S H E O L
.I.
El "Neshiyya" era conocido como el club de moda de Seúl. Había abierto hacía unos años y en poco tiempo se había ganado la fama de ser un sitio exclusivo para un determinado tipo de gente. Gente con contactos, dinero o poder. Lo que no sabía la mayoría de la gente es que tras sus puertas no sólo se podían tomar cócteles caros y escuchar a famosos DJ's, también se podían encontrar los artículos más mortíferos y oscuros de los bajos fondos.
El dueño del "Neshiyya" era un joven llamado Park Chanyeol cuya apariencia era la de un despreocupado niño rico, cuya fortuna le permitía poseer y administrar uno de los más lucrativos locales de ocio nocturnos de Seúl. Aunque la realidad era otra muy distinta. Chanyeol se escondía bajo sus sonrisas despreocupadas, sus buenas maneras y sus trajes de corte clásico de grandes firmas, ocultando su oscura naturaleza.
Cuando aparecía bajo las luces tenues que dejaban el local en penumbra, todos parecían notar el halo que le envolvía, esa misteriosa alarma que parecía advertirte que no debías meterte con el dueño del "Neshiyya" si no querías acabar mal, muy mal. Un instinto tan primario como el mismo miedo al poder y lo desconocido.
La verdad era que la naturaleza de Chanyeol era oscuramente poderosa. Criado por uno de los siete reyes del Infierno, fue ascendiendo rápidamente en la jerarquía infernal hasta convertirse en Caballero de su legión. Su lealtad al Rey Asmodeus era inquebrantable así como su inteligencia para conseguir sus planes. Era su apariencia, a mitad camino entre despreocupada y despistada, lo que hacía que sus enemigos bajasen la guardia. Y ese era su mayor error, porque Chanyeol nunca tenía piedad. Sobrevivir o morir, ese era su lema.
.II.
Kyungsoo guió a Baekhyun por los laberínticos pasillos del "Neshiyya" como si prácticamente viviese allí. No habían tenido problema alguno a la entrada, tan solo un par de protestas de la gente que hacía cola religiosamente y se ofendieron cuando dos chicos tan comunes -en su opinión- se saltaron la cola y accedieron por la entrada VIP. Las paredes grises daban una sensación de agobio que hacía pensar a Baekhyun en ratones dentro de un laberinto observados por un científico loco.
Tras unos metros, accedieron a la parte alta del recinto. La pista de baile se encontraba en un foso donde docenas de cuerpos se movían erráticamente invitados por la repetitiva música que sonaba. En un segundo nivel había algunas pequeñas mesas esparcidas y una barra blanca y brillante, anunciando perfectamente su presencia. El tercer nivel, donde estaban, era la entrada, salida y donde había más mesas atendidas por camareros con una habilidad especial para esquivar gente sin que las copas se les cayesen. Baekhyun divisó otra pequeña barra en una esquina de aquel tercer nivel, más discreta e íntima. Esa debía ser la zona VIP.
Kyungsoo tiró de él hacia las escaleras que descendían hacia el nivel medio, donde la gente normal seguía paseando hacia la pista de baile o la barra, y le siguió sin perder detalle de todo a su alrededor. Nunca había estado en un sitio así. En bares sí pero no en un local como ese. La última vez que había visitado el mundo humano, el ocio mortal consistía en beber con el cabeza de familia tras una dura jornada de trabajo o acudir a una taberna a comer y beber con los compañeros de trabajo. Nadie salía a bailar y beber por diversión. Todo era fascinante para él.
La decoración del "Neshiyya" le parecía lo más atrayente de todo. A pesar de tener colores oscuros, los toques tan claros de color le hacían ser especial. Las paredes grises y hasta negras, salpicadas por detalles en blanco y plata, las sillas en negro y las mesas en metal plateado. La imponente barra blanca que parecía brillar con luz propia y por la que cuatro camareros corrían de un lado a otro sirviendo a las docenas de clientes que esperaban sus copas. Realmente era fascinante. Aunque no sabía si calificarlo como bueno o malo.
