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Fandom: Narnia
Título: El creador de fragancias
Personajes: Edmund, Lucy, Caspian, Peter, Susan (apariciones especiales de Eustace, Jill y otros personajes clásicos de los libros).
Pareja: Caspian/Lucy.
Universo: AU basado en el libroverse.
Agradecimientos: ¡a aglaicallia una vez más por su apoyo, a nyaza por el precioso banner y al reto de ablurrydream por darme la idea!
Summary: Cuando los errores de pasado bloquean la creatividad del creador de Aslan Fragances, su familia intenta ayudarlo. Pero ante la llegada de la competencia en la casa de perfumería Telmarian, no es tan claro quién necesita más ayuda.
Notas: ¡Tercer capítulo! ¡Gracias una vez más por el apoyo y los comentarios a la historia, me hacen mucha ilusión!
Capítulos:
1 -
2 -
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III
Sus compañeras habían estado molestándola todo el rato con sus distintas propuestas sobre cómo podría ser el misterioso admirador. De momento, iba ganando la idea de que era un rico anciano fanático de la música clásica.
Si no hubiera tenido ya tan dominada la presentación, Lucy podría haberse encontrado en problemas esa noche. Su concentración estaba vivamente alterada, pero todo transcurrió sin problemas. La ovación esa noche fue tan buena como las anteriores, pero esta vez se permitió fijarse entre las caras de la audiencia. Era en vano, allá arriba, transportada por la música, no solía reparar en las caras de la gente. No podía precisar quién había estado allí antes.
Volvió al camerino a recoger sus cosas tratando de sacarse la idea de la cabeza. Un ramo de flores no significaba que fuera a saber algo más de su admirador. Se estaba autoconvenciendo de ello cuando escuchó el revuelo entre sus compañeras, y una de ellas, Jill Pole, corrió hasta su lado.
-¡Lucy! ¡Hay un chico guapísimo esperándote afuera!
-¿Qué? - por poco se le cae el arco del violín antes de guardarlo.
Su compañera la miró con los ojos brillantes de emoción.
-Bueno, tendrá unos treinta años lo más. Va de negro, muy formal, ¡y tiene una camelia rosa en la mano! ¿A quién más crees que viene a buscar? ¡Vamos, apúrate!
Tardó unos quince minutos en salir. Era agobiante tener tanto público para una situación como aquella. Todas sus compañeras querían opinar y ayudar. Una vez que recogió sus cosas y se lanzó una última mirada nerviosa desde el espejo, se dirigió hacia la salida. Cerca de la puerta la esperaba Tumnus con el ramo que había recibido temprano.
Se lo entregó con delicadeza y le sonrió.
-Sabes, las camelias rosadas significan admiración, pero también deseo. - Le guiñó un ojo con complicidad - Para mí que es de los que saben de esto, y no las eligió solo porque lo bonitas que son.
Lucy rió un poco y abrió la puerta para salir. De alguna forma, desde que estaba pequeña, Tumnus había sabido qué decir para subirle los ánimos y que no estuviera nerviosa al salir a escena.
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Aquello parecía una locura, pero lo había meditado bien. Al tercer día de encontrarse embriagado por el sonido de su violín, Caspian había decidido que tenía que conocer a esa chica. Lucy Kirke, decían los panfletitos que entregaban a la entrada.
Sopesó sus posibilidades. Su lado desconfiado, tan poderoso como era, no logró encontrar una manera en la cual la dulce violinista de la sinfónica pudiera ser alguna especie de trampa para él. A su entender, la chica ni siquiera sabía de su existencia.
Finalmente había decidido que no perdía nada y había comprado las flores. Lo más que podía suceder era que la chica no quisiera saber nada de él y agradeciera el gesto sin más. Total, el mundo era de quienes arriesgaban tras haber medido sus posibilidades, eso le había enseñado su padre.
Se había alistado con esmero para esa noche. Pantalón y camisa negra para parecer formal, pero nada de saco o corbata, no quería parecer un viejo serio o aburrido. Llevaba otra de las flores que le había enviado en la mano. Agradecía que su madre le hubiera enseñado tanto sobre el lenguaje de estas, así era más fácil decidir cuáles enviar, si se sabía lo que quería decir.
