[FMA] El Führer de Oz

Oct 06, 2006 22:57

Título: El Führer de Oz
Fandom: Fullmetal Alchemist
Resumen: Realidad Alternativa. Para el resto, remitirse al título.
Raiting: PG.
Género: Humor, Parodia.
Beta Reader veneotaqueen

Capítulo primero
Capítulo segundo

Este capítulo está dedicado a mí porque es mi favorito hasta ahora.

III

-¡Atrás!-exclamó Hawkeye avanzando hasta el escritorio, amenazando a todos con la pistola mientras lo hacía. Pero todos los presentes en la oficina estaban tan pasmados por lo repentino e irreal de la situación que no se movieron ni un centímetro. Por lo menos no hasta que la teniente comenzó a vaciar a quemarropa el resto de su cartucho en el cuerpo del coronel.

-¡Basta, teniente!-exclamó Havoc, quien había sacado él mismo su pistola-. Deje su arma en el suelo y levante las manos -hizo una pausa para pasar saliva, seguramente buscando estabilizar su voz-. Teniente primera Riza Hawkeye, queda usted bajo arresto por el asesinato del coronel Roy Mustang.

-Este no es el coronel Mustang -dijo la teniente Hawkeye sin dejar de apuntar al suelo.

-¿Qué se supone que significa eso?-preguntó Havoc tras unos segundos de silencio.

-Que este no es el coronel Mustang -repitió Hawkeye y disparó las dos balas que aún le quedaban.

La teniente movió la pistola sólo para cambiar el cartucho, pero esa pequeña distracción fue suficiente para que el cuerpo a sus pies se levantara, la tomara por el brazo y la arrojara hasta el otro extremo de la habitación, todo en una fracción de segundo. El arma y los cartuchos, tanto el lleno como el vacío, quedaron tirados a la mitad del trayecto.

-Pensé que el teatrito iba a durar más tiempo -dijo el coronel, sonriente y limpiando un poco de sangre de la comisura de su boca. Su voz era diferente, se había vuelto amielada.

Havoc, con la cara cubierta de sudor, apuntó su arma ahora hacia el falso Mustang.

-¿Quién eres?-preguntó-. ¿Qué eres?

La sonrisa en el rostro de Mustang era para dar escalofríos.

-Humanos -dijo despectivamente-, destinados a ser destruidos por su curiosidad.

-¡Havoc, dispara!-gritó Hawkeye, pero fue demasiado tarde. El falso Mustang aprovechó el momento de vacilación del teniente para saltar por la ventana. Cuando los oficiales miraron al exterior segundos más tarde, no vieron al fugitivo por ningún lado.

Hawkeye golpeó el escritorio con ambos puños. Su rostro crispado le daba un aspecto temible. Havoc esperó a que se tranquilizara un poco antes de preguntarle qué había sucedido.

-

El día anterior, en su camino al mercado, el coronel y la teniente primera fueron interceptados por una mujer que lloraba a gritos pidiendo ayuda. Cuando ambos bajaron del auto a averiguar lo que sucedía, la mujer se transformó en un jovencito que los atacó y los capturó con ayuda de otros dos individuos: otra mujer y un hombre gordo de baja estatura. Estos tres se movieron con rapidez y sacaron todo el provecho posible de la sorpresa de los militares. Hawkeye especificó haberles disparado varias veces, pero sus heridas sanaban en segundos.

Lo siguiente que supo la teniente primera fue que se encontraba tirada en el suelo de un sótano iluminado por un par de bombillas amarillentas. Sus captores le habían quitado sus armas, pero no habían sido lo suficientemente previsores: le dejaron las horquillas del pelo. Con ellas en poco tiempo abrió la cerradura de la puerta.

Hawkeye subió las escaleras con cuidado, sus sentidos en máxima alerta. Una vez en el primer piso, se deslizó por todo el corredor con la espalda pegada en la pared. Por lo que vio a través de las ventanas, se encontraba en una de las casas nuevas del centro, en la calle de atrás de la plaza. Hubiera sido relativamente fácil salir justo entonces por una ventana, pero su prioridad era encontrar al coronel y sacarlo de ahí.

