Fic: Cuatro Días - Capi 6 ¡Regalo para @Krispsly

Jun 18, 2012 23:23

Título: Cuatro Días
Autor: Anónimo
Reto: # 6 La Boda de Mi Mejor Amigo
Reto Proporcionado por: krispysly
Palabras: 24,250 (6 Capítulos)
Rating: PG-13
Beta: Misteriosa ~ Gracias por el genial trabajo, por preocuparte tanto y por haberlo beteado contra el tiempo!!

Masterlist



Capítulo 6

Una vez en el jardín, Harry camino por entre las mesas buscando a Ron hasta que lo vio conversando animadamente con Neville y Víctor. Se acercó haciéndole una seña a Ron que se puso de pie y lo siguió. Caminaron por los jardines calmados, alejándose un poco del ruido de los invitados. Harry sentía que el corazón se le aceleraba a cada paso y las manos le sudaban. Cuando el ruido de la gente se convirtió en un lejano murmullo se detuvieron, cerca de una pileta que adornaba el enorme y hermoso jardín de los Greengrass.

- ¿Te he dicho ya que me alegra que estés aquí? -dijo Ron de pronto-. No sé qué habría hecho de no ser así.

-Merlín, Ron... yo tengo que confesarte algo -dijo Harry nervioso- y si no lo hago ahora no lo haré jamás. ¿Nunca te has preguntado dónde está ese valor Gryffindor cuándo lo necesitas? -Soltó una risita-. Bien, esto sin duda es de las cosas más idiotas que hice en mi vida y tú bien sabes que he metido la pata muchas veces…

- ¡Hey, Harry! -Interrumpió Ron visiblemente preocupado- ¿Qué pasa?

-Ron -contestó Harry tomando una bocanada de aire-. Te amo… te he amado por más de diez años, pero no estaba listo y tuve miedo, sigo teniendo miedo… y sé que esto es muy inoportuno, pero tengo que pedirte un favor enorme…

Ron lo miró desconcertado, tenía sus ojos enormemente abiertos; si Harry no hubiese estado tan concentrado en lo que intentaba decir quizás habría notado que el rostro de Ron más que emoción mostraba una confusión enorme.

-…elígeme a mí… cásate conmigo, deja que sea yo quien te haga feliz… esos son tres favores aparentemente -mencionó Harry con una risa nerviosa.

Lo siguiente sucedió muy rápido. Ron se quedó en silencio, intentando asimilar lo que acababa de oír y antes de que pudiese siquiera formular una respuesta tenía los labios de Harry sobre los suyos intentando abrirse camino. Fue un beso torpe y sin encanto. Harry había puesto sus manos sobre las mejillas de su amigo en un intento por no dejarlo escapar, con la esperanza de que aquel beso reviviese la vieja chispa de su relación adolescente. El problema es que en los pocos segundos que ese beso duró Harry no sintió nada… no hubieron fuegos artificiales, ni la sangre de su cuerpo se calentó y todo su nerviosismo pareció caer en una gélida calma. Sin embargo, Harry no tuvo tiempo de procesar esa información porque de pronto tenía a Ron separándose bruscamente de él y mirando espantado sobre su hombro antes de hacerlo a un lado y salir corriendo detrás de Daphne. Harry volteó sin entender bien que sucedía cuando la vio, su mirada llena de lágrimas y una expresión de dolor en el rostro, luego salió corriendo y Ron detrás de ella y Harry no tuvo mejor idea que unirse a esa carrera, cruzando lo más rápido que podían todo el jardín de la mansión.

