Life is chemistry. Parte IV: Muchas horas después- (Glee; Kurt/Quinn)
Fandom: Glee
Título: 4. Life is chemistry: Muchas horas después
Personajes: Quinn Fabray. Kurt Hummel. Menciones a Noah Puckerman, Blaine Anderson, Rachel Berry, Santana López.
Parejas: Quinn/Kurt (yes, because I'm cool like that). Klaine, Quick. Una mención de Klainchel.
Tabla: A de palabras de Física
Tema: Fricción
Extensión: 1316 palabras
Advertencias: AU desde el 3x08, porque Quinn no va a Yale, no estudia teatro, sino educación inicial y vive con Puck en NY como en el universo de Cambio, vamos. Infidelidad.
Notas: Cuando se me va la olla, se me va bien.
Masterlist
- Me manchaste la ropa.- Fue lo primero que dijo Kurt cuando Quinn rompió el beso que él no había retribuido.
Quinn tuvo ganas de sacudirlo un poco o de reírse en su cara, pero lo único que le salió fue un gesto amargo y un comentario ácido, quizás demasiado ácido.
- Es sólo una camiseta, Kurt.
Él la miró serio, sin sonreír pero sin poner una de sus características malas caras.
- Nada es sólo una camiseta, Quinn.
Y entonces Quinn lo besó por segunda vez.
( - ¿Por qué me besaste?- Preguntaría él muchas horas después.
- Porque tenías razón y quería hacerte callar. Y porque se sentía bien, de una extraña manera.
- ¿Y por qué me besaste la primera vez?
- Porque está en mi naturaleza.- Respondería ella mirando el techo del cuarto con ojos pensativos, y él asentiría con la cabeza como si lo que ella acabase de decir tuviera perfecto sentido.)
Kurt correspondió a ese beso. Se besaron desordenado y sucio en el piso de la cocina, hasta que fue él quien rompió el beso.
- Se va a quemar la comida. Además, esto se está poniendo perturbadoramente asqueroso.
- ¿El suelo o yo?
- Lo dejo a tu criterio.
Él se puso de pie y le ofreció una mano para ayudarla a levantarse, porque nunca había sido nada menos que un caballero. Aún después de tanto contacto, él seguía dándole pequeños golpes de electricidad.
- Que cargado que estás.
- Suele pasarme en noches de tormenta.
(- ¿Fue la primera vez que besaste a una mujer?- Preguntaría ella muchas horas después.
- No.- Respondería él sin mirarla a los ojos.
- ¿Quién fue la primera mujer que besaste?- Replicaría ella, obstinada.
- Brittany.- Respondería él, seco y brusco.- No quiero hablar de eso. Sería hablar de mí y de mi padre y de mis miedos, y no de Brittany. No vale la pena.- Zanjaría el tema él sin derecho a réplica.
Ella se mordería los labios de ganas de saber más, pero sabría reconocer obstinación al verla, y no preguntaría nada.)
Comieron en silencio, y Quinn se mordió la lengua para no soltar los elogios que cada bocado despertaba en su paladar, porque Kurt estaba horriblemente callado, y jugaba con la comida en su plato sin probar bocado, y ella podía jugar el papel de la Reina del Hielo con la espalda rígida y comiendo sin una mueca mejor que cualquiera.
Cuando terminó el plato de pasta, Quinn tomó su vaso de agua de a sorbos discretos. Luego se limpió delicadamente las manos, e inmediatamente después clavó su intensa mirada sobre Kurt.
Sin embargo, no lo acusó de nada, ni le hecho nada en cara. Sin embargo, tampoco le pidió perdón.
- ¿Te arrepientes?- Le preguntó.
La miro a los ojos por unos instantes, y ella no le desvió la mirada.
- No lo sé.- Suspiró finalmente él.
Esa fue toda la clave que ella necesitaba para ponerse de pie, acercarse a él, tomar su rostro entre las manos y besarlo otra vez.
Fue él quien se puso de pie y los dirigió con pasos vacilantes al cuarto, mientras ella se reía entre dientes porque él claramente no tenía ni la más puta idea de por dónde la estaba llevando.
( - ¿Te arrepientes?- Le preguntaría él muchas horas después.
- Siempre me arrepiento. De lo que hago, y de lo que no hago también. Mi vida es simplemente una sumatoria de culpas, y una lucha constante por ver qué culpa le gana a la otra. Eso no significa que no lo volvería a hacer.
- Eso es mucho dolor para cargar en una sola persona, Quinn.
