viii.
Kim Jongin ha tenido un sueño.
Ha tenido el sueño más bizarro y más maravilloso, donde Kyungsoo aparecía mágicamente y lo besaba y tenían sexo apasionado Dios sabrá cuántas veces y después se dormían acurrucados y besándose, y déjame decirte que ha sido el sueño más maravilloso que ha tenido. Ni siquiera soñar con eyacular encima de su exprofesor de Lengua en la secundaria fue así de maravilloso.
Fue tan jodidamente fantástico y se sintió tan real que Jongin quiere llorar y alabar a Jesús por haberle permitido tener el mejor y más salvaje sueño húmedo que ha tenido en toda su vida.
Sólo para asegurarse, Jongin da un golpecito en el espacio a su lado en la cama.
Está vacío.
Sep, sólo un sueño. Qué lástima que no sea real.
-Buenos días.
O mmmm tal vez lo es.
Jongin levanta su cabeza de la almohada y dios santo Kyungsoo está allí, sentado en su silla, con su libro de medicina en el regazo y está vistiendo su puta remera que le queda demasiado grande y eso es lo único lo que lleva puesto por Dios.
Olvídense de alabar a Jesús. Jongin está listo para volver en el tiempo y salvar al santo hijo de Dios si el mundo se lo permite.
-¿Buen… día? -Jongin se sienta y se frota los ojos antes de parpadear para asegurarse de que Kyungsoo realmente está allí, en su cuarto, en cuerpo y alma.
Kyungsoo suelta una risita ante su confusión. Eso lo calienta un poco.
Fue real.
Real.
Todo.
Cada puta cosa. Incluso los gemidos de Kyungsoo y el arqueo de sus caderas contra las de Jongin.
TODO FUE R E A L.
(E L S E X O) F U E R E A L.
Entonces Kyungsoo deja el grueso libro de mil toneladas junto a las latas de cerveza que ha ordenado mientras Jongin aún dormía (¿¡a qué hora se despertó!?) y camina hacia la cama, donde un muy confundido y distraído Jongin se halla sentado entre las sábanas blancas y la manta que cubren su dignidad.
-Te ves tan tierno cuando recién te despiertas. -Kyungsoo se arrodilla frente a él en la cama y le acaricia el rostro con delicadeza.
-¿Kyungsoo? -Jongin no puede creerlo. ¿Qué clase de broma de mal gusto es esa, haciéndole creer que pueden ocurrirle cosas buenas alguna vez?
-¿Mmm? -Kyungsoo lo besa suavemente en la sien. Jongin estira la mano para tocarlo, para sentirlo como soñó cada noche desde que se conocieron, y asegurarse de que Chanyeol no agregó simplemente alguna píldora extraña en su bebida la noche de ayer.
-Oh por dios esto es real. Eres real.
Algo está ocurriendo en la vida de Jongin ahora. Es increíble. No puede respirar, ni contener las emociones que le brotan en su interior, ni ser feliz y no llorar después del sexo carajo eso es tan humillante por dios.
-Por supuesto. -Kyungsoo le seca las lágrimas y presiona su frente contra la suya. -Soy real. Estoy aquí.
Y te amo tanto.
-Bésame.
Y Kyungsoo lo hace. Hace más que eso: le dice a Jongin que regrese del mundo de la desilusión y se quede y siga amándolo. Enciende una llama de conciencia y deseo en su interior mediante sus suaves roces de labios, delicados toques aquí y allí y a la larga en todos lados, y lo más importante de todo, le dice a Jongin que estarán bien, que ha llegado para quedarse, y por eso Jongin lo recibe con los brazos abiertos.
-Jongin-ah -dice Kyungsoo más tarde, tras otra sesión de conocimiento en profundidad. Están en los brazos del otro, Jongin acariciando el cabello despeinado de Kyungsoo y recorriendo con sus dedos su clavícula hasta que desaparecen en algún lugar más abajo.
-Qué.
-No nos podemos quedar en la cama por siempre.
-Por qué no. -Ni siquiera es una pregunta lo que dice Jongin; es una declaración absoluta que está dispuesto a defender con uñas y dientes. ¿Quién dice que la gente no puede vivir para siempre en sus camas y tener sexo por atrás cuando tienen ganas, eh?
-Podríamos ir hasta IKEA y comprar un estante para tus libros. Uno pequeño, ya que no tienes mucho espacio aquí de todas maneras -continúa, como si fuera la cosa más natural para decir tras una noche y un día pasados en la cama frotando un cuerpo contra otro.
-O podríamos quedarnos aquí por siempre y mirarnos y tener sexo genial de nuevo.
-Jongin.
-Bueno, está bien. ¿Pero podemos ducharnos juntos, por favor?
Les toma más de una hora salir del dormitorio después de haber sido empapados con el agua corriente hasta que su piel se volvió toda arrugada y parecida al papel. Jongin ha desarrollado una dependencia de Kyungsoo durante la noche, y no hay cura para ella excepto dejarlo besar a Kyungsoo a cada minuto más o menos, hasta que éste tenga que cubrir literalmente sus labios para que puedan terminar removiendo los restos de shampoo de sus cabellos.