De pronto, escuchó voces detrás de una puerta. Se pegó a ella como si le fuera la vida y escuchó con atención. Había por lo menos dos personas del otro lado, y hablaban de Mustang. Decían que el coronel había sido trasladado a otro lugar, pero no especificaron a dónde, y mencionaron cómo el chico que se transformaba ocuparía el lugar del coronel, para no se esparciera caos innecesario en la ciudad antes de tiempo.

Hawkeye los escuchó moverse; se dirigían hacia donde ella estaba. Buscó rápidamente un lugar para esconderse: había llegado demasiado lejos como para dejar que la capturaran de nuevo. Encontró un sofá lo suficientemente grande para cubrirla. Serviría, si no miraban al ras del suelo.

La teniente vio pasar a sus captores por entre las patas del sillón; reconoció dos pares de aquellas piernas como de sus atacantes de la noche anterior. Otro par más llevaba botas militares. Esas personas discutían qué harían con ella. No llegaron a ninguna conclusión antes de salir del cuarto, pero fue perturbador para la teniente; el monstruo tenía la voz del coronel, pero esas en definitiva no eran sus palabras. Se atrevió a asomarse antes de que cerraran la puerta: tampoco caminaba como Mustang. Confundirlos sería imposible, y eso le facilitaría las cosas.

La teniente salió de la casa rumbo al cuartel para tratar de reducir al impostor aprovechándose del elemento sorpresa, e interrogarlo sobre el paradero del verdadero coronel.

-

El silencio se apoderó de la oficina hasta que Mei habló, sobresaltando a los oficiales, quienes se habían olvidado de los enviados del führer, falta imperdonable aún dadas las circunstancias. Pero lo que la niña dijo hizo valer la pena el descuido.

-El hombre gordo y calvo y la mujer alta con vestido negro suenan como las personas que encontramos ayer en la plaza, ¿no?

Xiao Mei asintió vigorosamente a las palabras de su ama mientras el resto de sus compañeros adoptaban similares expresiones de sorpresa.

Havoc, entonces, demandó toda la información que poseían.

-En la plaza a las dos de la tarde, ¿eh?-dijo Havock cuando los otros hubieron terminado-. Creo que tenemos una posibilidad de capturarlos. En especial si no saben que ustedes tenían asuntos con el ejército.

Hawkeye asintió.

-Necesitamos acercarnos a ellos sin que sospechen.

-Será difícil -dijo el oficial de los lentes-; ya nos conocen, por lo menos el que se hizo pasar por el coronel.

-Fuery tiene un punto -dijo Havoc-: necesitamos una carnada.

Winry se dio cuenta que Ed la miró por una fracción de segundo antes de pasar el brazo alrededor del cuello de Ling.

-¡Nosotros lo haremos!-exclamó el hombrecillo de paja.

-Será muy peligroso -dijo Hawkeye.

-Pero somos su única opción -continuó Ed-, ustedes no pueden acercarse a ellos sin que los descubran, nosotros sí. De hecho, nos esperan por si cambiamos de opinión sobre el mapa.

Los oficiales pasaron los siguientes quince minutos considerando la propuesta, pero Ed tenía razón: no había manera de organizar una estrategia muy compleja en tan poco tiempo.

-

Los tenientes Hawkeye y Havoc, que habían tomado el mando, juzgaron que Ed y Ling eran suficientes voluntarios para una operación tan peligrosa como esa. El resto del grupo tuvo que esperar en el cuartel, para gran frustración suya, en especial de Al y de Lan Fan.

-¿Por qué no puedo ir?-preguntó Al.

-Escuchaste a la teniente, Al -respondió Ed-, será muy peligroso.

-Pero...

-¿Y por qué tengo que ir yo?-preguntó Ling.

-Escuchaste a la teniente, Ling -respondió Ed-, será muy peligroso.

Lan Fan, por su parte, no dijo ni una sola palabra, se limitó a asentir cuando los encargados de la logística dijeron que sería más fácil cubrir las espaldas de dos personas que de tres.

-

Según supieron más tarde los rezagados, con lujo de detalles y de directa boca de los implicados durante su convalecencia en el hospital de la Ciudad del Este, se trató de La Operación Más Peligrosa Jamás Intentada, y hubo un heroísmo fluctuante que dependía de quién contaba el cuento.

En medio de lo que parecía un concurso de "veamos quién puede comer más helado", Ling y Ed esperaron en la plaza hasta que Lust y Gluttony aparecieron. Así, cuando Lust les dirigió la palabra, tuvo que esperar a que pasaran lo que tenían en la boca so pena de quedar su vestido cubierto de dulce.

