Noche encubierta - SiriusLily

Apr 17, 2009 23:38


Fandom: Harry Potter
Título: Noche encubierta
Personajes: Sirius Black/Lily Evans
Notas mías: beso para
faby_ginny_05 . Es un Lily/alguien, como ella pidió. Mi primera opción era James, pero supuse que el alguien significaba que fuera alguien no necesariamente su pareja canon. Me cuesta mucho escribirla con alguien más, pero la idea de esta historia me gustó mucho cuando la tuve -aunque está mal que yo lo diga- y tenía que escribirla. Además, es la primer entrada que participa en el quinesob con 3705 palabras.


Lily amaba a su novio. Le había costado admitir que le gustaba en el colegio, pero cuando al fin había dejado de ser un idiota y ella una cabezota, las cosas habían empezado a funcionar de maravilla.

Sin embargo, había cosas que todavía detestaba de él, y la más grande de ellas era lo sobreprotector que se ponía cuando aparecía una misión de la Orden.

Por eso había insistido en que le dieran esta aunque él no podía ir. Se había enojado bastante, pero Dumbledore había accedido. Lily era una bruja totalmente capaz de defenderse a sí misma y llevar acabo una misión de reconocimiento.

La información que habían recibido era muy vaga. Mundungus Fletcher había escuchado que en un local al final de Fleet Strett se estaban cociendo asuntos oscuros. Aparentemente se trataba de un lugar mágico poco conocido, manejado sólo por ciertas esferas y de alta discreción.

La Orden había acordado enviar cuanto antes a alguien a inspeccionar. Lily estaba libre de vigilancia ese día, y había tenido una noche decente de sueño la noche anterior, pues no había tenido más tarea que llevar personalmente un mensaje de Dumbledore a uno de sus contactos en Escocia. Habían ocasiones en que no podía confiarse ni siquiera de una lechuza o un patronus.

James había protestado que no podían enviarla sola a inspeccionar un lugar del que no tenían ninguna información aparte de que podía relacionarse con los mortífagos. Sin embargo, Dumbledore parecía concordar con Lily en que era una bruja competente y su misión no era entrar al lugar, simplemente inspeccionar si los rumores tenían fundamentos.

¡Necedades! Había dicho James. Una vez allí investigaría, la conocía.

Pero la decisión estaba tomada, y Lily estaba dispuesta a ir. Se había vestido de negro, y había metido su tupida melena pelirroja en un gorro del mismo color. Creía poder encontrar un lugar cerca desde el cual espiar la entrada del lugar y observar.

Estaba lista para salir cuando escuchó el sonido de un motor apagarse frente a su casa. Extrañada se acercó a la ventana y abrió tan solo unos milímetros la cortina para ver afuera.

Fue entonces que su rostro se tiñó de rojo y bajó corriendo las escaleras hasta la puerta principal. Cuando la abrió de golpe, el hombre en la motocicleta se quitó el casco dejando caer la cascada de cabello negro reluciente que en el fondo muchos le envidiaban.

-¿Lista para nuestra misión, pelirroja?

-¡Sirius Black! ¿Qué rayos crees que haces aquí?

Sirius resopló, inmune al enfado de la chica, aunque podía ver la vena que latía con fuerza en su frente.

-Pensé en pasar por ti y evitarnos esta discusión en la calle Fleet.

-¡Tú no tienes ninguna misión en la calle Fleet! - le recordó Lily apuntándolo con el dedo - De hecho, tú estabas ocupado esta noche.

-Tenía que espiar a mi prima, pero dado que dejó el país anoche y no sabemos a dónde… Estoy libre.

Aquello parecía divertirlo mucho, a pesar del tono monótono que había usado para explicarse.

-James te mandó aquí. ¡Dumbledore me habría avisado de cualquier cambio de planes!

-Sí, claro, como quieras - dijo Sirius rodando los ojos - Pero ya que estoy aquí, ¿nos vamos?

Lily se puso las manos en las caderas y lo miró muy molesta. Sirius resopló.