Pero Jongin tiene otros planes. Toma la mano de Kyungsoo y forma un rastro de besos por su brazo hasta que nota algunas marcas desvanecidas, contrastando levemente contra su piel pálida, alrededor de la parte baja de su brazo.
-Kyung…
-No es nada -responde él velozmente, soltando su brazo del agarre flojo de Jongin.
Permanece tenso y callado incluso luego de caminar por las calles colmadas de Seúl, con sus brazos tocándose y sus dedos ligeramente entrelazados entre sí.
Jongin intenta imaginarse las razones por las cuales Kyungsoo podría haber estado ocultándole algunos de sus secretos. De acuerdo, Jongin acepta que él no es el centro del universo de Kyungsoo (aún), así que algunas cosas no giran en torno a él y no tiene derecho de andar husmeando en busca de secretos que el chico aún no está listo para contarle.
¿Cuáles son las probabilidades de que se los revele luego?
Muy bajas, piensa Jongin cuando divisa IKEA, y a Kyungsoo de pronto se le ilumina el rostro como un árbol de navidad en nochebuena. Sus ojos se transforman en estrellas, y Jongin debe aprender a aceptar aquella temporal falta de interés en él y dejar que Kyungsoo corra hasta el mostrador y tome cada catálogo que hay allí.
Cocina, sala de estar, baño, habitación, ooooh ahí hay una buena opción.
-Kyungsoo, no creo que necesitemos esos, para ser honesto. Ni tenemos el presupuesto para ello. -Jongin hace una mueca.
Pero sus sabias palabras van dirigidas a unos oídos sordos. El más bajo ya está merodeando de una sala de muestras a otra, con sus dedos rozando las paredes divisorias pintadas y los muebles de madera reciclada en exposición. La mirada de pura emoción y asombro en sus ojos hace que Jongin suspire y admita su derrota. Es su primera vez en IKEA también, así que bien podrían explorar cada rincón de aquel mega-super-ultra centro comercial, porque hey, tienen todo el día.
Jongin alcanza a Kyungsoo y le da unas palmadas en la espalda. Cuando éste se voltea, sus ojos son las estrellas y Jongin es el cielo.
-Jongin…
-Veremos cada rincón, ¿de acuerdo?
Kyungsoo asiente, moviendo su cabeza hacia arriba y hacia abajo. Sería un amo de casa excelente y adorable. Y Jongin cree que tiene un gran privilegio y mucha suerte de tener a alguien tan genial como Kyungsoo para agraciarlo y vivir su vida con él.
-¡Vamos, Jongin! ¡No tenemos todo el día!
-No te preocupes, lo tenemos.
Así que esa se vuelve su acción del día. La tensión de la mañana desaparece convertida en volutas de humo en el aire, hasta que ninguno de los dos la recuerda porque están ocupados mirando los catálogos y escogiendo muebles elegantes que jamás podrán comprar como estudiantes para su futura casa soñada. Hasta ahora, han elegido una mesa acogedora y hogareña, se han peleado por quién elige el sofá (luego Jongin dio un paso al costado porque wow, Kyungsoo puede ser muy apasionado y enardecido cuando se trata de escoger sofás y combinar muebles con los colores de las paredes cuando quiere) y actualmente están evaluando comprar la alacena perfecta para almacenar alimentos secos y demás cosas.
-Creo que ya deberíamos volver y buscar aquel estante -murmura Jongin cuando fijan la mirada en un armario que vale más que un año entero de la mesada de Jongin.
Kyungsoo suspira.
-Sí, supongo que deberíamos.
Es bastante fácil encontrar el lugar donde IKEA tiene en exposición sus estantes para libros; todo lo que tienen que hacer es ir hasta el directorio por las escaleras y buscar el departamento de estudios. Jongin lleva a Kyungsoo con él, y mientras está leyendo la letrita pequeña en el cartel de plástico (porque IKEA no puede permitirse pagar impresiones más grandes, sí claro), Kyungsoo aprieta de pronto su mano y apoya la cabeza contra su hombro.
Sus ojos están cerrados con fuerza, y su antes lisa frente está llena de arrugas, y sus palmas están sujetando los dedos de Jongin con tanta firmeza que éste casi no puede sentir nada bajo aquella presión deslumbrante. Y su rostro está pálido, mortalmente pálido.
-¿Kyungsoo?
-Dame un minuto, por favor.
-¿Quieres sentarte? -Controla el pánico controla el pánico shhhhhh.
Le toma unos instantes a Kyungsoo abrir sus ojos de nuevo, y cuando lo hace no mira a Jongin hasta después de apartarse de él.
-Acabo de pensar en algo horrible -dice con voz suave.
-De acuerdo -reconoce Jongin, y para aliviar el humor le despeina el cabello y se lo deja hecho un lío para que éste último se ría y le ponga un puchero y lo emprolije antes de que Jongin se lo vuelva a arruinar.
-¡Ahora vamos a buscar ese estante para ti!
Al final, compran el estante más barato y pequeño y Jongin lo paga con los billetes arrugados que almacena en sus muchos bolsillos. La cajera le sonríe con amabilidad y les otorga en secreto un descuento de empleados y Kyungsoo casi chilla.
