Fandom: Glee
Título: 3. Life is chemistry: Un golpe de electricidad
Personajes: Quinn Fabray. Kurt Hummel. Menciones a Noah Puckerman y Blaine Anderson.
Parejas: Quinn/Kurt (yes, because I'm cool like that). Klaine, Quick.
Tabla: A de palabras de Física
Tema: Estática
Extensión: 755 palabras
Advertencias: AU desde el 3x08, porque Quinn no va a Yale, no estudia teatro, sino educación inicial y vive con Puck en NY como en el universo de Cambio, vamos. Infidelidad.
Notas: Cuando se me va la olla, se me va bien.
Masterlist - Kurt, no hace falta que te molestes.
- No es una molestia.
- Pero, en serio, no es necesario que…
- Mira, Lucy Q. Fabray, estoy cocinando porque no pretenderás que coma pizza comprada y de ayer, ¿verdad?- Kurt la observaba con la cuchara de madera amenazadoramente alzada en una mano, y la otra mano sobre la cadera, y a Quinn le hubiera gustado reírse, pero jamás se hubiera atrevido a contradecirlo.- Eso me imaginaba. Así que por favor sal de mi vista y deja de ser más un estorbo que una ayuda.
Quinn salió de la cocina arrastrando los pies pero con la cabeza alta, y aunque no terminaba de sentirse cómoda con la idea de estar con Kurt, menos aún lograba conciliarse con la idea de Kurt con completa libertad de movimiento en su cocina- su cocina. La cocina de su casa.-, así que de todos modos se acomodó con los brazos cruzados apoyada contra el marco de la puerta.
- ¿Qué estás cocinando?
- Lo que puedo.
- No tengo ni la menor idea de lo que eso significa.
- Significa que estoy tratando de hacer lo mejor posible con los escasos y paupérrimos ingredientes que tengo a mi disposición. Realmente no cocinan nunca, ¿verdad?
- Puck no tiene tiempo, con lo de las clases nocturnas, y el cuartel, y todo.
- ¿Y tú? ¿No cocinas?
- Cocinar no está en mi rango de super-poderes, no. Ya sabes, no puedes tenerlos todos, en la repartija hay siempre uno que tienes que dejar fuera.
- Mmm. No, la verdad que no lo sé. Yo me las he arreglado para tenerlos todos.
Primero muerta antes que admitirlo, pero no pudo evitar que se le escapase una sonrisa.
- Oh, Kurt. Oh, Kurt.
- ¿Qué? Vamos, dime un solo super-poder que no tenga. Uno sólo.
- Uno no pone en evidencia a sus amigos así como así, Hummel.
- Te estás suavizando con los años, Fabray. Ya no eres lo que solías ser.
- Son los niños. Y Puck. Sobre todo Puck.
- Ya veo.
Se vieron envueltos en el silencio más cómodo que habían compartido hasta ese momento, hasta que finalmente Kurt lo interrumpió.
- Yo podría enseñarte, si quisieras.
- ¿Qué?
- A cocinar. Puedo enseñarte, si quieres.
- Lo que Natura non da, Salamanca non presta, Kurt. Sería una absoluta causa perdida.
- No te digo que vayas a ser una profesional, ni que vayas a vivir de esto. Pero podrías sacar algo decente. Lo suficiente como para sorprender a… a Puck, ¿no? Y nadie puede decir que no soy un buen profesor. Pregúntale a Blaine, si no. Le enseñé todo lo que sabe… y debo decir que estoy gratamente sorprendido de que no es poco.- La conversación era amena, agradable, pero Quinn no podía evitar la impresión de que Kurt había sacado a relucir el nombre de Blaine como si fuese un arma. Como si él estuviese defendiéndose del nombre de Puck que ella había sacado a colación antes.
- Tal vez algún día, Kurt. Tal vez algún día. En este momento, lo único en lo que puedo pensar es en lo delicioso que huele lo que estás preparando.
- ¿Quieres venir a probar?
- Ya que lo ofreces tan amablemente.
Un delicioso vaho inundaba la cocina y la sensación simple felicidad porvocada por el olor de buena comida casera y caliente inundaba el alma de Quinn sin que pudiese hacer nada por evitarlo. Kurt sonreía con la sonrisa del gato que se comió la crema y le extendía la cuchara de madera llena de un preparado que se veía casi tan bien como olía. Quinn extendió la mano para tomar la cuchara de la de Kurt, y al rozarse sus manos, sintió un fuerte correntazo eléctrico recorriéndole la piel.
Un corrientazo eléctrico literal.
En un impulso, retiró la mano rápidamente y dejó caer la cuchara. Kurt la observó con el ceño fruncido, sin comprender, durante un instante, pero de todos modos se inclinó para recuperar la cuchara mientras Quinn, deshaciéndose en disculpas, hacía lo mismo.
Se chocaron sus rodillas, y Kurt volvió a darle un correntazo eléctrico, y Quinn perdió el equilibrio de la sorpresa, y Kurt se inclinó sobre ella para ver si estaba bien, y en medio de la maraña de brazos y piernas en esa comprimida y diminuta cocina, Quinn lo besó y sintió un golpe de electricidad recorriéndole los labios y la piel.
Un golpe de electricidad literal. Y quizás uno no tan literal también.