Título: Su lugar en el mundo.
Fandom: Dollhouse
Advertencias/Spoilers: básicamente situado en los flashbacks de Getting Closer (2x11), así que spoilers leves de ese capítulo.
Personajes/Parejas: Bennett, Caroline.
Resumen: Bennett ya se había acostumbrado a sus escasas habilidades sociales, pero entonces ingresó a la universidad y sucedió lo inesperado.
Notas:
rhea_carlysse pidió un Bennett/Caroline para
san_drabbletin, no es precisamente como pareja, pero habla de su relación así que creo que cuela. Tiene más de 1000 palabras y no me lo creo. Ojalá te guste ^^
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Bennett no era muy buena tratando con la gente, nunca lo fue en realidad, y eso que se esforzó en su infancia, pero llegó un punto en mitad de su adolescencia en que finalmente debió resignarse a ser una inadaptada social. Nunca sería el alma de la fiesta, ni tendría la agenda hasta el tope de citas o números telefónicos. Ella era la chica que siempre estaba en la última mesa de la biblioteca, tras un montón de libros y apuntes, refugiada en su mundo de fórmulas y experimentos, en donde nada ni nadie podía perturbarla. Desde allí observaba al resto de sus compañeros, algunas se pasaban notas con mensajes obscenos, otros se reían a costa de la bibliotecaria o buscaban un poco de intimidad en los estantes más apartados. Así transcurrieron buena parte de sus años en el colegio, y para ella estaba bien, pues ya se había acostumbrado a que sus nulas habilidades sociales serían una constante a lo largo de su vida.
Entonces llegó la universidad. Y llegó ella.
Caroline irrumpió en su vida con una sonrisa sincera y un guiño cómplice que la hizo sentir, extrañamente, en casa. En un primer momento, estuvo a la defensiva, pensando qué podría querer una chica como Caroline de alguien como ella. Contra toda lógica, parecieron encajar, dos piezas de un mismo rompecabezas, sólo que con distintas tonalidades. A pesar de eso, todavía en algunas ocasiones, como cuando Caroline se acerca para acomodarle un mechón de pelo tras la oreja, sigue preguntándose si no será demasiado bueno para ser cierto. Pero justo un instante después sus miradas se encuentran y ella le sonríe genuina, provocándole un ligero cosquilleo en el estómago, y termina diciéndose que algunas cosas es mejor no analizarlas demasiado. Sí, casi una blasfemia, pero Caroline producía ese efecto en ella.
-Pero no estoy segura, quiero decir, ya sabes cómo…-
-Bennie, vamos sólo serán unas horas, tampoco un suplicio eterno…-
-Sí, ya sé, pero es que…-
-Ey, no te preocupes, no voy a dejar que ningún grandulón pervertido se te acerque- Caroline la llevó a esa fiesta, su primera fiesta oficial como universitaria. No estaba muy entusiasmada (¿Ella? ¿Fiesta? Dos elementos incompatibles sin duda) pero su amiga consiguió convencerla e incluso se dejó maquillar para la ocasión. Un poco de rubor en las mejillas, cejas delineadas y brillo labial, nada demasiado provocador pero Caroline alabó el resultado, diciendo que lucía “radiante”. Bennett quiso preguntar a qué se refería exactamente con “radiante” pero no tuvo tiempo de hacerlo, la fiesta les esperaba.
No fue tan terrible como esperaba, tan sólo tuvo que escuchar conversaciones irrelevantes y referencias a personajes o grupos musicales a los que ella apenas había escuchado nombrar en algunas ocasiones. Nadie podía culparla, su cerebro estaba demasiado ocupado almacenando información sobre neuroanatomía. Así que se quedó allí en medio de un grupo concurrido, fingiendo que la conversación era interesante, sonriendo cuando el resto estallaba en carcajadas y dando sorbos a su cerveza de tanto en tanto.