-Lily. Por mí te dejaría ir sola, pero prefiero aguantarte a ti enojada que a James fastidiándome el resto de la vida por no acompañarte. De cualquier forma, te dieron la misión sola porque no había más gente, pero tú eres la racional de los dos… Tienes que admitir que es más seguro entre dos cuando no tienes idea de lo que vas a encontrarte.

La chica pareció pensarlo, pero ambos sabían que no le gustaba ceder. Sirius esbozó una sonrisa que destilaba presunción.

-Además, ¿qué mejor compañía podrías tener? - Lily rodó los ojos, pero a duras penas evitó sonreír. - Vamos, la espera y vigilancia es mejor entre dos, prometo no contarte chistes vulgares ni hacerte cosquillas para hacerte reír.

Finalmente una sonrisa apareció en sus labios aunque trató de esconderla.

-Si vuelves a hacer algo como eso, eres hombre muerto.

Sirius rió recordando la misión de vigilancia en Glasgow el mes anterior. Tenían más de 16 horas, y el aburrimiento había podido con él. Nadie podría haber adivinado que los mortífagos que debían vigilar aparecerían justo cuando había pinchado a Lily en el costado tras contarle ese pésimo chiste que Peter le había pasado el día anterior.

-¿Entonces, nos vamos?

Lily suspiró.

-Te dejaré acompañarme, pero la misión es mía, yo tomo las decisiones, ¿de acuerdo?

-Nada me gusta más que estar bajo las órdenes de una mujer inteligente - dijo Sirius guiñándole un ojo - ¿Llevamos la moto o la dejo en tu casa?

-Déjala, quiero que pasemos desapercibidos.

Sirius metió la moto al recibidor, mientras Lily miraba el reloj. Le molestaba la sobreprotección de James, pero no podía negar que dos pares de ojos eran mejores que sólo uno, y a pesar de que Sirius era un bromista empedernido y sus conductas de conquistador compulsivo, era un gran compañero para ese tipo de misiones. Creativo, rápido y habilidoso.

Todo un merodeador, en palabras de James. Por supuesto que ella no se lo había dicho nunca. Si tenía algo claro sobre el grupo de amigos de su esposo -incluyéndolo- era que no necesitaban ayuda para hacer crecer su ya muy inflado ego.

Quince minutos después estaban en la calle Fleet. Siguiendo la dirección de Mundungus se encontraron pronto con un edificio alto, negro, de muy mal aspecto. Un gran portón negro lleno de grafittis era todo lo que tenía por fachada.

-Parece la pantalla perfecta para funcionar de entrada a un lugar mágico - susurró Lily.

Se habían aparecido en lo alto del edificio del frente, y cada uno usaba un par de binoculares para vigilar. A esas horas de la noche, la calle estaba desierta.

-Debe serlo… De otra forma no sé cómo habrían relacionado este lugar con movimientos mágicos. Lo que no entiendo es por qué usan una entrada desde el mundo muggle y no podrán aparecerse directamente dentro. El lugar debe tener alguna particularidad…

-Mira, ahí viene alguien, por el norte.

Era una pareja. Caminaban rápidamente y ella reía de manera poco discreta.

-¿No es Rabastan Lestrange? - preguntó Lily extrañada.

Sirius asintió.

-Sí, pero su amiguita no se me hace conocida…

Se acercaron al portón y momentos después habían desaparecido en su interior.

Lily y Sirius intercambiaron una mirada de emoción. Algo sucedía allí. Momentos después apareció otra pareja, aunque no fueron capaces de reconocer a ninguno. Tal vez porque se besaban con una intensidad que no era fácil explicarse cómo hacían para caminar.

-Por Merlín - exclamó Lily con desagrado - Deberían buscarse un motel…

-¡Oh! - Sirius empezó a reír, y tuvo que taparse la boca y alejarse del borde para evitar que el viento llevara su risa a la calle - ¡Creo que lo tengo! ¡Creo que sé dónde estamos!

-¿Qué? Espera, viene otra pareja - dijo Lily - Hey, conozco a ese hombre… Trabaja en el ministerio. Pero jamás habría pensado que se relacione con los mortífagos. Es sangre limpia, pero su esposa no. De hecho… conozco a la chica que viene con él.

