Fic: Cuatro Días ¡Regalo para @Krispsly

Jun 18, 2012 20:40

Título: Cuatro Días
Autor: Anónimo
Reto: # 6 La Boda de Mi Mejor Amigo
Reto Proporcionado por: krispysly
Palabras: 24,250 (6 Capítulos)
Rating: PG-13
Beta: Misteriosa ~ Gracias por el genial trabajo, por preocuparte tanto y por haberlo beteado contra el tiempo!!
Nota:
Adaptar esta historia no ha sido fácil, no porque la película sea realmente complicada, sino porque sé lo mucho que le gusta a la Anon que pidió el reto, sé que es su película favorita en el mundo, tanto que se sabe de memoria lo diálogos, la banda sonora y hasta el más mínimo detalle.
Por eso cuando comencé a bosquejar el fic me di cuenta que no podía alejarme demasiado de la trama y de los momentos que sé que son sus preferidos (es decir TODOS) y terminé optando por mantenerme lo más pegada que pude a la original y no ha sido fácil intentar mantener IC a los personajes y aún así hacerlos actuar como necesitaba para contar esta historia.
Espero haber logrado respetar la esencia de esta historia enredada pero deliciosa y espero de todo corazón que te guste Anon Querida y no haber arruinado para siempre tu película favorita intentarlo "drarryesarla".



Masterlist
Cap 2 | Cap 3 | Cap 4
Cap 5 | Cap 6



Capítulo 1 ¿

La vida de Harry Potter no era ni de cerca lo que alguno de los que lo conocieron de chico se hubiese imaginado, pero él estaba feliz con eso, disfrutaba de una vida holgada, divertida, sin mayores preocupaciones y sobre todo, alejada de los recuerdos de una guerra que hacía mucho había enterrado en el pasado.

Abrió la puerta de su cómodo departamento en New York dejando caer las pesadas maletas. Volvía a casa después de un mes de cumplir un apretado itinerario por varias ciudades del país, pero no podía quejarse, lo había disfrutado y su cuenta bancaria también.

-Entonces, ¿vamos a ir a cenar o prefieres que pidamos algo?

Harry se dejó caer en el sofá y observó a Draco imitarlo en el sillón frente a él.

-Realmente se me antojan unas hamburguesas -dijo Harry-. Hemos cenado en restaurantes de primera clase todo el mes.

-Y extrañas lo común. Nunca vas a cambiar Potter.

-No te quejes. Voy a cambiarme y podemos caminar un poco y ver a dónde comer -contestó Harry poniéndose de pie-. También he extrañado usar jeans.

-No lo dudo, Harry.

Draco soltó una risa resignada y se aflojó la corbata. Había sido un mes de locos, cumpliendo con todas las citas pactadas en las principales librerías del país.

En ocasiones era tan extraño creer que esa fuese su vida, después de todo lo que había tenido que pasar en sus años de adolescencia, por aquel tiempo había estado convencido de que moriría en la guerra; podía recordar con claridad todos aquellos años de interminables insultos y odio real hacia Harry y sin embargo, aquí estaba, más de diez años después, viviendo más tiempo en el mundo muggle que en el mágico y siendo el editor de Harry Potter.

Había abandonado Londres cuando decidió que lo mejor para él era vivir por su cuenta, lejos de sus padres, del lodo sobre su apellido. Había estudiado una carrera que no tenía nada que ver con los negocios de los Malfoy, ni en sus peores pesadillas se imaginó que terminaría estudiando Filosofía y Letras en una universidad muggle, y ciertamente no había sido fácil, pero se sintió reconfortado cuando el éxito comenzó a sonreírle, él tenía el capital para invertir y New York estaba lleno de jóvenes autores anhelando que alguien pusiese sus ojos en ellos. Su padre tuvo que aceptar que aunque no aprobara sus métodos, ni su estilo de vida, Draco desde la distancia le había devuelto el prestigio y la posición social a su familia.

