El creador de fragancias (8/20)

Sep 10, 2011 19:15






Fandom: Narnia
Título: El creador de fragancias
Personajes: Edmund, Lucy, Caspian, Peter, Susan (apariciones especiales de Eustace, Jill y otros personajes clásicos de los libros).
Pareja: Caspian/Lucy.
Universo: AU basado en el libroverse.
Agradecimientos: ¡a aglaicallia una vez más por su apoyo, a nyaza por el precioso banner y al reto de ablurrydream por darme la idea!
Summary: Cuando los errores de pasado bloquean la creatividad del creador de Aslan Fragances, su familia intenta ayudarlo. Pero ante la llegada de la competencia en la casa de perfumería Telmarian, no es tan claro quién necesita más ayuda.

Capítulos: 1234567 -

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VIII

Había sido una suerte que Lucy no tuviera ninguna presentación con la sinfónica ese fin de semana. Cuando la llamó para invitarla había notado el entusiasmo sincero en su voz, y le había dicho que en el transcurso de la tarde le respondería, cuando viera si podía librarse de compromisos ese fin de semana.

Al parecer no le había sido difícil. La había recogido en su deportivo a primera hora de la mañana. Le encantaba verla vestida sport, toda de blanco y con el cabello atado en una cola alta. Miraba el camino con entusiasmo y lo hacía notar cosas en las que nunca había deparado, a pesar de haber hecho varias veces la ruta.

Era una de las tantas cosas que le gustaba de Lucy. Al mandarle las flores semanas atrás, no había pensado que las cosas resultarían así. Sabía que detrás de una mujer capaz de producir música de una manera tan sublime tenía que haber una persona sensible y agradable, pero no había esperado verse tan fuertemente atraído por su personalidad y su forma de ver la vida. Podía decirle a cualquiera que una vez que conocías a Lucy, eras incapaz de dejarla ir.

Tenía que admitir además que algo de lo que más le gustaba de Lucy, era que a su lado podía dejar salir un lado de sí mismo que había estado cerca de olvidar. La idea de dejar a Caspian el hombre de negocios en la ciudad y marchar al puerto con Lucy le parecía el mejor plan del mundo después de la semanita que había pasado.

Nunca había estado con una chica como ella, con la cual no tenía que preocuparse por fingir ni por los motivos ulteriores que pudiera tener para estar con él. Estaba seguro de que la chica seguía sin tener idea de quién era él realmente. O al contrario, lo había conocido a él, y no al hombre de negocios. A ese probablemente no lo trataría igual.

En el puerto los esperaba su velero. Hacía días que quería salir a navegar, y ante su propuesta, Lucy se había emocionado mucho. Nunca antes lo había hecho, aunque había estado en barcos según le dijo, cuando estaba pequeña y sus padres los habían llevado a un crucero.

El Velero del Alba no era el más grande de la bahía, pero era con mucho de los más elegantes. Lucy lo recorrió de un lado a otro emocionada antes de que zarparan mar adentro. La mitad de la mañana los encontró mar adentro, cómodamente relajados en la parte superior, sintiendo el sol en la cara.

Caspian estaba recostado en el borde, sintiendo como el viento le agitaba el cabello, mientras Lucy miraba entusiasmada el mar y las suaves olas que se formaban al ver su superficie rota por el avance del velero.

-¿Te sientes mejor? - le preguntó ella con suavidad, pasando una mano por sus cabellos.

Se sobresaltó, no había esperado la caricia en ese momento, ni le había dicho que estuviera mal. La miró extrañado.

-¿A qué te refieres?

Lucy sonrió y lo tomó por la barbilla.

-¿Crees que no puedo notar cuando estás a punto de reventar de estrés? Has estado muy raro estos días con todas esas reuniones y todo. Necesitas relajarte.

Caspian rió un poco. Claro, ¿cómo había pensado que podría engañarla? Se giró y la tomó por la cintura, acercándola a él para abrazarla contra su pecho aunque no dejara de verla a la cara.