Llegaron a la luminosa barra tras surfear a través de la marea de gente y tener que empujar varias veces por hacerse hueco. Kyungsoo se sentó en uno de los taburetes, Baekhyun a su lado, y comenzó a tamborilear con los dedos en la superficie esperando a ser atendido. No tuvieron que esperar mucho hasta que uno de los camareros se acercó a ellos. Un chico joven, alto, con el pelo teñido de un gris ceniza demasiado artificial para ser su color natural, ojos castaños, y un gesto de desgana en su cara.
-¿Qué desean tomar? -les preguntó con voz monótona.
-Nada -contestó Kyungsoo sonriendo ampliamente. Apoyó la barbilla en la mano y le miró intensamente-. Quiero ver a tu jefe, Sehun -el chico cambió por un segundo su gesto, pero volvió en seguida a la misma cara de inexpresividad.
-Lo siento, no puedo ayudarles. No se encuentra en la ciudad -expresó con la misma voz plana con la que les había preguntado su consumición.
-No te creo -atacó el médium muy seguro de sí mismo-. No creo que haya dejado la ciudad cuando hay algo tan valioso a punto de salir al mercado. Dile que quiero hablar con él.
-Ya se lo he dicho, no está en la ciudad -insistió el chico alzando unos decibelios la voz-. Si no desean tomar nada, deberé pedirles que se vayan.
-Sehun... -comenzó amenazante el médium.
-¿Sucede algo, Sehun? -preguntó una voz a la derecha de Baekhyun. Al girarse se encontró con los inquisitivos ojos de una mujer que les miraba evaluando si eran una amenaza. En cualquier otra ocasión Baekhyun habría admirado a aquella criatura de Dios, ojos azules -fruto de algunas lentillas coloreadas seguramente-, pelo largo y peinado en una coleta alta que daba ferocidad a su rostro alargado. Sin embargo, había algo en ella que le ponía en alerta y tan solo tuvo que mirarla otra vez a los ojos para saber qué era.
-Demonio -siseó erizándosele el vello del cuerpo y poniéndose totalmente alerta. Sin darse cuenta, su mano viajó a la daga que solía esconder de ojos mortales, hecha de un metal sagrado. La recién llegada arqueó una ceja y se fijó detenidamente en él.
-Gracias -respondió sonriendo felinamente-. Vaya, Kyungsoo, no sabía que ahora te aliabas con dulces angelitos de la guarda -atacó mirando al médium por encima del hombro de Baekhyun. El aludido suspiró tras él.
-Taeyeon, no te metas con él -le pidió el castaño-. Necesito hablar con tu jefe. Es urgente e importante.
-Sehun ya te ha dicho que no está en la ciudad -le recordó la chica.
-Y ambos sabemos que Sehun no sabe mentir.
Durante unos segundos el silencio se instaló entre los cuatro. Sehun, tras la barra, retorcía un paño compulsivamente al ritmo de la música, Baekhyun seguía temblando con la mano sobre su daga, Kyungsoo y Taeyeon tan solo se miraban, midiéndose mutuamente, hasta que la joven cedió.
-Está bien. Si tan urgente es creo que podré haceros un hueco en su agenda -aseguró.- Mañana.
-Mañana puede ser tarde, Taeyeon. Tiene que ser hoy. El mundo está en peligro -le aseguró el castaño.
-El mundo siempre está en peligro, querido -rió la chica, divertida-. Si no es una bomba nuclear es un chiflado con un arma. Dime qué es esta vez. ¿Un portal interdimensional y un satanista con mala pronunciación?
-No. Alguien ha robado el Manuscrito Voynich. El verdadero -pronunció solemnemente-. ¿Te parece bastante apocalíptico para merecer una reunión con tu jefe?
La sonrisa de Taeyeon se congeló en su boca y un escalofrió recorrió a los presentes.
.III.
Taeyeon les condujo por una nueva serie de pasillos laberínticos que estaban reservados al staff del local. Estos eran más angostos y parecidos, quizás hechos así para perder a aquellos que entrasen sin permiso. Tras una puerta sin placa, a la que Taeyeon llamó y entró sin esperar contestación, había un despacho grande y ostentoso. Maderas nobles en colores oscuros y papeles dominaban la estancia. Libros de cuentas y carpetas de lo que parecían ser cosas relacionadas con el local. Tras la mesa, un joven de no más de veintipocos años leía un grueso tomo antiguo. Levantó la mirada al verles entrar y arqueó una ceja al ver aquella comitiva.