-Cambiaron de opinión sobre el mapa, ¿no es verdad?-preguntó Lust.

-Sí -respondió Ed-. Queremos verlo.

-¿Dónde están sus amigos?-dijo ella.

-Están muy cansados y se quedaron en el hotel -respondió el chico vestido de león en una actuación como Oz nunca había visto antes. Aunque aún se veía ridículo con esa melena de estambre.

-Muy bien -dijo Lust-. Vengan con nosotros.

Como se trataba de una operación comando, y no era conveniente que la información se difundiera, sólo Havoc, Hawkeye, Breda y Farman se encargaron del trabajo de campo, mientras que el sargento mayor Fuery ayudaba a coordinarlos desde una base de comunicaciones no ilegal, sólo no reportada a las autoridades correspondientes.

Ed, Ling, Lust y Gluttony pasaron frente a la casa en la que Hawkeye había sido prisionera, pero no entraron. Siguieron adelante varias calles más. Llegaron a un auto, donde los esperaba un chofer barbado, de aspecto algo tosco, pero con modales como sacados de una academia de primera clase. Y así era en realidad...

[-¡No te adelantes! ¡Estoy tratando de construir tensión dramática!

-Amargado.]

Los militares observaron con impotencia cómo el auto se alejaba por la calle; no había manera de seguirlos sin que se dieran cuenta. Los que iban dentro del vehículo también lo notaron, pero no dijeron nada; tan sólo intercambiaron una mirada para hacerse saber mutuamente que, a partir de ese momento, el destino del coronel estaba en sus manos.

[-No exageren.]

El automóvil llevó a Ling y a Ed a una granja no muy lejos de la ciudad. Ed comenzó a hacer caras tan pronto vio el letrero de la entrada. Ling hubiera dicho que estaba estreñido.

[-De hecho, lo dije, y aún lo mantengo.]

Por fortuna, no se acercaron a la planta de procesamiento, sino que entraron directamente al edificio que hacía las veces de la residencia de los dueños de la granja, presumiblemente Gluttony, Lust y el tipo que se hizo pasar por Mustang. El cual, por cierto, era el mismo que...

[-¡Que no te adelantes! ]

Mientras tanto, gracias a los contactos (no ilegales) de Fuery, los oficiales pronto supieron el rumbo que había tomado el auto aquel. Desgraciadamente, en esa dirección había muchas granjas donde podrían haberse escondido. Pero no había tiempo que perder, y se prepararon para revisarlas todas, de una por una, si hacía falta. Tal era la devoción hacia su líder, el coronel perdido en acción, el cual esperaban se encontrara aún vivo y coleando, y al cual respetaban como si fuera un...

[-Breda, deja de copiar el dramatismo de Elric.

-Sí, señor.

-¡Yo no hablo así! ]

Por su parte, el coronel Mustang no había dejado de intentar liberarse de su prisión, y no estaba para nada tirado en el suelo, acurrucado y temblando como si fuera una niñita...

[-¡HAVOC! ]

Gracias a su impecable entrenamiento militar, el coronel había logrado soltarse de uno de los grilletes que lo tenían sujeto a la pared. Trataba de zafarse del segundo cuando la puerta se abrió y, ante su sorpresa, dos adolescentes cayeron dentro de la celda, uno sobre el otro.

[-Ya se adelantó mucho, ¿no?

-Te advierto, Ling, mejor que no digas que gracias a mi paja no te rompiste las uñas.

-¡Pero es cierto! La verdad es que no esperaba que fueras tan suavecito.

-¿Podríamos volver a los hechos? ]

Antes de ser tirados dentro del calabozo, Ed y Ling fueron conducidos a una enorme biblioteca. Ahí, Lust les pidió...

[-...que nos quitáramos la ropa.

-¡¿Qué?!

-¡Ling!

-Quería ver qué cara ponías. ]

Lust les pidió que esperaran ahí mientras ella y Gluttony iban por el mapa. Los chicos se quedaron a solas, inspeccionando los alrededores, buscando algún indicio del paradero del coronel. No tuvieron ni suerte ni tiempo para ejercerla, pues la mujer del vestido negro regresó pronto cargando en los brazos un enorme rollo de papel.

-Aquí está -dijo-. Pero, antes que lo vean...

