Título: Everyland
Autor: aisisgallo
Género: J2 AU
Capítulos : 23 + Epílogo
Pairings: Jared/Jensen ; Chris/Steve
Clasificación: NR-17
Palabras: 51.000 +/-
Resumen: El mundo de Jensen se ha hundido tras una tragedia que no está siendo capaz de superar. Y de pronto ocurre algo que le lleva a un lugar más allá del mundo real. Pero ¿es solo su imaginación quien le lleva hasta allí, o es algo más?
Capítulo 1,
Capítulo 2,
Capítulo3,
Capítulo 4,
CAPÍTULO 5
Jensen se incorporó en la cama como un resorte, mirando a su alrededor totalmente alucinado. Estaba tumbado en la cama de su habitación en la posada. La posada de su sueño, el pueblo de su sueño, y el chico de su sueño estaba al otro lado de la puerta.
- ¿Señor? - Insistió Dyel desde el otro lado de la puerta.
- S-Sí… sí, ya voy. - consiguió balbucear Jensen mientras intentaba aclarar sus ideas.
Recordaba lo que había pasado cuando despertó en el hospital, la angustia que le invadió, la necesidad casi física de volver a aquel pueblo, de volver a ver a Dyel, y sin embargo ahora, lo único que quería era encontrar la manera de volver a Nueva York.
Definitivamente se estaba volviendo loco.
- Yo… dame un minuto, ahora mismo bajo. - Dijo levantando la voz para que el chico pudiera oírle.
- Bien señor. - Jensen pudo oír los pasos de Dyel alejándose por el pasillo, y se dejó caer otra vez en la cama, tapándose la cara con las manos.
Tenía dos opciones, derrumbarse por completo y dejar que aquella locura acabara con él, o seguir la corriente y buscar la manera de volver a Nueva York y acabar con todo aquello. Si alguien le hubiera preguntado 24 horas antes cómo iba a reaccionar, habría asegurado que se dejaría morir en aquel pueblo de mala muerte, pero sorprendentemente, no tenía ganas de rendirse, tenía que conseguir salir de allí.
Jensen se levantó de la cama, se dio una ducha rápida y se vistió con las ropas del día anterior, anotando mentalmente que tenía que buscar la manera de conseguir ropa limpia. Luego bajó al bar de la posada.
Nada más entrar en el bar, recorrió la estancia con la mirada, la dueña estaba tras la barra, había media docena de personas sentadas en las mesas, desayunando, y Dyel se movía entre ellas sirviendo a los clientes. Jensen sintió que su cuerpo se relajaba al verle allí, era como si necesitara tenerle cerca.
Nada más entrar, la mujer, Rhaima, se recordó a sí mismo, se acercó a él con su sonrisa falsa.
- ¡Señor Ackles! Por fin se ha levantado. Pensé que iba a dormir hasta el mediodía. - Rhaima guió a Jensen hasta una de las mesas en la que estaba sentado un hombre. - Siéntese con Zester, señor Ackles, le traeré un buen desayuno mientras ustedes hablan, creo que tiene información que podría interesarle.
Jensen se sentó algo aturdido por la verborrea de la mujer y por la mirada escrutadora de el hombre que estaba sentado a la mesa.
El hombre le observó durante un momento y luego se levantó extendiéndole la mano. - Buenos días, señor Ackles. Mi nombre es Zester, y creo que puedo contestar a algunas de las preguntas que se está haciendo. - dijo con una sonrisa un tanto inquietante.
Jensen estrechó su mano y se sentó a la mesa, todavía algo perdido. - Buenos días… yo… verá, la verdad es que… no sé muy bien qué es lo que está pasando.
- Claro señor Ackles, no se preocupe, sé de lo que me está hablando.
- ¿Sí? ¿Lo sabe? - preguntó Jensen en un tono esperanzado.
- Sí señor, y creo que puedo aclarar algunas de sus dudas, ¿qué quiere saber?
- ¿Saber? Bueno… yo… ¿dónde estamos?
- Estamos en Everyland. Un mundo diferente del que usted conoce. Digamos que es algo así como una realidad paralela a la que usted había vivido hasta ahora.
- ¿Realidad paralela? Perdone, pero eso suena un poco a…
- ¿A ciencia ficción?
- Jensen se sonrojó un poco y bajó la mirada a la mesa. - Bueno, sí, algo así.
- Verá señor, hay muchas cosas que los habitantes de su mundo desconocen. El ahora, está compuesto por varios mundos, que están situados en planos separados y que nunca pueden encontrarse, como si fueran polos iguales de dos imanes, que se repelen el uno al otro. Su mundo es uno de esos imanes, y Everyland es el otro. No pueden tocarse, no pueden encontrarse.
- Pero… pero entonces… ¿cómo he llegado yo hasta aquí?
- Verá… la verdad es que es un tanto complicado de explicar, pero para que lo entienda, su mundo y el nuestro, se mueven en sus respectivos planos como si fueran barcos a la deriva, y en ocasiones, cuando el impulso es fuerte, los planos pueden llegar a chocar. Cuando eso ocurre, si alguien se encuentra justo en el punto de choque, puede verse lanzado de un mundo a otro, y eso es lo que le ha ocurrido a usted.