-¿Sangre limpia? - preguntó Sirius acercándose de nuevo, la sonrisa todavía en sus labios.

-Creo que no. - contestó Lily frunciendo el ceño - Estuvimos hablando de fútbol una vez en el ascensor.

-Da igual, no esperaba que ellas fueran siempre sangre limpia.

Lily bajó los binoculares y lo miró a los ojos.

-¿De qué estás hablando?

Sirius sonrió de medio lado.

-No sé cómo decirle esto a una chica tan puritana como tú, pelirroja.

-Yo no soy una puritana - replicó Lily frunciendo el ceño - Y eso no tiene nada que ver, ¿de qué estás hablando?

Sirius no se protegió a tiempo del puñetazo a sus costillas cuando esbozó una expresión de incredulidad ante la afirmación de Lily.

-Vale, vale, no tienes que ponerte violenta para hacer constar que no eres una puritana. - dijo frotándose el pecho en el lugar que le había golpeado - Pero ya deberías haber adivinado dónde estamos. De hecho, lo hiciste en cierta forma.

Lily abrió mucho los ojos.

-¿Un motel? ¿Un motel mágico?

Sirius rió un poco, aunque se aseguró de no elevar la voz.

-No exactamente. He oído del lugar, pero creía que era una leyenda urbana. No es un motel, bueno no todo. Es un bar de esos a los que vas cuando quieres un poco de privacidad y la posibilidad de subir las gradas y encontrar una habitación preparada… -resopló- Estoy seguro de que James no te ha llevado. No es un lugar de muy buena fama, pero tiene una particularidad…

-Es para magos sangre limpia. - concluyó Lily - Para que traigan a sus…

-Amantes. Y no me des la charla feminista, es un lugar para caballeros, por eso supongo que la entrada sólo discrimina por la sangre masculina. Sangre limpia, pasas.

-Pero no existen los sangre limpia. - rebatió Lily - De acuerdo a Dumbledore si se mantuvieran todas las líneas de sangre puras se habrían extinguido.

Sirius se encogió de hombros.

-El sistema funciona para las viejas familias mágicas del Reino Unido, ellos la crearon. Hasta donde sé, yo podría entrar.

Entonces notó que la mirada de Lily había cambiado. Había un brillo especial en sus ojos. Sirius frunció el ceño. Eso le recordaba algo, le recordaba…

Cuando James tenía una idea.

-Oh no. Lily… No estarás pensando que…

-¿Puedes entrar? - preguntó ella mirándolo profundamente.

-Es una posibilidad, no lo sé. - dijo Sirius empezando a asustarse - Además no sé exactamente cómo funcionará, ni lo que hay dentro.

-No vamos a saberlo si no entramos - dijo Lily con una sonrisa complacida.

-Nos enviaron para saber qué ocurría. Ahora lo sabemos, podemos irnos.

-No sabemos nada. - rebatió Lily - Suponemos. Además, sería el lugar ideal para esconder otras actividades. Tenemos que entrar.

Sirius resopló.

-Podemos decirle a la Orden nuestras sospechas y planear una misión dentro.

Lily lo miró de reojo y sonrió con malicia.

-¿Tienes miedo, Sirius?

-¿De James cuando se entere que entré contigo a un lugar así? ¡Por supuesto!

-Estuviste de acuerdo en seguir mis decisiones, Sirius.

-Sí, porque pensé que eras inteligente y sensata pelirroja.

La chica lo miró con reproche y Sirius resopló.

-De acuerdo, ya James me ha dicho que es imposible decirte que no cuando se mete algo entre ceja y ceja. Pero no podemos entrar así. Por si no lo has pensado… Soy sangre limpia pero un renegado… y puede haber gente ahí dentro que te reconozca.

Lily resopló.

-Si el lugar es como dices Sirius, dudo que nadie le ponga atención a los demás. Y por supuesto que no pensaba que entrar tal y como venimos. Para algo somos magos.

