Quedo un tanto extraño.

Mar 24, 2011 22:54

¤ Comunidad: reto_diario
¤ Número: 010/ 012.
¤ Título: Al final, valdría la pena.
¤ Fandom: The Batman.
¤ Claim: Bárbara Gordon.
¤ Extensión: 1,156.
¤ Advertencias: Darkfic, post-canon (tomando en cuenta el episodio 04x07 "Artifacts", diría que está ubicado 24 años luego del final del canon). So, mini-spoilers?
¤ Notas: No tenía ideas y luego recordé un prompt que me dio hace tiempo batdecisions. Así que me puse de cabeza un rato y dejé que esto se escribiera solo.
¤ Resumen: Aquella decisión era el principio del fin de ambos. Los dos eran conscientes de ello, pero no iban a detenerse (ninguno quería hacerlo). Ya era demasiado tarde para eso.

No estaba cuando sucedió.

Rara era la ocasión en la que salía de la ciudad, sobre todo desde que había sucedido aquello. Desde que se había decidido a llevar el manto... No. Desde que había decidido que quería volverse detective (mucho antes de que su padre se lo negara), se prometió que no dejaría Gotham. Que daría todo su esfuerzo para hacerla una ciudad segura, donde padres e hijos pudieran pasear sin temor a que fueran a asaltarlos o se toparan con uno de los locos de turno. Dicha promesa tomó fuerza cuando Batman la aceptó como su compañera.

Pasó años sin salir de la ciudad, pero no se sentía prisionera. ¿Cómo sentirse así cuando podía volar? ¿Cuándo no existía limitación alguna y era invencible?

Se sintió temblar y notó que la vista se le tornaba borrosa, pero se negó a cerrar los ojos o a desviar la mirada. No quería mostrarse débil. Nunca le había gustado mostrarse así, no estaba en su naturaleza el ser débil. Incluso evitó mostrarse así cuando le dispararon. Se había asegurado que nadie la viera llorar en los meses en que tuvo que adaptarse a su nueva vida, a saberse privada de sus piernas y lo que ello conllevaba.

Y salió adelante. Le costó, no iba a negarlo. En parte sabía que había sido porque no se encontraba sola, porque tenía cuatro (cinco) personas importantes que la ayudaban, de manera indirecta o directa. Pero que habían estado con ella en todo ese proceso.

Aunque nunca se había hecho a la idea de llegar a perderlos. No de esa forma.

En contra de su propio deseo, la semana pasada acompañó a su padre a unas vacaciones en Star City, donde tuvo la oportunidad de disfrutar de la compañía de Wally.

Debió de sospechar cuando repentinamente se había excusado y no volvió a verlo en lo que restó del viaje.

Cuando regresó a Gotham y se enteró, gracias a Alfred (el buen Alfred, el pobre Alfred) lo primero que quiso hacer fue gritar. Gritarle a todos, gritarle a él.

¿Por qué no le dijeron nada? ¿Por qué nadie le avisó a tiempo? ¿Por qué se tenía que enterar hasta el final?

Por qué, por qué, por qué.

Pero no lo hizo. Extrañamente (y estaba segura que nunca llegaría a comprenderlo), a pesar de que su cabeza se llenaba de preguntas que nadie le respondería, de escenas que nunca hubieran ocurrido, lo aceptó. Suspiró profundamente y solo... solo lo aceptó.

Y ahora estaba ahí. En el cementerio, frente a una tumba que nunca pensó iba a llegar a ver.

(Fue ahí cuando se dio cuenta. Nunca lo había pensado conscientemente, pero se había hecho a la idea de que la primera en irse sería ella. No Bruce. No Dick. Ni siquiera Alfred o su padre. Sino ella.)

Una lágrima recorrió su mejilla, seguida por otra y otra. Comenzó a llorar sin darse cuenta. Lo hacía en silencio, sin que ningún sollozó o quejido escapara de sus labios, los cuales se mantenían en una pequeña, pero triste sonrisa.

No despegó su vista de la lápida ni siquiera cuando sintió esa presencia tan conocida a su lado. No lo miró cuando colocó su mano sobre su hombro.

