Julian sonrió estúpidamente, mirando a los ojos a Kei, quien respiraba agitado, pero con mayor autocontrol que él, que parecía que su corazón, su sangre y su respiración se habían vuelto locos. Tímidamente acercó su cuerpo al de Kei, notando como al hacerlo hundía una vez más el pene de Kei en su dolorido interior, pero consiguió rozar los labios
(
Read more... )