-¿Cuál es el precio?-preguntó Ed.

Lust esbozó una sonrisa dulcemente aterradora.

-Que se queden aquí para siempre.

[-Para fines prácticos, ese fue el sentimiento general de lo que dijo.

-Estoy de acuerdo, me parece un buen resumen.

-¿Por qué pones esa cara, hermano?

-Liiiiiiiiiiiing, ¡sigue con la historia! ]

Para acortar un cuento que de otra forma se alargaría hasta mucho después de las horas de visita del hospital, nuestros dos jóvenes héroes sostuvieron épica batalla contra la mujer y el calvo bajito. Perdieron, todo hay que decirlo, pero fue con honor.

[-Mucho honor. ]

Además, al final fue para bien, porque el coronel Mustang estaba en el calabozo donde los arrojaron.

Ling y Ed estaban atados de pies y manos. El chico con traje de león sugirió morder las ataduras con sus colmillos, pero el hombrecillo de paja, preocupado por su dentadura, le recordó que eran cadenas de acero.

[-Eso no pasó.

-No, pero hubiera sido genial. ]

Lo que en verdad sucedió fue que Ling sugirió que Ed tratara de adelgazar la paja que tenía en su muñeca izquierda para zafarse de la cadena. Funcionó a las mil maravillas.

[-A decir verdad, me hubiera decepcionado mucho que no fueras flexible. ]

Pronto, los tres estuvieron libres. Se hicieron las presentaciones y Ed hizo entrega a Mustang del guante con un círculo con fórmulas alquímicas que Hawkeye le había dado antes que salieran del cuartel. Por supuesto, el coronel hizo mucho hincapié en asegurarse que su asistente se encontrase bien antes de hacer explotar la puerta de la celda con un chasquido de sus dedos.

[-Te dije que se iba a sonrojar, Breda.

-Que no te oiga o cenamos con los peces. ]

Junto a la puerta del sótano encontraron colgada la espada de Ling. Este la tomó, no sólo porque podría necesitarla, sino porque era un recuerdo de familia y no podía dejarlo ahí.

[-¿Y eso es importante que lo sepamos porque...?

-Porque ha pertenecido a mi familia por generaciones, no necesitas otra explicación. ]

Como después de la explosión sería estúpido querer pasar desapercibidos, el trío corrió por el medio del pasillo, dispuestos a enfrentar lo que fuera que viniese.

[-Ese drama sí me gustó, Elric. Continúa. ]

Al entrar a un salón convenientemente amplio, encontraron que los esperaba el tipo que había suplantado a Mustang en un aspecto totalmente diferente. El cual tenía, por cierto, una horrible cabeza de palmera. Y evidenciaba un gusto asqueroso para la ropa.

[-Ese tipo de detalles no son importantes, hermano.

-Si lo hubieras visto, pensarías lo contrario, Al. ]

Les ordenó que se detuvieran. Nuestros héroes, por supuesto, no estaban dispuestos a rendirse, y mucho menos ante un tipo con una pinta tan ridícula. Se prepararon para luchar, preparados para vender cara su vida...

[-...eran tres contra uno...

-Pero qué uno.

-¿Pueden dejar de interrumpir? ¡Así nunca vamos a acabar! ]

Mustang, Ed y Ling...

[-...]

Ed, Ling y Mustang...

[-...]

Ling, Mustang y Ed...

[-...]

Los tres prisioneros enfrentaron al tipo cabeza de palmera, quien resultó ser un experto combatiente muy tramposo que sabía cómo y cuando aplicar golpes bajos.

Tras cinco minutos de esquivar golpes y no acertar ni uno, encontramos a nuestros héroes reagrupándose detrás de una columna mientras el enemigo recobraba el aliento. No se burlaba de ellos en lo absoluto. De verdad.

Debido a su experiencia en el campo de batalla, Mustang se erigió como natural líder táctico.

[-Sí, ajá...

-Tú querías ser Alquimista del Estado, ¿no? ]

Como el coronel ya había tenido tiempo de evaluar, aunque de manera superficial, las habilidades de los otros dos, se le ocurrió con rapidez un brillante plan para vencer a su contrincante y salir de ahí en menos de lo que a Ling le tomaba comerse una centena de panqués. Pero el cabeza de palmera había recuperado el aliento (no se había aburrido de las burlas) y se quejaba en voz alta sólo podía matar a uno de ellos.