-Definitivamente, más computadoras y menos cerveza para ti-
-¡Pudo ser peor!-
-¿Tú crees?-
Regresaron a la habitación a tientas, entre risas y tropezones. Durante todo el recorrido tuvo la mano de Caroline aferrada a su cintura. Le insistió varias veces que no estaba borracha, pero abandonó las excusas después de provocar que cinco botellas de cerveza que estaban en una mesa cercana quedaran destrozadas en el suelo. Todas las miradas estaban sobre ella, se llevó las manos a la boca sin saber qué hacer hasta que Caroline, con una sonrisa despreocupada, se acercó hasta ella susurrando un simple “creo que ya es hora de volver ¿eh?”.
-No estuvo tan mal ¿no? Para ser mi primera fiesta y eso… quiero decir, pensé que iba a ser mucho peor, como en las películas, que dejan encerrados en el baño a los nerds… o a veces los tiran a la piscina…- Bennett no creía haberse sobrepasado demasiado con la cerveza, pero sentía el estómago liviano y hablaba arrastrando las palabras, todavía podía escuchar la música de la fiesta retumbando en sus oídos. Sin oponer resistencia dejó que las manos de Caroline la condujeran a ciegas por la habitación, moviéndola con suavidad como si fuera una muñeca.
-Oh Bennie, mañana no querrás ni levantarte…- Caroline la colocó despacio sobre la cama, hablándole entre susurros. Podía sentir su cuerpo junto al suyo, sus manos acariciándole el cabello con movimientos pausados. Lentamente, los oídos dejaron de retumbar, todo empezó a sumirse en un silencio sólo interrumpido por la respiración de Caroline. Inhalaba y exhalaba suavemente, casi conteniéndose como si con el más leve ruido pudiera perturbarla. Al cabo de unos instantes hubo movimiento en el colchón y por instinto dejó escapar un puchero, buscando en la oscuridad su brazo para detenerla.
-No, quédate…-
-¿Quieres que vele tu sueño?- ambas rieron al unísono, acompasando sus cuerpos como si la cama les quedara demasiado pequeña.
Al cerrar los ojos, Bennett se imaginó en una playa, con el sol quemándole las mejillas y la arena hundiéndose bajo sus pies. Todo parecía tan vívido que por momentos de verdad podía sentir la brisa marina a su alrededor y escuchar el sonido de las olas. Caroline también estaba allí, a la orilla del mar, sonriéndole e instándole a meterse al mar con ella. Bennett negó con timidez varias veces, susurrando que no era una buena nadadora y la orilla era un lugar más seguro. “Vamos Bennie, estás conmigo ¿qué podría pasarte?” la frase dio vueltas en su cabeza, mientras ella tomaba su mano y avanzaban lentamente entre las olas. Algunas parecían demasiado peligrosas para su gusto, pero sentía la mano de Caroline prendida de la suya; su amiga nunca dejó de sonreír. Bennett terminó por calmarse y se fijó en el horizonte, en el atardecer que parecía infinito. “¿Ves? Sabía que te gustaría…” se quedó con esa frase (y la sonrisa) haciendo eco entre las olas, flotando ensimismada en un sueño cada vez más profundo.
Al despertar varias horas después los ojos le escocían, todavía sentía el cuerpo adormilado y parecía que una aguja estaba oprimiéndole las sienes sin piedad. Caroline ya estaba despierta, pero continuaba en la cama a su lado, leyendo un libro, que no alcanzaba a leer el título desde su posición. Tenía el ceño fruncido y parecía tan concentrada en la lectura que no quiso moverse, pues quería prolongar este momento un poco más. Las dos solas, haciéndose compañía en silencio, como si no existiera nada más. Sin embargo su mirada debió ser intensa, pues al cabo de unos instantes Caroline posó la vista en ella, intrigada y alzando una ceja.
-¿Qué pasa?-
Bennett se mordió el labio inferior, contenido una enorme sonrisa. Se sentía plena, como si (finalmente) hubiera encontrado su lugar en el mundo.
-Nada-