar a Kyungsoo.
Y lo hace.
xiii.
A veces se nos olvida que estamos muriendo.
-Necesitamos un lugar donde quedarnos. -Jongin anuncia su descubrimiento mientras manejan más y más lejos de Deokyang, hacia Ilsan.
-Carajo.
-Seh.
-No había pensado en el alojamiento, para ser sincero -confiesa Kyungsoo, culpable-. Perdón.
Hay un pensamiento que ha estado dando vueltas en la mente de Jongin por un tiempo ya. Jongin es un chico curioso; también fue criado por sus padres con buenos y firmes principios. A pesar de todo esto, es nada más que un hombre loca y apasionadamente enamorado, y llegará un momento en el que cree que querrán mudarse a su propia casa, y definitivamente quiere que Kyungsoo forme parte de todos los Kims en su familia, así que……
-Sabes, siempre podemos conseguir alojamiento gratuito -comenta Jongin tan despreocupadamente como puede mientras maneja en círculos por la ciudad (sí, ha recuperado el control del volante).
-¿Dónde? ¿En el parque? Jongin, no quiero dormir en los bancos y tener que pedir dinero.
Jongin quiere embestir el auto contra un edificio y nunca volver a la vida.
-Kyungsoo, ¿eres estúpido? ¿Crees que podría soportar el hacerte vivir como un vagabundo sin hogar?
-Hey no soy estúp…
-Silencio, ¡obviamente lo eres si no has pensado todavía en lo que estoy pensando yo!
-Cómo rayos podría yo saber lo que…
-¡Kyungsoo, tienes a tu familia en Ilsan! ¡Podríamos simplemente tirarles la bomba y decirles que nos quedaremos!
-Eso… -Kyungsoo hace una pausa a la mitad de la frase y piensa por un largo tiempo. -No sería una muy buena idea.
-¿Qué? ¿Por qué? -Aquello es indignante, ¡tienen frente a sus ojos alojamiento gratuito y Kyungsoo no lo acepta! ¡El dinero siempre es un problema para los estudiantes; uno no debería temer el ser desvergonzado si eso significa ahorrarse dinero!
-Porque… bueno… ¿estaba pensando que la sorpresa podía llegar después?
-Pero quiero conocer a tus padres. -De acuerdo, había establecido que hacer pucheros es desagradable, pero cuando ya ha jugado todas sus cartas y no le queda más por hacer, Jongin está dispuesto a rebajarse más aún y hacer sobresalir su labio inferior si eso significa ganar una discusión que le hará ahorrarse dinero.
A su lado, Kyungsoo suspira.
-Lo lamento, Jongin-ah, ¿podemos simplemente pasar la noche en un motel barato? En verdad no creo estar listo para sorprender a mis padres siendo tan tarde.
-De acuerdo.
-Lo siento -se disculpa con suavidad el chico. Levanta una mano para darle unas palmaditas afectuosas, y diablos, ¿cómo podría Jongin permanecer enojado o frustrado con su pequeña bolita tierna y kawaii?
-Sabes que haría lo que sea por ti.
Kyungsoo le sonríe con alegría.
-Eres el mejor.
Jongin parte con sus 70 mil won hacia el mostrador del motel barato pero de aspecto aceptable, cerca del vecindario de Kyungsoo (o eso dice él). Cautelosamente le dice a su hyung que se quede afuera en el pasillo por un minuto, mientras él inspecciona la pequeña y lóbrega habitación doble en busca de cucarachas y otros insectos mortales que puedan potencialmente asustarlos y dañarlos.
Abriría la puerta de una patada, pero Gama-chan está mortalmente flaca ahora; no tiene los suficientes kachíngs como para pagar por una compensación si rompe la puerta en dos.
-¡No hay moros en la costa! -susurra Jongin teatralmente.
Kyungsoo pone los ojos en blanco y lanza sus bolsos a la habitación antes de dar un portazo.
-Por setenta mil esto se ve bastante bien -comenta, cuando ve las sábanas limpias y una solitaria pava eléctrica posada en la mesa. El aire acondicionado funciona a la perfección también.
-¡Gama-chan está muriendo de hambre! -se queja Jongin con dramatismo, sujetando su preciosa y vieja billetera verde, con motivos de ranas de caricatura cosidos en la tela.
-Gama-chan va a comer cuando la alimentes. Ahora ve y dúchate mientras busco mis píldoras.
-Sí, mamá.
Y más tarde, tras una agradable, cálida y relajante ducha (bendito sea el calentador), Jongin encuentra a Kyungsoo recostado en la cama, con el control remoto en las manos mientras sus pequeños ojos están fijos en la televisión frente a él.
