Título: Un inocente pedido.
Fandoms: Katekyo Hitman Reborn!/The Dresden Files.
Claim: Fran+Murphy, entre otros.
Para:
ligabiss (discúlpame la decepción que será esto D: Prometo compensarte).
Advertencias: Spoilers del Arco del Futuro de KHR. Nada en especial para DF (aunque está situado después de Dead Beat, fui cuidadosa de no spoilear). Extrema sosedad y OoC ;_______;.
Notas: En realidad este es un one-shot relacionado con otra historia que tengo pensada escribir, y vendría a ser una escena que no se ve en dicha historia LOLU. Por eso Murphy conoce a Fran de antes. Un día todo esto tendrá explicación, sí señor :'D. Ugh, realmente no me gusta para nada -w-. La narración es patética, y siento que hice un espantoso OoC de Murphy y (esto es imperdonable) de Fran ;_;. Discúlpenme, cositos DDDD: Realmente lo intenté, pero esto fue lo mejor que pude hacer. N-no merezco volver a escribirlos nunca más *se va al rincón*.
Siete años no habían logrado que el primer encuentro se borrara de sus recuerdos, y no en el buen sentido. Porque definitivamente aquellas horas en las que había hecho de “niñera” tanto tiempo atrás, habían sido todo menos “agradables”. Y Harry algún día iba a pagar por eso.
Y si tan espantoso era el recuerdo de aquella ocasión, no era de extrañar que un escalofrío hubiese recorrido su cuerpo al escuchar aquella monótona voz.
-Señora Policía, no puedo creer que aún trabaje aquí luego de tanto tiempo.
Murphy se quedó de piedra luego de oír aquellas palabras, dejando caer las llaves de su auto que había estado llevando en su mano. Su mirada se clavó en la figura que estaba recargada contra la reja del estacionamiento, quien la observaba con el más puro desinterés.
Por amor a Dios, pensó, él no. Por favor, él no.
-¿Fran?
El chico ladeó un poco la cabeza (un gesto que parecía ser toda una hazaña con ese enorme y divertido sombrero de rana que llevaba), casi como diciendo “¿Quién más sino?”.
-¿No va a correr a abrazarme y llorar que me ha extrañado mucho en este tiempo?
Muy por el contrario, Murphy sacó su arma y la apuntó directamente a la cabeza de Fran.
-Fuera de mi vista -respondió la mujer, contundentemente-. Cualquier cosa que quieras, ve a pedírsela a Dresden.
-Oh, así que aquel “Si vuelvo a verte, juro que te asesino” que dijo la última vez que nos vimos era bastante literal. -El ilusionista no se movió un milímetro de donde estaba- Pero la verdad es que no logro encontrar al señor Dresden, y creí que usted sabría donde estaba.
“¿Ese bastardo tenía que irse justo ahora?”
Murphy bajó el arma y volvió a guardarla, para luego suspirar. Tal vez estaba exagerando un poco. Fran había sido un niño cuando lo había conocido, y los niños tendían a ser molestos. Siete años tal vez habían cambiado eso…
…Aunque no lo pareciera.
-Debe estar resolviendo algún caso. Espéralo y aparecerá.
-Pero eso es extremadamente aburrido.
Murphy le dirigió una mirada asesina al chico. ¿Le estaba viendo cara de payaso acaso? Cerró los ojos y contó pacientemente hasta diez, antes de tomar las llaves de su auto del suelo, y abrir la puerta subirse al mismo. No tenía por qué estar escuchando eso.
-Además de que una inocente chica podría estar en peligro en este momento, y no creo que pueda esperar demasiado tiempo -agregó Fran, sin cambiar en lo más mínimo su monótona voz.
La mujer volvió a detenerse y miró al muchacho.
-No te ves demasiado preocupado por eso.
-Creo que puede defenderse sola, pero mi pervertido Maestro puede ser muy sobreprotector en estos asuntos.