Daphne entró casi tropezándose al saloncito de la mansión y cogiendo un enorme puñado de polvos flú entró a la chimenea bloqueándola apenas salió en su destino. Ron intentó seguirla por el mismo medio, había llegado a escuchar a dónde se dirigía pero cuando trató de entrar a la chimenea fue arrojado hacia el piso. Sin tiempo para buscar a Astoria o a cualquiera de los Greengrass para que abran la chimenea, Ron pensó en desaparecer, pero recordó que la mansión estaba llena de hechizo anti aparición y sabía que tendría que correr mucho para estar fuera de ellos, así que regresó sobre sus pasos en busca de una de las escobas del armario y cuando la tuvo salió corriendo. Harry llegó cuando Ron estaba saliendo de la mansión con la escoba y emprendía el vuelo, invocó una del armario y comenzó a seguirlo, se había cansado de llamarlo, pero Ron no volteaba a mirarlo.

****

Draco se había quedado unos minutos en silencio luego de su conversación con Hermione, la bruja seguía sin ser de su agrado pero Draco no solía subestimar la inteligencia así viniese de alguien a quien había odiado tanto en el pasado.

Finalmente decidió que Hermione podía tener razón. Él mismo había apoyado la idea de que Harry fuese honesto y quizás era tiempo de que él hiciese lo mismo, a pesar del riesgo a que todo fuese demasiado incómodo después; sin embargo estaba completamente seguro de que la boda de Weasley se llevaría a cabo contra todo pronóstico y quizás si él estaba en el momento adecuado con las palabras correctas podría salir victorioso y de la mano de Harry, o al menos con su amistad intacta. Así que decidido se desapareció para dirigirse a Bond Street en Londres.

Aún tenía poco más de dos horas para llegar a la boda Weasley-Greengrass, boda a la que no había sido invitado pero tenía la tranquilidad de ser amigo de la familia y no ser inoportuno. Caminó tranquilo algunas calles hasta llegar a la tienda que estaba buscando. Había viajado a Londres sin equipaje pensando en volver ese mismo día y realmente había sido un error de su parte. Primero pensó en pasar por Madame Malkins pero hasta el momento había corrido con suerte y no le había llegado ninguna lechuza de su padre, lo que quería decir que seguía ignorando su presencia en el país y Draco esperaba que continuase así, por lo que decidió buscar un atuendo muggle, después de todo ya era más normal para él vestirse de esa forma que utilizar túnicas y además, si iba a ser rechazado por lo menos que fuese mientras vestía un Armani.

Estaba a punto de decidirse entre los tres trajes que la asistente de la tienda le estaba ofreciendo cuando su celular comenzó a sonar y por el timbrado supo que se trataba de Harry, suspiró y se disculpó con la encargada mientras se alejaba un poco en busca de privacidad antes de contestar.

-Hola Harry -contestó Draco.

- ¡Draco! -gritó el moreno-. Todo salió mal, ellos se amistaron, entonces yo hice lo que me dijiste, le dije la verdad y todo está mal ahora y no es justo.

- ¿Dónde estás? Se te escucha terrible -dijo Draco intentando escuchar a Harry a pesar de la interferencia en la llamada.

-Estoy volando hacia Londres, persigo a Ron lo más rápido que puedo.

- ¿Estás demente? ¿Cómo se te ocurre hablar mientras vuelas? ¿Por qué estás persiguiendo a la comadreja?

-Estoy con el audífono, Draco -contestó Harry para calmarlo mientras trataba de no perder de vista a Ron ¿desde cuándo su amigo volaba tan rápido?

-Demonios Harry, no entiendo nada.

-Es todo tu culpa, te hice caso y le dije la verdad y lo besé y ¡todo está mal¡

- ¿Lo besaste? -Casi gritó Draco sintiendo un nudo en el estómago-. ¿Qué pasó cuando lo besaste, te beso él también?

-Obviamente -dijo Harry-, estábamos labio con labio, sé perfectamente que eso es un beso.

-Pero… ¿Hubo emoción de parte de él? ¿Te correspondió el maldito beso? -Insistió Draco- No te estoy preguntando cómo hacer una poción así que no es tan difícil de contestar.

-Eso no importa -insistió el mago tratando de no pensar en la falta de emoción del beso que había desatado su actual persecución- además nos interrumpieron.

- ¿Quién?