La presentación de esa noche le resultó más larga que las anteriores, aunque su reloj decía que había durado exactamente lo mismo. Cuando la última nota se apagó y los aplausos llenaron el lugar, supo que había llegado la hora. Se dirigió con prisas a la puerta de salida de los artistas, con la flor en la mano. Distraídamente se acomodó el pelo dos veces, mirándose en el reflejo del ventanal de un café junto al teatro.
Escuchó movimiento, alguien había asomado por la puerta pero se había devuelto de inmediato. Respiró profundo y revisó el reloj. Era pronto. Tendría paciencia. Vio salir a varios jóvenes, alguno le dirigió una mirada divertida, por lo que supuso que Lucy Kirke ya estaría advertida de su presencia fuera. Paciencia, se repitió.
Esta se vio recompensada cuando unos quince minutos después la puerta se abrió una vez más: su espera había terminado. No dudó en acercarse a ella, quien lo miró y sonrió con calidez, esperando. Nada de poses, ni fingirse sorprendida.
-¿Señorita Kirke? Esta flor le pertenece - su voz le sonó un poco más grave que de costumbre al dirigirse a ella, quien la tomó manteniendo la sonrisa y la olió.
-Gracias, es muy amable - replicó. Su voz era aguda, pero tenía una tonada agradable. Se había estado preguntando cómo sería, y no lo decepcionó. - También tengo que agradecerle el ramo, me alegró la tarde.
Caspian no podía recordar la última vez que había mirado a alguien a los ojos y le había parecido realmente sincero. Probablemente tuviera que ver con el hecho de que la chica no tenía idea de quién era él.
Aquello le agradó tanto que decidió mantenerlo en secreto el mayor tiempo posible. Una chica que le sonriera a él y no a su billetera le parecía un muy buen cambio.
-Mi nombre es Caspian.
-Mucho gusto.
Lo miró como si esperara que dijera algo más en los próximos microsegundos o se despediría. Tenía que hacer algo, o lo próximo que haría la chica era darle las buenas noches y marcharse.
-Quería que supiera que admiro mucho su manera de tocar el violín. - Sin pensarlo bajó la mirada y una sonrisa algo tímida se formó en su rostro. - Es la cuarta noche que vengo a verla.
Lucy se ruborizó sin poder esconderlo.
-El grupo lo hace muy bien - respondió quitándose mérito. - Es bueno saber que lo que hacemos gusta tanto. ¿Sabe de música?
Caspian negó y su rostro se nubló un poco.
-Me gustaría, pero mi familia requería que me dedicara a… otras áreas.
-Oh - la chica se mostró incómoda, probablemente sentía que había sido indiscreta - Lo siento, no es asunto mío. Creo que debería irme ya. Es tarde.
-Si quiere, puedo acercarla a algún lugar, tengo mi auto aquí cerca - le ofreció de inmediato.
No podía creerlo. Era capaz de manejar una junta de directivos desconfiados en Telmarian Industries, pero era incapaz de abordar de manera correcta a una chica a la salida de un teatro. Definitivamente lo estaba haciendo mal, porque ella lo miró sorprendida y negó de inmediato.
-Tengo mi auto en el parqueo del lado. Gracias.
Caspian asintió de inmediato.
-Claro, debí suponerlo. ¿Puedo acompañarla hasta él? - Miró por encima del hombro de ella y se inclinó un poco para susurrarle - Los espectadores que tenemos detrás me intimidan un poco, lo confieso.
Lucy se ruborizó una vez más. No tuvo que girarse para que en su rostro quedara claro que acababa de visualizar a sus compañeras asomadas por las persianas de la ventanita junto a la puerta de salida del teatro. Asintió y empezó a caminar, él se apresuró a seguirla.
-Lo siento, esto… no es algo de todos los días.
Era afable, parecía entre divertida e incómoda con la situación a la vez.
-¿Qué cosa?
Ella se mordió el labio inferior y no lo miró para contestar.
-Flores, admiradores, visitas después de tocar…
Caspian frunció el ceño, extrañado.
-Es difícil de creer… Pensé que tendría competencia.