Fue entonces cuando una figura apareció de la nada junto a Fran. Era un hombre bastante más alto que el chico, con largo cabello azulado atado en una coleta, y un corte gracioso que le hacía recordar a una piña. El hombre era bastante apuesto, pero algo en él (dejando de lado el hecho de que tenía un ojo azul y otro rojo) le advertía a Murphy que no podía confiar en aquella persona. Que era peligroso.
Había visto “Veils” antes, o más bien, había visto gente (y otras criaturas) aparecer de ellos. Se veían exactamente así, como alguien apareciendo de la nada. Por lo que asumió que aquella persona había estado escondida bajo un Veil todo ese tiempo, y simplemente había decidido revelarse en aquel momento. Decidió ignorar el instinto que le decía que estaba equivocada.
-Teniente Murphy -habló el hombre con una voz calmada-, en vista de que el mago no está disponible, su ayuda podría ser bastante útil en este caso. Confío en mi estudiante, pero tengo entendido que para cualquier humano es difícil encargarse de tres ghouls al mismo tiempo, por más poderosa que sea la persona.
Había cierto tono de urgencia en la voz tranquila del hombre, pero Murphy no necesitó oír más. Oh, si alguien sabía algo acerca de enfrentarse contra ghouls, era ella.
Y también tenía muy en claro el daño que aquellas criaturas podían hacer. No sólo a su objetivo original, sino a todo lo que estuviera cerca.
Sabía, desde que había entrado en aquella línea de pensamiento, que no le quedaría otra opción más que ayudar.
-
Cuando llegaron al lugar (un oscuro terreno baldío en una zona donde nadie se acercaba) la escena que presenció fue espantosa.
Quedaban sólo dos ghouls allí (el tercero yacía muerto en un rincón, su cuerpo absolutamente destrozado), ambos peleando por el cuerpo de una joven que no podía haber tenido más de veinte años. La muchacha yacía inerte en el suelo, sus ojos (vacíos y sin brillo ya) estaban abiertos en una expresión de absoluto terror, un hilo de sangre caía desde su boca… Y lo peor, su torso y estómago estaban completamente destrozados, dejando ver una maraña de carne y órganos entre la oscura sangre que brotaba borbotones de las heridas. Murphy había presenciado cosas peores, pero no quitaba que la escena fuera perturbadora.
Sin embargo, la expresión de Fran no se alteró en lo más mínimo al ver aquello.
-¿Ve, Maestro? Le dije que estaría bien.
Murphy no estaba escuchándolo. Un segundo después de haber visto la escena, había sacado su arma rápidamente, y desde su lugar en las sombras, aprovechó la distracción de las dos criaturas para vaciar el contenido de su pistola en la cabeza de una de ellas. Con una increíble agilidad (en especial para ser una persona que se veía tan pequeña y frágil), la mujer abandonó su escondite en el momento exacto en que el otro ghoul se percataba de su presencia. No tardó en cargar el arma nuevamente para disparar al monstruo.
Pero éste fue mucho más rápido, y en un instante saltó en frente de ella, para luego golpearla con toda su fuerza, enviándola literalmente volando hasta la otra punta del terreno.
Por suerte, Murphy era bastante dura como para sobrevivir a eso y mantenerse conciente. Antes de que la criatura le saltara encima para comérsela literalmente, apuntó de nuevo su arma y le disparó en la cabeza varias veces seguidas.
Sabía tratar con ghouls.
Una vez que el cuerpo del monstruo cayó inerte sobre el suelo, Murphy se levantó adolorida del piso y miró a su alrededor. Fue entonces cuando notó que el cadáver de la joven ya no se encontraba allí. Había desaparecido por completo.
-Eso fue bastante impresionante. Y poco femenino. Al menos sé que nunca tendré que salvarla de algún villano.
Murphy se volteó para dirigirle una mirada de odio a Fran y responder con algún comentario sarcástico, pero olvidó su objetivo inmediatamente al ver que al lado del chico se encontraba la misma muchacha que, se suponía, estaba muerta. La joven se encontraba en perfecta condición, y de hecho miraba a la rubia fijamente, como si tuviera un poco de miedo de ella.
