Soledad
Lo vio nada más entrar en la cantina.
Estaba en el lado extremo derecho de la barra, el más apartado y a la vez el más indicado para evitar cualquier tipo de charla sobre banalidades. Siempre era así. Respondía a todo comentario, aunque muchas veces fuera con una mueca o un comentario burlón, colaboraba en el gremio y realizaba mucha
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