La ciudad de los gatosUn joven viajaba solo, a su gusto, con una única maleta como equipaje. No tenía un destino. Se subía al tren, viajaba y, cuando encontraba un lugar que le atraía, se apeaba. Buscaba alojamiento, visitaba el pueblo y ppermanecía allí cuanto quería. Si se hartaba, volvía a subirse al tren. Así era como pasaba siempre sus
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