-Creía haber dejado bien claro que no quería que nadie me molestase, Taeyeon.
-Lo lamento, Chanyeol, pero, Kyungsoo quería reunirse contigo de forma urgente -se disculpó la chica nerviosamente.
-¿Y por eso tiene que venir a mi casa con un ángel? -preguntó reclinándose en el asiento de cuero arqueando una ceja intrigado-. Pensaba que lo nuestro era una hermosa amistad, Kyungsoo, no esperaba que me faltases al respeto de esta forma.
Baekhyun sintió la sangre hervir al ver como aquel demonio se mofaba de su esencia angelical. Nadie le había tratado nunca así, aunque también era cierto que jamás se había enfrentado cara a cara con demonios de tan alto nivel. Los pequeños íncubos y súcubos a los que había vencido en batallas anteriores apenas tenían tiempo de decir una sola palabra antes de que los enviase de vuelta al Infierno.
-No entiendo por qué me ofendéis cuando aún no sabéis a qué he venido -habló antes de que Kyungsoo pudiese adelantársele-. No penséis que deseo estar en este antro de perdición más de lo necesario, señor.
Chanyeol sonrió divertido y recuperó la verticalidad en su asiento a la vez que le miraba fascinado-. Vaya, vaya, un guerrero en mis dominios, qué honor.
-Chanyeol, por favor -Kyungsoo llamó su atención haciendo que la pelea quedase suspendida por unos instantes.
-Está bien, dime, ¿qué necesitas ahora de mí, querido D.O.? -preguntó fastidiado y remarcando el alias del castaño con menos entusiasmo del necesario.
-Información -Chanyeol arqueó una ceja esperando que se explicase, aquella afirmación no era algo que no se esperase, todo el mundo quería información-. Seguramente te habrás enterado de cierto robo hace unos días en el Vaticano.
-Sí, una distracción. No se llevaron nada en realidad. Tan solo ha servido para tener entretenidos a los angelitos -refutó mirando a Baekhyun con sorna.
-Te equivocas -respondió el ángel con furia-. Sí se llevaron algo y por eso estamos aquí. ¿Acaso tu superior no te ha avisado de las consecuencias del robo? ¿O es que quizás no eres tan importante como dices ser, Park Chanyeol?
Si Baekhyun pretendía enfurecer al demonio, lo consiguió. Los ojos de Chanyeol relampaguearon durante dos segundos y se levantó como un huracán de su sillón de cuero, estampando los puños sobre la mesa de madera maciza que se quejó por el golpe.
-No te atrevas a hacer juicios de valor sobre mi posición, angelito -siseó clavándole una mirada llena de odio-. Yo al menos me he ganado mi posición en mi legión.
-Tú no sabes nada de mí, así que tampoco emitas opiniones sobre mí -le recordó Baekhyun.
Durante unos minutos se mantuvieron así, en un tenso silencio tan solo observándose mutuamente, la electricidad y el odio transmitiéndose en su mirada. En realidad era casi más frustración que odio, una frustración por diferentes causas pero que parecían haber encontrado un chivo expiatorio común.
-Bueno, cuando dejéis de comportaros como machos alfa y podamos volver a hablar como personas racionales, podemos seguir con el tema que nos atañe, ¿no? -habló al cabo de unos instantes Taeyeon, entrando en el campo de visión de ambos, brazos cruzados y mirándoles con fastidio. Los dos hombres rompieron el contacto visual a regañadientes-. Bien. Explícate, angelito. ¿A qué te refieres con eso de las consecuencias del robo? ¿Que robaron del Vaticano?
-Lo primero, me llamo Baekhyun, no angelito -le recordó a la chica-. El robo parecía una distracción pero al parecer había algo allí escondido con una magia poderosa cuyos sellos se activaron al robarse. Hubo una reunión diplomática de urgencia entre Cielo e Infierno y mi jefe me envió a encontrar al ladrón y recuperar el objeto robado -explicó mirando a la joven y tratando de recuperar la calma que casi había perdido del todo por culpa de aquel demonio.
-Bien, ¿y que han robado? Porque no creo que haya habido una reunión a tan alto nivel diplomático para el robo de cualquier baratija -expresó Chanyeol con desgana.
