Autor:
yvarlcris Título: Giro inesperado
Fandom: Hawaii 5.0
Pareja: Steve/Danny
Categoría: Angst.
Advertencias/Spoilers: Slash/Ninguno… Bueno... salvo las muertes de algunos personajes secundarios
Resumen: Steve y Danny tienen que afrontar adversidades y parece que nunca podrán ser felices. ¿Lo conseguirán? SLASH
Notas: Después de tantos fics con algo de comedia, me apetecía hacer algo más trágico. Espero que destielwinchi lo acepte como regalo mega atrasado de cumpleaños.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, si fuesen mío, esta serie dejaría de ser para todos los públicos y Steve y Danny serían incapaces de tener sus manos quietas… Seguro que hacían exámenes más que exhaustivos de las escenas del crimen (y los de la científica estarían hartos de encontrarse con su ADN por todas partes)
Agradecimientos:
A mi amadísima
Jenny_anderson, que me ha ayudado con varios aspectos de la trama y con el título (Pero ¿qué haría yo sin ti?) además de hacerme el bonito art que decora los capítulos.
Grandísimo beso a
CellyLS, que, por si no lo sabéis es mi musa, mi madrina y una persona a la que adoro con todo mi corazón, verás que este fic está pensado para tí.
Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17
-¿Qué es eso?- Charles observaba con curiosidad el plato de Steve. Habían logrado juntarse para comer sin levantar sospechas, o al menos eso parecía.
-Salmón- contestó Danny-. Es un pez.
-¿Y a mí me gusta?- quiso saber el niño sin dejar de estudiar la comida con fascinación.
El rubio sonrió.
-Puede ser.
-¿Quieres probar?- preguntó el marine. El niño le miró con suspicacia, al fin y al cabo, no dejaba de ser el hombre al que su papá había pegado. Sin embargo, ahora parecía que habían hecho las paces y eran amigos. La verdad, lo tenían bastante desconcertado. Se giró hacia el detective, quien asintió dándole permiso. Como era de esperar, el sabor del salmón era un poco fuerte para el gusto del niño, cuyo gesto de disgusto hizo reír a los mayores.
-Creo que no me gusta.
El rubio besó la cabeza del niño con ternura y Steve volvió a sentir cómo el nudo que tenía en el estómago se apretaba con fuerza. Y es que de nuevo se dio cuenta de lo mucho que había perdido por culpa de su estupidez.
Al otro lado de la mesa, Charlotte fruncía el ceño. No esperaba que Danny hubiese aceptado que el SEAL comiese con ellos. Vale que el moreno quería ponerse al corriente de las investigaciones, pero de ahí a que se quedase y se dedicase a mirar al detective de aquella manera… Eso no le gustaba nada.
Nada en absoluto. Danny y Steve parecían haber caído en una especie de rutina familiar que ponía en peligro sus planes.
Tampoco ayudaban las miradas que intercambiaban los primos Hawaiianos.
Por su parte, Steve se estaba poniendo de los nervios porque aún no sabía si Danny le había perdonado o simplemente fingía delante de sus antiguos compañeros de unidad. Y, en el caso de que le hubiese perdonado, necesitaba saber si tenía otra oportunidad. Su cuerpo había añorado demasiado las sensaciones que le había provocado tener a Danny entre sus brazos, besar aquellos labios y sentir aquella mirada clavada en la suya mientras sus cuerpos se rozaban. Nunca había experimentado algo así, ni siquiera con Catherine. Y que no le entendiesen mal, el sexo con la teniente había sido impresionante y habían compartido muchas más noches de pasión. Simplemente, lo de Danny era distinto, aquella primera y única vez había despertado en él un hambre que no sabía que había tenido, un hambre que solo el rubio podía saciar.
-¿Me estás oyendo?- la voz de Chin lo sacó de sus pensamientos. Frente a él, Kono le dirigía una mirada penetrante, como si intentase adivinar los pensamientos del marine y averiguar así qué había ocurrido entre ellos. El SEAL no pudo evitar estremecerse ante la idea de que ella se enterase. Danny había sido muy noble al no contar nada, sobre todo teniendo en cuenta el estado en que debía haberse encontrado en aquel año.
