Son las tres de la mañana y, muy consideradamente, han dejado de poner el gangan style y la danza kuduro. Ahora sólo queda una multitud berreando bajo mi ventana pidiendo más.
En tres horas tengo que levantarme para coger el metro, hacer dos transbordos y tomar el tren antes de rendir en un examen. Dudo que logre siquiera conciliar el sueño.
(
Read more... )