-Qué miras.
-Una película americana.
Ooh, es tan raro que KBS transmita algo que no sean dramas tristes y sádicos para las masas.
Pero tras diez minutos de ver la película, la reciente impresión de Jongin de la nueva política de la KBS se destroza en pedazos, al ver que Kyungsoo está mirando una película horrible, triste y devastadora llamada «POSDATA: TE AMO», la cual trata de una chica y su novio muerto, o esposo, lo que sea; Jongin no sabe ni quiere saber.
Sintiendo los fragmentos de amargura picándole el corazón, le saca el control remoto a Kyungsoo y cambia de canal. Prefiere ver un trillón de episodios de Strong Heart antes que ver una película estúpida que hará que terminen llorando como niñas.
-¡Hey! -protesta Kyungsoo.
-Odio esa película. Ve a ducharte. -Y el doblaje apesta.
-¡Pero es una película tan conmovedora! La chica acaba de recibir esas cartas y…
-Ducha. Ahora. -No me hagas desvestirte, añade Jongin mentalmente, e ignora las imágenes de él quitando capas de ropa del cuerpo de Kyungsoo. Argh. Basta.
-Pero acaba de recibir las cartas. -Kyungsoo pone cara triste y se va pisoteando hacia el baño sin decir una palabra más.
Sé fuerte, querido corazón, se dice Jongin a sí mismo; no debes permitir que Kyungsoo te vea derramando unas estúpidas lágrimas.
-Lloraré si veo esa puta película -murmura para sí.
-Bastardo masoquista -grita Kyungsoo desde el baño. Jongin ignora esas palabras y continúa mirando a Park Jungsoo contándole a las cámaras otra de esas historias que cambian vidas.
En algún momento en medio de la noche, mientras Jongin está profundamente dormido, algo le golpea la espalda y lo devuelve a la Tierra. Estira su cuello y voilà, es Kyungsoo que se acurrucó hecho una pelota detrás suyo, con el rostro en el hueco de su espalda.
-Sabes -murmura Jongin mientras se voltea y toca el trasero del mayor con el dedo-, podrías simplemente haberme dicho que querías dormir conmigo.
Kyungsoo levanta la mirada, con sus mejillas teñidas de rosa, y Jongin no sabe por qué es que quiere acariciárselas y ver cómo su rubor florece de pequeños brotes rosados a radiantes rosas rojas.
-¿En serio? ¿Puedo? -Kyungsoo luce tan esperanzado que duele.
Bueno, obviamente aquel don nadie no captó el chiste; Jongin suspira y envuelve al pequeño, pequeño Kyungsoo con sus brazos.
-Claro. Después de todo, tú eres mi único Kyungbú.
-Jongin, por favor.
-Sólo duerme.
El viaje hasta la casa de Kyungsoo está sorpresivamente callado a la mañana siguiente. Kyungsoo da indicaciones y les abre camino por medio de atajos y numerosas áreas residenciales hasta que le dice a Jongin que frene y se detenga en frente de la casa con la chimenea falsa.
La atmósfera se vuelve muy densa. Jongin traga, nervioso. A su lado, Kyungsoo lucha e intenta acomodarse torpemente el dobladillo de su camisa.
Cielos, la hora finalmente ha llegado, ¿no es así?
Más y más silencio. Jongin traga la bola de ansiedad y se fuerza a decir unas palabras. Tienen que comenzar en algún momento.
-Kyungsoo-ah.
-¡Quép!
Jongin quiere hacer un facepalm. ¿Cómo puede Do Kyungsoo ser tan kawaii?
-Deberías salir del auto y tocar el timbre, ¿no? Sólo digo.
-Sí, debería.
Con cuidado, tras lo que parece una eternidad, Kyungsoo abre la puerta y camina seis pasos antes de volver corriendo y cerrar dando un portazo.
-Vámonos -ordena.
-¿Eh?
-Conduce. Fuera de aquí. No puedo hacer esto, estoy tan jodidamente nervioso que no puedo.
Woah woah woah, ¿acaso Kyungsoo acaba de insultar?
-Kyungsoo hyung…
-No puedo caminar hasta la puerta y tocar el timbre.
-Hyung, hyung, relájate. Cálmate. Respira.
Dicho hombre se detiene a mitad de su bronca, con los ojos como platos por el miedo y la ansiedad. No parece estarlo pasando mucho mejor que él ahora, para ser dolorosamente honestos.