De nuevo sintió ganas de llorar - y eso no era normal en él, un SEAL hecho y derecho- al darse cuenta de que no merecía que aquellos ojos que tanto amaba se dignasen a mirarlo.
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-Entonces, parece que cada vez está más claro que había gente importante involucrada- dijo Chin cuando estaban solos en el salón.
-Jamie dice que sí, y por la descripción de Collins, deduzco que los SEAL tienen algo que ver.
-Oh, vamos, Danny. Son acusaciones muy graves las que estás haciendo. Tiene que haber otra explicación.
El rubio le dirigió una dura mirada.
-Steve, tu gente. TÚ GENTE, ha intentado matarme desde que estoy investigando esto, así que no me vengas con eso. Explícame por qué tienen tanto interés en que deje este caso, si tan convencido estás.
-Chicos…- intercedió Kono-, tal vez estamos enfocando esto mal. Tal vez muchos de los participantes en la misión no supiesen de qué se trataba realmente. Tal vez les diesen una idea distorsionada de lo
que iban a hacer.
-Puede ser, quiero decir, cuando te dan una orden no puedes discutirla, no sueles pedir detalles más allá de los relacionados con la operación en sí- y esa era otra de las cosas que el marine había echado de menos, a pesar de que no lo admitiría jamás en voz alta: alguien que discutiese sus órdenes constantemente y que protestase por su forma de conducir las misiones.
-¿Y hay alguna forma de que te enteres de quiénes participaron en esta misión en concreto?- preguntó Jennifer.
Steve abrió la boca.
-Si vas a decir que es clasificado, te rompo los dientes de un puñetazo- amenazó Danny observando la expresión del comandante, quien no supo si reír u ofenderse.
-Veré lo que puedo hacer- concedió al fin.
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-Alguien está muy interesado en saber quién te ayudó a salvarme- Charlotte hizo lo posible para que su tono sonase casual. Danny levantó la mirada hacia la mujer desde el suelo en donde estaba arrodillado mientras luchaba con la cremallera del anorak de Charles, que se había enganchado una vez más.
-¿Cómo dices?
-Pues eso, que alguien…
Danny dirigió una rápida mirada al niño y luego a la mujer. Se mordió el labio inferior y se puso en pie.
-Hablaremos de esto luego, tengo que llevar a Charles al colegio.
Charlotte asintió.
-Muy bien.
El rubio agarró al niño de la mano y se dirigieron a la puerta, donde se encontró a un Steve que le miraba preocupado.
-¿Va todo bien?
El marine había decidido no marcharse tras la comida, como habían hecho los hawaiianos, que habían vuelto al despacho del detective con Jenny, quien se mostraba más que entusiasmada con los nuevos compañeros y sus habilidades informáticas. Deseaba quedarse a solas con el rubio para aclarar algo más las cosas, necesitaba saber si estaban bien o no.
Por supuesto, esa estúpida de Charlotte no les dejaba solos y se dedicaba a trotar tras Danny como si se tratase de su nuevo caniche.
-Sí, claro. Sólo que llegamos tarde al ensayo de la obra del cole, ¿verdad, Charlie?
El niño asintió con solemnidad.
-Iré con vosotros- se ofreció el comandante intentando no sonar desesperado. No pasó desapercibido para él el hecho de que el detective mirase por encima de su hombro al lugar donde Charlotte parecía enfrascada en su teléfono móvil.
-No, mejor no. Ya hablaremos, ¿de acuerdo?- dijo suplicándole con la mirada que les dejase ir.
-Pero no te retrasaré.
-Steve, por favor. Otro día.
El Comandante asintió, cabizbajo y, tras ver salir a su amigo con el niño, fue a por su cazadora y salió con un mal presentimiento.
Sabía de sobra que Charlotte tenía algo que ver con el extraño comportamiento del detective, no se fiaba de ella y no era solo porque sabía que era una rival en lo que a Danny se refería, de hecho, el rubio no parecía muy dispuesto a tener ningún tipo de relación con ella, pero algo le decía que aquella odiosa mujer era de las que nunca se daban por vencidas.
Mientras caminaba por las frías calles de San Francisco, decidió que no estaría de más conocer bien a su oponente.
Por algo era un SEAL, a fin de cuentas.