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Fandom: Narnia
Título: El creador de fragancias
Personajes: Edmund, Lucy, Caspian, Peter, Susan (apariciones especiales de Eustace, Jill y otros personajes clásicos de los libros).
Pareja: Caspian/Lucy.
Universo: AU basado en el libroverse.
Agradecimientos: ¡a aglaicallia una vez más por su apoyo, a nyaza por el precioso banner y al reto de ablurrydream por darme la idea!
Summary: Cuando los errores de pasado bloquean la creatividad del creador de Aslan Fragances, su familia intenta ayudarlo. Pero ante la llegada de la competencia en la casa de perfumería Telmarian, no es tan claro quién necesita más ayuda.
Capítulos:
1 -
2 -
3 -
4 -
5 -
6 -
7 -
8 -
9 -
10 -
11 -
12 -
13 -
14 -
15 -
16.1 -
16.2 -
17 -
18 -
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XIX
A Lucy nunca le habían gustado especialmente las oficinas o los laboratorios de Aslan Frangances. Cuando iba allí de pequeña le gustaba estar sólo un rato con su padre y Edmund mientras mezclaban sustancias, pero luego se aburría cuando tenía que esperar mucho para oler algo nuevo.
Su madre era igual. Aunque amaba profundamente a su padre y admiraba su trabajo, no le gustaba estar encerrada en el edificio. Por eso siempre se escapaba a la azotea, y llevaba a Lucy con ella. Ese era el lugar favorito de ambas.
El edificio no sería el más alto de la zona, pero tenía altura suficiente para poder ver bastante a la distancia, en especial el parque que estaba a unas cuadras. A la chica le gustaba particularmente al atardecer, porque se veía cómo el sol iba cambiando de tonalidades sobre los edificios y en las copas de los árboles del parque, hasta desaparecer.
En ese momento era mucho más temprano, y el sol de mediodía iluminaba la ciudad. Sin embargo, había una brisa bastante fresca a esa altura. De no haber estado tan turbada hubiera reparado en su propio estremecimiento de frío.
Escuchó la puerta abrirse y se giró para ver Edmund cerrarla detrás de él. Su hermano se acercó caminando despacio, con las manos en los bolsillos. Ella lo esperaba junto a la baranda que evitaba acercarse a las orillas de la azotea por varios metros.
Se detuvo junto a ella sin decir nada. Querría saber primero cómo se lo había tomado. Por un momento, Lucy recordó a su hermano años atrás, la primera vez que hizo una fragancia solo y la hizo acompañarlo a enseñarla a su padre, dividido entre el miedo a que lo regañara por manipular químicos solo y el orgullo de lo que había logrado.
Edmund había creado de nuevo. Su hermano estaba totalmente de vuelta.
Sin previo aviso se lanzó a su cuello y lo abrazó con fuerza, haciéndolo trastabillar un par de pasos. Lo escuchó reír un poco, sorprendido, y le devolvió el abrazo de la misma forma. Lucy temió que sus costillas crujieran, pero no le importó tampoco.
-¡Felicidades! - dijo la chica contra su oído y luego le dio un beso en la mejilla. Se separó de su abrazo, pero lo tomó de las manos y lo miró llena de orgullo. - Es magnífico. Lo mejor que has hecho.
Pudo ver el orgullo relucir en el rostro de su hermano, quien estrechó sus manos con fuerza.
-¿Eustace les dijo que era mío?
Lucy negó de inmediato.
-Yo lo supe. ¡No podía ser de nadie más!
Sin embargo su sonrisa tembló al llegar a ese punto. Recordó cómo la esencia le había recordado a Caspian, y luego la pregunta de Susan.
¿Qué significa que Edmund utilizara una de las esencias de su empresa?
Esos pensamientos debieron reflejarse en su cara, porque Edmund dejó de sonreír y tras estrechar con cariño sus manos una vez más, las soltó.
-Creo que te debo una explicación.
Lucy también dejó de sonreír y asintió. Sintió la gravedad del momento.
-Susan dice que una de las sustancias de tu fragancia pertenece a la empresa de Caspian.
Edmund asintió a su vez y la miró a los ojos.
-Así es. De hecho, diseñé esa fragancia en el laboratorio de Telmarian. - Lucy abrió la boca sorprendida, pero antes de que dijera nada, Edmund la interrumpió con un gesto. - Mientras escuchaba a Caspian hablar sobre ti.
Lucy lanzó una exclamación ahogada y lo miró con el ceño fruncido.
-¿Qué hacías ahí?