-Respira hondo. -Sin embargo, Jongin prosigue. El show debe continuar, ahora que han recorrido todo el camino desde Seúl hasta allí.
Kyungsoo inhala y exhala como le es indicado.
-Ahora quiero que escuches lo que te voy a decir. -Kyungsoo asiente. -Te dejaré aquí para que tengas un tiempo a solas con ellos, y caminarás hasta esa puerta y abrazarás a tu pobre umma y appa, quienes deben estar horriblemente preocupados, y yo volveré luego del almuerzo para verte. -Y podrás presentarme como tu novio, añade mentalmente. -¿Eso te suena bien?
-De acuerdo.
-De acuerdo.
Por eso es que, veinte minutos más tarde, Jongin se halla sentado en un centro comercial, enviándole mensajitos de texto a Chanyeol y asegurándole que sí, Dara está a salvo e ilesa; y que sí, Kim Jongin está al tanto de las consecuencias, que si Dara llega a chocar contra algún árbol, él sufrirá una muerte horrible y dolorosa.
En serio, a veces Jongin cree que Chanyeol lleva su obsesión maniática por los autos demasiado lejos. Pobre Baekhyun. Chasquea su lengua.
k tal sta tu novio
esta c/ sus padres ahora. hablando y abrazandose y besandose supongo
hombre eso debe doler se olvidaron d k tienen un yerno lmfao pobre cosita
hey! me presentara luego cdo vuelva y lo recoja ok
pff. seguro ni t van a mirar
x favor! soy un estudiante de med. la gente ama a los estudiantes de med.
spera y veras.
Pfff. Park Dumbyeol no sabe de qué está hablando. Por sexta vez, Jongin mira su reloj y se da cuenta de que ya ha pasado la hora del almuerzo hace rato. Rápidamente trota hacia la salida y, para su consternación, se encuentra con que está lloviendo a cántaros y no hay forma de que llegue hasta Dara sin empaparse con la puta lluvia.
-Demonios. -Maldice e insulta en cada idioma que conoce (lo cual no es mucho a menos que se tenga en cuenta su chino pobre, el cual Luhan le enseña durante su tiempo libre) mientras maneja fuera del estacionamiento y hacia las calles. Bajo la lluvia, todas lucen iguales. Dios.
No está seguro de cómo se las arregla para encontrar su camino de vuelta hacia la casa de Kyungsoo, pero cuando lo hace, la lluvia torrencial continúa, y desde la distancia puede ver la silueta de una persona parada en medio de la calle bajo la lluvia; probablemente perdió la cabeza.
Y mientras Jongin conduce acercándose más y más y se prepara para tocar la bocina, el lunático resulta ser nada más ni nada menos que Do Kyungsoo.
¡¿Qué carajo?!
Kyungsoo ni siquiera nota que el auto frena junto a él hasta que Jongin estaciona y lo empuja a un lado para evitar que sea atropellado por algún conductor loco sin ningún sentido de moralidad o responsabilidad.
Le hierve la sangre. No hay siquiera un puto árbol donde puedan refugiarse de aquella puta lluvia.
-¿¡Qué pasó!? -grita prácticamente Jongin-. ¿¡Por qué no estás allá -Apunta con un dedo a la puta casa frente a ellos- sino aquí!?
Kyungsoo ni siquiera se encoge; sólo tiembla por el frío.
Carajo, mierda, a este ritmo Kyungsoo pescará un resfriado, un resfriado, y no será nada lindo porque mierda, Kyungsoo tiene cáncer. ¡Ya tiene una puta meningitis para agregar a su eterna miseria, por Dios santo! ¡Ya no tiene un sistema inmune en el que pueda confiar para ahuyentar a los virus y a los resfríos!
A Jongin ya no le importa una mierda nada más; va a irrumpir en la puta casa y exigir toallas secas y una ducha caliente para Kyungsoo, quien luce como si hubiera llorado toda la lluvia en este mundo. Carajo.
Va pisoteando por toda la grava y está listo para dejar un hoyo donde está el puto timbre de la puta casa cuando de pronto unos brazos helados lo detienen y lo empujan hacia el auto.
-Carajo, Do Kyu…
-Volvamos a casa.
El tono rotundo y desesperado de la voz de Kyungsoo es suficiente para impulsar a Jongin a llevarlos de nuevo hasta el motel y meterlo bajo la ducha de inmediato.
Qué. Situación. De. Mierda.
Carajo carajo carajo carajo Kim Jongin sigue tan jodidamente enfadado con el planeta entero que ha perdido el puto apetito y no quiere volver a hablar con nadie nunca jamás.