Tan adorable.
Pero la contra de no tener un auto, o al menos una bicicleta, es que Jongin tiene que llevar la caja rectangular conteniendo tablas de madera todo el camino de vuelta hasta el campus. Kyungsoo se disculpa profusamente por no haber pensado en ello de antemano, pero la verdad es que a Jongin no le importa. Llevar esa pequeña carga no es nada comparado con la felicidad y las risas que le ha dado al mayor hoy. La felicidad de Kyungsoo es el objetivo final en su vida. Si hay alguien que debe y tiene que mantener a Kyungsoo permanentemente feliz, Jongin piensa que es él mismo. Están hechos el uno para el otro.
Y Jongin ha estado tan absorto en su propio mundo, en sus propios pensamientos sobre las ventajas de estar con Kyungsoo y pasar el resto de su vida con él hasta que mueran, que no se da cuenta de que Kyungsoo se escurre de su lado y cae hacia atrás hasta…
-Jongin…
La comprensión lo azota en la cara como un ladrillo. Jongin gira su cabeza con tanta rapidez que se marea y no puede diferenciar si Kyungsoo agachado en la vereda de cara al suelo es realidad o nada más que una pesadilla o una alucinación.
-¡Kyungsoo!
Su entrenamiento de primeros auxilios aparece. Lazando a un lado el paquete entre sus brazos, se precipita hacia el mayor y lo apoya contra un poste de luz.
-Siéntate -ordena, y levanta la cara de Kyungsoo, y carajo, está muy pálida, eso no es normal, especialmente durante el verano mierda mierda mierda.
-Relájate Kyungsoo. Relájate. Sigue mi ritmo. Inhala, exhala, inhala, exhala…
El ciclo continúa por unos diez minutos, estima Jongin cuando Kyungsoo comienza a respirar con normalidad sin su guía. Sus ojos siguen cerrados, no obstante; la única indicación de que sigue ahí es el movimiento de su pecho, inflándose y desinflándose e inflándose nuevamente, permitiéndole al oxígeno difundirse por sus alvéolos para respirar.
-Kyungsoo -lo llama-, ¿te sientes mejor ahora?
Muy lentamente, él levanta sus párpados. La sangre está volviendo a sus mejillas hasta que recobran su rosado natural, y sabiendo que el mundo seguirá girando y que Kyungsoo está bien, Jongin deja escapar un suspiro de alivio.
-Tan sólo… me sentí mareado de repente. Creo que es porque no he tomado el líquido suficiente hoy. A veces me baja la presión -admite Kyungsoo.
-Está bien, cuando te sientas mejor sólo dime y te ayudaré a levantarte. -Dios no lo asustes de esa forma por favor.
Y así, pasan los siguientes minutos sentados en silencio hasta que Kyungsoo cree que ya está lo suficientemente bien como para ponerse de pie y volver a los dormitorios. Jongin le deja abrazar su brazo, apoyándose contra él como soporte, y cuando finalmente regresan al dormitorio vacío, apoya la caja de cartón a un lado y jala a Kyungsoo hacia él para un abrazo. Un abrazo para decirle que está bien, y que por favor se alegre porque Jongin absolutamente no puede soportar ver a Kyungsoo preocupado por algo que él no puede arreglar.
Kyungsoo suspira y sopla en el hombro de Jongin. Se aparta, y éste puede ver aquella preocupación siempre presente en sus ojos. ¿En qué está pensando Kyungsoo? ¿Qué es lo que quiere decirle pero no puede hallar las palabras para hacerlo? ¿Qué es lo que le está pasando que Jongin no se da cuenta?
-Va a ser doloroso el estar conmigo -susurra Kyungsoo, pero ya está inclinándose de nuevo hacia adelante, con sus ojos medio cerrados, y lo único que puede sentir Jongin es el ardor del toque de Kyungsoo contra su piel, con sus brazos alrededor de su cuello y empujando para quedar a medio camino.
Jongin ya no dice nada más; cuando sus labios se encuentran, el suelo bajo sus pies desaparece y todo excepto ellos se desvanece.
Es la sensación que siempre quiso, la mejor, la que hace que todo sea más interesante y susurra palabras poéticas con amor en su vida, y Jongin esta feliz de que ha encontrado a Kyungsoo, porque sin él tan sólo sería el viejo Kim Jongin, desinteresado e indiferente hacia la vida, arañando para atravesar los días y llegar al final, cuando sea que llegue.
Hay muchas cosas que todavía no sabe sobre Do Kyungsoo. Sabe todo sobre el DO KYUNGSOO en la hoja de información que le dieron, pero explorar la profundidad y la superficie de Do Kyungsoo ya es otro asunto. Pero así y todo, piensa Jongin, de eso se tratan la mayoría de las relaciones: quitar capas y capas de piel y buscar lo que está bajo las fachadas con las que se presenta la gente. Esperará hasta el día en el que Kyungsoo se sienta lo suficientemente cómodo como para dejarle retirar sus capas de piel muerta, y sabe que valdrá la pena porque es amor, es Kyungsoo, y eso es suficiente.
ix.