Conocía a Edmund lo suficiente para estar segura de que sería sincero con ella. Sabía que era la mejor política posible con ella. Lo vio girarse, apoyando los codos en la baranda y el pie derecho en la base de la misma. Lucy recostó solo uno de sus codos, mirando directamente a su hermano.
Esperaba una buena explicación.
-Tú no querías hablar con Caspian, y él parecía muy interesado en hablar… Quería saber qué tenía que decir.
El ceño de Lucy se pronunció más y se volteó a ver en la misma dirección que su hermano, negándose a mirarlo directamente mientras controlaba su enfado.
-Decidir si quería escucharlo o no era cosa mía.
-No ibas a hacerlo - replicó Edmund.
-No, no iba a hacerlo - confirmó ella cortante. Apretó los labios, no le gustaba enfadarse, pero empezaba a hacerlo.
-Por eso Caspian buscó hablar con Susan, pero ella no quiso escucharlo tampoco.
-¿Y por qué tenías que escucharlo tú? - preguntó Lucy mirándolo de nuevo, ignorando por el momento la idea de que exnovio había buscado a su hermana.
Edmund le sostuvo la mirada.
-Porque creo que las personas merecen ser escuchadas después de equivocarse.
Pudo ver la sinceridad en su mirada. Los ojos profundos y oscuros de su hermano habían perdido la expresión perdida y lejana que la droga les había dado. También parecía haber desaparecido la neblina de inseguridad y preocupación de los últimos tiempos. En su lugar, había una claridad que no había visto antes en él.
-No tenía que hablar contigo sobre mí - declaró la chica. Se mordió el labio inferior, si era sincera, tenía curiosidad.
-No quería hablar - dijo su hermano con un suspiro resignado. - Ya no. Había aceptado tu silencio. Sólo habló de lo que había sido…
Tomó una de sus manos con suavidad.
-Te ama, Lucy. El tipo tiene muchos defectos, pero ese perfume no podría haberlo inspirado otra cosa.
La chica sintió una presión en el pecho y parpadeó con fuerza.
-Eso no hace esto más fácil. Edmund, ya te lo expliqué, él…
Su hermano asintió, como si no fuera necesario que continuara.
-Lo sé, lo entiendo. Hay otros problemas más allá de si hay amor o no. El hombre no es una fuente inagotable de confianza, lo tengo claro, y es un adicto al trabajo que le amarga la vida.
Así era. Ella no había dudado realmente de que la quería, aunque no supiera cuánto. ¿Pero de qué valía el amor, si ni siquiera con este podía dejar de desconfiar de ella? ¿Podría estar ella con alguien así? No estaba dispuesta a consentir algo como lo sucedido en la fiesta de cumpleaños de Edmund. No otra vez.
-Entonces, ¿por qué fuiste a verlo?
Edmund se encogió de hombros.
-Quería saber qué tenía que decir. Si realmente te quería… y si estaba dispuesto a buscar su redención. - Estrechó su mano un poco. - La gente puede cambiar, Lucy. Aunque sea difícil. Aunque parezca imposible. Lo sé.
¿Estaba su hermano abogando por Caspian?
-¿Crees que él pueda?
Edmund asintió.
-Poder, puede. La pregunta es si querrá hacerlo.
Lucy suspiró. Eso los dejaba exactamente en el mismo lugar.
-No debiste ir a verlo - dijo con un suspiro. - Pero creo que lo entiendo. Lo que es una lástima es que no puedas usar esa fragancia.
Su hermano sonrió ligeramente. Lucy conocía esa expresión, había estado muriendo porque saliera el tema, estaba segura.
-Puedo usarla.
Lucy frunció el ceño.
-Dijeron que era de las esencias exclusivas.
Su hermano asintió.
-Así fue hasta que Caspian nos cedió los derechos.
¿Cómo? Su cerebro se negó a procesar eso por unos momentos. Luego empezó a hacerlo, pero muy despacio. Parecía imposible.
-¿Caspian cedió a Aslan Fragances los derechos sobre una de sus esencias?
-Eso mismo. - Su hermano no pudo ocultar la sonrisa más tiempo. - Eustace ya debe haberle dado los papeles a Peter.
¿Qué pretendía Caspian? ¿Ayudar a su hermano o comprar su perdón con una esencia? Muchas emociones se agitaron en su interior, lo que su hermano probablemente notó, pues la tomó de los hombros, mirándola preocupado.
-Caspian me dijo que quería que yo te lo dijera todo. Sabe que no quieres hablar con él, y lo acepta. - Agachó la cabeza buscando su mirada. - No espera nada a cambio de tu parte. Sólo que te guste el perfume. No seas tú la desconfiada ahora. Le costó mucho traerme los papeles y hablar conmigo. Sólo quería hacer algo bueno para ti.