- Pero… pero eso no puede ser, esta noche… esta noche yo he despertado en mi mundo, estaba… estaba allí otra vez y… - Jensen se calló de repente. Zester le estaba mirando con los ojos como platos y la boca abierta, con una expresión mezcla de incredulidad, asombro y miedo. - ¿He… he dicho algo malo?
Zester pestañeó un par de veces antes de volver a hablar. - N-No… no, nada malo, es solo que… saltar de un mundo a otro… bueno… eso es bastante extraño, solo se conocen casos por los libros antiguos. Dicen… los libros dicen que cuando eso ocurre, es porque la persona ha quedado entre los dos mundos, y su cuerpo y su mente, no saben a cuál tienen que dirigirse.
- ¡Yo sí sé a cuál tengo que dirigirme! ¡Quiero ir a Nueva York!
- Bien, - Zester mostró de pronto una sonrisa, como si la conversación por fin hubiera llegado al punto que él quería. - Bien, pues si lo tiene tan claro, le haremos volver a Nueva York.
- ¿Haremos? - preguntó Jensen con cautela. - ¿Quiénes?
- Verá, pertenezco a un grupo de… estudiosos del tema, es… como un hobby para nosotros, nos gusta conocer todo sobre los mundos que nos rodean.
- Perfecto, ¿cuándo puedo reunirme con el grupo?
- Verá, eso no será necesario, señor. Ayer supimos de su situación aquí, y hemos pasado la noche estudiando su caso, yo estoy aquí en representación del grupo, para darle toda la información que necesita.
Jensen le miró un tanto extrañado, había algo en el fondo de su mente que le hacía desconfiar de aquel hombre, pero por otra parte, iba a ayudarle a volver a Nueva York, así que… - Bien, perfecto. ¿Qué es lo que tengo que hacer?
Steve abrió la puerta de la habitación de Jensen y asomó su cabeza. Era la hora de su descanso para comer, y Chris llevaba desde las ocho de la mañana sentado en aquella silla junto a Jensen, así que pensaba sacarle de allí al menos un rato para que se despejara un poco.
- Hey. - dijo mirando a Chris sin levantar mucho la voz. Este se giró hacia él y le sonrió mientras le hacía un gesto con la mano para que se acercara a él.
Steve negó con la cabeza, y Chris puso cara de extrañado. Entonces Steve hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera fuera de la habitación, y después desapareció de la puerta. Chris echó un último vistazo hacia Jensen, mirando a su amigo con el ceño fruncido mientras sentía que los nervios empezaban a apoderarse de él. ¿Por qué Steve no quería entrar en la habitación? ¿No quería hablar delante de Jensen? ¿Acaso tenía malas noticias? Pero Jensen estaba dormido, de todas formas no se iba a enterar.
Finalmente Chris agarró una de las manos de Jensen y se inclinó hacia él. - Vuelvo en seguida. - le dijo en un susurro, y luego salió de la habitación en busca de Steve.
Steve estaba al final del pasillo esperándole, y cuando llegó a su lado, le miró a los ojos buscando una pista de lo que estaba pasando. - ¿Qué pasa Steve?
- Nada. Voy a llevarte a comer. Ya llevas bastante tiempo sentado en esa silla.
- ¡Joder Steve! - Chris le dio un puñetazo en el hombro con gesto enfadado. - ¡Me has dado un susto de muerte!
- ¡Au! - se quejó Steve frotándose el lugar donde le había golpeado. - ¿Así me agradeces que te invite a comer?
- Eres un idiota.
- Sí, y por eso me quieres. - Contestó Steve poniéndole morritos.
Chris sonrió por el gesto, pero pronto su expresión se volvió seria otra vez. - ¿No debería haber alguien con él? ¿Y si se despierta?
- Chris, no se va a despertar por lo menos en unas horas. Han tenido que sedarle para que se tranquilizara, y de momento va a seguir durmiendo un buen rato.
Chris dudó un momento y finalmente asintió con la cabeza dejando escapar un suspiro. - Está bien, tienes razón. No me vendrá mal despejarme un poco.
Poco después estaban los dos sentados en una de las mesas del restaurante que había frente al hospital. Pidieron su comida a la camarera y una vez se quedaron solos, Chris apoyó sus codos en la mesa mirando fijamente a Steve. - Suéltalo.
- ¿Qué?
- Vamos Steve, que te conozco. Llevas queriéndome decir algo desde que hemos llegado. Suéltalo ya. ¿Es sobre Jensen?
Steve suspiró y se dejó caer hacia atrás hasta apoyarse en el respaldo de la silla. - Sí, es sobre Jensen.
- ¿Qué pasa?
- He estado hablando con el médico Chris. Y la verdad es que está bastante sorprendido.
- ¿Por qué?
- Ya sabes que después de lo de esta mañana, han monitorizado sus impulsos cerebrales, para tenerle controlado, - Chris asintió con la cabeza, había pasado media mañana mirando los dibujos que hacía aquella máquina. - Bueno, pues la verdad es que las últimas lecturas, son bastante extrañas.
