Título: La fauna silvestre de Chicago.
Fandoms: Katekyo Hitman Reborn!/The Dresden Files.
Claim: Fran, Gokudera, Squalo, Harry y otros :D (?).
Advertencias: Spoilers del Arco del Futuro de KHR, pero ubicado años antes de ese arco. Menciones de dos personajes poco importantes que aparecen en Death Masks, pero más allá de eso, nada. OoC, sosedad al extremo y eso.
Continuación de:
Intercambio de información.Notas: Ahahaha, una parte de esto ya la tenía escrita antes. La que escribí hoy quedó TAN SOSA. Pero bueno, desde anoche que quería seguirlo, y ponerme a leer teorías de DF me dio el incentivo que me faltaba xD. A-algún día, cuando al menos Lug avance más con DF, escribiré un xover serio de estos fandoms, rly |D. DAN PARA TANTO. (De momento esto es pura dorkedad, porque es imposible ponerse serio sin spoilear u.ú).
Squalo golpeaba el pie nerviosamente contra el suelo. ¿Por qué tenía que estar allí, de todas maneras? Para algo habían enviado a un estúpido Vongola, ¿no? Porque los negocios eran sus asuntos. Los Varia eran asesinos después de todo, no tenían que andar dando explicaciones acerca de lo que hacían.
Excepto que aparentemente sí tenían que. Y por eso Squalo estaba en esa lujosa habitación, mirando impacientemente al hombre que tenía sentado en frente suyo (al cual había tenido que explicarle con detalles el motivo de su misión), mientras intentaba ignorar a la hermosa mujer rubia que los miraba muy fijamente. Era fácil imaginar que el enorme matón que estaba en la puerta no existía, porque Squalo había asesinado a cientos de tipos con ese aspecto, pero la mujer era completamente insoportable. Su fría mirada le ponía los pelos de punta, por algún motivo. Algo dentro suyo le alertaba acerca de ella, como un instinto inexplicable.
Al final, luego de que Fran hubiese bostezado descaradamente (Squalo había tenido que traerlo consigo a la reunión, para evitar que los demás destruyeran el resto del edificio intentando asesinarlo), el hombre había aceptado las explicaciones.
-Sólo una pregunta. ¿Cuál es el papel del chico en todo esto? -preguntó el mafioso, mirando al ilusionista.
Squalo frunció el entrecejo. Es decir, aún más que antes.
-Es uno de nuestros miembros importantes -respondió, tratando de ocultar la irritación en su voz. Quería. Irse. Ya.
Fran levantó la mano haciendo el signo de la paz, aunque manteniendo su expresión monótona.
-Yay, Capitán, al fin admite que soy importante.
Si las miradas asesinaran…
El hombre que estaba sentado detrás del escritorio, observándolos, asintió con la cabeza y les indicó que podían retirarse.
¡Por fin! Eso de la cordialidad estaba acabando con su paciencia más rápidamente de lo que Bel podía lograrlo.
Pero había cantado victoria muy pronto, porque Fran levantó la mano como si fuera un niño pequeño para hacer una pregunta, antes de que pudiera salir de la habitación. El mafioso con el que estaban negociando arqueó las cejas expectante.
-Los rumores dicen que usted es un asociado del mago, señor Marcone. ¿Sabe dónde puedo encontrarlo?
Incluso la mujer rubia lo miró sorprendida por la pregunta, pero quien se llevó el premio por la expresión más divertida de shock fue Squalo. ¿Hasta la mafia del lugar…? ¡¿Qué tenían todos con ese estúpido mago?!
-¿Se puede saber por qué preguntas? -interrogó Marcone, sin mostrar ninguna emoción en su rostro.
-Quiero contratarlo como mi ayudante de superhéroe.
Luego de un breve silencio, Marcone, Gard y Hendricks estallaron en risas genuinas. Finalmente Fran se fue del lugar con la dirección del departamento de Harry, y algo le dijo que se la había “ganado” por hacer reír al jefe mafioso de Chicago.