Se pusieron manos a la obra. Era tiempo perdido discutir con la pelirroja, de manera que Sirius utilizó su varita para acortarse el pelo y hacerse crecer un poco la barba. No era un disfraz infalible, pero al menos había hecho desaparecer uno de sus rasgos más distintivos. Estaba pensando qué otro cambio hacerse cuando notó que Lily dudaba.

-¿Estás cambiando de idea?

-Claro que no - respondió Lily - Sólo… Estoy decidiendo qué cambios hacerme.

Sirius sonrió con malicia.

-Déjale eso al experto, pelirroja.

Lily abrió mucho los ojos.

-No estoy loca. No voy a dejar que me conviertas en una…

Sin dejarla terminar de hablar, Sirius dirigió la varita hacia el pelo de la novia de su mejor amigo. La chica se interrumpió al ver dos mechones negros caer frente a sus ojos.

-¿Qué has hecho?

Se soltó el pelo y lo miró horrorizada. Su precioso cabello rojo oscuro era ahora de un negro azabache parecido al de James, con algunas franjas de rojo intenso. Además, parecía que le había echado una poción alisadora.

-Perfecta - dijo Sirius dándole una sonrisa de satisfacción - Ahora… la ropa… Demasiada ropa, pelirroja.

Por un momento pensó en una falda, pero aquella historia llegaría a oídos de James, así que mejor no abusar. Convirtió su pantalón negro en una lycra tallada, y pronto la vistió con una blusa escotada y tallada del mismo color.

Contempló su obra de arte complacido.

-¿Qué te parece? Cuando se te quiete el sonrojo se verá mucho mejor.

-Parezco una puta.

-Mmm… Era parte de la idea. - admitió Sirius satisfecho - No te quejarás, nadie te prestará atención… Bueno, te verán mucho, pero no le pondrán atención a tu cara.

Le guiñó un ojo y volvió a enfocar con los binoculares la entrada.

-Si vamos a hacer esto… cuanto antes mejor.

Lily se miró nuevamente. Aquello era una locura, pero tenían que hacerlo. No daría marcha atrás.

Se aparecieron a dos calles del lugar, en un callejón. Sirius la miró a los ojos al ofrecerle el brazo, que ella tomó delicadamente.

-Si no quieres llamar la atención ahí, no seas escandalosa, pero tampoco tímida. - aconsejó Sirius en voz baja y seria. Lily no se acostumbraba a oírlo hablar así, pero cuando las misiones entraban en su parte peligrosa, así era - Suéltate un poco, pelirroja.

Lily asintió, aunque sus ojos reflejaban determinación, también había duda en ellos.

-Agradece que soy yo el que te acompaña - Sirius le guiñó un ojo - Estás con un hombre que sabe tratar a una mujer.

La chica rodó los ojos pero rió. Empezaron a avanzar por la calle, y Sirius agradeció que la oscuridad y la soledad ocultaron el respingo que pegó al sentir a la novia de su mejor amigo apoyar la cabeza en su hombro y empezar a susurrar tonterías a su oído. Tonterías como lo feo que olía el tabaco de Mundungus o lo bien que lo habían pasado en el cumpleaños de Remus, pero en voz tan baja que cualquiera habría tomado los susurros por confesiones apasionados en caso de verlos al otro lado de la calle.

Cuando llegaron a la entrada Lily lo tomó de la mano y la estrechó con fuerza. Sirius tomó aire y cerrando los ojos avanzó un paso. Sintió un corrientazo recorrerlo, como esa vez que había tocado un enchufe al meterlo en el tomacorriente en casa de la pelirroja. Luego, abrió los ojos y estaban dentro.

Lily escondió la cara en el pecho de Sirius algo sonrojada. El lugar estaba a media luz. Habían muchas mesas, pero en lugar de sillas tenían sillones amplios y acolchados alrededor. Cada conjunto de mesa y sillón eran separados entre sí por cortinas translúcidas que daban ciertos destellos dorados con la luz de las velas que flotaban en el lugar. Muchos de los sillones estaban ocupados, y como Sirius había predicho, nadie les puso mayor atención.

