Giro Inesperado 12/?

Jun 13, 2012 23:34

Sigo siendo ignorada por mi beta, así que los fallos son míos. Sobre la trama, como quien me asesora es la siempre dulce jenny_anderson, estoy algo más tranquila.

Autor: yvarlcris

Título: Giro inesperado

Fandom: Hawaii 5.0

Pareja: Steve/Danny

Categoría: Angst.

Advertencias/Spoilers: Slash/Ninguno… Bueno... salvo las muertes de algunos personajes secundarios

Resumen: Steve y Danny tienen que afrontar adversidades y parece que nunca podrán ser felices. ¿Lo conseguirán? SLASH

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, si fuesen mío, esta serie dejaría de ser para todos los públicos y Steve y Danny serían incapaces de tener sus manos quietas… Seguro que hacían exámenes más que exhaustivos de las escenas del crimen (y los de la científica estarían hartos de encontrarse con su ADN por todas partes)



Capítulo 1 

Capítulo 2 

Capítulo 3 

Capítulo 4 

Capítulo 5 

Capítulo 6 

Capítulo 7 

Capítulo 8 

Capítulo 9 

Capítulo 10 
Capítulo 11





El teléfono sonó por tercera vez y Steve se decidió a descolgar. No pudo hablar, pues, en cuanto le dio al botón, una voz impaciente resonó a través del altavoz.

-Danny. ¿Qué demonios has hecho?

-Disculpe, Danny no puede ponerse ahora.

-¿Y usted quién es?- La voz al otro lado sonó cargada de sospecha.

-Un amigo suyo.

-Es curioso, creo conocer perfectamente a todos los amigos que Danny tiene aquí, en San Francisco, y su voz no me suena de nada.

-Soy un amigo suyo de Hawaii. ¿Con quién tengo el placer?

- Teniente Barry Tepper. ¿Puedo saber por qué tiene usted el teléfono de mi amigo?

-Es una larga historia- Steve empezó a impacientarse, sabía que era probable que aquella conversación estuviese siendo escuchada por terceros y que si se reconocía su voz, estaban perdidos.-Tengo que dejarle, adiós.- En cuanto cortó la llamada, decidió apagar el móvil y condujo hasta los alrededores del parque en donde, tan solo unas horas antes, había hablado con su amigo. Después, se dirigió a la base caminando de la forma más despreocupada que pudo permitirse. En las escaleras, se tropezó con un Briggs enfadado.

-¿A dónde vas con tanta prisa?

-Tengo cosas  que hacer.

-Una pena, quería hablar contigo sobre la misión que me ofreciste el otro día. Verás, estoy bastante aburrido y no me vendría mal algo con lo que entretenerme. ¿Aún me necesitas?

El teniente se detuvo y le miró fijamente. El moreno trató de mantener una expresión neutra.

-Lo siento, no puede ser. No puedes formar parte de la misión.

-¿Por qué?

-Digamos que está todo cubierto. Debo irme.

“Saben que conozco a Danny, saben que fuimos compañeros en Hawaii” se dijo mientras intentaba aparentar indiferencia. Cuando Briggs se perdió de vista, cogió un teléfono móvil prepago que había adquirido en el camino del parque a la base, comprobó los mensajes de texto que había recibido y marcó un número.

-Acaba de salir.

-Lo he visto.

-¿Seguro que se te da bien esto?

-Nunca me han pillado.

-Pero esta vez es diferente, se trata de SEALS.

-Tendré cuidado.

-Mantente alejada. Por cierto, ha llamado un tal Barry.

-Oh, el bueno de Tepper. Es un amigo, no hay que preocuparse. Me encargaré de ponerlo al corriente en cuanto pueda.

-Kono y Chin han cogido el vuelo a las cuatro y algo, me han dicho que llegarán sobre  las diez

-Iré a buscarlos al aeropuerto y les daré la información.

-Ten cuidado, si algo te ocurriese no  oiría el final de lo que Danny tendría para gritarme.

-Descuida.

-Buena suerte, Jennifer.

