Encendiendo hielo - LeahEsme
Fandom: Twilight
Título: Encendiendo hielo (1/5)
Personajes: Leah Clearwater/Esme Cullen, Carlisle Cullen, resto de los Cullen y Hale, Jacob Black.
Notas mías: este es un fic en respuesta al reto Rompamos el canon de crack_and_roll . Se me ha retado a romper el canon Esme/Carlisle y plantear una pareja crack en ello. Inicialmente pensé en hacer un Leah/Carlisle, pero se suponía que fuese un reto y quise complicarme, de manera que además es mi primer intento de femslash. Me ha llevado bastante tiempo, y empiezo a publicar ahora que estoy terminandolo. Realmente es un solo fic, pero debido a que ha quedado algo extenso pienso publicarlo por partes, probablemente una por día o cada dos días estas semanas. Las primeras dos entregas no participan para el quinesob porque fueron escritas mucho antes. La canción que aparece al inicio es de Dido en su primer disco y se llama "Hunter". Gracias a mi amiga Nela por el beteo!! Y a las personas que decidan darle una oportunidad a este extraño experimento.
Encendiendo hielo
If you were a king, up there in your throne,
Would you be wise enough to let me go
For this queen you think you own
Wants to be a Hunter again
Wants to see the world alone again
To take a chance on life again
So let me go…
A veces se pregunta cómo será ser Leah Clearwater. Sabe que todos hablan de sus desgracias en el amor, pero desde la perspectiva de Esme Cullen es una chica afortunada. Tiene toda la vida por delante, es libre, hermosa, valiente y decidida. Su único problema es el odio y el resentimiento que la arrastran como el lastre.
Sabe que ella está entre sus objetos odiados. Lo ha sabido siempre, aunque los otros disimulen y digan que la chica agradece las atenciones que tiene con todos.
Eso no le impide seguirlo haciendo. Porque ella es amable, es buena y su vida siempre ha sido servir a los otros, y asegurarse de que están bien. No es una queja, es su vida y le gusta.
Sólo desearía que siguiera siendo tan pacifica como antes de la unión de su familia con los lobos.
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Antes dedicaba menos tiempo a pensar en los fríos. Pensaba en la manada, en el futuro que había perdido con Sam, en el que nunca existió con Jacob… En la llegada de Nessie, en lo injusto del destino, en lo impredecible de sus días.
Pero todo eso es pasado. Ahora es sólo una loba de una manada sin tierra, con un líder sin lucha y unos enemigos en tregua. Sus encargos son tan tontos como asegurarse de que en casa de los Cullen todo esté bien.
Cuando va ahí empieza a pensar más en ellos; lo patético de su vida. Vampiros yendo al colegio una y otra vez; cumpliendo con todos los ritos humanos; tratando de aparentar lo que no son; casándose una y otra vez, haciendo la pantomima de los novios y los hijos adoptados… Del vampiro bueno que sana humanos en el hospital y cada ciertos años se crea uno nuevo de su clase para aumentar su colección.
No suele pensar mucho en la otra de los vampiros; esa que pasa su vida haciendo de ama de casa perfecta.
¡No imagina Leah mejor manera de desperdiciar una vida inmortal! Es como un fantasma, siempre presente pero a la vez ausente. De ella sabe prácticamente nada, sólo que quiere darle comida, ropa y atenciones que ella no acepta.
No quiere nada de los fríos, pero parece destinada a convivir con ellos.
Leah Clearwater se está hartando del destino.
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-Tú te quedas en la casa Cullen.
-¡Pero Jacob! ¡Van a pelear! ¡Me necesitas ahí!
-No, te necesito aquí. - replica el lobo - En cualquier momento pueden atacar la casa, y necesito que estés aquí para tomar decisiones.
-¿Y con quién me voy a quedar? Los más débiles, supongo.
Jacob gruñe con impaciencia. Leah siempre cuestiona todo.
-Esme, Bella y Nessie se quedan aquí.
Leah se habría reído, de estar en forma humana. Sin embargo, Jacob veía claramente el sarcasmo de sus pensamientos.
-Así que seré la nana de las bienamadas de los líderes. Entiendo. ¡Como si no fueran lo suficientemente poderosas para salir a pelear! ¡Como si yo no lo fuera! Pero entiendo… Ni Carlisle, ni Edward ni tú quieren que a sus más preciadas posesiones les pase nada.
-Leah, no saques las cosas de quicio. - le advierte Jacob - Se quedan aquí porque alguien debe vigilar la base pero…
-Ocupan a los más fuertes al frente, entiendo - dice Leah con fastidio y tono acusador - Las mujeres quedamos atrás.
-Rosalie y Alice vienen.
-Porque esas no se dejan mandar tan fácil. - señala Leah con amargura e ironía - Pero como siempre, tú decides, gran alpha… Y yo obedezco.
Jacob la ve alejarse y no puede evitar preocuparse.
Cada día ve más cercano el momento en que Leah decida irse para siempre.
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La incertidumbre y la espera son mala compañía. Leah corre el perímetro de la casa con más frecuencia de la necesaria, y evita el interior de la misma. Oír a Nessie y Bella compartiendo lamentos e ideas fatalistas es demasiado para ella. Cuando termina la ronda se echa en la entrada de la casa, sin transformarse de nuevo.
Está hambrienta. Debería salir a cazar, pero eso implicaría dejar su puesto de guardia. Como si le leyera el pensamiento, Esme Cullen sale de la casa con un plato de comida. Parece un bistec, y huele bastante bien.