- No es como si tú estuvieras en posición para hablar sobre eso.
- Ese es tan no el punto de esto, Quinn. Tan no el punto.
- Eso no lo hace menos cierto.)
Él la desvistió con parsimonia y cuidado y ella sonrió entre dientes.
- ¿Siempre eres tan cuidado con la ropa?
- Esa es una pregunta estúpida.
- ¿Y siempre eres tan cuidado, en general? ¿Eres así también con…?
- No te atrevas.- La interrumpió él, con los ojos relampagueantes.- No te atrevas a decir lo que los dos sabemos que ibas a decir.
- ¿Por qué? ¿Qué harás si lo hago?
- Cállate Quinn.
- Hazme callar.
Y él la besó desde el esternón hasta el ombligo, desabrochando uno por uno los botones de la camisa a su paso, y ella arqueó la espalda.
- No me provoques.
- Creo que no has entendido el punto de nada de todo esto.
- Creo que ninguno de los dos ha entendido nada.
- ¿Y eso es realmente tan terrible?
- Cállate, Quinn. Por favor, cállate.
(- ¿Fue la primera vez que te acostaste con una mujer?- Preguntaría ella muchas horas después.
- No.- Respondería él simplemente.
- ¿Quién? ¿Cuándo?- Insistiría ella, apoyándose sobre sus codos, curiosa.
- Los primeros años de universidad fueron años muy interesantes de mi vida.
- ¿Rachel?
- Rachel.
- Wow. Estoy impresionada. ¿Lo sabe Santana?
- Supongo. Ella y Blaine se cuentan todo. Y con todo, me refiero a todo.
- Lo sé. ¿Pero lo sabe Blaine?
- Por supuesto que lo sabe Blaine. Blaine estaba ahí.
- Whoa. ¿Me estás queriendo decir que…?
- No te estoy queriendo decir nada. Te lo estoy diciendo. Sí, Blaine y Rachel y yo hicimos un trío. Te dije que habían sido años de mi vida muy interesantes.
- Wow. Estoy impresionada.
- No sé si eso es un insulto o un halago.
- Quizás ambos.)
Ella intentó quitarse la camisa, pero él la detuvo.
- Déjatela puesta.
Quinn se acomodó a horcajadas sobre su regazo y le mordisqueó el cuello.
- ¿Te excita que tenga una camisa de hombre?
- No seas ridícula.
- Quizás te excita que sea de Puck, ¿no? Vamos, no puedes decirme que nunca lo miraste de reojo un poco con ganas…
Él la aparto con brusquedad.
- ¿Por qué haces eso? ¿Qué necesidad tienes de traerlos ahora a colación?
- Si vamos a cometer el pecado de todas formas, mejor cometerlo bien, ¿no?
- Te das cuenta de que eres un poco perversa, ¿no?
- No sé si lo dices como si fuese una virtud o un defecto.
- Créeme, si lo supiera, no estaríamos en esta situación.
(- ¿No te sientes mal por Puck?- Preguntaría él muchas horas después.
- Sí y no.- Contestaría ella prometiendo una respuesta tan dolorosa y tan complicada que él preferiría no seguir indagando.)
Al final volvieron a besarse, porque mientras se besaban no podían seguir enredándose y haciéndose daño. Por muy estúpido que pareciese, mientras se besaban, el pecado era un poco menos grave y un poco menos real.
Y, además, el pecado ya estaba comenzado. ¿Cuál era el peligro de terminarlo?
Ninguno de los dos se paró a pensar en las contradicciones, quizás porque los dos están hechos de contradicciones.
(- ¿No te sientes mal por Blaine?- Preguntaría ella muchas horas después.
- Es muy complicado, Quinn. No hablemos de eso ahora, por favor.
- Está bien. Mañana.
- Mañana. Te lo prometo.)
No se abrazaron en la cama después del sexo. Quinn se quitó ceremoniosamente la camisa, indecisa sobre si debería lavarla, quemarla o dejarla como estaba. Kurt volvió a ponerse la ropa, porque aparentemente no le gustaba estar desnudo, y Quinn no pudo evitar preguntarse si sería igual con Blaine. Por algún extraño motivo, pensar en Blaine era menos doloroso que simular que no existía.
Se calzó el camisón que guardaba debajo de su almohada, se dirigió a la cocina y a los quince minutos volvió con dos tazas de té de manzanilla y miel.
- ¿Qué carajo estamos haciendo, Kurt?
(- ¿No te sientes tú mal por Blaine?- Preguntaría él muchas horas después.
