Capítulo 3: Negociación
Dean estaba jodido, pero no en el sentido que le hubiera gustado. Había ido hasta un bar cercano para tomar unas cervezas y encontrar alguna tía estupenda para follar y sólo había conseguido una resaca y decirle a aquella mujer que a él eso nunca le había pasado antes. Vamos, que se alegraba de no haberle dado su nombre verdadero porque ahora correría un apestoso rumor sobre que a Tom Wealling no se le levantaba.
Pegó su cabeza contra la almohada y deseó no despertar jamás o al menos poder invernar unos meses como los osos. Ese pensó hasta que comenzó a tener todos aquellos sueños que lo hacían arder como no lo había hecho ninguna mujer.
Dean se retorcía entre los brazos músculos de Sam, podía notar la boca de su hermano pequeño desliándose por su pecho, jugueteando con sus pezones hasta que estos se endurecieron. Una mano de Sam rodeó su pene mientras la otra se deslizaba limpiamente entre sus nalgas. Buscando tentativamente su fruncido agujero y Dean… Dean… la mente de Dean sólo podía pensar en que quería más, quería sentir a su hermano dentro. Quería que le permitiera correrse, sentía su respiración acelerarse, quería que Sam…
Dean se despertó sobresaltado con la respiración agitada. Había sido una pesadilla horrible, pero por algún motivo su cuerpo no pensaba lo mismo. Estaba tan empalmado que cualquier movimiento se convertía en una dulce agonía. Tenía que pensar en otra cosa. Tal vez en Jo. La recordó acompañándoles en una de las cacerías. Recordó sus cabellos largos y el olor de su cuerpo. Bajó la mano sobre su vientre hasta llegar a la entrepierna para descubrir algo realmente horrible. Se le había pasado. Su miembro se había deshinchado con tan sólo pensar en otra y eso lo aterró. Pasó el resto de la noche en vela mirando en la oscuridad. No quería salir de la cama, pero tampoco quería dormirse aunque poco a poco los ojos comenzaron a cerrarse.
Su hermano entró en la cocina, con aquellos ojos azules puestos en él.
- ¿Te pasa algo, Dean?
-No. ¿Por qué habría de pasarme algo?- Preguntó el aludido.
-No has dejado de fijarte en mí durante toda la tarde y ahora ni me miras a la cara-Le dijo jugando con él
-Eso es una estupidez.
- ¿A sí?-Sam se acercó hasta él y se sentó a horcajadas sobre sus piernas sin llegar a apoyarse del todo. Se Pegó a él tanto como fue capaz.
-No…deberías hacer esto. -protestó Dean débilmente cuando su hermano empezó a moverse suavemente sobre él. Era rítmico, era constante. -No…aah- Sam apoyó la barbilla sobre su hombro y comenzó a besar y mordisquear su cuello. -aaah… Podría venir alg… aaaah- Instintivamente Dean agarró la espalda de su amante empujándolo hacia él. Sus manos se deslizaron hacia su trasero ayudándole a moverse a su ritmo. Sus ojos se cerraron mientras los expertos dedos de Sam buscaban bajo su camisa los puntos donde sabía que no podría resistir.
- ¿Quieres que pare ahora?-Dean calló. - ¿Eso quiere decir que sí?-susurró en su oído mientras comenzaba a moverse más lentamente.
-«Despacio, demasiado despacio»- pensó Dean mordiéndose los labios. -“¿Por qué siempre tenía que torturarlo así?”
-O continuar si me lo pides -argumentó mientras subía de nuevo el ritmo.
Dean clavó las uñas de una de sus manos sobre su espalda demasiado ansioso para que se detuviera, demasiado avergonzado para decirlo.
-Vamos, Dean. Dime al menos que me deseas. Te he visto fijándote en mí toda la tarde. He visto tu mirada lasciva, la he visto muchas veces, pero nunca lo oigo. El rostro de su hermano se sonrojó como no lo había hecho en mucho tiempo.
-No me hagas esto -dijo en un susurró jadeante -Sabes demasiado bien que es cierto.
Sam apartó el flequillo del rostro de su hermano y lo contempló con dulzura antes de besarlo en los labios. Dean colocó ambas manos tras su espalda evitando que pudiera caer.
Le tiró al suelo y a pesar de golpearse la espalda Dean no paró.
Dean se despertó sudoroso y con una enorme erección en sus holgados pantalones. «Quizás acostarse con su hermano de una vez por todas sería mejor, que pasar más noches sin dormir y más sueños de Sam y el retozando en una pequeña cama.» «Dios definitivamente esta situación le iba a volver loco». «¿Todos aquellos pensamientos eran suyos?»
Sin pensar en otra cosa que en aquellas “pesadillas” se dirigió al escritorio de Chuck, miró el ordenador de reojo. Cogiendo aire para darse valor, se sentó frente a él. Volvió a poner Supernatural en la barra de búsquedas y pinchó en una de las webs al azar. No quería ver aquello, pero necesitaba saber qué es lo que él no llegaba a entender.
La Web estaba bien diseñada y tenía un menú muy completo a la derecha. El ratón comenzó a pasar sobre el botón de Slash sin atreverse realmente a pinchar sobre él.
Dean se tapó la cara con las manos y apretó los dientes. ¿Por qué? ¿Por qué él entre todas las personas del planeta?
Cogiendo el móvil marcó el número de Sam y para su sorpresa contestó a la primera.
- ¿Qué pasa Dean?
Sabía que no había sido forma de echarlo la última vez, pero su tono frio le hería.
-Tienes que volver Sam, tienes que leer esto.
-¿Ahora tengo que volver? Intentaré darme prisa con lo que tenemos entre manos e iré a verte.
-Sam te necesito aquí, necesito que leas esto y averiguar si realmente es verdad o puede ser o yo que sé.
-Dean, Dean…Créeme Dean, si por mi fuera ahora mismo estaría allí y yo te… yo me iré en cuanto pueda. ¿Por qué no me mandas un fax a casa de Bobby?
-Está bien, Sam. -Dean miró a su alrededor buscando el fax. En la misma impresora tenía la opción para enviarlo. -Te lo mandaré como me enseñaste. Sam te necesito en esto, por favor.
Adormilado y mientras intentaba pensar en cualquier otra cosa para bajar su precaria situación, lentamente fue a hasta la cocina abriendo una botella de cerveza se sentó en un pequeño taburete mientras pensaba en la cacería que tenía entre manos para alejar de su mente aquel extraño sueño sus ojos comenzaron a caerse solos, la cerveza se resbaló de sus manos y antes de que la botella golpeara el suelo Dean ya estaba dormido.
Prologo 1.Negación 2.Ira 3.Negociación
4.Depresión 5.Aceptación Epilogo