-El Manuscrito Voynich. El verdadero. -le contestó Kyungsoo.
-Imposible. El verdadero se perdió en la quema de libros de la Inquisición durante la Edad Media.
-Eso es lo que se hizo creer a todo el mundo -relató Baekhyun.- En realidad se guardó en una de las primeras bóvedas del Vaticano con varios sellos celestiales e infernales para que cuando cualquiera de los dos bandos intentase robarlo, estos saltasen. Durante el robo, saltaron todos.
-De ahí la reunión...
-Exacto -Baekhyun se atrevió a acercarse a la mesa de Chanyeol a pesar de su anterior enfrentamiento, no tenía otra opción-. Necesitamos tu ayuda. El rastro del ladrón se pierde en esta ciudad y tú, según Kyungsoo, eres quien mejor conoce todo lo que se cuece en los bajos fondos. Además, el Manuscrito no sirve de nada si no se posee una copia del Ars Goetia. El ladrón necesitará una. ¿Dónde podrá conseguirla?
-Los Nephilims -Baekhyun giró su mirada hacia Taeyeon.
-¿Perdona? Pensé que estaban extinguidos -la chica negó.
-No. Aún quedan algunos escondidos del cielo. Viven en las sombras y se dedican sobre todo al comercio de artículos de dudosa procedencia. Si existe alguna copia del Ars Goetia en este lado del mundo, casi seguro que la tendrán ellos.
-Bien, ¿y cómo los encontramos? -preguntó Baekhyun mirando a la chica que a su vez miraba a su jefe esperando su respuesta.
-Está bien. Os ayudaremos, pero no será gratis -avisó el dueño del "Neshiyya".
-Dime tu precio -se ofreció el médium dando un paso al frente, Chanyeol sonrió divertido.
-No, Kyungsoo, esta vez no quiero que tú me pagues. La información la quiere nuestro querido Baekhyun, así que el pago deberá hacerlo él -sentenció el demonio-. Quid pro quo.
Baekhyun sopesó sus opciones. Los tratos con los demonios no solían salir nunca bien. Ni para los humanos, ni para cualquier ser que los hiciese. Su naturaleza era traicionera y siempre jugaban para ganar ellos, era lógico pensar que si Chanyeol quería hacer un trato con él, era porque iba a ganar algo con ello. Aun así, no podía decir que no, era la única oportunidad que tenían de conseguir una pista sólida en aquella investigación.
-Está bien. Que así sea -aceptó el ángel.
-Perfecto. Taeyeon disponlo todo para que Kyungsoo y Sehun rastreen a los Nephilims -la chica asintió al segundo-. Y tú, querido angelito, acompáñame. Vamos a ejecutar tu pago.
.IV.
Esta vez Baekhyun apenas se fijó en el laberinto de pasillos que recorrieron desde el despacho de Chanyeol hasta el ascensor que subía directo al apartamento privado del joven demonio. Estaba demasiado preocupado pensando en la situación. Había dejado a Kyungsoo con dos demonios a solas y no importa lo mucho que el médium le hubiese dicho que no se preocupase, seguía haciéndolo. Además, había descubierto que la sola presencia de aquel Caballero demoniaco hacia salir la peor parte de él hasta casi hacerle perder el control, algo que hacía milenios que no le sucedía, desde aquel episodio en el ataque de Sodoma que todo el Cielo prefería olvidar- Y él sobre todo. Lo que más le preocupaba era que él mismo se estaba metiendo en la boca del lobo al acudir por voluntad propia a la guarida del demonio.
Bueno, quizá llamarlo guarida era pasarse un poco. El ático de Park Chanyeol era cualquier cosa menos lo que se esperaría de la guarida de un demonio. Cristaleras con vistas infinitas de la ciudad y el cielo, suelos de mármol oscuro, apenas paredes creando ambientes abiertos y pocos muebles. Una cama enorme sobre una tarima en un extremo, una puerta que seguramente llevaría al baño o al armario, una cocina abierta al gran salón por una barra, una estantería llena de volúmenes antiguos en una pared del salón y un gran piano presidiendo el salón. Minimalista y chocante. Al menos para Baekhyun. No se esperaba algo así de las habitaciones privadas del demonio.