-
Gokudera había ido aquella mañana a visitar la oficina del Mago (la noche anterior cuando había abandonado el cuartel de los Varia, a mitad de camino se dio cuenta de que era demasiado tarde para ir), pero el hombre no se había presentado al trabajo por algún motivo. Quizás tendría asuntos… mágicos que atender ese día.
(Harry se habría reído mucho de haber oído eso, considerando que en realidad se había ausentado porque la cabeza le dolía demasiado como para siquiera levantarse de la cama).
Decepcionado se había dedicado a dar algunas vueltas por Chicago (conocer la ciudad, ir al museo a ver Sue, esas cosas) antes de decidir regresar al hotel para descansar. Esperaba tener suerte el próximo día, porque no podía quedarse demasiado tiempo allí. Debía regresar pronto a Japón para proteger al Décimo.
El fuerte estruendo de una explosión generada detrás suyo detuvo sus cavilaciones. Y cómo no, a decir verdad. Sorprendido, pero sin bajar la guardia, se volteó a ver qué había producido aquello…
…Para encontrarse con Fran huyendo de algo que, presupuso, se trataba de algún Varia. Lo que le faltaba.
No pudo evitar relajarse un poco. Aquello era algo de todos los días. Así habían destruido la Mansión Vongola en varias oportunidades, de hecho. Mas algo no encajaba del todo.
El ilusionista no tardó en divisar a Gokudera también, y rápidamente se dirigió hacia él, deteniéndose detrás suyo para usarlo de escudo.
-¡No me metas en tus asuntos, rana estúpida! -se apresuró a gritar el italiano, molesto-. ¡¿Y qué hacen ustedes aquí de todas maneras?!
-Vampiros.
Gokudera parpadeó sin comprender. Pero cuando desde el lugar donde antes se había producido la explosión (un viejo edificio abandonado al cual ahora le faltaba toda una pared, dicho sea de paso), una criatura humanoide similar a un murciélago gigante salió de entre los escombros, creyó comprender vagamente la situación.
-¡N-no puedo creer que esté viendo un vampiro de verdad! -exclamó el Guardián de la Tormenta, sus ojos brillando con emoción.
-Y por esto pensé que serías un buen escudo -dijo Fran despreocupadamente-. Demasiado imbécil para huir.
-
A la mañana siguiente fue su teléfono lo que lo despertó, a pesar de todos los esfuerzos que la alarma de Mickey Mouse había hecho a lo largo de la mañana para conseguir ese resultado. Harry se levantó de la cama, apenas soportando el inexplicable dolor de cabeza que estaba sintiendo nuevamente. Aquella mañana estaba mejor, sin embargo. Al menos podía levantarse.
Atendió el teléfono soltando un “¿Qué?” malhumorado.
-Nada de “¿Qué?”, Harry. Anoche volaron dos edificios cerca de tu zona, y espero por amor al Cielo que no hayas sido tú -respondió la voz de Murphy desde el otro lado de la línea.
-¡¿Qué?! -Esta vez la interrogación venía cargada con genuina incredulidad-. ¡Murph, te juro que esta vez no fue mi culpa!
Escuchó a la mujer suspirar. Ella ya confiaba lo suficiente en él como para creerle fácilmente. Por suerte, porque que lo atraparan por los únicos edificios que realmente no había quemado era lo único que le faltaba.
-Nadie sabe qué ocurrió. Simplemente explotaron -explicó Murphy-. Ambos estaban abandonados, y sólo encontraron una víctima.
Bueno, aquello sí que era un milagro. Una víctima de dos edificios destruidos…
-Pero aquí viene el detalle “divertido”. No es oficial, pero por la autopsia de Butters parece ser que el cadáver es de uno de tus vampiros. Bueno, si es que los restos que quedaron de esa cosa pueden llamarse “cadáver”.
Oh, genial. Se tomaba un día libre y ya volaban dos edificios y mataban a un vampiro. Las cosas simplemente no podían ir mejor.