Los valientes intercambiaron miradas: no debían prestar atención a esas bravuconadas, sino concentrarse en salir los tres de ellos de ese miserable lugar, costase lo que costase.

[-De hecho, nos pasó por la mente dejarte ahí, pero pensé en Lan Fan y...

-¡PROSIGO! ]

Siguiendo las precisas y muy efectivas instrucciones de Mustang, se lanzaron al ataque y pronto tuvieron a su enemigo a tres fuegos.

[-Que, literalmente, era en realidad sólo un fuego, pero ustedes me entienden... ]

En poco tiempo lo tuvieron acorralado contra la pared. Mustang se preparó para hacer con sus dedos el chasquido final.

[-Frase adecuada por donde quiera que la veas. ¿El final de quién? ¿Un plan perfecto? ¡Por favor!

-Hermano... ]

De pronto, hicieron acto de presencia los otros dos: Lust y Gluttony. Ling y Ed se quedaron de piedra (aunque sólo por un brevísimo microsegundo), antes de aplicar una estratégica retirada, durante la cual arrastraron de vuelta detrás de la columna al valeroso guerrero Mustang, quien opuso resistencia, pues de ninguna manera estaba dispuesto a amilanarse.

[-Coronel, usted iba corriendo delante de nosotros.]

Dándose cuenta que necesitaban una nueva estratagema, el trío se reunió para planearla. Sin embargo, sus captores se dedicaron alegremente a soltar información para provocarlos. Su táctica funcionó.

[-Un consejo a los que no son capaces de regenerar extremidades: pueden hacer enojar a Ed, pueden hacer enojar al coronel, pero no los hagan enojar a ambos a la vez. ]

En resumen, y porque ya casi son las siete de la tarde: todo fue un truco desde el principio: que los horarios del examen de Alquimista del Estado y el único departamento de cartografía estuvieran oficialmente en la Ciudad del Este, la captura del coronel y que Hawkeye "escapara"... Todo eso fue planeado expresamente para llevarlos hasta ahí. Ed y Mustang (y también Al, pero de él se encargarían más tarde), eran muy importantes para su plan.

[-¿Importantes?

-Ya no los vamos a poder callar. ]

Por cierto, si pensaban escapar para advertir al führer, mejor para ellos, porque él también estaba implicado; los pobres ilusos ingenuos sólo correrían en círculos. Ed no esperó a que la idea se asentara en su cerebro, simplemente reaccionó, lo cual le permitió al coronel brincar al campo de batalla bajo la excusa de ir a detenerlo, sin pensar en las consecuencias...

[-No extrapole, teniente Hawkeye.

-Sólo deducía su probable conducta, señor.

-La teniente es buena: eso fue lo que sucedió exactamente. ]

Ling, cuya mente era la única que se había mantenido fría hasta el momento, buscó en los alrededores algo, cualquier cosa, que pudiera servir como arma de apoyo, mientras sus compañeros distraían a los otros.

[-Bien, puedes llamarlo distracción, si gustas.]

De pronto escuchó una pesada respiración detrás de él. Se dio la vuelta. Era Gluttony.

-Tengo permiso para comerte-dijo abriendo la boca en una sonrisa que lograba ser inocente y aterradora a la vez.

[-Lo que explica el posterior mal olor del traje.

-Muy gracioso, Ed.

-¿Quiere que me encargue, joven señor?

-No vale la pena, Lan Fan. ]

Ling apenas logró quitarse del medio cuando Gluttony le brincó encima. En lugar de un bocado del chico en traje de león, el gordo obtuvo uno de la columna. Fue pavorosa la manera en que cortó con la boca el trozo de mármol, con tanta facilidad como si hubiera sido queso. Peor aún, no lo escupió, sino que se lo tragó. Ling hizo lo mismo, pero con saliva. La situación no se veía muy favorable, no sólo por lo de la columna, sino porque el gordo se había movido mucho más rápido de lo que hubiera cabido esperar.

Mientras tanto, Ed y Mustang tampoco estaban en un lecho de rosas. Lust y Gluttony no podían matarlos, pero sí maltratarlos, y a eso se dedicaban con singular entusiasmo. No obstante, debido al estado de ánimo de los alquimistas, también ellos sufrieron mucho daño. Sin embargo, por más que eran heridos, quemados o golpeados, se regeneraban hasta quedar como si no les hubiera sucedido nada, lo cual era muy fastidioso.