-Perdona, la habitación de tortura están limpiándola -bromeó al ver su cara y sabiendo lo que estaba pensando. Baekhyun puso los ojos en blanco y entró al ático delante de él.
-¿Y bien? ¿Esto cómo va? ¿Qué es exactamente lo que quieres? -preguntó desafiante a pesar de que en realidad estaba nervioso. Había oído muchas historias sobre ángeles desangrados por demonios a los que su sangre les extasiaba, otros sodomizados por ellos por el mero placer de verles perder su gracia divina, cada historia peor que la anterior.
-Nada de lo que posiblemente estés pensando -respondió sonriendo más ampliamente, divertido-. Para que conste, todas esas historias que os cuentan en el Cielo, el noventa por cierto son mentira. Cuentos para asustaros y que no confraternicéis con el enemigo. A nosotros nos cuentan otras parecidas.
-No sé de qué hablas -aseguró.
-Según nuestras nanas, acercarnos a vosotros puede convertirnos en buenas personas -contaba mientras extendía una mano hacia él-. El tan solo estar en la misma habitación podía hacer que nuestra sed de matar desapareciese pero, ¿sabes? La verdad es que eso es mentira. Sigo siendo igual de sádico a pesar de que llevas una hora vagando por mi local -susurró como quien cuenta un secreto al oído a pesar de estar separados por más de dos metros.
Tras decir aquello, Chanyeol dio la vuelta y se dirigió hasta el mueble bar donde se sirvió una copa sin perder la sonrisa. Baekhyun tardó un par de segundos más en procesar lo que acababa de suceder.
-No me has contestado. ¿Qué es lo que quieres? -prefirió volver a la primera pregunta a seguir por donde había ido la conversación.
-Tu energía -le respondió dando un trago a su bebida-. Suena peor de lo que es. Soy un demonio que disfruta robando energía a la gente, pero normalmente la pido en pago a la información. Y tú eres un ángel. Tu energía es como la droga más fina que pueda encontrarme, es difícil resistirme a probarla teniéndola tan a mano.
-O sea, quieres robarme mi energía... pero, puedes matarme.
-No. No voy a llegar a tanto -rió el demonio-. Podría hacerlo si quisiese, pero simplemente voy a robarte un poco. Cuando acabe te sentirás mareado unos segundos, después de todo eres un ángel, te recuperaras en seguida. A los humanos les cuesta más, por eso suelo hacer mis pagos aquí, donde luego puedan descansar cómodamente. ¿Acaso pensabas que el pago era algo más carnal, Baekhyun? -ante aquella mención el ángel enrojeció hasta la punta de las orejas al verse descubierto en sus temores más ocultos. Chanyeol emitió una sonora carcajada al haber descubierto el miedo del castaño.
-Deja de reírte y dime qué debo hacer para acabar con esto cuanto antes -refunfuñó el ángel.
-¿Siempre eres tan mandón? -preguntó sonriendo dejando la copa sobre la mesa-. Siéntate aquí -señaló el sofá-. Y relájate.
Baekhyun hizo lo que le mandó y trató de relajarse mientras extendía las manos hacia el demonio y cerraba los ojos. Realmente lo intentaba, pero era difícil cuando notaba todo lo que le rodeaba teniendo los ojos cerrados. Notaba la energía que desprendían las flores de la terraza, la madera de los muebles, hasta el agua intentando salir de las cañerías; era realmente difícil concentrarse en relajarse.
-Respira -tuvo que recordarle su interlocutor pues había dejado de hacerlo durante unos instantes.
Al volver a hacerlo, llegó hasta él un leve olor a madera mezclado con ceniza y azufre, el olor del infierno que parecía desprender Chanyeol y que amenazaba con intoxicarle. Pero era tarde para echarse atrás porque de alguna forma el demonio había aprovechado para hacer contacto y empezaba a robarle su energía.
Era una sensación rara, como si algo tirarse desde lo más profundo de él y tratase de llevarse algo suyo, algo que se negaba a irse pero que era arrastrado hacia afuera y poco a poco se llevaban. Sabía que le estaba robando la energía, la sentía irse, no era la primera vez que perdía la energía, pero nunca había sido de una forma tan consciente de ello. Y nunca había dejado que alguien lo hiciese de forma voluntaria. Tenía que recordarse cada poco que aquello era un pago por información para completar su misión, que tenía un propósito, que no debía disfrutarlo tanto como lo estaba haciendo.