Por su parte, Harry se había ido de Londres al cumplir los diecinueve años y eran pocas las veces que había regresado. Se había establecido en New York y aunque nunca se había alejado lo suficiente del mundo mágico, pasaba la mayor parte de su tiempo entre muggles. Entró a una universidad muggle en Estados Unidos que ofrecía mayores carreras que las limitadas opciones que tenía en Londres y fue en su segundo año en que se topó con Draco Malfoy. Al principio sus encuentros habían sido esporádicos, pero estar en la misma facultad por azahares del destino no era de mucha ayuda para mantenerse distanciados. Así que tal vez fue la cotidianeidad, el hecho de ser dos magos moviéndose entre muggles o la lejanía del hogar, pero terminaron entablando una amistad que se había fortalecido con los años, sobre todo cuando Harry terminó su primer libro y fue Draco quién se encargo de ir de hacer los contactos con una editorial para que lograse publicar el manuscrito. El segundo libro de Harry fue publicado por la pequeña, pero rentable editorial que Draco había abierto en la ciudad y Harry era el único del pequeño grupo de autores, al que Draco editaba y representaba directamente.

Harry volvió vestido con sus acostumbrados jeans y zapatillas y Draco se quedó contemplando la figura de su amigo más de lo necesario. Nunca lo aceptaría pero la verdad es que le encantaba verlo así, relajado, informal, en confianza con él.

Estaban a punto de salir cuando una lechuza se estrelló contra la ventana de Harry que lanzó un improperio al sentir el sonido. Dejó entrar a la lechuza y desató la carta sonriendo ligeramente al leerla.

- ¿El novio de turno reclamándote? -preguntó Draco, no sin cierto desdén en la voz.

-No -contestó Harry riéndose-. Es de Ron.

- ¿La comadreja?

- ¿Conoces a algún otro Ron? -preguntó Harry con ironía- Dice que ha intentado contactarme desde hace semanas.

- ¿No sabía que estaríamos viajando?

-No realmente, no he hablado con él en, no sé… meses. Le dije que estaría ocupado y él no sabe manejar artefactos muggles así que no pudo llamarme al celular. Dice que sus lechuzas se volvían locas porque no me encontraban.

Draco bufó. Claro que la comadreja no sabía que cuando Harry estaba ocupado con asuntos de sus publicaciones en el mundo muggle ponía un hechizo que lo hacía pasar desapercibido para lechuzas, de lo contrarío sería muy complicado explicar si en mitad de una conferencia un montón lechuzas alocadas llegasen lanzando cartas de viejos admiradores.

-Entonces debe ser algo importante -dijo Draco-. ¿Me cuentas esa historia de nuevo?

-Como si no te la supieras de memoria -contestó Harry-. Fue durante el Torneo de los Tres Magos.

Un cojín salió volando hacia la cara de Harry y este se rió desconcertado por el arrebato del rubio.

- ¿Por qué fue eso?

-Torneo de los Tres Magos -contestó como si fuese obvio-. Me hiciste apoyar a un Hufflepuff, Potter.

-Podrías haber apoyado a un Gryffindor.

-Sobre mi cadáver -sentenció Draco.

-Estás demente -dijo Harry sentándose frente a él-. Después de esa pelea horrible que tuvimos, nosotros comenzamos a pasar más tiempo juntos y después de la segunda prueba donde tuve que salvarlo… una cosa llevó a la otra esa noche y…

-Tuvieron un ridículo romance Gryffindor y planes para vivir felices para siempre.

-Algo así -agregó Harry riéndose-. En realidad salimos a escondidas por un mes, pero ya me conoces, yo no podía concentrarme y tenía tanto en qué pensar en ese momento que le dije que era mejor si sólo seguíamos siendo amigos y es lo que hemos sido desde entonces.

- ¿Nunca se dieron un revolcón para quitarse las ganas?

Harry sonrió pícaro. La verdad era que su relación con Ron era completamente platónica y que su amistad era inigualable, pero no podía negar que antes de que él se fuese de Inglaterra habían experimentado algunas veces, sobre todo durante el tiempo que estuvieron huyendo de mortífagos por todo el Reino Unido.

-Nada como para establecernos -contestó Harry-. Aún puedo recordar cuando le dije que era mejor ser sólo amigos. Él estaba tan asustado de que las cosas fuesen incómodas entre nosotros y parecía a punto de querer llorar. Así que nos esforzamos por hacerlo funcionar y así ha sido desde entonces, hemos pasado juntos por todo, aunque en ocasiones pasen meses sin que hablemos, él siempre está ahí. Hemos compartido aventuras, nos hemos consolado cuando nos han roto el corazón. Es un largo camino.