Lucy cerró los ojos y respiró profundo. Un hecho irrefutable empezaba a formarse en su mente. No tenía otra opción. Abrió los ojos nuevamente y miró a su hermano.
-Tengo que hablar con él -sentenció. Era el siguiente paso lógico de todo. No podía seguirse negando, tenía que hacerlo.
Su hermano la soltó de los hombros, mirándola extrañado.
-No querías hablar con él.
La chica le dirigió una mirada ligeramente irritada. Cierto, no quería. Antes de que le dijera todo aquello. ¿Podía hacer otra cosa ahora?
-Sabes que tengo que hablar con él después de esto.
Edmund asintió, y de repente se vio un poco más satisfecho.
-Al menos esperaba que quisieras hacerlo. -Ahí estaba su mirada traviesa de nuevo, pero Lucy no esperaba lo que iba a decirle. - Le pedí que sacara la tarde libre, aunque no le dije para qué. Debe estar en su casa, aunque no te espere a ti.
Por un momento la embargó la sorpresa. ¿Sería posible? ¿Vería a Caspian de una vez? ¿Podría hablar con él y resolverlo todo? ¿Pero cómo…? Edmund. Todo era cosa de Edmund. Golpeó el brazo de su hermano, quien rió un poco.
-¡Y la gente que te cree pacífica!
-Montaste todo esto, ¿verdad? -Lucy resopló, empezaba a marearse de tantas emociones. - Esperabas que fuera a verlo después de que me dijeras todo.
Edmund se sujetó el brazo como si le doliera el lugar en el que le había pegado.
-Yo no monté nada - replicó sonriéndole culpable -, sólo propicié las cosas. Además, esperaba que quisieras verlo con sólo oler el perfume. Él pensó en ti al olerlo, esperaba que sucediera en la dirección contraria también.
Era cierto. En el momento que la fragancia le había recordado el rostro de Caspian, la añoranza se había instalado en ella.
Una conversación para limpiar el aire entre los dos, para que todo quedara claro. Podía con ello. Era lo que ambos necesitaban.
Tal vez Edmund tenía razón y debía dejarlo explicarse, o al menos intentarlo. Lo hecho no tenía justificación, pero al parecer, eso Caspian lo entendía.
-Me voy - declaró Lucy finalmente. - Hablaré con él hoy. ¡Pero tienes que prometerme no inmiscuirte en nada más!
Su hermano la miró con cariño, todavía con un brillo travieso en los ojos.
-Sólo puedo prometer actuar siempre pensando en tu bienestar, como haces tú conmigo.
Lucy rodó los ojos y se dirigió hacia la puerta, pero antes de irse se detuvo. En realidad ¿por qué no? Se giró sobre sus talones, se acercó a toda prisa a su hermano y le dio un beso en la mejilla. Edmund la quería tanto como ella a él, por supuesto que podía perdonarle aquello.
Antes de salir de la azotea pudo ver que su hermano sonreía.
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Dentro de lo posible, había salido bastante bien. Eso significaba que no se había equivocado al pensar que su hermanita también extrañaba a Caspian y esa conversación pendiente que tenían le hacía falta. Era imposible saber cómo saldría el asunto, el empresario no era una persona fácil ni se le daban bien ese tipo de conversaciones, pero confiaba en que aquel encuentro fuera positivo para los dos.
A veces se preguntaba qué pasaría si viera a Jadis de nuevo. Alguna vez lo había pensado, no decirle nada a nadie y enrumbarse a la prisión. Una parte de él estaría altamente complacida de pararse delante de ella y dejarle ver que no pudo destruirlo. Pero a otra le dolería. La verdad, no veía que él pudiera sacar algo positivo de ese reencuentro.
Suspiró mientras terminaba de bajar las gradas. No había tomado el ascensor porque tampoco tenía prisa en llegar a su siguiente destino, aunque sabía que le esperaba una conversación importante con sus hermanos.
Peter esperaba de pie en el salón, mirando por la ventana con aire pensativo. Susan por su parte estaba sentada, leyendo una y otra vez los papeles que Eustace les había dejado.
Edmund apoyó el hombro izquierdo en la puerta sin anunciar su llegada.
-¿Realmente puedes imaginar lo que sería trabajar con Caspian? - comentaba la chica en ese momento.
-No lo presenta como una condición, sólo como un ofrecimiento - replicó Peter.
-Sí, bueno, ya me dirás tú cómo producir con las entradas actuales un perfume como este a la vez del que gane el concurso.