- ¿Extrañas? ¿Qué quieres decir?
- El cerebro de Jensen… bueno, para que me entiendas, es como si Jensen estuviera despierto. En realidad, más que despierto. Su actividad cerebral es igual a la de una persona que está despierta y realizando alguna actividad bastante intensa.
- Steve, Jensen está dormido.
- Pues su cerebro no opina lo mismo. Y la verdad es que los médicos están un poco perdidos, nunca habían visto algo así.
- A ver si lo he entendido bien. - Jensen tomó otro trago de la cerveza que Dyel le había servido mientras escuchaba todas las explicaciones de Zester. - Yo ahora mismo estoy entre dos mundos paralelos, y la única forma de poder volver a mi mundo, es seguir las indicaciones que están escritas en los libros antiguos, y que se supone que abren un camino entre los dos mundos, lo que me permitiría volver al mío y quedarme allí definitivamente.
- Sí, creo que lo ha entendido, señor Ackles.
- Y por lo que ha dicho, esas indicaciones me llevarán al octavo islote, donde el elegido puede abrir la puerta utilizando la primera piedra.
- Sí señor, eso es lo que dicen los libros antiguos.
- Vale, eso me genera algunas dudas.
- No dude en preguntar, señor. Le responderé a todas las dudas que tenga.
- ¿Sí? ¿Y se puede saber por qué?
- ¿Perdón?
- ¿Qué sacan ustedes de todo esto? Quiero decir, tanto afán por ayudarme cuando no me conocen de nada, sinceramente, me hace sospechar. Nadie da nada gratis.
- ¿Gratis? Usted no lo entiende, señor. Hay mucha gente en Everyland, que no cree en los libros antiguos. Se dice que no son más que leyendas. Sin embargo, si usted pudiera abrir el camino entre los mundos… bueno… - Zester se estremeció solo de pensarlo - eso sería la prueba de que nosotros estamos en lo cierto, la confirmación de que aquello a lo que le hemos dedicado la mitad de nuestra vida, no es una simple fantasía inventada por algún loco. Para nosotros lo significa todo señor. Quedaríamos en deuda con usted.
Jensen meditó sus palabras durante un momento, en realidad, se podía decir que le estaban pidiendo algo así como que demostrada la autenticidad de su “Biblia” particular. Casi como demostrarle a un cristiano que todo lo que dice la Biblia es cierto. Viéndolo desde ese punto de vista, era una razón lo suficientemente fuerte como para prestarle toda la ayuda necesaria.
- De acuerdo, entonces tengo varias preguntas, - Zester suspiró aliviado al ver que Jensen estaba dispuesto a seguir el plan. - ¿Qué es esa primera piedra y cómo la encuentro?
- Se dice que la piedra es el centro mismo del mundo original. Según los libros antiguos, en el inicio sólo existía un mundo, pero este se dividió en varios mundos distintos. Por lo visto, la primera piedra es la roca que ocupaba el centro del mundo original, y por tanto tiene el poder de conectar los diferentes mundos. En cuanto a encontrarla, no creo que vaya a tener problemas para eso, la primera piedra está en el centro mismo del islote, sobre el altar del mundo antiguo.
- Vale, otra duda. ¿El elegido? ¿Quién coño es el elegido?
- Usted es el elegido, señor.
Jensen miró a Zester con cara de incredulidad. - Yo no soy elegido de nada. - dijo negando con la cabeza. - En eso se están equivocando.
- No nos equivocamos, señor. Según dicen los libros, “Llegará un hombre capaz de vivir en los dos mundos, llegará al cuarto islote, y será recibido por la piedra sagrada. Ese hombre, y solo él, podrá volver a comunicar los mundos”. - Zester se encogió de hombros como si todo fuera obvio. - Está claro que ese hombre es usted señor Ackles. Usted llegó desde otro mundo, y apareció en el linde del bosque, junto a la piedra sagrada que hay a las afueras.
Jensen lo pensó por un momento, todo aquello era una locura detrás de otra, así que aceptar una más no le iba a hacer daño. Se pasó una mano por la cara en un gesto de cansancio. - Vale, digamos que admito que soy un elegido o algo así. - Zester asintió con una sonrisa sin dejar de mirarle a los ojos. - Aún me queda una pregunta.
- Dígame señor.
- ¿Islotes? Desde que he llegado no he parado de oír hablar de los islotes. ¿Es que este mundo es algo así como un archipiélago? Entonces necesitaremos un barco para movernos ¿no?
Zester le miró sorprendido durante un momento, como si no entendiera lo que Jensen le estaba diciendo, y de pronto, algo pareció encajar en su cerebro y una sonrisa iluminó su cara.
- ¡Oh, claro! Usted llegó anoche, y esta mañana ha bajado al bar directamente desde su habitación, y por lo que veo, ni siquiera ha mirado por la ventana.
- ¿Uh? - Esta vez fue Jensen el que pareció no entender nada.
- Si me acompaña fuera, señor. - dijo Zester levantándose de su silla y haciendo un gesto con la mano hacia la puerta del bar. - Como se suele decir, una imagen vale más que mil palabras.
CAPÍTULO 6.