-Lo haces sonar como si fuese tu alma gemela -dijo Draco haciendo un gesto burlón.

-Oh no, nada de eso… somos tan diferentes. Él, a veces me recuerda ti.

-Imposible Potter, yo soy mucho más guapo.

-Pero igualmente gay -agregó Harry-. ¿Sabes? Recuerdo una tarde, hace unos seis años me parece. Yo había ido a visitarlos a La Madriguera y tuvimos una buena borrachera con whisky de fuego, entonces en un momento de la noche él entrelazó sus manos con las mías y me hizo prometer que si al cumplir los veintiocho años ninguno de los dos se había comprometido, nos casaríamos -Harry sonrió con nostalgia-. Fue un momento bastante cursi.

-Tu cumpleaños es en tres semanas, Harry -dijo Draco sintiendo un nudo en el estómago- ¿Debo asumir que Weasley continúa soltero?

Harry lo miró con los ojos enormemente abiertos. No había pensado ni por un segundo en lo que Draco estaba insinuando pero ahora que estaba en su mente no iba a poder dejar de pensar en eso. Ron como buen Gryffindor era un hombre de palabra, era totalmente factible que lo estuviese buscando por eso y Harry no tenía idea de cómo reaccionar ante la idea.

Draco notó el rostro aterrado de su amigo y supo de inmediato que su cabeza había comenzado a maquinar posibilidades a mil por hora y si no lo detenía en ese momento tendría a un Harry alterado y de mal humor en cuestión de minutos.

-Vamos Romeo, creo que hay unas hamburguesas que nos están esperando -dijo Draco parándose y tomando su abrigo- Caminemos un poco y cuando vuelvas podrás contestar esa lechuza. Quizás sólo tiene noticias sobre Granger o algo así.

-Sí, tienes razón -dijo Harry agradecido de poder disipar su mente y pensar en otra cosa.

Draco debía tener razón, debía ser algo sin importancia. Tenía que serlo. Tomó su casaca y siguió a Draco fuera del departamento. Necesitaba relajarse un poco, después de haber pasado un mes de ciudad en ciudad lo que menos necesitaba era enfrentarse a Ron y a una promesa tonta en medio de una borrachera.

****

Harry volvió a casa cerca de la media noche. La cena con Draco lo había distraído lo suficiente como para calmar sus nervios. La carta de Ron no había llegado en el mejor momento, no después de haber estado viajando tanto y haber firmado cientos de libros, acudido a entrevistas y todos los demás protocolos del lanzamiento de su tercer libro.

Cuando se ponía a pensarlo le resultaba la más grande de las ironías. Había huido del Mundo Mágico por el acoso del Ministerio y la prensa, porque el letrero de héroe pesaba demasiado y años después, terminó exponiéndose a la prensa, las cámaras y las conferencias. Nunca se imaginó que terminaría escribiendo, había comenzado como un hobby pero cuando Draco le dijo que su primer manuscrito podría publicarse sintió ganas de continuar con eso. Era fácil para él escribir historias fantásticas, después de todo, nadie mejor que un mago para contarles sobre magia a los muggles sin revelarles nada realmente. Escribir le había generado satisfacciones, se sentía admirado por algo más que una estúpida cicatriz en su frente que jamás quiso. Le había dado dinero, comodidades y más aún la amistad incondicional de Draco.

Sacó una cerveza del refrigerador y armándose de valor conectó la chimenea para hablar con Ron.

Era tan extraño verlo después de tantos meses, mucho más verlo a través de las brasas. En ocasiones Harry odiaba que Ron no supiese usar un celular, quizás era que él se había acostumbrado demasiado a la vida muggle.

La conversación era tan cómoda como siempre, con ese eterno coqueteo que había entre ellos desde su quinto año en Hogwarts hasta que Ron le pidió que lo escuchara y el corazón de Harry se detuvo unos segundos.

-Conocí a alguien -dijo Ron con la voz llena de alegría-. Voy a casarme Harry.

- ¿Tú qué? ¿De qué hablas Ron?

-Sí, lo sé es repentino pero… cuando la conozcas, ella es maravillosa y…

- ¿Ella? Te vas a casar… ¿con una chica?