El marine colgó inseguro de lo que hacía. Jennifer parecía muy joven y no le gustaba que se pusiese en peligro. Lo cierto era que tampoco había tenido muchas opciones, no es que conociese a mucha gente en San Francisco, y los pocos con los que podía contar eran SEALS, como él,  y no es que pudiese hablar con ellos en aquellos momentos. No sabía qué era lo que ocurría -aunque, como se apellidaba Mcgarrett que llegaría al fondo del asunto­- pero éstos eran los que perseguían ahora a Danny y él no se lo iba a poner fácil. Bastante aterrador era pensar que el rubio estuviese en peligro por culpa de los enemigos del Comandante, como para tener que preocuparse ahora por su propia gente.

Estaba claro que Jennifer no confiaba en él, más bien le despreciaba con toda su alma, pero apreciaba a Danny, así que había sido imposible mantenerla al margen. La joven, a su vez, se había dado cuenta de lo angustiosa que estaba resultando la situación para el marine y, a pesar de que tenía ganas de darle una paliza, era consciente del amor que el comandante sentía hacia el rubio: salía por cada poro del hombre y se manifestaba en aquella ansiedad controlada, en esa respiración acelerada, y en la pura angustia que reflejaban sus ojos.

Steve era consciente de que tenía que actuar con mucho cuidado, no podía permitirse un error. Primero: porque él nunca cometía errores -y si en aquel preciso instante podía ver en su mente cómo Danny ponía los ojos en blanco, era simplemente por la fuerza de la costumbre- y segundo: porque era mucho lo que tenía que perder en el caso de que algo saliese mal. Tenía que rescatar a la novia de Danny sin pensar en lo mucho que dolía, sabiendo que, si no hubiese sido tan idiota, probablemente el rubio y él estuviesen en Hawaii disfrutando de una plácida y, sin duda, fogosa vida en pareja.

Estaba seguro de que nadie le seguía, pero, por si acaso, decidió complicar más su ruta antes de dirigirse a un punto de alquiler de coches y hacerse con un vehículo con el que poder regresar al lugar en donde Danny le esperaba, probablemente furioso por haber sido dejado atrás. Necesitaba al rubio, necesitaba refuerzos y no podía confiar en sus compañeros…

Cuando por fin tuvo un vehículo en su poder, volvió a sacar el móvil y buscó otro número.

-¿Alguna novedad?

-Hola, Steve. Sí, estoy bien, gracias.

El moreno suspiró.

-Catherine…

-Ya sé que el tiempo apremia, pero un poco de cortesía de vez en cuando no le hace daño a nadie. Parece que he visto algo en unos almacenes. Te envío un mensaje con las coordenadas, ya que lo más probable es que se trate de Charlotte, he visto un par de SEALS por ahí.

-Gracias, Cath. No sé qué haría sin ti.

-Pues habíamos decidido que un montón de tonterías. Ve y arregla las cosas con Danny.

-Es tarde.

-Te lo mereces, pero algo me dice que aún no está todo perdido.

-Ahora lo único que me importa es que esté a salvo.

-Muy bien. Suerte, marinero.

Cuando llegó al edificio en ruinas en el que había escondido al detective, ya había oscurecido por completo. Aquello resultó ser una gran ventaja, puesto que sería más fácil ocultarse en las sombras. Se detuvo al oír unas voces familiares.

-Ha vuelto a pasar, lo hemos perdido. Llevamos horas dando vueltas y no hay ni rastro. Lo más probable es que se haya ido ya.

-Es impresionante que sea tan esquivo.

El corazón del Comandante latía a toda velocidad mientras se escabullía entre dos edificios e intentaba llegar junto a su amigo antes de que aquellos dos hombres, que podía identificar claramente como Stuart y John, encontrasen el escondite donde éste estaba. Por fortuna, la escasa luz jugaba a su favor, ya que sólo él conocía bien ese lugar gracias a una misión anterior que había realizado en solitario.

Estaba a punto de alcanzar su destino cuando oyó de nuevo las voces de sus compañeros SEALS.

-¡Eh!, ¡mira! Algo se ha movido por ahí- dijo John.

Lo siguiente que oyó fue cómo se vaciaba el cargador de un arma.

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