-Daphne llegó cuando lo estaba besando y luego ella salió corriendo y Ron salió corriendo y ella se fue por chimenea, pero Ron la busca en una escoba y yo lo estoy siguiendo porque él no pudo contestarme -dijo Harry apresurando las palabras.

- ¿Weasley persigue a Daphne?

-Sí -gritó Harry comenzando a divisar la ciudad a lo lejos.

- ¿Y tú lo persigues a él?

- ¡Sí!

- ¿No te das cuenta de lo estúpido que es todo esto?

-Claro que es estúpido porque si Ron me hubiese contestado… -insistió Harry.

-Es estúpido porque nadie te persigue a ti -interrumpió Draco alterado-. Date cuenta por Merlín, él a quien ama es a Daphne.

- ¡No! -dijo Harry alterado también.

-Claro que sí, pero eres tan estúpido que no quieres aceptarlo -insistió el rubio-. Él no te quiere y joder Harry estás tan ciego que no te das cuenta…

- ¿De qué? -preguntó Harry- ¿De qué tengo que darme cuenta? Porque para mí todo está muy claro, Draco, yo…

-De que yo te perseguiría a ti… pero no te interesa -gritó Draco.

El corazón de Harry se detuvo un momento mientras su mente trataba de procesar las palabras de Draco, de pronto un escalofrío recorrió todo su cuerpo y algo parecía querer explotar en su interior.

-Draco… yo… -dijo suavemente.

-Olvídalo -contestó el rubio-. Harry la boda es en pocas horas, tienes una mínima oportunidad de hacer lo correcto, no la desperdicies.

Draco cortó la llamada y respiró hondo antes de volver a donde la encargada lo esperaba con los trajes y lo miraba con curiosidad. Tenía ganas de desaparecer de ahí pero la idea de aurores rodeando el lugar por exceso de magia sobre muggles no era demasiado atractiva. Así que optó por poner su mejor sonrisa y comprarse el maldito traje de todas formas.

****

Harry terminó el vuelo con manos temblorosas, no sabía si por todo lo sucedido, si era por Ron o por lo que Draco le había dicho. No se había sentido tan confundido en años, ni siquiera podía recordar si alguna vez se había sentido de esa forma. La cabeza comenzaba a dolerle y bajó de la escoba en un callejón cerca de King Cross esperando tener suerte y que no hubiese ningún muggle cerca.

Redujo la escoba para guardarla en su bolsillo y comenzó a recorrer las calles. Había visto a Ron descender en el mismo lugar y se imaginó que se dirigiría hacia el Callejón Diagon. Harry comenzó a correr y de pronto vio la cabeza pelirroja de Ron entre la multitud de gente que estaba en la estación del tren. Avanzó hacia él empujando a quién se interponía a su paso hasta que por fin pudo llegar hasta él. Estaba sentado en unas bancas con la mirada vencida y Harry podría jurar que a punto de llorar. Harry se sentó a su lado y Ron sin mirarlo enterró la cabeza entre las manos.

-Tengo algo más que confesarte -dijo Harry-. Fui yo quién inventó el rumor de que los Greengrass querían arruinar tu contrato con los Puddlemere.

- ¿Qué? -gritó Ron poniéndose de pie -¿De qué hablas?

-Yo… yo sólo quería que te enojases con ella… quería… que te volvieses a enamorar de mí.

-No puedo creerlo -dijo el pelirrojo notablemente molesto-. Tú no eres así Harry, no entiendo… es como si de pronto ya no te conociese.

-He hecho cosas terribles desde que llegué, lo admito -aceptó Harry-. Ni siquiera entiendo la mitad de mis actos en estos días.

Y eso era verdad, ya más calmado y ahí sentado, siendo honesto con Ron por primera vez en lo que iba de esos cuatro días, Harry se estaba dando cuenta de que ni en sus peores pesadillas se hubiese creído capaz de hacer tantas estupideces seguidas. Pero lo que más lo perturbaba era la incertidumbre, ¿Qué hubiese hecho si Ron le correspondía? ¿Por qué repentinamente eso ya no se sentía tan importante? ¿Por qué ese beso no había significado nada?

