Tema: 13# Música
Autor:
mitsuko_konnoPersonajes: Hikari Kónogan
Tabla:
Segunda TablaRating: G.
Notas: Es un poco delirante, no tiene demasiada concordancia con nada, pero creo que puede representar bien algunas cosas. Creo que sería en el verano antes de entrar en sexto, en su pueblo y con alguien que les dejo a la imaginación.
13# Música
Es más que una sonrisa lo que muestra cuando la melodía comienza a invadir su oído. Es un anuncio, una antelación de lo inevitable y la satisfacción de que será a ella a quien arrastre de la mano hasta el centro del lugar, confiado y certero de que no le negará la posibilidad de entrelazar sus manos sin compromiso.
Porque cuando la comodidad es tal que es inevitable comenzar a cantar la canción sonante, no puede evitar sentirse ansiosa, perfecta y maravillosamente bien.
Y sabe que debe aprovechar ese momento, porque es el momento de los dos: cuando él no piensa en buscar a nadie más, porque es la única que anticipa sus movimientos y que reacciona adecuadamente, porque él sabe que es más divertido con ella y porque mueve las caderas de esa manera que tanto le gusta. Ella también lo sabe y al diablo con lo que puedan pensar.
Ese entrecruce de manos y de caricias poco inocentes es su manera de tenerle cerca, de poder acercarse más que nunca y chocar su pecho contra el de él, sentir su aliento contra sus labios y su mano sobre su cintura, aproximándola sin timidez. Es ahí cuando las palabras se dicen al oído porque el volumen está demasiado alto, es cuando él la rodea por los hombros con un brazo y ella le atrae por la espalda sólo para decirle Gabriel está borracho o mírale la cara. Entonces el responde con una sonrisa cómplice, sin alejar demasiado el rostro y vuelve a tomarle de la mano para continuar con aquello que le permite sentirlo más que nunca.
A veces, cuando el alcohol viaja por sus venas más que de costumbre, el roce es mayor y la tensión se distiende y se contrae, en un vaivén de miradas que se cruzan y manos que se deslizan más allá o piernas que se alternan para permitirle sentir su abdomen contra el propio. Entonces los dos piensan es normal, porque hay alcohol en el medio y nadie les mira.
Cuando eso pasa sus manos no se tocan porque tío, eso no es normal, y además todo se iría a la mierda porque el roce seria tanto y todo sería tan evidente que no tendría justificativo posible.
Además es él y es ella, son amigos y no le gustas, es otra cosa.
Le encanta sentir su espalda, (que es más amplia que la del resto) su rostro por encima del de ella. Sabe, además, que si se inclinara solo un poco podría besarle la frente y si lo hiciera un poco más podría hacerlo sobre sus labios, pero no quiere eso, y él tampoco. Porque eso sería ir más allá, idiota y es imposible.
Lo único que hay entre ellos es la música, el cambio, la densidad en el aire y algo diferente que les oprime entre las piernas. Son amigos, pero no pueden evitarlo.
Es entonces cuando se hace un alto a la música y ellos se separan, rápido, como si fueran las doce en punto el hechizo hubiese terminado. Vuelven a recuperarse cada uno a sí mismo y sonríen, esta vez con inocencia y son felices porque somos amigos y todo está bien.
Y así se ríen de las mismas cosas y bromean con las mismas personas, recuperando aquello que a veces pierden cuando es de noche, hay luces artificiales y la melodía comienza.
O por lo menos es así hasta que una nueva canción comienza.