-Vamos, Harry -dijo Ron con burla-. Tú no vas a salirme con eso.

-Oh no, claro que no, yo sólo… estoy sorprendido… pensé que salías más con tíos, Ron -aclaró Harry.

-Hace mucho que no lo hago -dijo Ron sin darle importancia al tema-. Será una tradicional boda mágica de cuatro días, en Londres -continuó-. Su familia es extremadamente rica y… voy a casarme Harry y tienes que venir.

-Ron, yo…

-No podré hacerlo si no estas aquí.

****


Draco despertó sobresaltado al escuchar su celular. Prendió la luz de su mesita de noche y vio que eran las dos de la mañana. ¿A quién carajo se le ocurría llamarlo a esa hora? Pensó en no contestar, pero el timbrado era persistente así que lo tomó y al ver que era Harry maldijo mentalmente.

-Son las dos de la mañana Potter… más te vale que sea algo bueno.

-Ron va a casarse.

-Felicítalo de mi parte -dijo Draco adormilado.

- ¡Draco! -gritó Harry.

- ¡Por Merlín, Harry! ¿No puedes tener una crisis amorosa a una hora decente?

-Lo siento pero no logro dormir -se disculpó Harry-. La boda durará cuatro días y quiere que vaya, dice que no puede hacerlo sin mí.

-Ustedes los Gryffindor -murmuró Draco.

-Y yo no puedo ir, no puedo, no puedo… pero tengo que tomar un traslador mañana porque tengo que… tengo que hacer algo.

-Hey, cálmate -dijo Draco sentándose sobre la cama- ¿Quieres venir? Sabes que puedes aparecerte si quieres.

Draco ni siquiera se dio cuenta que la llamada había terminado cuando sintió el sonido de la aparición y un tímido Harry entraba por la puerta de su habitación.

-Lo siento -dijo Harry mientras se acercaba a la cama.

Draco sonrió. No era la primera vez que Harry terminaba en su casa en mitad de la noche por un ataque de ansiedad, pero sí era la primera vez que lo hacía por un chico. Lo dejó acurrucarse a un lado y quedarse en silencio hasta que ordenase un poco sus ideas. Draco no podía creer en qué momento se había vuelto un masoquista de primera al dejar a Harry meterse tanto en su vida y al mismo tiempo no hacer nada por acercarse, hacer esfuerzos para que el moreno nunca se diera cuenta de lo que realmente sentía.

-Tengo que tomar el traslador mañana, no… no puedo dejar que se case.

- ¿Estás pensando con claridad? -preguntó Draco calmado- Hace un rato cuando pensaste que Weasley te recordaría aquella promesa juvenil casi te mueres del infarto ¿y ahora quieres impedir su boda?

-Yo… -titubeó Harry- Sólo sé que tengo que tomar un traslador mañana o me arrepentiré toda la vida.

-De acuerdo -dijo el rubio-. Mañana iremos juntos a la central de trasladores.

-Gracias.

Draco movió las mantas y jaló a Harry para que se metiese en la cama, de inmediato se sintió invadido por el calor y el olor del moreno y respiró profundo para calmar un poco su corazón que de pronto se había acelerado.

-Ahora duerme o mañana serás un espanto.

****

La mañana siguiente fue una locura total. Cuando Draco se levantó no encontró a Harry a su lado como él esperaba. Se dio una ducha rápida y al salir a la sala encontró a Harry tumbado en el sofá y devorándose un pote de helado.

-Se acabaron las chispas de chocolate -dijo Harry casi sin mirarlo.

-Buenos días -dijo Draco caminando para servirse un café-. Veo que amaneciste de mal humor.

-No -dijo Harry con una sonrisa tímida desde el sofá-. Estoy intentando animarme.

- ¿Decidiste no ir a Londres?

- ¿Estás loco? Claro que tengo que ir… ya mandé una lechuza a la central de trasladores. El mío se activa al medio día.

Draco lo miró desconcertado, eran poco más de la ocho y aparentemente Harry había dormido tan poco que para esa hora ya había coordinado su viaje y acabado con sus reservas de helado.

