Fandom: Narnia
Título: El creador de fragancias
Personajes: Edmund, Lucy, Caspian, Peter, Susan (apariciones especiales de Eustace, Jill y otros personajes clásicos de los libros).
Pareja: Caspian/Lucy.
Universo: AU basado en el libroverse.
Agradecimientos: ¡a aglaicallia una vez más por su apoyo, a nyaza por el precioso banner y al reto de ablurrydream por darme la idea!
Summary: Cuando los errores de pasado bloquean la creatividad del creador de Aslan Fragances, su familia intenta ayudarlo. Pero ante la llegada de la competencia en la casa de perfumería Telmarian, no es tan claro quién necesita más ayuda.
Capítulos:
1 -
2 -
3 -
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IV
Caspian no se consideraba un romántico, y hacía por lo menos diez años que había dejado atrás la adolescencia, pero tenía que admitir que el recuerdo del encuentro con Lucy Kirke la noche anterior había hecho que el día le pareciera más alegre, así como la expectativa de su cita de esa noche lo tenía algo inquieto.
Probablemente se debía a que Lucy no era el tipo de chica con la que solía salir. Durante toda la batalla legal contra su tío, desgastante como fue, no tuvo tiempo para citas ni romances. Antes, solía salir con chicas de poca naturalidad y muchos intereses en él… y el imperio de su padre. No acostumbraba moverse fuera de su círculo social, desconfiaba de las mujeres que se le acercaban y nunca había hecho algo como dejarse seducir por la música del violín de una joven ajena a todo el mundo de los negocios en los que él se movía.
Reflexionó sobre eso en su hora del almuerzo, la cual aprovechó para ir al gimnasio. Luego se ocupó todo el día de los asuntos de la compañía. Los productos Telmarian recién se estaban colocando en el país y tocaba revisar posibles nuevos puestos de distribución. Sabía bien que estaban sufriendo el efecto de ser la novedad en el mercado. Dependía de una buena gestión haber llegado para quedarse.
Trabajó de firme hasta las cinco de la tarde, hora en que guardó sus cosas y se dirigió al baño de su oficina para alistarse. Pasaría de nuevo a la floristería camino al teatro, compraría un corsage de flores blancas (significado de pureza pero también de porvenir), para asegurarse de que combinaran con el vestido que llevara Lucy esa noche. Confirmó la reservación en un restaurante en el centro de a ciudad. Esa noche sí que llevaría corbata, después de todo era la presentación final, sería más formal.
Estaba a punto de salir cuando llamaron a la puerta de la oficina. Se trataba de Muse Reepicheep, un hombre bajito y en apariencia insignificante, pero el mejor investigador que había tenido nunca su compañía. Siempre había sido fiel a su padre, y clave para conseguir las pruebas necesarias contra su tío. Una de las pocas personas en las que Caspian confiaba plenamente, junto con su asesor Cornelius.
-¡Caspian! Creí que ya no lo encontraría por acá, pero tenía que intentarlo. He encontrado a la chica.
Al hombre le tomó un momento recordar a qué chica se refería. Claro, la espía de la semana anterior. Le había dado a Reepicheep una foto de las cámaras de seguridad de la planta y le había realizado la mejor descripción posible. Quería saber a qué compañía pertenecía. Su investigador parecía bastante emocionado con su descubrimiento.
-Tengo claro ya por qué su trabajo fue deficiente como espía - declaró el hombrecillo conectando su pendrive al computador todavía encendido de Caspian, haciendo aparecer en pantalla una foto en grande de la mujer, con sus datos personales a un lado. - No es una espía, es la especialista en marketing de Aslan Fragances. Una de las mayores accionistas, y heredera de una cuarta parte de la compañía. Se dice que su puesto es fachada y en realidad es la mano derecha de su hermano, Peter.
-Susan Pevensie - leyó Caspian en voz alta. Miró a su hombre sin creerlo, pero allí estaba toda la evidencia. Una expresión de desdén se formó en su rostro - Bueno, hasta allí la archiconocida fama de Aslan Frangances de jugar limpio y no entrar en competencias. No contaba con ello de todos modos, tampoco me inquieta.
-¿Qué quiere que haga? - pregunto Reepicheep con la misma disposición de siempre. En caso de tratarse de un hombre y no de una bella chica más o menos de su edad habría propuesto darle un escarmiento.
Caspian lo meditó un momento.
-Nada drástico todavía. Quiero información sobre Aslan Fragances. Sus productos y su comportamiento en el mercado antes y después de nuestra llegada, principalmente. - Sus ojos lanzaron una última mirada desdeñosa al informe antes de cerrar la pantalla y devolver el pendrive a su investigador - Si la señorita Pevensie nos investiga, es que nos teme, y debe ser por algo.