-Pero la verdad es -continuó Harry- que lo hice por ti, pensé que estaba haciendo lo correcto y sé que estás molesto y que soy horrible… soy peor que un dementor alimentándose de la felicidad ajena.

-En este momento eres peor que Voldemort… eres un imbécil y mereces que te parta la cara -sentenció Ron-. Pero no voy a negar que todo esto es un poco halagador.

-Aunque siga siendo un dementor -dijo Harry y Ron asintió.

Harry sonrió triste y Ron se sentó a su lado, ambos tomaron aire intentando calmarse, el moreno ni siquiera se había dado cuenta que las manos le habían estado temblando todo ese tiempo.

-No puedo creer que… que tú me ames de esa manera -dijo Ron tímido- yo quisiera Harry, pero…

-Lo sé -interrumpió el moreno frotándose la cara-. Estoy tan avergonzado y confundido, es como… como si de pronto hubiese despertado y… -suspiró cansado- nada de esto tiene sentido, Draco tenía razón, era una locura… ni siquiera sé qué hubiese hecho si me decías que sí.

-Probablemente nos hubiésemos arrepentido mañana -dijo Ron sonriendo.

-Pero es que… yo sentía que era lo que tenía que hacer. Nunca quise lastimarlos -aclaró-, no realmente, yo tan sólo sentía que tenía que evitarlo, que era lo correcto.

- ¿Y ya no sientes eso? -preguntó Ron con curiosidad.

-Si fuese lo correcto no estaríamos aquí. Es irónico, pero ahora lo entiendo, ¡Por Merlín! Han pasado más de diez años, no sé por qué creí que iba a funcionar ahora.

-Yo siempre te voy a querer, Harry -dijo Ron-. Pero entendí hace mucho que no estamos hechos para estar juntos, no ha sido sencillo aceptarlo y en ocasiones tengo celos, pero sé que no te amo de esa manera y creo que tú tampoco a mí.

- ¿Cuándo te volviste tan listo?

-En algún momento desde que te fuiste a New York -contestó el pelirrojo-, sólo me quedó Hermione, algo se me debe haber pegado.

Harry soltó una sonrisa triste. Dolía, como si alguien le hubiese arrancado de golpe una ilusión infantil y sentía que podía dejarse invadir por una enorme tristeza. Y a pesar de eso, Harry se sentía contrariamente aliviado, junto con la ilusión se había liberado de un peso y sintió ganas de decírselo a Draco, de decirle que tenía razón. En ese momento Harry recordó su última conversación con el rubio y nuevamente se vio invadido por el escalofrío que sintió con las palabras de Draco. Había enredado tanto todo y tenía mucho por solucionar, pero no era el momento todavía, ahora tenía que concentrarse en salvar esa boda que se había empeñado en sabotear.

-Me alegra haberte alcanzado, no tenía idea de hacia dónde te dirigías.

-Escuché que Daphne iba al Caldero Chorreante y pensé que la encontraría aquí -dijo Ron.

- ¿Por qué estaría aquí?

-Porque fue en esta estación donde le pedí que se casara conmigo.

Harry escuchó atento el corto relato de Ron, de cómo había seguido un impulso y le había pedido matrimonio a Daphne en medio del andén nueve tres cuartos, antes de partir hacia Irlanda. Por primera vez desde que había llegado, Harry pudo notar el brillo en la mirada de Ron al hablar de su novia, la ternura de sus palabras, la sonrisa estúpida que se dibujaba en sus labios al decir su nombre y la culpa lo invadió por completo. Tenía que hacer algo, tenía que arreglar las cosas.

-Supongo que la perdí -dijo Ron resignado.

-Claro que no -dijo Harry poniéndose de pie-. Encontramos horcruxes a los diecisiete años, podemos encontrar a Daphne, te lo prometo.