-¿Y qué me receta la doctora?

Ella se puso de puntillas para darle un suave beso. Era más bajita que él, en especial con zapatos sin tacón, pero él la impulsó con las manos con las que sostenía su espalda.

-Las medicinas no siempre son agradables - le advirtió ella.

-Bueno, confío en que sabes lo que necesito.

La chica lo miró evaluativamente unos momentos y luego lo tomó de la mano. Extrañado, él la siguió. Por un momento pensó que lo llevaría a la habitación en el interior, pero no, Lucy no era el tipo de mujer que arreglaba todo entre las sábanas.

Lo llevó a una de las cómodas sillas reclinadas para tomar el sol que había en la superficie y lo hizo acomodarse.

-Quédate aquí - le susurró.

Desapareció escaleras abajo. Caspian frunció el ceño sin saber qué esperar. Definitivamente, entre todo lo que pasó por su imaginación, no estaba empezar a escuchar de repente las cuerdas de un violín.

Lucy apareció pronto sobre cubierta, y le dedicó una sonrisa pícara. No sabía cómo lo había llevado sin que él se diera cuenta, pero ahí estaba. Abrió la boca para decir algo, pero ella lo calló poniendo un dedo sobre sus labios y sentándose a su lado.

-Relájate - le indicó.

Luego, empezó a tocar.

No supo cuánto tiempo estuvo allí acostado escuchando la magia que las hábiles manos de Lucy sacaban del violín. En algún punto cerró los ojos y se dejó transportar muy lejos de allí.

Cuando la chica se detuvo por fin, él abrió perezosamente los ojos y se encontró con la mirada satisfecha de ella.

-¿Te sientes mejor? - preguntó Lucy con el tono de quien está viendo en su rostro la respuesta.

-Mejor que nunca - le contestó él con una sonrisa. Tomó su mano y la jaló hacia él, haciéndola perder el equilibrio.

Entre risas la hizo acomodarse a su lado, acostada sobre su pecho. Era liviana, pero sus brazos se ciñeron con fuerza a su alrededor.

-Me gustaría poder estar así siempre - confesó él en un susurro.

Lucy se incorporó un poco, apoyando el codo en el asiento para soportar sobre su mano la cabeza.

-¿Por qué no lo haces? Tienes los recursos.

Caspian suspiró.

-No puedo dejar la compañía. No lo entenderías.

La mirada de la chica se endureció.

-Podría, si te explicaras.

No sabía exactamente por qué pero empezó a hablar. La manera en que ella lo miraba lo motivaba a continuar. Ni siquiera sabía por qué se había devuelto a hablarle desde su nacimiento, cuando su madre murió en el parto y él quedó al cuidado de su padre, quien confiaba ciegamente en su mano derecha en la compañía y hermano en la vida real.

-Tío Miraz era muy bueno conmigo - le explicó, y pudo sentir el sabor amargo de sus propias palabras. - Me trataba como si fuera un hijo, para mantenerse cerca de mi padre. Cuando mi padre enfermó años después de cáncer, creyó que podía estar tranquilo dejando todo en manos de mi tío. No podía suponer que él estaba haciendo todo lo posible para arrebatarle la compañía.

-¿Lo traicionó?

Caspian asintió, y pudo ver el horror en los ojos de la chica. La idea de traición entre la familia debía resultarle ajena y atroz.

-Me di cuenta, trató de hacerme a un lado, pero invertí todos los recursos posibles en asegurarme de que no le quedara nada de lo que había sido de mi padre. Él agonizaba y yo peleaba con Miraz en la corte. - Se dio cuenta de que por primera vez, desde que la había conocido, estaba usando frente a Lucy un tono cargado de desconfianza y rencor, pero no pudo evitarlo. No al hablar de eso. - Eso también implicó que me preparara para hacerme cargo del legado de mi padre… ahora que está seguro, me toca cuidar de él. Estoy dispuesto a hacerlo, a cualquier precio.