-¿Cómo…?
-Oh, es cierto. La gente idiota no sabe identificar lo que es real de una ilusión -dijo Fran, mirando a la chica que tenía a su lado, quien a su vez le dirigió una mirada de leve reproche-. Chrome engañó a los ghouls haciéndoles creer que estaba muerta, para que se mataran entre ellos.
Murphy lo observó en silencio unos segundos, y finalmente se dirigió hasta donde estaba el ilusionista, lo tomó por el cuello de la chaqueta, y tiró con fuerza de él hasta que el rostro del chico quedó a la misma altura que el de ella. La mirada de la mujer parecía ser capaz de abrir agujeros en el lugar donde se posara, la verdad.
-Tienes diez segundos para darme un motivo por el cual no deba matarte ahora mismo -amenazó Murphy, la ira reflejándose peligrosamente en su voz-. No sé qué has estado haciendo en estos años, pero ni ese hombre que apareció antes ni esta mujer son normales. Y me han arrastrado a sus problemas sin explicación alguna. Más vale que haya una excelente razón para eso.
Fran suspiró.
-Es usted muy bajita, señora Policía, y esta posición comienza a doler. ¿Podría por favor soltarme? -Fue todo lo que respondió, sin verse alterado en lo más mínimo por su situación.
Murphy estaba a punto de romperle la cara con su puño, cuando la otra joven le agarró del brazo en un intento de detenerla. Desde luego que si era por fuerza, no iba a lograrlo, pero Karrin dirigió su mirada hacia ella.
-En serio, siento… sentimos mucho las molestias. Realmente no queríamos traerle problemas -se apresuró a decir Chrome (la otra mujer no pudo evitar notar el fuerte acento japonés que se escuchaba en su voz)-. Ni tampoco al mago. Creo que Mukuro-sama simplemente se preocupó y pensó que quizás algo de ayuda podría serme útil.
Mas Murphy no iba a dejarse convencer tan fácilmente.
-No sé qué están haciendo aquí, pero los ghouls no se agrupan a menos que alguien los envíe. Sea lo que sea que están haciendo, más les vale llevarse sus problemas fuera de mi ciudad. -Sólo luego de decir eso soltó a Fran.
El chico se encogió de hombros despreocupadamente.
-Sólo estamos de paso. En unos días es la Reunión Anual con los estúpidos Vongola, no es como si pudiéramos quedarnos mucho tiempo aquí -miró al cielo pensativamente-. El imbécil de nuestro capitán sería capaz de venir hasta aquí para arrastrarme a Italia si no me presento.
La joven asintió ante eso.
-Ven, Chrome. Vamos a molestar a algunos vampiros ahora. Quizás podamos empezar otra guerra antes de irnos.
Murphy le tomó del brazo antes de que pudiera moverse, poniendo más fuerza de la necesaria en su agarre, y mirándolo asesinamente.
-¿Voy a tener que inventarme un cargo bajo el cual pueda arrestarte, acaso?
-¡N-no lo decía en serio, Teniente! -se apresuró a calmarla Chrome.
-Claro que sí. No tenemos otro lugar donde quedarnos hasta que el estúpido mago aparezca -la contradijo Fran, despreocupadamente.
Murphy los miró en silencio unos segundos, su odio incrementándose a medida que pensaba en la única solución posible.
-De acuerdo. Súbanse al auto -dijo finalmente, apenas logrando contener la ira y frustración que sentía.
-
Una vez que llegó a su casa, se apresuró en llamar a Harry y dejarle y mensaje muy, muy claro.
-Si no apareces en mi casa mágicamente en los próximos cinco segundos, voy a arrancarte las tripas y probar cuánto puedo cocinar con ellas mientras me miras moribundo desde tu mesa de tortura. Y te aseguro que va a doler.
Garantizado que Harry no tardó demasiado en mostrarse luego de escuchar el mensaje en su casilla, pero esa es otra historia.