Qué clase de lógica es esa, ¿¡quién carajo deja a su hijo enfermo parado bajo la lluvia por horas!? Por dios, que les den a todos.
Una pequeña vocecita al fondo de su cabeza le recuerda con calma que ya han pasado casi cuarenta minutos desde que Kyungsoo entró al baño.
Carajo. Mierda mierda mierda mierda ¿¡se ahogó o se desmayó en la ducha!? Carajo.
-¡Kyungsoo! -La puerta se abre de par en par y, por suerte, Kyungsoo aún está parado en el mismo lugar donde lo dejó Jongin, con su ropa mojada pegada a su pálida piel.
Kyungsoo levanta la mirada. Sus ojos están hinchados y rojos. No ha dejado de llorar. El corazón de Jongin se rompe una y otra vez.
-Estoy tan cansado -es todo lo que dice.
-Oh, Kyungsoo. -La ira de Jongin se disipa y es reemplazada por angustia. Es demasiado desgarrador el ver a alguien a quien amas tanto destruido y muriéndose por el daño emocional. Callado, descansa la cabeza del mayor en sus hombros y lo toma en brazos, donde sentirá calor y seguridad y nadie tendrá que estar parado en la lluvia esperando por cosas que nunca ocurrirán.
-Me abandonaron. No podía… No podía regresar y rogarles. No quería rogar más.
-Shhh, está bien, estás a salvo ahora.
-Ya no quiero ser abandonado, Jongin.
Limpia los mocos de Kyungsoo con sus manos. Lo ama así que no importa.
-No lo serás, no lo serás. Te lo prometo.
Dicen que el sueño lo cura todo. Jongin no está de acuerdo. Kyungsoo aún derrama lágrimas en sus sueños cuando Jongin lo abraza con fuerza en la cama esa noche. Es tan pequeño, tan frágil y tan flaco que siente que podría aplastarlo usando sólo su fuerza en exactamente diez segundos.
Jongin nunca lo había visto así de destruido. ¿Eso es lo que la familia les hace a los de su misma sangre? ¿Abandonan a los débiles y jamás regresan?
Viajar a Ilsan fue una mala decisión y es todo su culpa. Jamás debió haber sugerido eso en primer lugar. Jongin está realmente arrepentido por su error.
-Volveremos a casa, ¿sí? -Pone a Kyungsoo de pie esa tarde cuando ya hubieron depositado sus pertenencias en el baúl del auto. Están listos para irse, y esta vez Kyungsoo no será el que sea abandonado; va a ser quien deje atrás los recuerdos desagradables.
Kyungsoo respira las palabras de Jongin y las mantiene en su corazón.
-A casa.
xiv.
Ohana significa familia, y tu familia nunca te abandona. Pero si quieres puedes irte.
Siempre te recordaré. Siempre recuerdo a los que se van.
-Lilo, «Lilo y Stitch»
Al día siguiente, Jongin está atrasado para encontrarse con Kyungsoo y ver cómo el pequeño pasó la noche. Debe haber estado realmente cansado, porque se durmió a pesar de que sonaron cuatro alarmas con un intervalo de cinco minutos entre sí, hasta que Joonmyun lo comenzó a sacudir para despertarlo y comprobar si aún tenía pulso o no.
Por lo tanto, para cuando anuncia su llegada a la habitación de Kyungsoo, ya es hora de que las enfermeras le inyecten a este último su goteo de quimioterapia.
Pero aparentemente hoy no, piensa Jongin cuando entra y ve a Taeyeon noona de pie junto a Kyungsoo, anotando algo en su tabla sujetapapeles. Su goteo de quimio no está, y el chico yace en la cama, con los ojos cerrados y su pecho subiendo y bajando con pesadez. Su rostro expresa incomodidad, activando la alarma del radar en la mente de Jongin.
-Taeyeon noona -saluda él en voz baja.
-Hola, Jongin.
-¿Ocurre algo? -pregunta con cautela.
Taeyeon levanta la vista de sus anotaciones por primera vez y contempla al estudiante de medicina con seriedad.
-Kyungsoo ha estado con una ligera fiebre. Se está recuperando.
Oh cielos.
-Debería estar descansando -vuelve a hablar Taeyeon, con tono grave. Jongin conoce el juego. Se supone que se vaya; pero diablos, Kim Jongin no escuchará a nadie. Se va a quedar al lado de Kyungsoo y va a darle sus medicinas y a observar mientras se recupera de su resfriado aunque sea lo último que haga.