De vuelta a Ling: el chico con traje de león había destazado a su oponente al menos tres veces, pero obtenía el mismo resultado que sus compañeros, y el mismo nivel de fastidio. Gluttony había conseguido acorralarlo contra la pared; tenía su boca abierta amenazadoramente cerca de la cara de Ling. Este, viendo la espeluznante abertura, llena de saliva y dientes planos, levantó su espada en un intento desesperado por cortar la cabeza de Gluttony antes que él le arrancara la suya de un mordisco.

Y, entonces...

[-¿Qué sucedió?

-¿Por qué no sigues?

-¿Ya puedo decirlo, señor amargado?

-Ahora es el momento. Y no estoy amargado. ]

Entonces un cuchillo salió de la nada y se impactó en la cabeza de Gluttony. El gordo, tomado por sorpresa, no pudo más que abandonarse a la fuerza con la que el arma había sido arrojada.

[-...

-En otras palabras: se cayó. ]

Ling pudo salir entonces de esa posición tan desfavorable y buscó a su salvador. Este se encontraba en la entrada del salón, su silueta perfilándose bajo el marco de la puerta: era el chofer del automóvil que los había llevado a esa granja.

En medio de su sorpresa, Ling tuvo la caballerosidad de ir a agradecerle lo que había hecho, y a reclutarlo para que los ayudara a reducir a sus captores. Mas, al acercarse lo suficiente, el chico del traje de león se dio cuenta que reclutar al chofer no sería ningún problema. Antes bien, estaba en toda la disposición de unirse al combate; era imposible no ver, ahora que quería mostrarlos, los ojos de Lan Fan detrás de la barba y las cejas postizas.

[-Tratamos de detenerla, ¿verdad, Winry?

-Pero es peor que ustedes de testaruda. ]

Lan Fan había seguido a Lust, Gluttony, Ed y Ling por los techos de la ciudad. Gracias a esa vista tan ventajosa, se dio cuenta que sólo podían dirigirse al famoso automóvil. Llegar a él y deshacerse del chofer fue cosa fácil, especialmente porque se trataba de uno de los miembros de la banda que habían deshecho antes de llegar a la ciudad. Aquel no sólo no opuso resistencia al reconocerla, sino que incluso le cedió la ropa de buen grado. En cuanto a la barba...

[-Lan Fan es muy eficiente y siempre está preparada para cualquier tipo de contingencia.

-Con un señor tan problemático como tú, es indispensable que lo esté. ]

Entre Ling, Lan Fan, Ed y Mustang, lograron crear una distracción y salir de ahí. En cuanto a sus captores, no pudieron perseguirlos en ese momento porque Ed hizo estallar todo y quedaron atrapados...

[-¡Espera, más despacio!

-La enfermera no se ve muy feliz.

-Permítanos terminar, ¡casi llegamos a mi momento de gloria!

-Bien, quince más y los visitantes tendrán que retirarse; los heridos necesitan descanso.]

Con toda la rapidez posible, Ling puso a Lan Fan al tanto de lo que sucedía. Como ellos eran a quienes sus enemigos sí podían matar, era indispensable que se mantuvieran fuera de su alcance. La cautela y la astucia eran indispensables si querían ayudar al coronel y al hombrecillo de paja, quienes habían sido ya muy vapuleados por Envy y Lust.

[-¿Envy es el de cabeza de palmera?

-Así es. Nos dijo su nombre desde el principio, que Ed no haya querido usarlo es otra cosa.]

Para entonces, Gluttony se regeneraba. En pocos momentos serían cuatro contra tres, pero en indudable desventaja; con excepción de Lan Fan, nuestros héroes estaban exhaustos, mientras que sus captores seguían rozagantes como una rosa.

[-¿Roza-gantes como una rosa?

-¡Vamos! ¡Lust ni siquiera se despeinó!

-Y su maquillaje seguía en su lugar. Por cierto, me pregunto cómo era que su escote... eh... ah...

-Mejor continúo antes que te ensarten una llave de tuercas en la cabeza.]

El punto era que los malvados poseían una energía que nuestros héroes ya no.

-Ríndanse ya -ronroneó Lust.