Desayunaron rápido y luego Draco acompaño a Harry a su departamento para empacar. Conforme los minutos avanzaban el moreno iba poniéndose más y más nervioso.

Harry no tenía idea de cómo iba a enfrentar los siguientes cuatro días. Se trataba de Ron, su mejor amigo de la infancia, su primer amor, el chico que había estado con él en cada momento de su vida. Tenía el peso del arrepentimiento en el pecho. Nunca había querido comprometerse en una relación con Ron, a pesar de que su amigo claramente buscó eso luego de la guerra y quizás ahora era demasiado tarde.

Para cuando llegaron a la Central de Trasladores, Harry se había terminado media cajetilla de cigarros a pesar de los reproches de Draco.

- ¿Estás seguro de que quieres irte ahora? -preguntó-. Podemos almorzar, te tranquilizas un poco y puedes irte más tarde.

-No, no -dijo Harry nervioso-. No puedo Draco. Sólo tengo cuatro días para impedir la boda, robarme al novio y no tengo idea de cómo voy a hacerlo -continuó Harry-. Me amó a mí por más de diez años y no voy a perderlo. Tengo que recuperarlo.

Draco se quedó en silencio. Siempre supo que la relación de Harry con la Comadreja era especial, pero nunca lo había visto así de desesperado por verlo, es más, en realidad Harry pasaba largas temporadas sin mencionarlo; la actitud de Harry lo había tomado por total sorpresa. Estaba acostumbrado a ver a Harry con chicos ocasionales, pero ninguno duraba más de un mes y al final el tipo desaparecía y volvían a ser sólo ellos dos. Así que verlo irse a Londres para cometer lo que seguramente sería el peor error de su vida era como recibir un crucio de las manos del mismo Voldemort, pero no podía culparlo, después de todo, Harry no tenía idea que Draco estaba enamorado de él desde hacía tanto que le era difícil recordarlo.

****

Harry tenía ya dos horas en Londres y seguía sintiendo el vértigo y el tirón en el estómago de viajar en traslador. Quizás era debido a que desde que puso un pie en el país todo había sido un torbellino de información que aún no había logrado procesar.

Cuando vio a Ron caminando hacia él, Harry había sentido que el corazón se le salía del pecho. Estaba mucho más guapo que la última vez que se habían encontrado. Su cabello rojo con ese aspecto relajado tan característico, sus ojos impresionantemente azules y su cuerpo mucho más varonil y formado, sin embargo la magia de su reencuentro se había visto interrumpida por la novia. Harry casi sufrió un ataque de nervios cuando una ráfaga rubia se aventó a sus brazos y Ron se la presentó como Daphne Greengrass.

¿En que universo, Ron se iba a casar con una Slytherin? Ron de entre todas las personas, Ron que era tan especial con la rivalidad de las Casas. Pero lo más bizarro, sin duda fue encontrarse montado en un auto conducido por la misma Daphne, quien al parecer había logrado que Ron se interesase en algunas cosas relacionadas a los muggles ya que ella los encontraba muy curiosos.

- ¿Ya se lo dijiste, Ron? -preguntó Daphne mientras conducía-. Oh estoy tan emocionada de que Harry Potter vaya a estar en nuestra boda, ¿puedo decírselo yo?

- ¿Decirme qué?

-Queremos que seas el padrino de la boda -dijo la joven.

Harry perdió la cuenta de cuantas excusas dio, de todas las veces que se negó pero ninguno de los dos parecía escucharlo, hablaban de los invitados, de las túnicas y sin saber cómo Harry se encontró probándose una túnica con detalles en color lavanda y soportando la imparable plática de Daphne. Definitivamente nada estaba saliendo como él había planeado.

****

Parecía que el día nunca iba a acabar, pero cuando por fin Harry llegó acompañado de George al campo de Quidditch comenzó a sentirse mejor. Desde hacía unos años, Sortilegios Weasley había incursionado en crear juguetes y bromas para los partidos de Quidditch, habían tenido gran acogida y en menos de cuatro meses firmaron un contrato de exclusividad con las Arpías de Holyhead. Había sido así como Ron conoció a los Greengrass, al recibir una oferta de Puddlemere United, equipo en el que el padre de Daphne tenía acciones.