Porque la verdad era que, a pesar de todo, lo estaba haciendo. Aquella sensación de no poder luchar contra aquel ladrón de energía, sentirse tan abandonado a las sensaciones, tan a la merced del demonio y a la vez saber que no iba a sucederle nada. Era una sensación rara, sobre todo porque su naturaleza le gritaba que no debía confiar en él.
Estaba tan concentrado en lo que sentía que no se percató en qué momento todo cambió, en qué momento él mismo dejó de dar energía y comenzó a recibirla mimetizando lo que Chanyeol estaba haciendo a su esencia. Quizá fue un movimiento involuntario, pero de pronto él estaba robándole la energía demoníaca al hombre sentado a su lado y sus energías danzaban entre ellos, mezclándose y creando una única energía que ambos compartían. Si hasta ese instante ambos estaban reprimiendo lo que sentían, en ese instante no pudieron hacerlo más y ambos jadearon incapaces de contener la intensidad de su sinergia.
El ambiente se hizo más pesado, más denso y de pronto la distancia parecía ser demasiado amplia a pesar de estar sentados uno al lado del otro en el sofá. No parecía ser suficiente y buscaban una forma de estar cada vez más cerca, más unidos. Chanyeol cambió de táctica y buceó más dentro de la esencia de Baekhyun sin dejar la unión, buscando una comunión más profunda, intentando entender la atracción que le provocaba su energía y por qué, de pronto, aquel ángel sabía cómo reconducir sus esfuerzos y robarle a él la energía.
Cuanto más profundo iba, más difusa era su energía, menos pura, más inestable y cuando quiso darse cuenta había tres energías a su alrededor, algo realmente extraño porque tan sólo dos personas estaban en aquella habitación. Lo más extraño de todo era que había algo en aquella otra energía que le sonaba mucho. Sentía que conocía aquella firma pero no sabía de qué. Intentó ir más allá, descubrir qué era lo que le sonaba tanto, pero se encontró de bruces con un sello que le impedía pasar.
Un sello demoníaco. Un sello que le repelió y le mandó al otro lado de la habitación, estrellándole contra una de las columnas que sujetaban la extensa cristalera de su ático. Un sello que conocía perfectamente.
Antes de caer inconsciente se percató de una sombra que parecía rodear a la figura de Baekhyun. Un Baekhyun que se acercaba a él preocupado y extrañado por cómo había acabado todo. Chanyeol repasó internamente en su semi inconsciencia la jerarquía infernal como buen estudiante que había sido. En su mente apareció de nuevo el sello que acababa de mandarle cuatro metros por el aire y un nombre se formó en sus labios antes de que todo se volviese negro.
Abaddon.
.V.
Cuando Chanyeol recuperó el conocimiento lo hizo en su cama, aún mareado y con Lay a su lado poniéndole una compresa fría en la frente mientras aplicaba sus técnicas de sanador. Su primer impulso fue el de saltar de la cama y atacar, hasta que notó dónde se encontraba. No estaba apresado, ni en peligro, así que se relajó levemente, solo un poco, hasta que recordó lo que había sentido cuando sus energías se habían juntado. Aquella otra energía, que había surgido cuando quiso averiguar más, era algo más temible que cualquier otra cosa que podía haber en el Infierno. Sólo la había sentido una vez y quedó grabada en su ser para siempre. Pertenecía al Señor del Abismo, Abaddon, y eran muy pocas las razones por las que Baekhyun podría tener aquella energía dentro de él. Todas muy remotas y espeluznantes.
-Tranquilo, Chanyeol. No te levantes -le indicó Lay reteniéndole en la cama.
El demonio hizo como le indicaba el chino y se dejó engullir por la comodidad de su cama con un gruñido. A los pocos segundos la preocupada mirada de Baekhyun apareció en su radio de visión.
-¿Qué tal está? -preguntó a Lay acercándose con una bandeja llena de cosas que no podía ver desde su posición.
-Se recuperará -aseguró el aludido-. Solo tiene una conmoción. Ha salido de cosas peores, ¿verdad Chanyeol?