Estaba empezando a alterarse de nuevo, pero el suave tacto de la mano de Lucy posándose sobre su pecho lo contuvo. La mirada que ella le dirigió lo hizo sentirse avergonzado de repente.

-Creo que tu tío era el que hacía cosas a cualquier precio. Tú eres una buena persona… pero estar haciendo algo que no te gusta, aunque sea por una noble causa, te va a terminar haciendo mucho daño.

Se preguntó si esa era la razón por la cual ella no trabajaba en la empresa familiar. Nunca hablaba del negocio, realmente parecía no gustarle, y las veces que hacía referencia a este era para achacarle la distancia entre la familia. Era extraño que con lo cariñosa que parecía con el hermano que había conocido, y el respeto que manifestaba a sus mayores, no trabajara con ellos, en lo que fuera que hacían. Tampoco sabía que tan grande sería la empresa familiar. No le había dicho que su compañía se trataba precisamente de Telmarian, así podría seguir pensando que era un negocio cualquiera, y no uno particularmente lucrativo. No quería contaminar su relación Lucy metiendo la variable dinero de por medio.

De cualquier forma, era muy fácil para ella proponerle hacer algo así, cuando no tenía que hacerse cargo de nada.

-¿Qué sugieres que haga entonces? - replicó él, y el regusto a amargura se sintió nuevamente en su garganta.

Lucy empezó a seguir distraídamente la línea de su pecho con el dedo índice mientras respondía.

-Averigua qué quieres hacer con tu vida. Puedes delegar, contratar personas que cuiden de la compañía, no asumir tú toda la responsabilidad de todo…

Caspian negó de inmediato.

-No. No haré lo que hizo mi padre con Miraz, confiando demasiado poder sobre la compañía en alguien. -Probablemente ella no podría entenderlo. - ¿No lo ves? No puedo confiar en nadie.

No había esperado el tinte de compasión que tiñó los ojos de la chica, quien acarició su mejilla.

-¿No dijiste que confiabas en que sabría lo que necesitas? ¿No confías en mí?

Probablemente ese era el milagro en toda la situación, se dijo Caspian. Confiaba en ella. No había sentido una sola vez esa alarma que se levantaba dentro de él al conocer a alguien. Sus palabras, sus acciones, todo le resultaba genuino. Lucy era distinta.

-Necesitas dejar todo lo que te hace daño… - prosiguió ella. - Seguramente tu padre está orgulloso de ti por mantener su legado, pero también querría que fueras feliz.

-Bonitas palabras… - replicó él, aunque su expresión se tornó tan amarga como el tono de su voz - ¿Pero crees que pueda simplemente empezar de nuevo?

Lucy asintió sin dudarlo.

-Si es lo que deseas, sí. - Luego sonrió y sus mejillas se sonrojaron ligeramente. - Y si me dejas, estaría encantada de ayudarte.

Caspian acarició su espalda y la empujó suavemente hacia él para besarla de nuevo. No se veía capaz de dejar Telmarian en manos de alguien más, pero junto a Lucy al menos era una propuesta que podría plantearse valorar.

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Peter estaba acostumbrado al estrés normal del trabajo en la compañía. Siempre había mil asuntos que atender y pocas horas en el reloj. Sin embargo, ahora que debía sumar el concurso para la nueva fragancia era para volverse loco.

El asunto había creado mucha expectativa, estaban recibiendo solicitudes de inscripción de laboratorios prestigiosos, pero también críticas del medio que señalaba aquello como una pérdida de la calidad y prestigio de Aslan Frangances. De manera velada se acusaba a Peter Pevensie de estar manchando el legado de su padre, o así lo sentía él.

Además, habían vuelto a levantarse los cuestionamientos sobre qué había sucedido con el perfumista de la casa. Ya hacía más de un año que habían tenido que hacer un gran esfuerzo para contener el escándalo, aunque había rumores.

-Creo que la mejor opción es establecer desde ya que Edmund estará en el tribunal que hará la elección - declaró Eustace.

