17# Celos

Jul 28, 2008 16:36

Tema: 17# Celos
Autor: 
daynes 
Personaje: Luke Horner
Rating: PG
Tabla: Inteligencia emocional
Notas de la autora: Hace un montón que no publico nada por aquí y esto se lo había prometido hace tiempo a Dev xD La canción de Maria Mena va dedicada a esta pareja T_T Luke se esfuerza pero no logra recuperarse. Ver a Zia después de enterarse de lo de sus cartas con René le duele, creyendo que hay algo de nuevo entre ellos. Han pasado dos meses desde entonces y no puede más.

La representación había acabado. Ella estaba allí. Acababa de entrar y la puerta del camerino apenas sí había hecho ruido al cerrarse tras ella. De espaldas a ella, podía ver por el espejo que  se mantenía de pie. Dos meses y la compañía había vuelto a Londres. - Ojalá hubiera estado fuera tres años...-. Silencio. No era capaz de nada más. La sonrisa de ella reflejada en el espejo le hizo apretar los puños.

- Ya habéis vuelto - Zia dejó la puerta atrás y se acercó hasta él, con paso tranquilo.

- Sí - Se sentó aún sin mirarla. Deseaba  abrazarla, tenerla de nuevo entre sus brazos pero estaba cansado. No podía soportar de nuevo que ella...

- Luke...yo...tal vez no sea el momento, pero tengo algo que decirte - Al final lo iba a confesar todo. ¿Por qué le recordaba aquello a cuando tenía quince años y ella le explicó como se había acostado con uno de sus mejores amigos. ¿Por qué? Surgió y ya está. La verdad era que no quería escucharla. Volvería a hacerle daño. Era un ciego con ella. No podía ver hasta que era demasiado tarde que no existía confianza entre ellos.- No le importo -. Sacó de un cajón una pequeña toalla y algo para desmaquillarse. Seguir con la rutina le ayudaría a no salir corriendo, a no astillar la puerta al dar un portazo.

- Dime - Disimulaba, escondiendo la frialdad. Si no lo hacía se volvería loco. - Otra vez... otra vez...-. No puedo evitar tensarse cuando ella tomó asiento a su lado y sus brazos le rodearon. ¿Qué haría ahora ella? Apelar a su corazón. Como siempre había hecho.

- No es algo que... bueno, pensara que ocurriría dentro de mucho tiempo - Notaba el movimiento de la cabeza de ella, buscando sus ojos.- ¿Ocurre algo? - La piel tensa del pecho dolía- ¿Luke? - Era actor pero si decía que no ella sabría que mentía.

- Dímelo tu. - Sus brazos alrededor de él cedieron un poco.

- Tal vez sea mejor que hablemos en otro momento.- No, no iba a soportar aquella bilis en la boca una noche más.

- No, habla - La toalla arrastró parte del maquillaje - Te escucho - Demasiado fría. Cuando más deseaba actuar su cuerpo le traicionaba. La miró por fin y la pregunta de ella aún seguía flotando en su mirada.- Continua.

Zia agachó la cabeza.- Tal vez sea mejor que sea directa...-. Dejó escapar un suspiro y una suave sonrisa apareció en su cara cuando volvió a levantarla.- Estoy embarazada.

Su expresión se quedó congelada en el espejo. Ciertamente no era lo que esperaba.

- Felicidades - No sonreía. No podía. Llevaba demasiados meses torturado.

Silencio y él no iba a desaprovecharlo.

- ¿Aún le sigues viendo? - Al parecer por fin se dio por enterada. Hablaba de René. Levantó la vista y vio la cara de Zia.  La boca entreabierta y una expresión de desconcierto en el brillo de los ojos. - Vi las cartas el último día que estuve contigo. ¿Son de él, verdad? - Ella abrió la boca y la volvió a cerrar.

- Sí, son suyas pero no es lo que piensas. Créeme.

- Si quieres intentar convencerme, invéntate algo mejor. Esa frase debe de tener derechos de autor y te va a salir muy cara utilizarla sin razón - Siguió desmaquillándose. Durante unos quince segundos hubo un silencio tenso, tan solo roto por la respiración entrecortada de ella. Él la había perdido ese último día juntos, de madrugada, antes de cerrar la puerta de la habitación.

- Luke... no... no puedes creer de verdad que yo...

- Sí.

- ¡No! Desde que te encontré de nuevo, nunca ¿Me entiendes? Nunca ha habido nadie más - Luke se encogió de hombros, para evitar que ella viera como empezaban a temblarle las manos. Se levantó. No podía seguir más tiempo sentado a su lado, acercándose al armario y buscando en él algo que ponerse.