Se necesita al emperador del campus, Lord Wu Yifan (o Kris, como le gusta ser llamado), para que Kyungsoo pueda escapar de las garras del apego excesivo de Jongin. Yifan irrumpe en la sala común sin golpear (bastardo), y su majestad les lanza sin parpadear su mirada de la furia de nivel 4.
Junto a Jongin, Kyungsoo se encoge tanto como le es posible para que Kris no lo vea. No se supone que esté ahí, teniendo aire acondicionado y electricidad gratis, cuando no es un estudiante de esa prestigiosa universidad.
-Inspección de dormitorios -ladra Yifan-, en media hora.
Y con eso, el dragón da un portazo, dejando a Jongin gimiendo ruidosamente en el hombro de Kyungsoo.
-Carajo -insulta.
-Creo que ese es mi pie para retirarme.
-¡No, no te vayas! ¡Puedes esconderte en el baño! -grita Jongin-. ¡O bajo mi cama! ¡O mejor aún, sé parte de mi cama para que pueda dormir contigo todos los días!
Kyungsoo hace un facepalm tan adorable que Jongin quiere rogarle a Yifan que se saltee la revisión de su cuarto y deje que su novio se quede allí por siempre. No le improta pagar más impuestos de dormitorio; ¡si eso se necesita para que se quede, entonces lo hará con gusto!
-O puedes pretender ser uno de nuestos cadáveres y yacer en el suelo hasta que la inspección sorpresa termine.
-Jongin, ¿hace cuánto no limpias el suelo?
El silencio que sigue es suficiente para que Kyungsoo sepa que la cantidad de mugre en la habitación ha rebasado la escala de suciedad que usa para calificar la limpieza, así que se pone de pie y entra al cuarto de Jongin para buscar sus pertenencias, mientras éste lo mira con tristeza, deseando que fuera parte del grupo estudiantil de la universidad, así podrían verse en cualquier momento de cualquier día. Podrían bailar por la habitación y Jongin podría besarlo a cualquier hora del día y podrían emborracharse con alcohol y tener sexo marav…
Un momento. Alcohol.
AY MIERDA.
-¡KYUNGSOO HYUNG TIENES QUE SALVARME!
Al final, Kyungsoo acepta salvar el trasero de Jongin (el cual Jongin no niega que le pertenece), llevar todas las latas vacías de cerveza y licor a Muy Muy Lejano y ayudar a reciclarlas (pero sólo porque es la primera vez que Jongin reconoce su edad y lo llama ‘hyung’). Jongin no quiere imaginarse qué haría sin él. Pero ahora que lo piensa, si Kyungsoo no existiera, Jongin no habría tenido que ahogar sus penas con alcohol porque éstas no habrían existido en primer lugar.
Pero como sea. Ahora se quedó con la chica… es decir, el chico; la vida es buena.
-Dios, puedes beber una cantidad enorme de alcohol -se lamenta Kyungsoo mientras arrastra la bolsa de cadáveres de latas vacías fuera del ascensor.
-¡He estado contrabandeando soju en mi dormitorio desde que tenía quince! -Jongin hincha su pecho. Kyungsoo le da un golpe.
-Eso no es ningún logro. ¿De dónde lo sacan, de todas formas? El alcohol no es tan barato.
Jongin sonríe.
-La familia de Chanyeol es dueña de una vinería, así que puede contrabandear alcohol en los dormitorios. Pero el bastardo probablemente beba vino de mejor calidad que el nuestro con Baekhyun hyung, para poder echarse un polvo.
-No me sorprende.
-Seh.
Llegan a la entrada, y Jongin está algo reacio a abrir la puerta y dejar que Kyungsoo escape antes de que Yifan regrese a castigarlo y enviarlo a la oficina del decano.
-Yifan-ssi fue muy amable al avisarnos de la inspección -comenta Kyungsoo, parado incómodamente junto a la puerta.
-Sí. Supongo.
……
-El clima está bastante caluroso. ¿Necesitas un paraguas?
-Creo que me las puedo arreglar. Es un trayecto corto desde aquí. Si no, tomaré el autobús.
-Enviame un mensaje cuando llegues a tu casa.
-Por supuesto.
Es tan doloroso ver a los dos estirando el tiempo sólo para poder intercambiar un par más de palabras. De nuevo, aquella sensación familiar de tristeza palpita contra sus costillas. Jongin no quiere que Kyungsoo se vaya. Su vida está muy vacía sin él; simplemente no tiene un propósito.
-Hey -dice Kyungsoo suavemente, y Jongin levanta la vista del piso para encontrarse con unos ojos tristes devolviéndole la mirada-, aún nos queda mañana. -Sonríe con tristeza.
-Sí.
-Creo que deberías abrir la puerta.
-Sí, debería, supongo. -Con un suspiro muy audible, toca el sensor con su tarjeta y mira mientras las puertas de vidrio se deslizan y se abren. -Nos vemos. -Hace una mueca.
-Te enviaré un mensaje. ¡Todavía tenemos que hacer nuestra acción del día mañana!
Ambos saben que es un falso aliento y una fachada poco efectiva que están poniendo. Y obviamente no está funcionando y no hace feliz a su pareja, así que Jongin avanza y envuelve al más pequeño en sus brazos.