Una vela los guió hasta uno de los sillones, donde Sirius se dejó caer con naturalidad, arrastrando a Lily con él. Cayó a su lado, y lo escuchó quejarse en un susurro de haberlo hecho comer pelo. El mueble era muy suave, casi como una cama de agua como la que Petunia siempre había querido. Trató de incorporarse, pero no era fácil. Tuvo que apoyarse en el pecho de Sirius e incorporarse para ver alrededor.

-¿Ves a Rabastán o a algún otro? - le susurró Sirius.

Lily negó.

-Aquí solo hay mucha líbido suelta.

Sirius sonrió, y levantó una mano para acomodar la cascada de cabellos negros y rojos que caían sobre su cara. Lily se sobresaltó al sentir la mano tosca de Sirius en su mejilla y lo miró sorprendida.

-No te pongas tan estirada, Lily… disimula.

-Nadie está mirando - susurró ella.

-¿Segura? ¿Cómo crees que saben si el negocio funciona? ¿Cómo sabes que no vigilan que vengan a espiar lo que sea que hacen aquí?

Lily pensó en golpearlo por bromear con esas cosas, pero al verlo a los ojos supo que no bromeaba. Sintió que las manos empezaban a sudarle.

En ese momento se acercó flotando hacia ellos lo que parecía un menú. Ambos fruncieron el ceño, pero Lily lo tomó. Era una carta de vinos y bebidas. Ordenaron un par de cócteles y se incorporaron.

Los empezaron a tomar en silencio, mientras miraban disimuladamente a su alrededor y Sirius le acariciaba una mano que había tomado entre las suyas. Finalmente puso la copa vacía en la mesa y se inclinó en su oído, hundiendo el cuello entre sus cabellos negros y rojos.

-Podemos disimular así un rato… Pero no mucho. Podremos subir a buscar privacidad… y tal vez ver qué sucede arriba. Confía en mí.

Lily rió nerviosamente pero asintió. Sirius puso una mano en su cintura.

-Vigila la puerta.

Era algo incómodo sentir el aliento de Sirius en su cuello mientras simulaba besarla en ese punto tan sensible que realmente no estaba tocando. La mano en su cintura le hacía cosquillas, pero sabía que tenía que poner de su parte, por lo que empezó a acariciar la base de su nuca, entre los ahora cortos cabellos.

De repente Sirius la sintió ponerse rígida. Se incorporó para ver qué pasaba, pero ella lo agarró del cuello, impidiéndole volverse o apartarse demasiado. Su mirada transmitía miedo.

-Un grupo de ellos. - susurró - Creo que vienen hacia acá.

Sirius sintió su garganta secarse.

-Lo siento mucho perlirroja.

Tomó la cara de Lily entre las manos y la besó. No estaba fingiendo en esta ocasión. La besaba con fuerza, exigiendo una entrada en su boca de inmediato. Insensibilizada por el miedo la chica cedió, y se encontró pronto rodeada por los brazos de Sirius mientras la obligaba a inclinarse hacia atrás en el sofá, cubriéndola con su cuerpo. Sus manos parecían estar en todo lado, aunque sólo una bajaba por su costado mientras otra la sostenía firme por el cuello. No sabía en qué momento ella había empezado a acariciarle la espalda, ni a participar de ese beso fogoso que nunca había imaginado que ocurriría.

Se tensó al escuchar pasos acercarse y oyó la cortina que rodeaba su mesa correrse un poco. Clavó las uñas en la espalda de Sirius, quien gruñó aumentando la intensidad del beso si era posible. Respirar tomó menos de medio segundo, no se iba a permitir dejar la cara de Lily al descubierto, ni la suya propia.

-¡Vaya con el chico tímido! - escuchó una voz - Siempre juega de muy serio y recto, y se lo está pasando bomba con esa morena.

Ni Lily ni Sirius conocían esa voz, pero algo les decía que se refería a ellos. Sin embargo, la voz pausada que le contestó era familiar para ambos: Malfoy.