- Mil veces peor que por Puck.)
Título: 4. Life is chemistry: Muchas horas después
Personajes: Quinn Fabray. Kurt Hummel. Menciones a Noah Puckerman, Blaine Anderson, Rachel Berry, Santana López.
Parejas: Quinn/Kurt (yes, because I'm cool like that). Klaine, Quick. Una mención de Klainchel.
Tabla: A de palabras de Física
Tema: Fricción
Extensión: 1316 palabras
Advertencias: AU desde el 3x08, porque Quinn no va a Yale, no estudia teatro, sino educación inicial y vive con Puck en NY como en el universo de Cambio, vamos. Infidelidad.
Notas: Cuando se me va la olla, se me va bien.
Masterlist
- Me manchaste la ropa.- Fue lo primero que dijo Kurt cuando Quinn rompió el beso que él no había retribuido.
Quinn tuvo ganas de sacudirlo un poco o de reírse en su cara, pero lo único que le salió fue un gesto amargo y un comentario ácido, quizás demasiado ácido.
- Es sólo una camiseta, Kurt.
Él la miró serio, sin sonreír pero sin poner una de sus características malas caras.
- Nada es sólo una camiseta, Quinn.
Y entonces Quinn lo besó por segunda vez.
( - ¿Por qué me besaste?- Preguntaría él muchas horas después.
- Porque tenías razón y quería hacerte callar. Y porque se sentía bien, de una extraña manera.
- ¿Y por qué me besaste la primera vez?
- Porque está en mi naturaleza.- Respondería ella mirando el techo del cuarto con ojos pensativos, y él asentiría con la cabeza como si lo que ella acabase de decir tuviera perfecto sentido.)
Kurt correspondió a ese beso. Se besaron desordenado y sucio en el piso de la cocina, hasta que fue él quien rompió el beso.
- Se va a quemar la comida. Además, esto se está poniendo perturbadoramente asqueroso.
- ¿El suelo o yo?
- Lo dejo a tu criterio.
Él se puso de pie y le ofreció una mano para ayudarla a levantarse, porque nunca había sido nada menos que un caballero. Aún después de tanto contacto, él seguía dándole pequeños golpes de electricidad.
- Que cargado que estás.
- Suele pasarme en noches de tormenta.
(- ¿Fue la primera vez que besaste a una mujer?- Preguntaría ella muchas horas después.
- No.- Respondería él sin mirarla a los ojos.
- ¿Quién fue la primera mujer que besaste?- Replicaría ella, obstinada.
- Brittany.- Respondería él, seco y brusco.- No quiero hablar de eso. Sería hablar de mí y de mi padre y de mis miedos, y no de Brittany. No vale la pena.- Zanjaría el tema él sin derecho a réplica.
Ella se mordería los labios de ganas de saber más, pero sabría reconocer obstinación al verla, y no preguntaría nada.)
Comieron en silencio, y Quinn se mordió la lengua para no soltar los elogios que cada bocado despertaba en su paladar, porque Kurt estaba horriblemente callado, y jugaba con la comida en su plato sin probar bocado, y ella podía jugar el papel de la Reina del Hielo con la espalda rígida y comiendo sin una mueca mejor que cualquiera.
Cuando terminó el plato de pasta, Quinn tomó su vaso de agua de a sorbos discretos. Luego se limpió delicadamente las manos, e inmediatamente después clavó su intensa mirada sobre Kurt.
Sin embargo, no lo acusó de nada, ni le hecho nada en cara. Sin embargo, tampoco le pidió perdón.
- ¿Te arrepientes?- Le preguntó.
La miro a los ojos por unos instantes, y ella no le desvió la mirada.
- No lo sé.- Suspiró finalmente él.
Esa fue toda la clave que ella necesitaba para ponerse de pie, acercarse a él, tomar su rostro entre las manos y besarlo otra vez.
Fue él quien se puso de pie y los dirigió con pasos vacilantes al cuarto, mientras ella se reía entre dientes porque él claramente no tenía ni la más puta idea de por dónde la estaba llevando.
( - ¿Te arrepientes?- Le preguntaría él muchas horas después.
- Siempre me arrepiento. De lo que hago, y de lo que no hago también. Mi vida es simplemente una sumatoria de culpas, y una lucha constante por ver qué culpa le gana a la otra. Eso no significa que no lo volvería a hacer.
- Eso es mucho dolor para cargar en una sola persona, Quinn.
- No es como si tú estuvieras en posición para hablar sobre eso.