-Como desee. Trabajaré en ello a profundidad. En cuanto lo tenga se lo traeré.
El joven empresario sonrió y dio una palmada en el hombro al otro.
-Gracias Reep. Ahora me voy. -Sus ojos se iluminaron de una manera que el investigador probablemente no recordaba haber visto. -Tengo una cita esta noche con una chica muy distinta a Susan Pevensie.
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El restaurante que había elegido Caspian era muy bonito. Lucy no recordaba haber ido nunca, probablemente era reciente. Cuando estaba pequeña y ambos de sus padres vivían todavía, solían salir a almorzar en familia todos los domingos en un restaurante distinto. Luego su madre había muerto, su padre se había refugiado en el trabajo y sus hermanos, particularmente Peter y Edmund habían sido sometidos a la presión de dos carreras universitarias que les permitieran llevar la compañía entre ambos. Susan había elegido otra que le sirviera para poder meter un hombro también.
-¿Por qué música? - preguntó Caspian, como si hubiera interceptado su línea de pensamiento.
Estaba muy guapo. Había sentido un revuelo en la boca del estómago al salir al escenario esa noche y verlo en el puesto que le había reservado en la boletería. Después la había recogido a la salida, le había ofrecido un corsage precioso y la había llevado hasta aquel lugar, moderno y tranquilo.
-Me apasiona. - Se encogió de hombros. - Mi madre me metió en clases de violín desde pequeña, y le hizo prometer a mi padre que me dejaría seguir mi vocación musical. Aparentemente soy buena, obtuve una plaza en la carrera universitaria, me va bien en la sinfónica… Tengo suerte.
-Tienes talento - le indicó él. - Recuerda que has ganado esta cena a punta de violín.
Lucy rió y tomó un sorbito del vino blanco que habían ordenado.
-¿Qué hay de ti? Dijiste que habías estudiado lo que haces por tu familia.
Caspian suspiró.
-Sí, administración… - Resopló con un aire de fastidio. - No habría sido mi primera opción, pero no iba a dejar que mi tío se dejara el negocio familiar. No después de las cosas que le había hecho a mi padre.
La chica sintió una oleada de compasión por su acompañante.
-¿Qué te habría gustado estudiar?
-Esa es una buena pregunta. - Ahora fue él quien dio un sorbo a su copa, con actitud pensativa. - No lo sé, no me dejé planteármelo realmente. Me gusta la música, pero dudo que tenga talento real. No sé, prefiero no pensar demasiado en ello.
Lucy le dedicó una sonrisa de simpatía.
-Bueno, si tus negocios marchan bien, tal vez puedas pensar en ello luego.
Caspian asintió.
-Sí, pero no hablemos de mis negocios. No quiero aburrirte.
-Ni yo que te canses. - Acordó Lucy. - Tampoco me gusta mucho el tema. Mi familia cuando se reúne es de lo que más habla, y mi hermano mayor no lo dice pero sé que se cansa de tener que estar siempre sobre ello.
-Bueno, es un trato entonces - dijo Caspian inclinándose sobre la mesa hacia ella. - No hablaremos de los negocios de tu familia ni los de la mía.
-Hecho - la amplia sonrisa de Lucy dio por cerrado el acuerdo.
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Edmund terminó de batir el pequeño tubo de ensayo. Sí, había máquinas y otras facilidades, pero él había aprendido el trabajo manual con su padre mucho antes de empezar su carrera profesional, y prefería buscar la fragancia así. Si lo lograba, ya podría ponerse a hacer más.
Le gustaría poder regresar a esa época donde creaba por instinto, en lugar de las rígidas fórmulas que estudió años después en la universidad.
Destapó el tubo y lo acercó a su nariz lentamente. Tuvo que controlar el temblor del pulso en su mano. Luego aspiró.
-¡Maldición! - reventó el tubo de ensayo lanzándolo contra la pared en un ataque de rabia y frustración.
A sus espaldas una voz le habló desde la puerta.
-Creo que eso responde las dudas de Trumpkin sobre el presupuesto invertido en materiales de laboratorio.
Edmund se giró sobresaltado, el mal humor marcado en el ceño fruncido en su frente.
-Peter. ¿Qué haces aquí?
Su hermano se acercó a los restos del tubo de ensayo y olió la sustancia derramada.
-No estaba mal - declaró simplemente.
Edmund resopló y se dirigió a la mesa de trabajo a tomar un nuevo tubo vacío.
-¿Eso crees? Por eso tú administras y yo hago las fragancias. - Miró pensativo el tubo que había tomado y volvió a ponerlo en la mesa. - O al menos, eso hacía.