Ninguno dijo nada. Se quedaron ahí, en silencio, hasta que sintió como el vacío de su pecho menguaba un poco (casi nada) y sus ojos se quedaron completamente húmedos, sin que ninguna otra lágrima escapara de los mismos.

―¿Sabes? ―Finalmente habló, pero su voz tembló un poco y sonó algo ronca. Pasó algo de saliva y suspiró profundamente, intentando calmarse. Volvió a hablar solo hasta que se sintió segura de que lo haría con normalidad―. ¿Sabes? A pesar de todas las veces que... a pesar de lo arriesgado que siempre fue nuestro trabajo yo... yo nunca imaginé que...

―Fue nuestro mayor error. Nos sentíamos intocables.

Su sonría se volvió algo amarga.

―Al menos él tuvo suerte ―Soltó una pequeña risa, que sonó amarga. No pudo evitarlo, rara vez había visto tal desconcierto en la mirada de Bruce―. No sufrió.

―Pero tú sigues viva, Bárbara. Podemos seguir viéndote, hablándote. Dick...

―Dick no tiene que soportar ver sus miradas de tristeza. Ni tu tono de culpabilidad.

Bruce guardó silencio, sorprendido. Bárbara quitó su mano de su hombro y la apretó de manera afectuosa.

―Una muerte se supera, Bruce. Aunque tú eres la prueba viviente de que no siempre es así ―El ceño de Bruce se frunció ante esas palabras, pero Babs sólo le sonrió con ternura―. Lo que me pasó a mí se acepta, pero nunca se supera. No cuando todos te lo recuerdan a cada palabra, a cada gesto y mirada.

―Bárbara, no estarás pensando en...

―¡Claro que no! ―Le interrumpió, soltando su mano de golpe y frunciendo el ceño. Aunque ese gesto solo duró un segundo. Volvía a sonreír como si Bruce se tratara de un niño pequeño―. Nunca tomaría la salida fácil. Lo sabes. Y mucho menos a hora que tengo una nueva misión.

El ceño de Bruce volvió a fruncirse, sospechando a que se refería.

―¿Nueva misión?

Su sonrisa se amplió, pura y genuina. Bruce no pudo evitar compararla con la que tenía hace años, cuando había descubierto la caja con sus juguetes, sabiendo que eso significaba que estaba dentro del juego.

―Tengo que cuidarte. El pobre Alfred no puede solo contigo y estoy segura que al Pixie no le gustaría saber que su muerte provocó que te volvieras más frío.

Bruce no supo cómo interpretarlo. Así que optó por encogerse de hombros y cambiar el tema, haciéndole notar que ya era demasiado tarde y que su padre se preocuparía por ella. La acompañó hasta la mansión, escuchando sus regaños con paciencia. Aunque no pudo evitar que la preocupación y la culpa crecieran dentro de su pecho. Bárbara lo estaba tomando demasiado bien. Sentía que se centraba en él para no dejarse llevar por su propio dolor.

Y sabía que eso sería autodestructivo para ambos. Pero no quería evitar que lo hiciera. No cuando sabía que no iba a poder soportar la muerte de Dick él solo. Si ya de antemano no soportaba el no haber podido proteger a Babs de aquel disparo.

Aquella decisión era el principio del fin de ambos. Los dos eran conscientes de ello, pero no iban a detenerse (ninguno quería hacerlo). Ya era demasiado tarde para eso.

Babs alzó la vista, notando el cielo nocturno de Gotham.

Amaba esa ciudad, como estaba segura que Bruce lo hacía y que Dick lo hizo en su momento. Pero también sabía que sería esa ciudad la que los llevaría a su fin. Lo hizo con Dick y casi lo había hecho con ella hace un par de años. Todo por protegerla.

Miró la mansión de Bruce y fue entonces que se dio cuenta. Posiblemente Dick había sentido lo mismo.

Si lograban salvar esa ciudad, entonces valía la pena. Morir por Gotham valía la pena.

.genre: darkfic, .genre: family, ;the batman, .genre: angst, batman: barbara gordon (batgirl/oracle), !reto diario

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