Ron sonrió intentando contagiarse del repentino entusiasmo de Harry. Decidieron dividirse, Ron conocía todos los lugares muggles que le gustaban a la joven bruja y Harry buscaría por el Callejón Diagón, que por suerte seguía sin ser demasiado grande.

No fue nada fácil, el barrio mágico estaba lleno de gente que iba y venía y Harry hacía lo posible por pasar desapercibido entre el tumulto. Después de dar muchas vueltas y comenzando a desesperarse se comunicó con la mansión Greengrass. Astoria le dijo que nadie había notado su ausencia en la fiesta, aparentemente todos ignoraban el drama que estaban pasando los novios. Harry salió casi corriendo cuando Astoria le dijo que cuando Daphne se ponía triste o de mal humor solía huir de casa y se refugiaba en una tienda de pociones del Callejón Knockturn, "le gusta el olor de las cortezas recién cortadas" le había dicho Astoria.

Harry se adentró en aquel callejón que no le traía buenos recuerdos mientras se preguntaba si todos los Slytherin eran igual de excéntricos cuando estaban deprimidos, alguna vez había encontrado a Draco preparando pociones para el resfriado después de haber tenido una mala semana sólo porque lo relajaba.

No fue fácil encontrarla y mucho menos convencerla de escucharlo. Harry aceptó como mejor pudo cada una de las acusaciones y palabras hirientes que la joven bruja le dirigió, era lo menos que se merecía. No fue un momento agradable abrirle un poco su corazón a Daphne, confesarle por qué había hecho todo eso, lo que intentaba recuperar, pero finalmente sus palabras fueron las adecuadas y la bruja lo abrazó llena de emociones, lista para volver a casa y continuar con la boda.

Harry suspiró agotado. Había sido una larga mañana.

A paso rápido se dirigieron al Caldero Chorreante y llegaron a la mansión en sólo segundos. Harry le envió una lechuza a Ron y a los pocos minutos el mago también entraba por la chimenea que ya no estaba cerrada. Faltaba una hora para la boda y esta se llevaría a cabo como si nada hubiese sucedido.

****

Harry tenía puesto un elegante traje negro, faltaba poco para la ceremonia y todos en la mansión parecían vueltos locos. Él había logrado escabullirse a los jardines en busca de una zona con señal muggle. No iba a ser sencillo pero tenía que hacerlo.

El celular timbró un par de veces y la voz agotada de Draco le contestó del otro lado.

- ¿Qué paso?

-Es largo de contar -dijo Harry-, pero la boda sigue en pie y mi carrera como villano ha terminado.

-Me alegro por Daphne -contestó Draco-. Aunque no voy a negar que te ves bien de villano.

Harry sonrió, así eran las cosas con Draco, por más herido que estuviese siempre tendría aquella careta de frialdad e indiferencia puesta.

-Draco…

-No -interrumpió el rubio-. No digas nada, hablaremos en casa.

-No, necesito que me escuches -insistió Harry-. Tan sólo escúchame… lo que dijiste antes… no me lo esperaba pero creo que…

-Harry…

-Que siempre lo supe y… que yo…

-Escúchame -insistió Draco-. No es el mejor momento para hablar, así que ahora anda y sé el padrino de esa maldita boda para que todo pueda volver a la normalidad, ¿de acuerdo?

-Bien -contestó Harry-. Oye Draco…

-Dime, Harry.

-Yo también. Lo entiendes ¿cierto? -dijo temeroso-. Y ya quiero verte.

Harry pudo prácticamente ver la sonrisa del rubio formándose y luego cortó la llamada. Regresó lentamente hacia la mansión, era hora de ponerse la túnica y cumplir con lo que lo había llevado de regreso a Londres.

-Harry -llamó Hermione acercándose con la túnica lavanda en las manos-. ¿Listo para ser el padrino?

-Sí.