Peter se acercó a él lentamente. Parecía estar midiendo sus palabras.
-¿Cómo estás?
Su hermano lo miró de reojo y se arremangó la bata de laboratorio y la camisa negra que llevaba debajo.
-No me he metido nada, si es lo que te preocupa.
La mirada de Peter se endureció y le bajó ambas mangas con brusquedad.
-Eres tú quien está pensando en eso todo el tiempo. - Miró a su alrededor como si esperara encontrar su paciencia esperándolo en los distintos frascos de químicos. - Sólo estoy preocupado. Estás sometiéndote a mucho estrés con esto.
Edmund tomó asiento en uno de los taburetes altos de laboratorio y bajó la cabeza, casi apoyando la barbilla en su pecho.
-Por eso vas a llamar a concurso de perfumistas para la nueva fragancia.
Lo dijo como un hecho al que estaba resignado. Había estado esperando la noticia nada más. Se había prometido que lo tomaría con calma. Recordaba las palabras de Lucy sobre la confianza que su padre había tenido en él. También había confiado en su hermano mayor para el trabajo que le había dejado.
Peter se sentó en el taburete a su lado. Todavía había dos, como la época en que trabajaba con su padre.
-Es algo provisional, Ed. Sólo para tener un nuevo producto y tú puedes concentrarte en terminar de recuperarte. Tal vez sin la presión encima te sea más fácil.
Edmund no se giró para verlo. Parecía querer ver su propio reflejo en la superficie blanca de la mesa.
-¿Cuándo lo harán?
-Un mes aproximadamente. Susan se está encargando. - Tras dudar un momento añadió. - No te enojes con ella. La decisión final es mía.
-Claro… por eso eres tú el que administra - repitió Edmund con un amago de sonrisa irónica. - ¿Cuál es el tema?
Peter lo miró sin entender.
-El tema para los perfumistas, para el concurso - Se explicó. - Tienen que definir algo para trabajar.
-Oh, amor clásico - replicó Peter frunciendo el ceño.
Edmund negó y lo miró finalmente.
-Espero que en la convocatoria te extiendas un poco más. Un buen perfumista necesita una descripción para generar algo.
Su hermano mayor trató de quitarle importancia al asunto.
-Bueno, tú siempre has trabajado libremente, sin que te demos descripciones.
-Oh, pero es que yo soy un gran perfumista.
Le habría gustado poder hacer esas bromas sin que doliera. Igual sonrió con suficiencia, cargado de ironía. Peter le dio una palmada en el hombro.
-Quiero que te relajes, Edmund. Tómate unos días, descansa… No quiero someterte a más estrés de la cuenta. No quiero exponerte.
El menor de los hermanos Pevensie negó de inmediato y su mirada se endureció.
-Tú no lo entiendes Peter. No pasa un día sin que piense en clavarme una aguja en el brazo. No pasa un día sin que recuerde la voz de Jadis describiendo lo bien que me hará sentir y lo mucho que podré producir. -El tono ligero que había logrado mantener se perdió bajo el temblor contenido de su voz. - Aún recuerdo lo que fui capaz de crear para esta compañía bajo esas sustancias… No necesito tiempo libre. Necesito tener mi mente ocupada y trabajar.
Peter suspiró y se levantó.
-Nadie te impide trabajar. Este es aún tu laboratorio. Pero no quiero seguir recibiendo reportes de que pasas aquí veinte horas seguidas.
Edmund desvió la mirada y volvió a tomar el tubo de ensayo que había dejado sobre la mesa.
-Todavía es mi laboratorio sólo porque soy tu hermano.
Peter se dirigió hacia la puerta, dejando pasar unos momentos antes de contestar.
-Precisamente, eres mi hermano. No te voy a dejar. Ninguno de los tres va a hacerlo. - Apoyó la mano en la manija de la puerta y añadió - Susan me pidió que te dijera que organizará una cena para tu cumpleaños. Ya sabes, algo familiar, nosotros cuatro, tal vez Eustace… probablemente lleve a Jill. ¿Te parece?
El menor se encogió de hombros por toda respuesta. Se quedó en la misma posición un largo rato después de que su hermano se marchó, mirando el tubo vacío.
No supo cuánto tiempo había pasado cuando sacó su teléfono y presionó el primer número de marcado rápido. Se lo llevó a la oreja y esperó. Cuatro pitidos después, escuchó la suave voz de su hermanita menor informándole que no podía atenderlo.
Colgó sin dejar un mensaje y suspiró.
El tubo de ensayo que tenía al frente parecía estar burlándose de él.
-Amor clásico - dijo en voz alta. Miró pensativo a su alrededor. - Me gustaría saber qué rayos entiende Peter por eso.