[-Este... de acuerdo, concedo que "ronronear" fue una elección de palabra más bien pobre. ]

Ed y Mustang se rehusaron a responder, sólo tensaron sus posturas, y sus ojos brillaron con inequívoca determinación.

-Pobres estúpidos -dijo Envy.

Pero no atacaron en seguida. Hubo una pausa en la que el ambiente pudo haberse cortado con un cuchillo...

[-Elric, déjate de clichés y ve a los hechos.

-¿Ya vieron quién es el amargado? ]

La pelea comenzó de nuevo. Esta vez los enemigos ni siquiera se habían esforzado gran cosa cuando nuestros héroes...

[-...Ling ya me pegó lo de los héroes...

-Se trata de la narrativa tradicional de mi país; más respeto, por favor.]

Lan Fan y Ling estaban muy acostumbrados a pensar sobre la marcha y a trabajar en conjunto para salvar sus vidas; habían enfrentado incontables enemigos, cada uno de ellos con una técnica de pelea diferente. No les tomó mucho encontrar una solución factible para el problema en que estaban metidos.

Desde la ventana de la habitación en donde estaban, se veía un almacén donde posiblemente podrían encontrar lo que necesitarían. El señor y la guardaespaldas salieron hacia allá, tratando de no llamar la atención. Pero Gluttony los vio, y fue tras ellos, pues no había olvidado su permiso para comer y aún tenía hambre. No obstante, el gordo les fue de más utilidad que de perjuicio, dado que les permitió probar su plan en un solo enemigo sin que intervinieran los otros.

Tal como esperaban, encontraron en el almacén muchos metros de cable de más de un centímetro de diámetro: ni demasiado grueso como para no poder doblarlo ni muy delgado para que se rompiera con facilidad.

La idea funcionó a las mil maravillas. En menos de cinco minutos, Ling y Lan Fan abandonaron ese lugar para regresar a donde el coronel y el hombrecillo de paja estaban a punto de sucumbir.

[-Conque de ahí sacaron todo ese cable...

-¿Qué creías?

-No había pensado en nada al respecto, pero como acabas de decir que Lan Fan siempre está preparada para cualquier tipo de contingencia...

-Al, ¿tu hermano nació así o se pegó en la cabeza de bebé?

-¿Qué quieres decir?

-¿Yo? Nada. ]

Tomados por sorpresa, el escurridizo Envy logró evitar los cables prácticamente por casualidad. Pero Lust no fue tan veloz, y quedó envuelta en varias vueltas de cable.

[-¿En-vuelta en varias vueltas?

-Por cierto, creo que no logró escapar porque estaba cuidando su escote.

-Cayó por vanidad, entonces.

-¿O por pudor?

-¿Les importa que lo discutamos después? Quiero saber qué pasó.]

Ahora, después de haber caído los otros, sólo quedaba Envy.

[-Redundante.

-Se llama énfasis. ]

El cabeza de palmera se tomó un momento para felicitar a los cuatro valientes por haber logrado lo que ningún oponente antes.

-Me obligan a tomar medidas drásticas -dijo.

Nuestros héroes volvieron detrás de la providencial columna. Arrastraron con ellos a la caída Lust, previniendo así que Envy la liberara. Ahora el predicamento era menor, pero aún estaba distante el momento en que podrían cantar victoria. Por fortuna, aún les quedaba bastante cable.

Al coronel se le ocurrió entonces una brillante idea más.

[-Lo cierto es que fue mejor que la anterior, así que no diré nada.]

Básicamente, Ed y Mustang servirían de carnada para que Ling y Lan Fan se encargaran de amarrar a Envy, pero cuando este se diera cuenta, sería demasiado tarde, porque en realidad los encargados del cable serían Ed y Mustang. Pero, cuando intentara reaccionar, ya habría sido amarrado por Ed y Ling. Mustang y Lan Fan proporcionarían un refuerzo de ser necesario.

[-¿Mencioné que había mucho cable? ]

La treta funcionó a las mil maravillas, pero no contaron con la (hasta entonces desconocida) habilidad del cabeza de palmera para adoptar formas animales. Tan pronto como lo tuvieron amarrado, se convirtió en una serpiente y se deslizó con rapidez al lado contrario de la habitación.

-Así que quieren jugar rudo, ¿eh?-dijo.

-Rayos -gruñó Mustang.

-Debe haber alguna manera de capturar al bastardo -dijo Ed.