Leah piensa en lo ridículo de una vampiro perfeccionándose en el arte de la cocina cuando ninguno de los habitantes de la casa consume alimentos.
-Te he traído comida. - dice con esa voz suave que le pone a Leah los nervios de punta. Aunque quisiera era imposible que sonara más frágil y delicada - Pensé que estarías hambrienta. Si quieres…
Extiende vacilante una mano con un vestido que posiblemente es suyo. Leah va a darle la espalda, como ha hecho otras veces, pero su estómago se retuerce, deseoso de llenarse con algo. Se levanta y asiente a regañadientes, ante lo que Esme cierra los ojos.
Leah se transforma y se viste riendo entre dientes.
-Una vampiresa pudorosa - comenta.
Esme se sonrojaría si pudiera. La mira con aire de disculpa y le tiende la comida. El vestido se le ve bien. Leah no tiene la belleza de un vampiro, pero a los ojos de Esme el vestido le sienta mejor. Su piel morena contrasta muy bien con los tonos rojizos del mismo. Se ve viva. Muy viva.
Leah toma con duda el plato y come un bocado. No está tan mal. Nota como Esme sonríe.
-Me alegra que lo comas. Estás haciendo mucho por nosotras acá.
La quileute arquea las cejas.
-No hago nada que no pudieran hacer solas - replica - Vigilar el perímetro es igual de fácil para cualquiera de ustedes. Estoy aquí por si sucede algo y hay que tomar decisiones por la manada.
Esme baja la mirada.
-Lo sé… Sé que no haces nada por nosotros realmente, y lo entiendo.
-¿Tiene que ser siempre tan comprensiva? - pregunta la chica con una mueca de disgusto.
La vampiro la mira sorprendida. Nunca nadie se había quejado por eso.
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Tienen que luchar. Leah ha tomado decisiones rápidas y arriesgadas, poniendo a cada una de las habitantes de la casa a defender uno de los costados de la misma de sus atacantes. No sabe de la fortaleza de cuál de las tres desconfía más, pero pone el lugar menos riesgoso a Nessie, pues sabe a lo que se exponía su manada si algo le sucede.
Pelea con ahínco, y despedaza un par de cuerpos de vampiros, que se apresura a llevar a la hoguera. Se detiene sin creerlo cuando Esme Cullen se acerca a hacer otro tanto, mientras le sonríe con confianza, para luego volver a la lucha.
Tal vez hay más en ella de lo que ha pensado en un inicio.
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Sangra, pero no le preocupa. Ha sangrado antes y siempre se cura. Para una loba las heridas del cuerpo no son nada.
Eso no impide que Esme corra a limpiarla y a ponerla cómoda; ni que tenga que aguantar los melosos agradecimientos de la pequeña Cullen, ni las dramáticas apreciaciones de Bella sobre lo sucedido.
Se deshace de ellas rápido, quiere ir a hacer el perímetro.
-No, debes descansar… Yo lo haré.
La suave voz de Esme suena decidida. Bella y Nessie le rebaten y le dicen que es peligroso, que no quieren que se exponga. Leah piensa con odio que no le importaría arriesgarla a ella, una quileute sin importancia. Sólo la beta de una manada, como si eso significara algo.
Igual sabe que Jacob estaría de acuerdo. Trata de rebatir, pero Esme ha negado y ha corrido hacia fuera. Vuelve poco tiempo después, sin malas noticias y una sonrisa que denota algún tipo de satisfacción en sus labios.
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Esa noche se queda en la sala de la casa, le parece más seguro. Bella y Nessie se encierran en su cuarto, pero Esme se queda allí también. No le dice nada, pero quiere agradecerle por no haberla detenido cuando dijo que haría el perímetro por ella.
Siempre desea hacer cosas, pero los otros prefieren hacerlas ellos. Los entiende, y se los agradece, pero a veces siente que puede dar más de lo que le permiten. Saben que puede luchar, pero parece que debe evitarlo...
No es propio de una figura materna desgarrar y quemar enemigos.
Pero Leah no parece pensar eso, y se lo agradece con su compañía en silencio.
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Cuando Carlisle y los otros vuelven y se enteran de lo sucedido, tiemblan de miedo. Edward y Bella se deshacen en abrazos y confesiones de miedos vividos. Jacob estrecha a Nessie entre sus brazos y estalla en promesas de nunca permitirle estar en peligro de nuevo. Carlisle toma a su esposa de los hombros y pregunta detalles. ¿Está bien? ¿Qué hizo? ¿Peleó?
Mira a Leah más serio que de costumbre al escuchar que su esposa salió a hacer revisiones del perímetro algunas veces después del ataque, a lo que la loba voltea la cara con suficiencia, sintiéndose extrañamente orgullosa de que Esme saliera de las paredes de la casa para correr por el bosque como ella.
Incluso para correr alguna vez con ella.
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Tiene que seguir yendo a casa de los Cullen. Lo hace como siempre, sin ganas y por una obligación que cada día es más pesada.
-Alégrate, son tiempos de paz - le dice Esme con una sonrisa cuando le comunica que todo está bien en el perímetro.
El rostro de Leah no refleja alegría, sino aburrimiento.
-¿Cómo aguanta la apatía y la rutina? - pregunta con fastidio.
Esme se sorprende: no suelen hacerle ese tipo de preguntas.
-Siempre he vivido con ellas - replica dudosa.
Leah niega mirando hacia lo lejos.
-No sé si llamaría vida a su rutina de tantos años.
La mujer vampiro nunca lo había pensado, pero tal vez no está tan equivocada.
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