Harry se había olvidado un poco del alboroto que su presencia ocasionaba entre algunas personas del mundo mágico. Cuando entraron al palco que tenían reservado, se vio pronto rodeado y saludando a muchos magos estirados, socios del padre de Daphne y tuvo que esforzarse por poner su mejor sonrisa. Le dio una palmada en el hombro a Ron para no hacer el momento incómodo y se sintió agradecido de ver a Arthur y Bill acompañándolos, era bueno verlos después de tanto tiempo. Víctor Krum también estaba en el palco y Harry lo saludó con afecto y el corazón se le llenó de emoción al ver a Hermione luciendo sus casi seis meses de embarazo parada junto a Victor. No supo por cuanto tiempo permaneció abrazado a su amiga mientras se susurraban afectuosas frases de cuánto se habían extrañado. La verdad era que con él viviendo en New York y Hermione en Bulgaria eran ya poquísimos los momentos en que podían ser ellos tres de nuevo.

- ¿Sabes que el padrino baila con la madrina en la boda, Harry? -preguntó de pronto la dulce voz de Ginny.

Harry soltó a Hermione y se acercó a la menor de las Weasley plantándole un afectuoso beso en la mejilla. La joven lo abrazó y Harry por fin comenzó a sentirse en casa de nuevo, con esa familia que había sido como la suya por tantos años.

-Espero que esta vez no me pises -dijo Ginny riéndose.

-Te aseguro que no -contestó Harry-. Vas a conocer mis nuevos pasos.

-No, claro que no -dijo Ron sorprendido-, tú no sabes bailar, Harry.

-Oh, hay mucho que no sabes de mi, Ron -comentó Harry con picardía y guiñándole un ojo.

Ron se les acercó y Ginny después de besar nuevamente a Harry se concentró en ver el partido.

- ¿Quién eres y qué has hecho con mi mejor amigo? -bromeó el pelirrojo.

-Sigo siendo yo… pero he invertido parte de mi tiempo en conquistar las discotecas de New York.

Ron sonrió tímido y le dio un golpecito en el hombro. Pronto estuvieron apoyados en la baranda del palco, un poco alejados del resto y sin prestarle realmente atención al partido entre Puddlemere United y los Chudley Cannons. Hacía tanto que no hablaban, parecía que tenían mil cosas que decirse y contarse y lo que menos tenía Harry era tiempo si quería lograr separar a Ron de esa engreída.

-No puedo creer que te vayas a casar con una Slytherin -dijo de pronto.

-Yo aún no puedo creer que seas amigo de Malfoy -respondió Ron-, pero siempre tuviste razón, la guerra y Hogwarts quedaron atrás hace tiempo.

-Ella es… -comenzó Harry- yo… no la recuerdo de la escuela… pero es como si fuese…

-Perfecta -sentenció Ron con una sonrisa tonta-. Lo sé, en ocasiones no puedo creer que pueda querer a alguien así de perfecta, que no me aburriré.

- ¿No estás seguro entonces?

-Claro que lo estoy, pero eso no significa que no sea extraño. Ella me deja ser yo mismo, es tan cariñosa, me deja abrazarla cuando se me antoja y se lleva bien con mis hermanos, no tiene prejuicios. Ella me hace sentir especial.

Harry hizo un gesto sin darse cuenta. Ron hablaba de su novia como si se tratase de una joven dulce y él lo único que podía ver era a una chica engreída acostumbrada a tener todos sus caprichos y Harry no dudaba que Ron sólo fuese uno más de sus antojos pasajeros.

-Lo sé -dijo Ron-. No te gusta lo cursi, recuerdo que no querías que nadie en la Sala Común se diese cuenta.

-Era un momento complicado -explicó Harry- y éramos muy jóvenes, ya no soy así.

- ¿Entonces has tenido algunas relaciones significativas? ¿Las cosas con Malfoy se pusieron serias?

- ¿Draco? No, claro que no, nosotros somos amigos, nada más -dijo Harry y Ron lo miró con suspicacia-. Ahora yo busco comodidad en una relación, confianza, ya sabes.

Ron lo miró fijamente por unos segundos, como si de pronto estuviese recordando todos los años y los momentos buenos y malos que habían compartido.

-Me alegro que estés aquí, de verdad significa mucho para mí.

****

# fluffyfest 2012: fic

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