Y, a veces, sólo basta que husbando regrese de salvar el mundo y me lleve a comer ramen -sin Narutos, por celos- y yap, todo parece en su lugar, todo parece posible y una es feliz, sumamente feliz.
[~noche~]No es cálida, tampoco tierna cuando me abraza y aun así me provoca una sonrisa, porque bien podría estar sola, lamentándome de mi destino y, en vez de ello, hay gente.
Claro, de poder haber elegido no habría sido ella.
La conozco de días, y no entiendo su manía de frotar su pulgar contra mi mejilla, como si deseara lustrarme el pómulo.
[Ugh.]Lo es, todo en él y en nuestra tempestuosa relación es real. Y no son tormentas de conflictos, celos y discrepancias, sino tormentas de incertidumbre, de despertar en Nueva York y amanecer en Vancouver, de nunca dormir por ir a ver las aureolas boreales y dormir días enteros en mullidas camas de hoteles cápsulas. Es aventura, es una vorágine de
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Es irónico que el momento de nuestra despedida sea ahora, no hace ocho años en aquél pastizal, no hace quince en aquél aeropuerto, sino, ahora. ( Otro camino. )
Una vez más... Una vez más simplemente se es nada para otros si tienes depresión. D-E-P-R-E-S-I-Ó-N Encantador... Bueno, son sólo cuarenta y ocho horas las que restan.
Su voz. Su aroma, sus latidos, sus letras... Vivir sin todo ello es extraño, doloroso; como salir del agua cuando se es un pez, una tonta sirenita. Los dedos queman en pos de mensajes que no se deben redactar, porque el ciclo ha de perecer tanto como la propia alma.
Su ausencia es arrancarse el corazón. Leer un mensaje suyo es pensar en otra vida, en otro mundo, en una posibilidad. En pastel de zanahoria y una promesa cumplida.
De algún modo, se siente incorrecto. Como si estuviese programado a no tener el final que se pretende... Y, al mismo tiempo, la corriente es tan plácida que no puedes hacer más que dejarte llevar de la mano, con una sonrisa en los labios. Sonrisa que jamás morirá, porque está destinada a ser.
[Do you feel alive?]Antes existía una voz capaz de animarme y de hacerme sonreír. Le extraño. Desconozco si se dio por vencida, si los fantasmas la ahogaron o si simplemente fue mi imaginación durante todos esos años. Únicamente conozco que era preferible al timbre adolescente capaz de recordarme a todas horas los sueños sepultados por el bien común
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