-Gracias, por hacer lo correcto -dijo la bruja-, sé que estos días no han sido fáciles para ti, pero me alegro que hayas recapacitado.

-Sabes, Hermione -comentó él mientras Hermione lo ayudaba a ponerse la túnica-, cuando besé a Ron, yo esperaba que fuese como en esas estúpidas películas pero fue todo lo contrario.

- ¿Tengo que explicarte por qué?

-No, creo que no -contestó él con una sonrisa triste-. Draco… él… creo que él está enamorado de mí.

-Así que te diste cuenta.

-Ni siquiera voy a intentar sorprenderme por el hecho de que ya lo sabias -dijo Harry riéndose-. Todo es tan raro y estoy un poco confundido.

-Sientes algo por Malfoy, ¿verdad?

-No lo sé -confesó Harry-. Todos estos años lejos de Ron, yo mentiría si te dijese que he pensado constantemente en él, que lo extrañé todos los días porque no es verdad… no fue hasta que dijo que se casaría que yo enloquecí. Pero estos días lejos de Draco, Merlín, no ha habido uno de ellos en que no lo haya extrañado y yo nunca me había dado cuenta.

Hermione lo miró fijamente mientras le arreglaba la corbata, con un gesto de comprensión y cariño.

-Cuando hablo con él de pronto todo está bien y yo sé que es un maldito bastardo, que es cínico y aparenta ser indiferente con todo… pero conozco otro lado de él que casi nadie ha visto. Es compasivo y tiene un corazón enorme, es divertido, él me hace reír en todas las situaciones y es inteligente, astuto y tan guapo, el muy cabrón y…

-Y te has dado cuenta que estás enamorado -añadió Hermione.

- ¿Qué tan estúpido suena eso? -preguntó Harry- Después de todo lo que hice, parece tan hipócrita de mi parte.

-No lo es -aclaró la joven-. El amor es así, tal vez si nunca te hubieses convertido en un psicótico rompe bodas no habrías descubierto lo que sientes realmente por Draco.

Harry sonrió y la abrazo fuerte, sintiéndose por primera vez en esos cuatro días bien consigo mismo. Ginny se acercó a donde estaban, se veía hermosa con un delicado vestido y el ramo en las manos. Era momento de comenzar con la ceremonia.

****



La boda fue emotiva y Harry pasó toda la ceremonia con un nudo en la garganta. Se trataba de Ron, a pesar de todo y aunque ahora tenía sus sentimientos hacia él mucho más claros, eso no impedía que la nostalgia lo invadiese. Era la primera persona a la que había amado, el primero con el que había hecho tantas cosas; pero no era sólo eso, era nostalgia de su infancia, de sus días en Hogwarts, cuando todo se reducía a ellos tres y ahora veía a Ron casarse y a Hermione de la mano con su esposo y todo estaba como tenía que ser, pero no por eso Harry se sentía menos nostálgico.

El protocolo de las bodas mágicas no era demasiado diferente de las bodas muggles así que luego de que los novios se acomodasen en su mesa comenzaron los brindis y las felicitaciones. George hizo un brindis bastante divertido que arrancó varias risas de los invitados y luego todas las miradas se posaron en Harry, seguía odiando hablar en público, más cuando tenía tantas emociones a flor de piel, pero era la hora de que el padrino dijese algunas palabras y no podría escapar de eso. Sonrió pensando que si no hubiese estado tan concentrado en robarse al novio quizás hubiese podido preparar un bonito discurso, pero ya no había marcha atrás y tendría que hacer uso del escritor que llevaba dentro para improvisar algo.

Miró a la mesa donde Ron y Daphne se encontraban, ella estaba radiante, con su rubio cabello adornado con flores y Ron se veía increíblemente guapo.