-¿Una jaula, quizás?-ofreció Lan Fan.

Los otros tres voltearon a verla, sintiéndose increíblemente estúpidos por no habérseles ocurrido eso desde un principio.

[-No pongan esa cara, fue cierto. Lan Fan, no es necesario que te escondas detrás de la sábana.

-Losientojovenseñor. ]

-Bien, la jaula funcionará, siempre y cuando no sea capaz de sublimarse-dijo Ed-. Eh, pasar del estado sólido al gaseoso, en cuyo caso iremos por una botella-explicó el hombrecillo de paja al darse cuenta que Ling y Lan Fan carecían de nociones de química básica.

[-No pongan esa cara, es cierto.]

Cabe señalar que toda la conversación anterior se llevó a cabo detrás de la bendita columna.

-Me pegunto qué tontería planean ahora -dijo Envy rascando su barbilla.

-¡No es ninguna tontería!-gritó Ed asomando la cabeza detrás del mordido pilar de mármol-. ¡Es el plan del siglo! ¡Ya verás!

-Ya veré -replicó Envy-. Lo cierto es que hacía tiempo que no me divertía tanto; ustedes son muy entretenidos.

-¡¿Cuántas veces tengo que repetir que no soy el payaso de nadie?!-gritó Ed. Estaba tan furioso que incluso la paja que formaba su trenza se erizó.

-Tranquilo, Ed, o vas a echarlo todo a perder.

-¡Tú cállate, aliento de león!-replicó el hombrecillo de paja. Sus palabras ocasionaron una reacción por parte de Lan Fan, la cual consistió en amenazar a Ed con sus cuchillos.

-¿Qué les pasa a ustedes?-intervino el coronel.

-¡Usted no se meta!-gritaron Ed y Lan Fan al mismo tiempo.

-¿Cómo se atreven a hablarme así, mocosos estúpidos?-reclamó Mustang.

-¡Lan Fan no es ninguna estúpida!-exclamó Ling.

-Divide y vencerás -suspiró Envy acercándose a mientras los otros se gritaban mutuamente-. En realidad, esperaba hacerlo yo, no porque les diera por insultarse...

Envy no terminó su frase. Tan pronto estuvo dentro de un rango pertinente, Ed presionó sus manos y luego las puso sobre el piso. Casi al instante, alrededor del cabeza de palmera aparecieron cuatro paredes sólidas que se fusionaron en un techo a los dos metros de altura.

-Wow -comentó Mustang.

-Pensaba hacer una jaula-jaula, pero se me ocurrió que podría convertirse en colibrí para escapar por los barrotes, y que esto sería mejor -explicó Ed, su rostro reflejando una cierta ensoñación al admirar las detalladas calaveras con colmillos talladas en su obra.

[-Otro consejo: nunca contraten a Ed como decorador de interiores. Ni tampoco como decorador de ninguna otra cosa.]

Gracias a todo ese trabajo en equipo, nuestros héroes estaban por fin fuera de peligro inmediato. Sin embargo, para reforzar el efecto, repitieron el proceso de aprisionamiento en Lust, y después en Gluttony.

En el almacén (pues ahí se había quedado el gordo), Ed encontró un armario lleno de sustancias químicas. El hallazgo lo hizo sonreír de una manera más macabra de lo que pudieran sonreír Envy, Lust y Gluttony juntos.

-Volaré este lugar maldito -anunció.

Dándose cuenta que no habría manera de disuadirlo de esa locura, Mustang, Ling y Lan Fan se dieron a la tarea de advertir a los empleados de la fábrica de al lado para que huyeran por sus vidas. No encontraron a nadie en la propiedad, pero por fortuna les quedó tiempo de evacuar a las vacas antes que Ed terminara de preparar los explosivos. Poco después, tanto la granja ganadera como la planta procesadora de leche se convirtieron estruendosamente en sólo un recuerdo.

[-Previsible...

-¡Fue tan glorioso, Alphonse! ]

El ruido alertó a Hawkeye, Havoc, y el resto de los oficiales, quienes aún buscaban al coronel y a los muchachos. Llegaron a tiempo para ver al hombrecillo de paja danzando al ritmo de una música interna a la vez que reía como maniaco. Los otros tres lo observaban con una expresión que era una mímesis perfecta de los rumiantes que mugían y pacían a su alrededor.

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español, fma

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