- ¿Solo René entonces? - sus párpados se entrecerraron de espaldas a ella, mientras cogió unos pantalones tejanos y un jersey azul oscuro.

- René me escribe y yo le escribo. Si supieras como lo está pasando de mal.

- Me alegro.

- No puedes decirlo en serio. - Casi le dieron ganas de reír.

- Por supuesto que sí. - Se quitó el albornoz se puso los pantalones. Se volvió hacia ella con el ceño fruncido  - ¿Por qué debería sentir yo compasión por él? ¿Qué le debo? ¿Debería estarle agradecido por todo lo que me ha causado?

-  Luke, si me dejas explicarte. No es nada  más que una amistad.

- Claro - Sonrió lleno de sarcasmo - Una amistad con la que follaste por el simple hecho de que te apetecía. Zia, no me tomes por idiota. - Sus ojos demostraban que cada palabra que soltaba se clavaba un poco más en los restos de su alma. Ella seguía callada, ni una palabra. Siempre era igual. Se puso el jersey y se acercó hasta el pequeño lavabo. Abrió el grifo y el agua fría empezó a correr. Dejó que empaparan sus manos mientras dejaba escapar un largo suspiro y con ello parte de una agonía que le superaba. Si no lo hubiera hecho se habría ahogado.- Creí que de verdad esto podría funcionar pero...- Se agachó y el agua resbaló por su cara, acabando de meter toda la cabeza al final, queriendo deshacerse de últimos recuerdos que desde hacía un par de meses había pasado a ser demasiado dolorosos. Se levantó, cerró el grifo y se pasó las manos por el pelo húmedo. Lo había dejado crecer un poco en el tiempo que habían vuelto a estar juntos. Molestaba. Tendría que volver a cortárselo. - ...Pero no puedo confiar en ti. - Se giró hacía ella, apoyando las manos a cada lado del lavabo. No se había movido de su asiento.

Agachó la cabeza. Zia nunca le había parecido tan frágil. Le dolía verla así y saber que había sido él quién lo había provocado.

- Comprendo - Levantó la vista hacía ella y su mirada encontró la suya. Su aspecto podría ser todavía el de una adolescente pero sus ojos le decía otra cosa - No me creas si no quieres pero si estoy embarazada es cosa tuya.

- Entendería que después de esto quisieras abortar.

- Eso es cosa mía - La miró detenidamente. Algo le decía que no lo haría. Se cruzó de brazos y agachó la mirada. Era difícil en esa situación mantenerla mucho tiempo.

- Sería lo mejor para ti. Tienes que acabar tus estudios. No creo que quisieras cargar con un niño tu sola. No sería más que un estorbo para ti - La escuchó levantarse. Aquello era el final. No le dio tiempo ha decir nada más cuando su mano se estampó en su cara.

- Ya te he dicho que es cosa mía. - La rabia surgía en cada palabra.

- Lo siento - Sabía reconocer cuando se había pasado de la raya.

- Al fin y al cabo ya supones que tu no eres el padre, así qué ¿qué más te da? - Tenía razón.

- Es cierto - Se apartó de ella. Tenerla demasiado cerca dejaba a la vista que ella era su debilidad. - Haz lo que te dé la gana - Le dio la espalda, con una de las manos acariciando sin ver una foto de una antigua representación que estaba en la pared.

Por un momento le llegó a la mente el hecho de que podría haberse equivocado, de que ella le estuviera diciendo la verdad, de que, después de todo, no había habido nadie más que él en todo aquel tiempo. La mano resbaló un poco, arrastrando con ello parte del polvo acumulado por el marco y el cristal. Su mirada tan intencionada delante de los demás haciendo que él tuviera que utilizar todo su control para no tirarse sobre ella en aquellos momentos, sus brazos... Su cuerpo tan pequeño comparado con el suyo, pero que cada día juntos descubría cosas nuevas de él, como donde hacer que toda su piel se estremeciera casi sin querer. La mano acabó cayendo al igual que las gotas de agua que resbalaban por la nuca, empapando su espalda. - Vete - Apenas un susurro, la voz cortada, sabiendo que toda su felicidad se iría con ella de nuevo. Ni un paso ni un solo movimiento que le indicase algo - Vete - No tenía fuerzas para nada más. Casi pudo escuchar como ella atragantaba las palabras, casi podía oír su nombre... pero lo único que le llegó al final fue la puerta del camerino cerrándose, suave , ligera.

De nuevo las manos en la pared, desmoronándose hasta caer de rodillas, apretando los puños para reprimir la lágrimas que salían en desorden. No podía más. Ya estaba hecho.

escritor:daynes, celos, personaje:luke horner

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