-No he preparado un discurso -comenzó Harry- así que voy a contarles algo… tuve un sueño, una pesadilla más bien donde un mago tenebroso trataba de separarlos -Ron lo miró y sonrió- pero como en toda buena historia el mago tenebroso fracasó en sus intentos y yo al despertar me di cuenta de que felizmente todo está como debe ser. Estoy feliz de que mi mejor amigo haya encontrado a una mujer tan maravillosa en su camino y que ya no sea el chiquillo tímido que fue en Hogwarts y haya podido invitarla a salir sin gritarle a la cara.

Los invitados rieron, sobre todo sus compañeros de Casa que recordaban lo alterado que Ron se ponía frente a las chicas en sus días de escuela.

-Yo no les traje un regalo -continuó Harry mientras una suave melodía comenzaba- pero les voy a prestar algo hasta que ustedes dos encuentren su canción.

Ron lo miró intensamente al reconocer la canción. La banda estaba tocando Everything I Do, I Do It For You y a pesar del desconcierto de muchos invitados por aquella canción muggle que no conocían, Harry supo que había escogido bien cuando los labios de Ron dibujaron un Gracias mientras se ponía de pie para bailar con Daphne la que por años había sido la canción que había marcado su relación con Harry.

Harry sintió una mano sujetando la suya y volteó la mirada para encontrarse con Hermione que lo veía con ojos llorosos y él se sintió bien al observar bailar a la pareja. Lo que había dicho era cierto, todo era como tenía que ser.

La fiesta siguió su curso y Harry estaba invadido por una melancolía agridulce. No había podido acercarse a Ron por más que lo había intentado, el flamante novio siempre estaba rodeado de gente felicitándolo que lo llevaban de un lado a otro. Caminó con una copa en las manos y de pronto alguien lo tocó por el hombro. Volteó y se encontró con Ron que lo abrazó fuerte. No se dijeron nada, no hacía falta, no necesitaban palabras para decirle adiós a aquella ilusión que los mantuvo vivos en el pasado, para decirle hola al futuro, para saber que a pesar de todo siempre se tendrían el uno al otro. Se separaron después de un largo y reconfortante tiempo y Ron volvió hacia la fiesta con su enorme y sincera sonrisa en el rostro.

Harry también volvió a la fiesta con paso lento, quería encontrar a sus amigos y pasar un poco de tiempo con ellos, emborracharse y divertirse antes de volver a casa, se lo merecía después de esos cuatro días increíblemente locos. Caminó hacia las mesas, pero fue interrumpido por su celular. Sorprendido de que cogiese la señal lo contestó, un poco nervioso, eso sí.

- ¿Cómo va la boda? -preguntó la voz de Draco- Espero que no te hayas lanzado sobre Daphne cuando estuvo a punto de dar el sí.

-Claro que no -dijo Harry-. Yo me despedí, es lo que vine a hacer.

-Me alegro -aseguró el rubio- ¿Estas ebrio ya? ¿Planeas bailar con todos los magos solteros de la fiesta?

-Quizás… ya que el mago con el que quiero bailar no está aquí -bromeo Harry sin creer el tono de su voz. Merlín, estaba flirteando con Draco-. He visto algunas brujas interesantes también.

-Oh no, Harry, no creo que ellas quieran que tu hermosa túnica lavanda opaque sus vestidos sin gracia.

-No recuerdo haberte dicho que la túnica era de color lavanda -dijo Harry.

-Aunque seguramente tendrás a muchos mirándote -continuó Draco-, apuesto que te vez jodidamente follable con tu cabello desordenado, traje oscuro, la túnica abierta y una copa de brandy en la mano, pensando ¿qué hago aquí en vez de estar bailando en Village?

04 The Way You Look Tonight (Michael Buble) - Michael TM by michaelthemy

Harry se sorprendió al escuchar eso último. Draco no tenía dotes de adivino y no podría saber que él, efectivamente iba con traje oscuro y una copa en la mano. La banda en ese momento comenzó a tocar una melodía que se le hizo familiar.

-De pronto una canción conocida te hace querer bailar -siguió diciendo la voz de Draco-. Te acercas a las mesas y buscas entre ellas alguna víctima para llevar a la pista.