Fue la primera vez que escuchó la risa de Lucy. Tan clara y sincera como las cuerdas de su violín.
-Eres gracioso.
Así fue como pasaron a tutearse, de una manera tan natural que Caspian estuvo seguro entonces de que nunca había tratado con una persona como ella.
-Espero que eso no sea malo. No es algo que me digan a menudo.
Lucy rió de nuevo. Estaban ya tristemente cerca de la entrada del parqueo.
-Es bueno - le confirmó.
Se detuvieron frente a la entrada del parqueo. Caspian tenía su auto en otro, una cuadra más allá. Estaba pensando cómo asegurarse de verla de nuevo cuando ella lo facilitó todo.
-Mañana es nuestra última presentación - le dijo con cierto nerviosismo. - Si quieres venir, di en la boletería que yo te invité. Te darán un buen campo. Sólo si quieres claro.
-No me lo perdería - replicó de inmediato. Tras dudar un segundo añadió - ¿Qué posibilidades crees que haya de que aceptes cenar conmigo después de la presentación?
Lucy sonrió ampliamente mientras sacaba las llaves de su auto de su bolso.
-Diría que bastante altas. ¡Buenas noches, Caspian! ¡Y gracias de nuevo por las flores!
Tras una última sonrisa, la chica entró al parqueo.
Caspian estuvo seguro de que no se arrepentiría de sacar una quinta noche para ir al teatro al día siguiente
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Peter sabía que tenía que tomar la decisión, pero no quería hacerlo. Suspiró al revisar los números otra vez. Por más que los veía, seguían siendo los mismos. El siguiente informe había sido tan descorazonador como los anteriores.
Susan le presentó el reporte completo.
-Una vez que averigüé que el secreto de los perfumes Telmarian son fragancias sintéticas básicas diseñadas en exclusiva, logré encontrar las patentes que tienen registradas. - Puso un informe frente a él - Todos sus perfumes son variaciones con estas, y manejan todas las líneas: perfumes, agua de colonia, agua de baño…
-Nunca hemos competido con todo eso - replicó Peter. - Ni siquiera tenemos facilidades para producirlos. Somos perfumistas exclusivos.
-Sin perfumes exclusivos nuevos que ofrecer.
Sí, ese era el meollo de la cuestión. Peter se presionó las sienes con las manos al tiempo que se recostaba en la silla. Sus ojos vagaron por el informe de su hermana una vez más.
-¿Cómo conseguiste lo de las esencias sintéticas exclusivas?
Susan desvió la mirada, quitándole importancia al punto con un movimiento perezoso de a mano izquierda.
-Créeme, no es importante.
Suspiró, dejando que sus ojos vagaran por los ventanales de la oficina, mirando los edificios a su alrededor. Su padre se había sentado allí mismo, había visto el mismo panorama… y se lo había dejado a él.
-¿Has pensado en qué pasará con Edmund?
-Aprenderá que la vida no se queda detenida esperando - replicó ella de inmediato. - Hemos sido muy pacientes y comprensivos… Pero no podemos seguir así. Se enojará, pero lo entenderá. Tiene que. Es también por su bien, y el de Lucy.
Peter suspiró.
-Sí, no tienes que convencerme de eso, lo sé.
Susan se inclinó con simpatía sobre el escritorio.
-Si quieres que yo hable con ellos…
El director ejecutivo de Aslan Fragances negó enfáticamente.
-No, es mi deber. Papá me dejó a cargo para tomar las decisiones. - Inspiró profundo antes de acercar la silla a la computadora y tomar el teclado con determinación. - Empieza a organizar el concurso para perfumistas. Habla con Eustace para elaborar las reglas del concurso, nunca hemos hecho uno.
Eustace Scrubb era primo de los Pevensie por parte de una tía paterna. De niños no habían congeniado mucho, pero con el tiempo habían limado asperezas y ahora era el abogado de la compañía.
-De acuerdo - asintió Susan buscando su teléfono para llamar a su primo.
Con pesar, el mayor de los Pevensie miró de nuevo por el ventanal.
-Yo me encargaré de hablar con Edmund y Lucy. Tú no les digas nada.