- Ese es tan no el punto de esto, Quinn. Tan no el punto.
- Eso no lo hace menos cierto.)
Él la desvistió con parsimonia y cuidado y ella sonrió entre dientes.
- ¿Siempre eres tan cuidado con la ropa?
- Esa es una pregunta estúpida.
- ¿Y siempre eres tan cuidado, en general? ¿Eres así también con…?
- No te atrevas.- La interrumpió él, con los ojos relampagueantes.- No te atrevas a decir lo que los dos sabemos que ibas a decir.
- ¿Por qué? ¿Qué harás si lo hago?
- Cállate Quinn.
- Hazme callar.
Y él la besó desde el esternón hasta el ombligo, desabrochando uno por uno los botones de la camisa a su paso, y ella arqueó la espalda.
- No me provoques.
- Creo que no has entendido el punto de nada de todo esto.
- Creo que ninguno de los dos ha entendido nada.
- ¿Y eso es realmente tan terrible?
- Cállate, Quinn. Por favor, cállate.
(- ¿Fue la primera vez que te acostaste con una mujer?- Preguntaría ella muchas horas después.
- No.- Respondería él simplemente.
- ¿Quién? ¿Cuándo?- Insistiría ella, apoyándose sobre sus codos, curiosa.
- Los primeros años de universidad fueron años muy interesantes de mi vida.
- ¿Rachel?
- Rachel.
- Wow. Estoy impresionada. ¿Lo sabe Santana?
- Supongo. Ella y Blaine se cuentan todo. Y con todo, me refiero a todo.
- Lo sé. ¿Pero lo sabe Blaine?
- Por supuesto que lo sabe Blaine. Blaine estaba ahí.
- Whoa. ¿Me estás queriendo decir que…?
- No te estoy queriendo decir nada. Te lo estoy diciendo. Sí, Blaine y Rachel y yo hicimos un trío. Te dije que habían sido años de mi vida muy interesantes.
- Wow. Estoy impresionada.
- No sé si eso es un insulto o un halago.
- Quizás ambos.)
Ella intentó quitarse la camisa, pero él la detuvo.
- Déjatela puesta.
Quinn se acomodó a horcajadas sobre su regazo y le mordisqueó el cuello.
- ¿Te excita que tenga una camisa de hombre?
- No seas ridícula.
- Quizás te excita que sea de Puck, ¿no? Vamos, no puedes decirme que nunca lo miraste de reojo un poco con ganas…
Él la aparto con brusquedad.
- ¿Por qué haces eso? ¿Qué necesidad tienes de traerlos ahora a colación?
- Si vamos a cometer el pecado de todas formas, mejor cometerlo bien, ¿no?
- Te das cuenta de que eres un poco perversa, ¿no?
- No sé si lo dices como si fuese una virtud o un defecto.
- Créeme, si lo supiera, no estaríamos en esta situación.
(- ¿No te sientes mal por Puck?- Preguntaría él muchas horas después.
- Sí y no.- Contestaría ella prometiendo una respuesta tan dolorosa y tan complicada que él preferiría no seguir indagando.)
Al final volvieron a besarse, porque mientras se besaban no podían seguir enredándose y haciéndose daño. Por muy estúpido que pareciese, mientras se besaban, el pecado era un poco menos grave y un poco menos real.
Y, además, el pecado ya estaba comenzado. ¿Cuál era el peligro de terminarlo?
Ninguno de los dos se paró a pensar en las contradicciones, quizás porque los dos están hechos de contradicciones.
(- ¿No te sientes mal por Blaine?- Preguntaría ella muchas horas después.
- Es muy complicado, Quinn. No hablemos de eso ahora, por favor.
- Está bien. Mañana.
- Mañana. Te lo prometo.)
No se abrazaron en la cama después del sexo. Quinn se quitó ceremoniosamente la camisa, indecisa sobre si debería lavarla, quemarla o dejarla como estaba. Kurt volvió a ponerse la ropa, porque aparentemente no le gustaba estar desnudo, y Quinn no pudo evitar preguntarse si sería igual con Blaine. Por algún extraño motivo, pensar en Blaine era menos doloroso que simular que no existía.
Se calzó el camisón que guardaba debajo de su almohada, se dirigió a la cocina y a los quince minutos volvió con dos tazas de té de manzanilla y miel.
- ¿Qué carajo estamos haciendo, Kurt?
(- ¿No te sientes tú mal por Blaine?- Preguntaría él muchas horas después.
- Mil veces peor que por Puck.)