Había llegado con los papeles para el día de la evaluación del concurso. Debían tener al menos tres evaluadores. En teoría, uno de ellos sería Susan, quien vería las posibilidades de colocar el producto en el mercado y la otra Lucy, quien tenía entre sus funciones en la compañía evaluar las fragancias, puesto heredado de su madre de aprobar las fragancias hechas por su padre años atrás. Era inevitable que el tercer miembro del jurado fuera un químico que hiciera la evaluación de la composición del producto.

-Podría votar en contra de todos - señaló Susan, quien también estaba presente en la reunión. - No digo que lo haga sólo por incordiar, recuerden lo perfeccionista que es, ninguna fragancia le parecerá lo suficientemente buena.

Dirigió una mirada de preocupación a Peter, quien respiró profundo. La decisión final estaba en él, como siempre.

-No sabemos si aceptará hacerlo. Tal vez tengamos que recurrir a alguno de los químicos que reproducen las fórmulas en la fábrica.

En parte preferiría hacer eso. No exponer a su hermano a tener que elegir entre fragancias hechas por otros para su propia compañía.

-Edmund siempre ha confiado en la nariz de Peridan, quien además es el que sabe si el producto se puede reproducir en nuestros laboratorios - señaló Susan. - Pero no creo que se tome muy bien que pasemos directo a él, sin hablarle primero del asunto.

Eustace se cruzó de brazos, frunciendo el ceño marcadamente.

-O sea, que no podemos hacer nada hasta que hablen con Edmund. ¿Qué esperan entonces?

Peter y Susan se miraron. Su hermana tenía razón con eso también, su primo no entendía lo delicado que era el asunto.

-¿Has sabido algo? - le preguntó la chica dudosa.

-Sí, Lucy lo hizo prometer almorzar y cenar fuera del laboratorio, y tampoco se ha quedado estas noches a dormir en él. Pero sigue trabajando unas catorce horas al día.

No era que usara a su hermanita para espiar a Edmund, pero habían hablado el lunes y ella le había comunicado la promesa de su hermano bastante satisfecha. El horario lo sabía por los registros de la compañía, esos sí los vigilaba.

Eustace alzó ambas cejas, visiblemente más sorprendido por la información que Susan.

-¿Catorce horas? Creía que no estaba produciendo.

A Peter le hubiera gustado saber qué estaba haciendo exactamente, pero su hermano siempre había tenido total libertad en el laboratorio. No toleraba intromisiones. Lucy le había dicho que estuviera tranquilo, pero no era tan sencillo.

-Está trabajando - replicó él. - No creo que sea buena idea ir a hablar con él al laboratorio, trataré de verlo fuera. Tal vez quiera ir a cenar una de estas noches.

Susan ladeó la cabeza, probablemente tenía una idea mejor. Ella tenía más tacto para esas cosas que él, aunque, por alguna razón, siempre terminaba discutiendo con su hermano.

-Probablemente vaya a la defensiva, ¿no crees? - Dijo la chica pensativa.- ¿Qué te parece si hablamos con él en su cena de cumpleaños? Es el otro fin de semana ya.

-Podría agriarnos la cena - señaló Eustace.

La cena. Un ambiente controlado y cercano a todos, la harían en la casa familiar. Edmund y Lucy tenían sus propios departamentos, pero Peter y su hermana se habían acomodado en la antigua casa. La idea sonaba bien.

Peter buscó su agenda sobre el escritorio.

-Parece que estamos planeando una estrategia de ataque. Así cualquiera se pondría a la defensiva. - Buscó el sábado y agregó una nota debajo de “cena de cumpleaños de Edmund”. - Hablaremos con él en la fiesta, un ambiente más relajado y en familia. No tiene por qué salir mal.

A Peter le hubiera gustado confiar en sus propias palabras. Susan asintió, aceptando su criterio, y Eustace los miró alterativamente, la incredulidad escrita en su rostro.

personaje: eustace scrubb, shipper: caspian/lucy, personaje: peter pevensie, personaje: lucy pevensie, personaje: caspian x, fandom: narnia, personaje: susan pevensie

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