-Sólo me sentaré a su lado. No lo molestaré, lo prometo.
-Quédate -murmura Kyungsoo repentinamente. Jongin se gira y ahí está él, mirándolo con ojos soñolientos y cansados. Con cuidado, unos pequeños dedos se aproximan para entrelazarse con otros más largos, pidiéndole que se quede en la habitación. Junto a Jongin, Taeyeon suspira.
-De acuerdo. Pero déjalo descansar, ¿sí? Ha tenido una noche complicada.
-Sí señora.
Tan pronto como la enfermera abandona el cuarto y cierra la puerta, Jongin camina hacia un adormilado Kyungsoo y le aparta los mechones de cabello con ternura para sentir su temperatura. Bajo su palma grande, Kyungsoo se relaja instantáneamente al sentir el frío toque.
-No me siento muy bien -murmura el más bajo.
-Jamás debí haberte hecho quedar bajo la lluvia. -Nop, la culpa aún no se ha ido.
El hombre somnoliento bisbisea algo indescifrable antes de caer dormido en tres segundos exactos. Le deben haber dado medicación extra fuerte para que la reacción sucediera tan rápido.
Y así, Jongin se sienta en la silla junto a la cama y cuida de Kyungsoo. Mira el modo en que su pecho se eleva y desciende con cada respiro, la forma en la que yace tan quieto que por momentos lo asusta mucho. Se siente raro estar del otro lado del cristal. Jongin normalmente duerme solo, y si no, con Kyungsoo, este último envuelto a salvo en sus brazos y bajo su mentón. Ver a un ser querido dormir es insólito, porque Jongin tiene el sueño muy pesado y raramente observa sus alrededores cuando su cama está a la vista. Por lo tanto, le confía todo aquello a su memoria y disfruta de la quietud que trae aquella sensación de paz.
En algún momento, pierde la noción del tiempo. Jongin ni siquiera nota que ya se está poniendo el sol cuando las puertas se abren y Luhan aparece para recordarle que aún es humano y necesita su dosis diaria de carbohidratos y proteínas. Jongin le hace un gesto al alegre duende para que permanezca callado, temeroso de despertar al paciente, pero Luhan conoce sus límites. Espera afuera en silencio para que Jongin se despida, y abraza con fuerza a su mejor amigo cuando sale de la habitación.
Jongin no necesita palabras de consuelo para lo que está atravesando. Lo único que necesita es lo siguiente: entendimiento y compasión de parte de sus amigos por estar pasando la totalidad de sus vacaciones de verano lejos de ellos para poder estar con la persona que ama.
Jongin está agradecido.
Desea que aquello dure.
xv.
Hoy elaboran una lista de la gente que asistirá o no al funeral de Kyungsoo. Para ayudar y tratar de que el chico se sienta mejor, Jongin escribe sin contemplaciones el nombre de su grupo entero de amigos, así se ve como si más gente fuera a ir a velar a Kyungsoo en su partida.
Además, Kyungsoo le cuenta todo. Le cuenta a Jongin sobre su vida en Ilsan. Las vergonzosas historias de su niñez, sus enamoramientos y cartas secretas de amor en la secundaria, todo lo que ocurrió pre-cáncer y post-cáncer; lo reviven todo y ríen de ello tal como la gente que tiene cincuenta años más lo haría.
La atmósfera está maravillosamente genial, hasta que Kyungsoo deja de reír y tacha ‘appa’ y ‘umma’ de la lista frente a él.
-En cierta retorcida forma-dice de pronto-, están algo decepcionados por haber dado a luz a un hijo cuyos genes en algún momento se estropearon. Soy una mutación andante, a la gente le gusta remarcar eso, así que supongo que, con el tiempo, no pudieron soportarlo más y me enviaron aquí.
Jongin no sabe cómo lidiar con aquel abrupto cambio de humor. Hace un sonido raro y estrangulado con la garganta en un patético intento por consolar a su impasivo novio.
-No pierdas la fe en la humanidad -trata, débilmente.
Kyungsoo voltea su cabeza a la velocidad de la luz.
-No lo hice ni lo haré. Tengo a mi abuela, tengo a las enfermeras que cuidan de mí más de lo que nadie me cuidó de niño. -Luego posa ambas manos (las cuales están heladas, Jongin quiere besarlas hasta calentárselas) en ambos lados de la cara de su novio y lo mira con intensidad. Es la última vez que Jongin ve constelaciones de estrellas explotando y detonando en resplandecientes supernovas tras los más brillantes ojos. -Y lo más importante de todo -dice lentamente-, te tengo a ti.
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