-Perdona, la próxima vez que tenga inspiración para algo, pensaré en las finanzas de la empresa primero - comentó Edmund desde la puerta.
Ambos hermanos se sobresaltaron y lo miraron, pero Edmund se limitó a sonreírles. En otra época aquello habría terminado en pleito seguro, pero ahora no quería discutir. Ese día, al fin, después de tanto tiempo, se sentía en paz totalmente.
-¡No lo decía por eso! - Se apresuró a aclarar Susan. - Es magnífica, Ed. Me encantó desde el primer momento que la olí aunque no sabía que era tuya.
La sonrisa de Edmund se acentuó. Ahí estaba la prueba de que había hecho lo correcto al lograr que Eustace les presentara así la fragancia. Su hermana acababa de admitir sin darse cuenta que habría estado dispuesta a que le gustara cualquier perfume que él les hubiera presentado, pero este le había gustado desde antes.
-Sí, a todos se les notó en la cara que acaban de oler algo muy bueno - concordó Peter. - Lo probé después, también me gusta. Eso no está en discusión.
De los cuatro hermanos, Peter era quien menos sentido del olfato tenía. Por supuesto que era capaz de distinguir un buen perfume de uno malo, pero no era tan sensible a las sutilezas de los aromas, como su madre solía llamarlas. Por eso prefería mantenerse al margen de las elecciones de aromas, tarea que su hermana menor había asumido con alegría.
Edmund agradeció su comentario también. Sin embargo sabía que no lo esperaba para comentar si el perfume era bueno o no. Querrían hablar de lo que sucedía con Caspian.
Cambió el peso de pierna, y tras pensarlo mejor, entró en la habitación, cerrando la puerta tras él.
-¿Por qué usaste una fragancia de Telmarian? - preguntó Peter directamente.
Edmund desvió la mirada a la derecha un momento. No sabía si su hermano era consciente de lo mucho que se parecía a su padre interrogando. Hizo un gran esfuerzo para no encogerse de hombros y en su lugar, responderle directamente.
-Era la que necesitaba para ese perfume.
Peter bajó la barbilla hacia su pecho, de manera que, si usara anteojos, lo hubiera visto por encima de estos.
-Ese no es el punto, y lo sabes.
-¿Cómo tuviste acceso a esta fragancia? - preguntó Susan sumándose a la conversación, dejando los papeles sobre la mesa. - Pronto abordaremos lo de estos papeles pero… ¿cómo?
Edmund resopló. No iba a dejar que aquello acabara con su buen humor, se lo había propuesto. Siempre supo que habría explicaciones que dar.
-Hice el perfume en su laboratorio, mientras hablábamos el día que fui a dejarle tu carta - miró a su hermano mayor al hacer la acotación. - Luego Caspian me entregó los papeles de la esencia. Yo no se la pedí, si eso te preocupa.
La segunda acotación la hizo mirando a su hermana, cuyas mejillas se colorearon ante la alusión.
-Pues no aprecio el hecho de estar en deuda con ese hombre de alguna forma - declaró levantando ligeramente la barbilla con dignidad. - No he olvidado lo que le hizo a Lucy, en nuestra casa. ¿Tú sí?
Edmund ladeó la cabeza, como si valorara el comentario.
-Creo que ahora conozco más de Caspian que tú.
Peter chasqueó la lengua.
-Eso es indiferente, lo importante es qué piensa Lucy.
-¿Vamos a dejarlo comprar el perdón con una esencia? - Reclamó Susan - Tú viste la reacción de Lucy. ¿Dónde está ahora?
Edmund revisó su reloj.
-Supongo que camino a encontrarse con Caspian.
Susan y Peter lo miraron con iguales expresiones de incredulidad, pero el mayor detuvo a su hermana levantando la mano cuando ella iba a alegar.
-De acuerdo, Edmund. Explícanos qué está pasando…
No le costó mucho hacerlo. Había pensado de antemano lo que les diría. Explicó su visita a Telmarian, la creación del perfume (omitiendo su previa conversación sobre Jadis) y cómo Caspian le había entregado los papeles de la esencia días después.
-Es un regalo - les explicó tomando el frasco de perfume en sus manos. No se había sentado, para controlar su inquietud prefería mantenerse de pie. - Para Lucy, no para mí, o Aslan Frangances. Si ella quiere, tenemos los permisos para producirla.
Susan lo miró todavía con la incredulidad escrita en la mirada.
-Claro, y Lucy va a rechazar la posibilidad de producir un perfume hecho por ti, con lo mucho que te ha costado.
Edmund le restó importancia al asunto encogiéndose de hombros, sin poder evitarlo.