-Deja al chico que se divierta Alecto. Últimamente parece demasiado tenso, incluso para ser un Black.

Se empezaron a escuchar quejas de algunas de las parejas cercanas por el ruido de los recién llegados.

-Dejen a Regulus en paz. - esa voz también era familiar. Lily notó como Sirius se tensaba por completo, y no pudo evitar un gemido molesto cuando la mordió sin querer. Bellatrix Lestrange siempre producía ese efecto de ira y descontrol en él - En unos minutos estará arriba con el resto de nosotros. La reunión empezará a la hora en punto.

Los pasos se alejaron escaleras arriba. Sirius dejó de besarla de inmediato, pero no se atrevió a separarse de su rostro hasta que no escuchaban más que los gemidos de la pareja del sillón más próximo.

Se miraron por un momento sin saber qué decir. Sirius notó los labios enrojecidos e irritados de la pelirroja y ella el pelo desordenado y el fino sudor que cubría su piel.

-Debemos irnos. Ya. - declaró Lily categóricamente.

Sirius asintió. Se levantó, tomándola de la mano la atrajo hacia él y salieron sin mayores ceremonias del lugar. Una vez fuera se aparecieron en la azotea donde habían dejado todo. Sin hablar, con el corazón todavía acelerado recogieron todo y se aparecieron en la casa de la pelirroja.

No fue hasta que estuvieron en el sofá de esta, cada uno en el extremo más alejado de mueble y con su apariencia normal recuperada, que empezaron a respirar con normalidad.

-Estuvo cerca - dijo finalmente Lily.

Sirius asintió.

-Regulus no podía tardar en llegar. La puntualidad siempre le obsesionó. Ni tarde, ni temprano: en punto.

-Ellos también pudieron descubrirnos.

-Nos las ingeniamos bien para que no lo hicieran.

El silencio cayó entre ellos de nuevo mientras Lily se sentía sonrojar de nuevo.

-Nunca creí escuchar a mis primas en un lugar como esos - comentó Sirius tras unos momentos conteniendo una risita de burla - Bella… supongo que Narcisa iba con Lucius. Todo el grupo cercano.

Lily asintió.

-Pude verlos bien cuando entraron. Eran tres parejas. A la otra no la conocía.

-Da igual, tenemos un nombre. Tenemos mucho que informar en la reunión de mañana - dijo Sirius en un intento por animarla. No parecía muy feliz de sus resultados de esa noche.

-Nunca debí meternos allí. Pudieron atraparnos. Pudo ser… terrible.

-Pero no lo fue - apuntó Sirius - Nunca cuestiones una travesura que salió bien, pelirroja. ¿Es que James no te ha enseñado nada?

Lily estuvo a punto de sonreír con el comentario.

-No todo salió bien. Se darán cuenta de que no eras él. - comentó Lily.

-Eso si le creen que no estaba con nadie. - Sirius la miró de reojo y sonrió con malicia - Sería normal que lo negara, es un puritano. Aunque creo que no volveré a creer en la fachada de puritano de nadie después de esta noche, pelirroja…

Lily se ruborizó.

-¿Qué estás insinuando?

Sirius sonrió y se inclinó hacia ella.

-Nunca he sabido de una puritana que bese así.

-Idiota.

Le tiró un almohadón en la cara, y la extraña tensión que se había formado entre ellos pareció disiparse cuando Sirius rió con ganas, con esa risa particular que parecía el ladrido de un perro. Antes de darse cuenta Lily estaba riendo también.

-Mira el lado positivo - dijo Sirius entre risas - Tal vez ahora James aprenda que a veces no está mal que hagas guardia sola.

Lily rodó los ojos y se levantó riendo a buscar algo que tomar. Tenía que admitir que de haber estado en una situación tan incómoda, se alegraba de que hubiera sido con Sirius.

Los miembros de la Orden del Fénix debían estar dispuestos a cualquier cosa por la lucha, y ambos estaban seguros de haber probado esa noche que los dos lo estaban.

personaje: lily evans, shipper: sirius/lily, fandom: harry potter, personaje: sirius black

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