-Te extrañaré.
Kyungsoo no dice nada, pero la presión extra contra su cintura es suficiente para que Jongin sepa que se siente igual. Y cuando Kyungsoo se aparta, sus ojos están rojos y llorosos.
-Aún nos queda mañana -repite Jongin.
-Sí. Mañana.
-Todavía tenemos todo el verano por delante. Esto es sólo el comienzo -intenta nuevamente. Pero hace que Kyungsoo fuerce más aún su rostro y Jongin no puede evitar preguntarse, mientras el pequeño se va, si dijo algo mal.
Sí. El comienzo. Pero no conoce el impacto de sus palabras; la sombría verdad y la realidad tras ellas. Tomará un tiempo hasta que la verdad lo golpee en el rostro y haga que se las trague.
Y para ese entonces, ya será demasiado tarde para salvar a nada ni a nadie.
El comienzo del fin empieza al día siguiente. Llega en forma de ausencias misteriosas y mensajes de voz que nunca son devueltos, sólo que esta vez le toma más tiempo a Jongin darse cuenta de qué es lo que está ocurriendo tras el grueso velo de los secretos y las verdades sin contar.
La mañana llega, y un ansioso y emocionado Jongin salta fuera de la cama, se asea, se viste y se va corriendo hasta la callecita sin salida ubicada en el vecindario donde Kyungsoo lo está esperando.
O donde se supone que lo esté esperando, piensa cuando pone un pie en el parque desierto, sin ningún humano. El viento seco que sopla sólo le hace imaginar con más fuerza que está estelarizando un show de vaqueros en el lejano oeste, excepto que en vez de encontrarse en un bar, está esperando por alguien junto a una caseta.
Mira su reloj. Son casi las once. Tal vez Kyungsoo esté cansado y se haya dormido. Jongin decide no llamarlo por el momento, en caso de que despierte a su amado, quien probablemente está soñando con él. ¡Eso sería ilegal! Nadie despierta a quien esté soñando con el grandioso Kim Jongin y su masculinidad, y absolutamente nadie tiene permitido interrumpir a Jongin cuando sueña con su pequeño y kawaii Kyungbú (excepto por el hombre en cuestión, claro).
Así que Jongin espera. Espera y espera, sentado en la rotonda bajo el ardiente e implacable sol, friéndolo como una papa. Al mediodía, Jongin saca su teléfono y marca el número que se memorizó la noche anterior, cuando Kyungsoo le envió un mensaje de buenas noches. Desafortunadamente va directo a la casilla de mensajes, y Jongin espera pacientemente hasta que suena el bip antes de colgar.
La voz de Kyungsoo suena muy tierna por teléfono. ¡Es música para sus oídos, con la que ni siquiera Elvis Presley o BoA podrían compararse!
Pero oh por Dios, a Kyungsoo parece estar tomándole un tiempo anormalmente largo llegar hasta su lugar prometido. ¿Tal vez haya un embotellamiento? ¿Algún conductor idiota embistió contra otro auto? Dios santo, ¿y si un conductor loco chocó contra el autobús donde iba Kyungsoo y ahora él está atrapado allí tratando de buscar otros medios de transporte público y no puede contactarse con Jongin porque dejó el teléfono en casa?
¡DEBO SALVARLO! Jongin sale fuera de su piscina de miseria y corre por el pavimento hacia el camino principal, a casi treinta minutos de allí. Y la esperanza dentro suyo se muere porque, cuando llega allí, el tráfico está despejado y no hay ninguna congestión. No hay autos bloqueándose entre sí y el camino está casi vacío, al haber pasado ya la hora pico.
Una ambulancia pasa como un bólido frente a él. Se detiene por un segundo en la luz roja antes de continuar a toda velocidad, con las sirenas sonando estridentemente en la distancia para cuando Jongin registró lo que acababa de pasar.
Bueno, así que nada de embotellamientos. Derrotado, Jongin marcha de nuevo hasta el claro. Se imagina a un Kyungsoo nervioso y súper arrepentido esperándolo allí en la rotonda y prometiéndole invitarlo a un buen almuerzo para que lo perdone.
Pero todos conocemos la historia. La realidad no es amable, y especialmente no lo es con Jongin en ese día. Termina esperando bajo el sol calcinante, marcando el número de Kyungsoo cada media hora, poniéndose ocasionalmente de pie para caminar alrededor y hacer circular la sangre hasta que se cansa y se vuelve a sentar, y repite el ciclo hasta que se hacen casi las tres de la tarde.
Qué estupidez. Jongin aprieta los dientes con frustración mientras regresa a los dormitorios. ¿Cómo pudo Kyungsoo ausentarse sin avisarle, qué fue lo que pasó? ¿Lo abdujeron? ¿No puede hallar el teléfono? ¿Se hartó de Jongin y decidió dejarlo plantado sin siquiera terminar con él?
-Espero que no -murmura antes de cerrar la puerta de su dormitorio tras él con un portazo. Desde el sofá, Luhan salta con sorpresa mientras que Sehun, siendo Sehun, simplemente se le queda mirando por cinco segundos antes de desviar su atención de vuelta a la televisión.
-Hey Jongin -gorjea Luhan.