-Puedo crear más. - La sonrisa que se formó en sus labios era de las más sinceras y profundas que tenía desde hacía mucho tiempo. Realmente creía lo que decía, lo sabía: el perfumista en él estaba más que vivo. - Además, este por sí solo no me costó.
Pudo ver la manera en que Peter rodaba los ojos al escucharlo.
-Definitivamente estás de vuelta - comentó. Edmund sonrió con cierto deje de disculpa. Sabía que cuando lograba una buena creación, podía ponerse pesado con el tema. Le había prometido a Lucy una vez tratar de enmendarlo. - Caspian menciona en los papeles la posibilidad de colaboración con Aslan Frangances. ¿Te ha hablado al respecto?
Sí, habían hablado del tema. Había visto a Caspian un par de veces más desde que le entregara los papeles de la esencia. En la segunda era cuando lo había convencido de sacar ese día libre si confiaba en él.
-Es una respuesta a la propuesta de Aslan Fragances, pero sabe que es poco probable. Además, admite que dado a su historial trabajar con Susan puede resultar un poco… violento. - No pudo reprimir una sonrisita divertida, y notó para su deleite que a su hermana no parecía haberle sentado mal el comentario. - Sin embargo, aprecia lo que se hace aquí por las fragancias, y le gustaría colaborar en que esta vea la luz. Después de todo, está basada en él.
Edmund notó como la mirada de su hermana mayor seguía el frasquito de perfume, sopesando si aquello era cierto. No podía sentirse más orgulloso que como se sintió en ese momento, al darse cuenta que Susan estaba valorando si realmente algo que le había parecido maravilloso podía estar basado en los sentimientos de ese hombre.
Se anotó como un tanto personal la sombra que precedía al beneficio de la duda que apareció en ojos de su hermana mayor.
Peter asintió, mientras lo miraba evaluativo.
-¿Crees que Lucy y él tienen posibilidades a futuro?
-No lo sé. No creo que ni siquiera ellos lo sepan, tienen que trabajar para lograrlo, como todo el mundo.
-¿Entonces por qué propiciaste ese encuentro? - preguntó su hermano frunciendo el ceño pronunciadamente.
Edmund se tomó un momento para ordenar las ideas antes de responder.
-No los viste antes de todo esto, Peter. Cuando eran sólo una parejita normal empezando. Tampoco lo has escuchado hablar de ella. -Sonrió ligeramente. - Caspian la quiere, merece la oportunidad de enmendarse y ella la oportunidad de decidir si se lo permite.
Sus hermanos intercambiaron una mirada que no supo interpretar bien, como si se preguntaran mutuamente si le creían.
Finalmente, Susan suspiró y se giró a verlo.
-Eres un romántico perdido - señaló, aunque el ceño de enojo en su frente había dado paso a uno más leve de preocupación.
-De acuerdo - dijo Peter tras pensar un momento, ignorando el comentario de su hermana. - No podemos hacer nada hasta hablar con Lucy. Si ella así lo quiere, hablaré con Caspian. Somos incapaces de costear ambas producciones a la vez, y dimos nuestra palabra al convocar el concurso de que produciríamos al ganador.
Edmund asintió, no esperaba otra cosa.
-Hemos roto la voluntad de papá - señaló Susan con tristeza. Ya sospechaba él que a su hermana le dolería enfrentarse a ese hecho a pesar de que había sido de las principales instigadoras por el bien de la compañía.
Edmund puso una mano cálida sobre la suya.
-No podía prever que a mí me costaría tanto sanar, ni que Caspian aparecería en nuestras vidas. Él entendería.
Susan lo miró y sonrió ligeramente, lo que Peter tomó como seña de que era momento de dejar aquella conversación en buenos términos.
-Dicho esto, creo que no podemos más que esperar a tener noticias de Lucy. ¿Qué tal si vamos a almorzar juntos para celebrar el nuevo perfume de Edmund?
El menor de los Pevensie asintió, mientras Susan miraba los papeles sobre el escritorio.
-¿No deberíamos discutir los papeles?
Edmund la tomó de los hombros para llevarla hacia la puerta.
-Ya Eustace los revisó y dijo que todo está legal. Vamos, deja que Lucy se preocupe por Caspian. Toma esto como una oportunidad de reponer mi celebración de cumpleaños.
Peter los siguió de inmediato, recogiéndole a Susan su cartera y apagando la luz al salir, mientras opinaba a su parecer cuales eran los mejores lugares para ir a comer. Edmund sintió una vez más ese día, que por primera vez en mucho tiempo, todo estaba bien. O al menos, después de que Lucy hablara con Caspian, lo estaría.