Saliendo de mi cuartel,
con hambre de tres semanas,
me encontré con un ciruelo
cargadito de avellanas.
Comencé a tirarle piedras,
y caían las manzanas.
Con el ruido de las nueces
llegó el dueño del peral
y me dijo, 'señor mío,
¿por qué busca usted las brevas
cuando es mío el melonar?'
Hay varias versiones, pero fue así como me lo enseñaron!
[Rato de ocio
(
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