Harry sintió entonces una emoción grande cobijándose en su pecho. No podía ser verdad, Draco no podía estar ahí aunque era lo que sospechaba, comenzó a buscar con la mirada, entre la gente, nadie le prestaba demasiada atención, todos concentrados en sus conversaciones y en el baile. Y de pronto lo vio, jodidamente guapo, usando uno de esos exclusivos trajes que tanto le gustaba comprar, acercándose hacía él. Harry bajó el celular y lo metió en su bolsillo y fue en ese momento que reconoció la canción.

- ¿Qué haces aquí? -preguntó con voz temblorosa.

-Escuché que regalaste una canción para los novios -dijo Draco quitándole la copa de las manos y poniéndola en una mesa- y pensé que yo podría regalarte una a ti.

Harry se dejó rodear por los brazos de Draco con el corazón palpitándole a mil por hora, totalmente incrédulo de que eso estuviese pasando, de la increíble felicidad que sólo el hecho de sentir el aroma del rubio le brindaba.

-Some day, when I'm awfully low, when the world is cold, I will feel a glow just thinking of you -susurró Draco en su oído, cantándole tal como lo había hecho tantos años atrás.

-No puedo creer que estés aquí -dijo el moreno- ¿Cuándo volviste?

-Nunca me fui -confesó Draco.

-¿Por qué?

-Porque tú estabas aquí -respondió sinceramente el rubio.

Harry sonrió y se abrazó al cuerpo del rubio. No tenía idea si las cosas cambiarían demasiado, si todo era demasiado apresurado. De lo único que estaba seguro era de que iban a hacerlo funcionar, que estaba en el lugar correcto, con la persona correcta, tal como lo estaba Ron.

-He sido un idiota, Draco… yo estuve tan ciego y…

Draco lo miró intensamente, sus ojos grises dilatados, transmitiendo una emoción enorme, siendo terriblemente sinceros. Harry se sintió sobrecogido al reconocer que los ojos de Draco llevaban mucho más tiempo del que podía recordar mirándolo de esa manera. El rubio puso sus dedos sobre los labios de Harry, impidiéndole seguir hablando y este se congeló y se dejó llevar cuando los labios suaves y delgados de Draco tocaron los suyos. Ahí estaba ese beso, ese que había estado buscando desde que había llegado a Londres, lleno de fuegos artificiales, acelerándole el corazón y calentándole la sangre.

-No te voy a dejar ir -dijo Draco en lo que quiso sonar como una amenaza, fracasando terriblemente.

- ¿Es una promesa? -preguntó Harry bromeando.

-Puede ser un juramento inquebrantable si eso es lo que quieres.

-Me basta con que te quedes aquí conmigo esta noche.

- ¿Sólo esta noche?

-Aquí sí -contestó Harry-. Pero mañana cuando volvamos a casa, te quiero conmigo todas las noches.

-Eres ridículamente cursi, Potter -dijo Draco riéndose para luego plantarle un beso en el cuello mientras seguían bailando.

-Lo dice el que me canta canciones al oído -se burló Harry siendo callado por otro beso.

La tarde comenzaba a caer y la fiesta de la boda aún estaba en su mejor momento. Así que Harry, de la mano de Draco se dedicó a disfrutarla, a disfrutar de Londres, de sus amigos y las viejas anécdotas.

Claro que Draco y él tenían que hablar, tenían tanto que decirse, pero eso podía esperar a que volviesen a New York, a que estuviesen de vuelta en casa, con sus amigos, las giras de los libros y su rutina que tanto estaba extrañando.

La única diferencia era que ahora, Harry esperaba que sus días fuesen menos solitarios, que los viajes fuesen más divertidos y estaba seguro de que la vida, al lado de Draco, sería definitivamente mejor. Quizás después de todo, en esos cuatro días, había encontrado su final feliz… o mejor dicho, su comienzo.

~ fin

# fluffyfest 2012: fic

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