Dicho hombre gruñe.
-¿Mal día?
-Terrible.
-Oh -Luhan se toma el humor agrio de Jongin con calma y lo evita-, ¿quieres cenar con nosotros luego? Conseguimos un descuento de estudiantes en el hospital; escuché que servirán chuletas de cerdo hoy.
… ¿Qué hospital con una conciencia apropiada sobre la salud serviría chuletas aceitosas y fritas?
Pero sin embargo, Jongin asiente. Está tan famélico después de haber experimentado una tremenda ira y frustración que se comería una ballena entera con gusto. Un momento, las ballenas están en peligro de extinción, así que mejor una vaca.
-Me ducharé. Dame un minuto.
¿Adónde está Kyungsoo?
Sentados entre doctores cansados y enfermeras soñolientas atiborrándose de comida, Jongin sufre una repentina y misteriosa pérdida de apetito, ya sea por la horrible agenda electrónica con la que Sehun consiente a Luhan, o por el japchae que Sehun le pidió a la ahjumma del bar.
(Pero más que nada es por lo último, porque el japchae le recuerda a Kyungsoo, y para ser honestos, Jongin se encuentra ahora un poco molesto y dolido por las acciones del mayor.)
Y cuando Luhan canturrea un «abre grande~» con su dulce y empalagosa forma de hablar, los restos de paciencia de Jongin se disipan en el aire y nunca vuelven a aparecer. Aquel es un caso extremo de Hunhanitis y debe ser tratado de inmediato con dosis grandes de sarcasmo y burlas.
-¿¡Puedes no hacer eso!? -Jongin da un bocado, pinchando la chuleta sin piedad con su tenedor. ¡Auch! Grita con una diminuta voz que nadie se molesta en escuchar (las chuletas de cerdo también tienen sentimientos).
Sehun y Luhan lo miran.
-Sólo le daba de comer.
-Sólo me daba de comer.
-¿No tienes manos, Sehun?
-Como puedes ver, Jongin -Dicho hombre se aclara la garganta-, mis manos están ocupadas con mi tazón de japchae.
-¡Entonces cómete tu japchae, Dios! ¡Por mí dense de comer veneno, para lo que me importa, pero háganlo a puertas cerradas!
-Sólo estás enfadado porque no tienes a nadie que te alimente. -Sehun echa la ira de Jongin con unos movimientos de la muñeca. -Desafortunadamente, Luhan hyung es mío, así que ve a buscar a alguien más que te dé de comer. O mejor aún, dame de comer tus chuletas.
-Te daré de comer mis puños.
Y así, la cena termina no muy felizmente para Jongin. Pareciera que sus estrellas de la fortuna decidieron tomarse unas vacaciones hoy; ¿qué hizo él para enfadar a los espíritus que supervisan su suerte? Dios.
Pareciera haber una conmoción grande cuando salen de la cafetería. Jongin se da cuenta por las miradas nerviosas y reservadas que lucen las enfermeras. Un segundo más tarde, alguien llama al doctor Jung Yunho por el sistema de altavoces, lo cual pone a Luhan todo emocionado y feliz, lamentablemente, porque oh Dios, es el doctor Jung Yunho, oncólogo y neurocirujano mundialmente renombrado, y básicamente el principal motivo por el cual Luhan está allí estudiando medicina (a pesar de cuán tonta e inapropiada pueda ser esa razón). Instantáneamente, los reflejos de doctor Jung de Luhan entran en acción y corre al ascensor más cercano, precipitándose para ir junto al doctor en la sala de urgencias.
-¡Mierda, Luhan, no es algo que te incumba; está ocupado ahora!
-¡Mis sentidos Yunho-seongsaengnímicos me alertan! ¡Seguramente yo pueda ayudarlo mejor de lo que esas enfermeras jamás podrán!
-Agh.
El viaje en ascensor es lento, y las vibras nerviosas de Luhan no ayudan para nada a calmar al intranquilo Jongin. Éste mira a Sehun, quien parece estar tomándose todo aquello sin preocupación, y siente una necesidad urgente de gritarle al más joven por estar tan jodidamente calmado en esa situación.
-Nos meteremos en problemas por interferir y será todo tu culpa Luhan, te lo juro.
-Yunho-seongsaengnim me ama así que estaremos bien.
-Yo te amo más -murmura Sehun, pero a nadie le importa. Las puertas del ascensor se deslizan abriéndose, y Luhan casi rueda hacia afuera en dirección a las puertas de la sala de urgencias, preparado para besar los pies del doctor Jung en cuanto el hombre llegue.
-Estoy bastante seguro de que les ganamos. -Sonríe.
Ciertamente lo hicieron, porque un segundo más tarde, un grupo de enfermeras se aproximan corriendo en dirección hacia ellos, trasladando una camilla tan rápido como pueden. Y el corazón de Jongin se detiene. Se detiene tan pronto como su cerebro registra las imágenes que circulan por su mente, con su consciencia desapareciendo como gotitas de agua en el desierto del Sahara.
¿Conoces esa sensación cuando todo se detiene? ¿Cuando de pronto el ritmo del mundo se frena en una décima parte y aún así se siente como si acelerara diez veces más rápido de lo normal?
