¤ Comunidad:
reto_diario ¤ Número: 011/
012.
¤ Título: Una razón para seguir luchando.
¤ Fandoms: Las Crónicas de Narnia/Animorphs.
¤ Claim: Tobías.
¤ Extensión: 448.
¤ Advertencias: Xover. Spoilers generales de Animorphs, más que nada por el estado de Tobías. De Narnia ligeros spoilers de "El león, la bruja y el ropero", más que nada porque está ubicado en la Edad de Oro.
¤ Notas: No sé de dónde salió esta idea, pero me gustó e intentaré ver si luego puedo ampliarla. Incluso la pareja me gustó |DD.
¤ Resumen:
Tobías se sentía extraño. Extraño y culpable.
Tobías se sentía extraño. Estaba consciente de que debía de preocuparse por su situación actual, ya que sin saber cómo había terminado en otro mundo, un mundo que no debía existir. O al menos no de esa forma, pues siempre había creído que solamente existía en la mente de aquel que escribió sobre el mismo.
Y, aún así, volaba con tranquilidad por ese cielo desconocido, pero que a la vez le resultaba familiar de alguna forma. Podía sentir (y agradecía que Marco no estuviera por ahí para hacerle alguna de sus bromas), que el cielo, el viento, las nubes y todo ese mundo en sí le estaba dando la bienvenida. Como si siempre lo hubieran estado esperando.
Estaba confundido. Quería irse de ahí, regresar con los demás, pero a la vez no. Quería quedarse, recorrer esos bellos paisajes, vivir con tranquilidad, sin que nadie lo considerada un fenómeno o sintiera lástima por su estado.
Porque ahí un ratonero de cola roja que pensara como un humano no era nada extraño. En ese mundo existían animales parlantes, parecidos a los animales de su mundo, pero más grandes y con aptitudes de humanos. También había seres mitológicos: náyades, centauros, faunos, enanos y tantos otros que estaba seguro muchos ni siquiera figuraban en los libros de la Tierra.
Pero sobre todo, estaba ella. La joven que lo había rescatado cuando apareció de la nada en ese mundo y se estrelló contra un árbol, haciéndose daño. Ella, que en ningún momento sintió miedo de él y, al contrario, lo cuidó con ternura hasta que sanó y le mostró las maravillas de aquel mundo, relatándole con su hermosa voz las historias que conocía sobre el mismo.
Tobías se sentía extraño. Extraño y culpable.
Porque no quería irse de Narnia, de la paz y tranquilidad que ese mundo le otorgaba. Pero, sobre todo, no quería separarse de ella, de la joven que lo hacía sentirse bien, normal. No quería dejar de ver su sonrisa, de escuchar su voz, de sentir sus dedos acariciando con ternura sus plumas.
No quería alejarse de Lucy.
Aunque eso significara abandonar a sus amigos. Aunque ese simple deseo lo hacía sentir que los estaba traicionando.
No quería irse.
Pero, lo que más le dolía, es que sabía que tampoco podía quedarse. Que cuando le contara a Lucy toda la verdad sobre él, ella lo apoyaría y animaría a seguir luchando, ha hacer lo correcto. Y él pediría regresar, porque sabría que Lucy tendría razón y, sin darse cuenta, le daría una nueva razón para seguir luchando.
Porque, tal vez, algún día podría volver a verla. Y no existiría razón alguna por la que tuviera que separarse nuevamente de ella.