Insomnio

Dec 07, 2018 18:23

[~noche~]No es cálida, tampoco tierna cuando me abraza y aun así me provoca una sonrisa, porque bien podría estar sola, lamentándome de mi destino y, en vez de ello, hay gente.

Claro, de poder haber elegido no habría sido ella.

La conozco de días, y no entiendo su manía de frotar su pulgar contra mi mejilla, como si deseara lustrarme el pómulo.

-Duerme y si no, no duermas. No te engañes.

Afirma y me gustaría ser más hábil en cuestión de leer expresiones, descifrar miradas pero supongo que basta que me vuelva a arropar como si fuese una niña, quizá aún lo soy.

-Entonces, voy a escribir.

Mi voz está enfadada, mi corazón está triste.

Ninguna razón en particular, sólo mi cuerpo que anhela su propia destrucción y un espíritu que nunca se lo ha permitido, porque su ambición continua, es fuerte.

-¿Puedes escribir conmigo... conmigo?

Analizo la cuestión, supongo que de alguna forma quiere mantener el contacto mientras tenga la laptop, así que asiento, porque es incómodo y posible.

Levantarse de la cama, ajustarse el suéter y fijarse en los moretones en las piernas es un proceso rapido; esto último a ella le toma más tiempo porque todavía se siente culpable de todos los impactos en la pista de hielo.

Es normal, soy torpe.

Incluso me doy un golpe al tratar de sacar el aparato sin agacharme, por el bien de ojos que deberían estar ciegos. Y ella sólo me mira, se gira en la cama y me hace preguntarme si toda la vida ha sufrido de insomnio, así que se lo cuestiono.

-Alto Karabaj.

A veces, cuando sus respuestas son escuetas me supongo lo peor y un conflicto bélico lo es, mas si tu padre está implicado como lo acaba de afirmar. Y después de ello hay más pero no le permito proseguir, enredo sus cabellos en mis dedos para apaciguarla y parece tomarlo a bien, como si fuese un gatito.

-Eres muy suave, cutie pie.

Entre bostezos se acomoda para que ocupemos juntas la cama, lo que es una tarea bastante sencilla por su tamaño, casi el de toda la diminuta habitación. Y, después, se recarga en mi hombro, sin sonreír porque es un gesto desconocido para sus bonitos labios.

-¿Por qué estás tan enojada, cutie pie?

Murmuro una respuesta, en mi lengua natal, porque así ella entiende que no tengo ganas de conversar, ni de apreciar su aliento en mi oído y sus pies toqueteando los míos.

Años atrás no le habría permitido tal cercanía, ahora entiendo que puede que ella la necesite más.

l, vida

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