Jongin lo ha sentido. Ha sentido eso en el momento en que vio a Kyungsoo acostado en la camilla, con una máscara de oxígeno presionada contra su rostro, inconsciente, mientras desaparecía camino a la sala de urgencias.
La puta sala de urgencias.
El mundo entero colapsa a su alrededor y, por suerte, el suelo está allí para atraparlo cuando Kyungsoo no.
Ha encontrado a Kyungsoo, pero no quiere esto. No quiere encontrarlo en el umbral entre la vida y la muerte, en un puto mórbido hospital. Quiere encontrarlo en el parque, encontrarlo esperando por él con una caja de bento en sus manos a modo de disculpa. No así, no teniendo que esperar desesperadamente afuera de las puertas cerradas hasta entrada la noche, sabiendo que las cosas, de alguna misteriosa forma, no están bien.
Los susurros abruptos y silenciosos de «frecuencia cardíaca disminuyendo», «recaída» e «ingresado desde el mediodía» son vagamente registrados por su mente.
Casi lo perdemos.
Jongin casi pierde a Kyungsoo también; sin saberlo, el chico casi desaparece de su lado. Y no está seguro de poder recuperarlo nuevamente.
x.
Jongin.
¡Jongin!
-¡¡Hey, kkamjong!!
Algo lo golpea en el estómago y, atontado, Jongin levanta sus párpados para mirar al transgresor que ha cometido el crimen de despertarlo mientras duerme.
-Que te den, Sehun.
-Ese es el trabajo de Luhan hyung, no el tuyo, tarado. -Y luego se va, murmurando algo acerca del dolor de tener que cargar a alguien que pesa 60 kilos todo el camino desde el hospital hasta la casa, y algo acerca de bastardos desagradecidos, pero al carajo; a Jongin no le importa nada y sólo quiere seguir durmiendo. Incluso si su cama se siente extraña esa mañana; se siente diferente, pero está exhausto y se conformará con lo que pueda.
-¡Deja de babear y sal del sofá!
Oh, es el sofá. ¿Cómo terminó Jongin ahí, de todos modos, cuando su habitación está como a cinco pasos de distancia…? Un momento. Esperen un puto momento.
Recuerda haber estado en el hospital durante la cena de anoche. Y luego…
Kyungsoo.
-Mierda.
-¿Dijiste algo, kkamjong?
-Mierda mierda mierda mierda…
-Jongin, ¡¿qué carajos?!
-Tengo que volver al hospital, mierda, él sigue allí.
-¡¡KIM JONGIN REGRESA AQUÍ, NO PUEDES IRRUMPIR EN EL HOSPITAL EN BÓXERS OH POR DIOS!!
El recorrido hasta el hospital nunca había sido tan rápido. Usualmente le toma a Jongin unos quince minutos llegar hasta la puerta; media hora en un día muy malo, y hoy es una excepción porque, a pesar de ser un día muy, muy malo, llega a la recepción en menos de diez minutos, y pregunta por el número de la habitación de Kyungsoo sin aliento.
El hospital es como un hotel. Un hotel para los enfermos y los moribundos. Qué mórbido.
Termina en la UCI. Es para familiares solamente, pero que les den (gentil recordatorio: su trasero y las demás partes divinas de su cuerpo le pertenecen a Kyungsoo); enseña su tarjeta de estudiante para ingresar. Hace caso omiso de la ceja levantada que le enseña una enfermera obesa, intenta calmar sus nervios sin éxito y abre la puerta.
Jongin va a conseguir respuestas hoy, y cuidado si no las obtiene; a la mierda con las dudas. Va a aumentar sus posibilidades de hablar con Kyungsoo de un 0.2 a un sólido 1.
Excepto que la sala está vacía. Kyungsoo se ha ido, de nuevo.
Jongin quiere gritar.
Sólo dos cosas ponen a la gerencia del hospital en un estado de caos y pandemónium: las emergencias, y cuando un paciente se aleja y desaparece bajo la mirada desatenta de las enfermeras irresponsables.
Jongin está furioso. La ira explota como lava ardiente desde las grietas de su alma, pero a pesar de estar enojado y preocupado, encontrar a Kyungsoo es su prioridad ultra-principal. Ni siquiera se molesta en enviarle una mirada de odio a la enfermera gorda antes de embarcarse en su búsqueda del paciente desaparecido en acción, Do Kyungsoo.
Kyungsoo, Kyungsoo, ¿dónde estás que no te veo?
Comienza por la planta baja; primero en la cafetería, en caso de que Kyungsoo se haya sentido hambriento y necesite algún refrigerio. Y cuando no lo ve allí, Jongin se rinde y continúa por el segundo piso. Evita el departamento de radiología sin embargo, porque sabe que Kyungsoo no es tan estúpido como para exponer su débil cuerpo a rayos dañinos.
-¿Kyungsoo? -llama hacia un grupo de personas que pasan y que ni se molestan en responderle.
Kyungsoo eobseo
6.
Jongin quiere llorar. Entrar en pánico es inútil, pero siente tanta angustia y desesperanza en su interior que no puede evitar dejar que la ansiedad lo lleve adonde sea que va. Ha revisado cada armario de limpieza, cada baño de hombres (tacha la idea de que el muchacho se esté escondiendo en uno de mujeres), y está a punto de irrumpir en salas de cirugías desocupadas para buscar al desaparecido Do Kyungsoo.
Uno por uno, los mechones de cabello se le encrespan por los altos niveles de estrés, y Jongin no está seguro de si podrá terminar aquel horrible juego de escondidas con su mentalidad intacta.
Le toma más o menos otra hora hasta que localiza a su objetivo. Al final del camino amarillo, Kyungsoo espera por él en el cuarto piso, en el ala de maternidad, donde todo está pacíficamente en silencio y los infantes duermen sin ser molestados.
Kyungsoo está parado frente al enorme cristal de la ventana de la enfermería, desde donde puede monitorear a toda la guardería de bebés profundamente dormidos. Está parado junto a su goteo intravenoso al fondo del pasillo, de espaldas al mundo, pero Jongin puede reconocer su pequeña figura en cualquier momento y lugar. Está grabada eternamente en su memoria; nadie puede no ver la forma en que los hombros de Kyungsoo están echados hacia adelante, un sobreviviente de la guerra del cáncer y de la vida misma.
Jongin de pronto se siente claramente consciente de sus acciones; nota cómo sus suelas chocan contra las baldosas del piso y cómo el ruido se magnifica hasta hacerse mil veces más fuerte, reverberando en cada rincón. Nota cómo las palmas de sus manos están sudorosas por la ansiedad, y trata desesperadamente de secarlas con la tela de su camiseta. Pero eso no es lo único que nota. No se le escapa el parpadeo de los ojos de Kyungsoo desde la ventana, y sabe que éste ya notó su presencia. No tiene sentido aproximarse al mayor en silencio y emboscarlo.
-Kyungsoo.
Dicho hombre permanece callado y vuelve a contemplar a los recién nacidos durmiendo en sus incubadoras.
-Kyungsoo, el hospital entero está buscándote. No puedes simplemente desaparecer así.
Las palabras de Jongin son seguidas por un largo período de silencio. Es inútil; piensa que Kyungsoo ni siquiera lo está escuchando. Y por un instante, la frustración que estuvo reprimiendo por tanto tiempo se maximiza y se descontrola como un látigo antes de que Jongin pueda domarla.
-¿Puedes parar con esto y regresar? Esto no es un juego. ¡Tu salud corre peligro y prefieres quedarte aquí a mirar a los bebés dormir, carajo! ¡Les debes a todos, a mí, tantas respuestas que ni siquiera es gracioso! ¿¡Crees que es divertido preocuparse por alguien que lleva dos días desaparecido y encontrarlo luego en una camilla en urgencias!? ¿¡Crees que es divertido sentarse y preguntarse qué carajo es lo que me estás ocultando!?
-Shhh, los vas a despertar -es todo lo que Kyungsoo responde.
Dios.
-¿Crees que quieren que los vigiles mientras duermen?
Y es probablemente porque está tan metido en su caparazón de ira y frustración que Jongin no nota la forma en que los hombros de Kyungsoo tiemblan y su ceño de frunce. No nota sus puños cerrados, apretados con fuerza contra el frágil cristal. Jongin sólo se da cuenta en medio de su bronca, cuando una gruesa lágrima escapa por la esquina de su ojo y desciende por su mejilla.
Muy distinto a su propio colapso nervioso; tan diferente que asusta a Jongin y lo deja mudo por un momento.
-Mierda Kyungsoo, lo siento, no pretendía…
-Quería ver vida. Quería ver vida siendo creada -dice Kyungsoo, secándose aquella lágrima solitaria con su manga. No se voltea a mirarlo, y Jongin piensa que es mejor así porque necesita algo de tiempo para hacer que la culpa que está devorando su corazón desaparezca.
(Pero sabe que no podrá porque, al igual que el dolor, la culpa permanece por períodos terriblemente largos.)
-Pero el venir aquí -El mayor pausa para tragar y quitar el nudo de tristeza de su tráquea- me ha hecho darme cuenta de que todos comenzamos a morir desde el momento en que nacemos. El reloj comienza a hacer tictac y nosotros comenzamos a envejecer, comenzamos a morir. ¿Cuál es el propósito, de todas maneras?
-Hyung, claro que hay un propósito…
-Jongin. -La voz de Kyungsoo pasa de ser una pequeña hormiga a un águila volando por la sabana, y Jongin cree que la realidad le está tomando el pelo, y que esa vez el karma ha ido demasiado lejos. Ha recorrido distancias y viajado todo el camino desde EE.UU. hasta Seúl para patearle el trasero con tanta fuerza, tan duramente, que Jongin jamás lo perdonará por lo que Kyungsoo le dice a continuación: -He escuchado lo que los doctores tenían para decir. Lo sé porque me lo veía venir. ¿Cuáles son las posiblidades de ganar contra nódulos de células mutadas hechos de ti?
Jongin no responde. No se atreve.
-108 personas mueren a cada minuto en el mundo. En unos días, yo seré una de ellas.
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índice 6 Romanización de 없어, que significa "no está".
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