-Sí, y sin ayuda de medicina alguna -bufó revolviéndose en la cama-. ¿Qué llevas ahí? -preguntó girándose hacia la bandeja que acababa de posar el ángel en la mesilla.
-Unas cosas que le he pedido para ti.
-No necesito nada de eso -se incorporó a regañadientes deshaciéndose de su mano-. Soy un demonio de curación rápida.
Lay no dijo nada, pero sonrió divertido mientras dejaba que se levantase y viajaba a la cocina a por una copa sin mirar atrás. Baekhyun miró a Lay interrogante, pero este negó por toda respuesta indicándole que debían dejarle hacer.
-¿Sabéis algo del resto? -preguntó, volviendo a mirarles copa en mano.
-Sehun y Kyungsoo aún están rastreando las posibles pistas, nos avisarán cuando descubran algo.
-Bien, ¿y cómo has llegado tú aquí, Lay? -preguntó finalmente el demonio.
-Bueno, resulta que te desmayaste y Baekhyun no sabía qué hacer -explicó el chino haciendo que el aludido se ruborizase.
-Y el único número de teléfono que me sé es el de la casa de Kyungsoo. He usado tu teléfono, por cierto. Perdona -confesó el ángel abochornado.
-Tuvo suerte que aún estaba despierto. Me contó lo que había pasado, el pobre no sabía qué hacer con un demonio inconsciente así que vine corriendo a ver qué había sucedido.
-Bueno, supongo que debería darte las gracias entonces -le concedió el joven suspirando.
-Deberías, me ha costado mucho llegar a tiempo -bromeó Lay recogiendo sus cosas.
Mientras el joven chino recogía sus pocas cosas, el silencio se instaló en el ático que de pronto parecía pequeño a pesar de sus extensos metros cuadrados. Baekhyun intentó centrarse en cualquier detalle de la noche por la ventana abierta del salón mientras Chanyeol encontraba interesante el vaso del que bebía. Lay era el único que parecía cómodo con aquel silencio y seguía recogiendo casi tarareando. A pesar de que quería olvidar todo lo sucedido aquella noche, Baekhyun no podía evitar recordar la electricidad que había invadido su cuerpo cuando Chanyeol obtuvo su pago por su ayuda. Había sido una sensación rara, placenteramente extraña y algo que no había sentido nunca. Algo que quería volver a sentir pronto, cuanto antes mejor y se mortificaba por desear tal cosa.
El silencio empezaba a ser incómodo para los tres cuando la puerta del ascensor se abrió y por ella entraron Taeyeon, Sehun y Kyungsoo. La primera venía con el ceño fruncido por la preocupación mientras los otros dos mantenían el rostro serio.
-¿Traéis novedades? -preguntó Baekhyun mirándoles interrogante. Kyungsoo fue el primero en contestar.
-Sí, hemos conseguido encontrar una pista fiable tras unas cuantas que no llevaban a ningún lado.
-Aunque no me gusta nada la pinta que tiene -avisó Taeyeon apoyándose en la barra de la cocina al lado de Chanyeol sin cambiar el gesto.
-¿A qué te refieres? -preguntó su jefe mirándola.
-Ha sido demasiado fácil. El rastro es muy fuerte y guía fácilmente a un punto determinado. Es como si hubiese una flecha gigante guiándonos hacia allí. No me gusta.
-A mí tampoco -aseguró el médium acercándose a Baekhyun con gesto serio-. No me gusta que me estén esperando cuando persigo a alguien.
-Entonces, ¿qué hacemos? ¿Buscamos más información? ¿Lo dejamos así sin más? -preguntó el ángel mirando a Kyungsoo interrogante.
-Es estúpido no aprovechar lo que tenemos e ir a echar un vistazo, ¿no? -propuso Chanyeol mirando al resto buscando su aprobación.
El resto fueron asintiendo uno a uno no muy convencidos sobre la gran idea del demonio. Iban a salir de excursión antes de que saliese el sol y todos esperaban no dirigirse hacia una trampa.
.VI.
Eran un grupo muy variopinto. Un ángel, dos demonios, un médium y un camarero. Realmente cualquiera que les viese pensaría que iban a alguna fiesta de disfraces o algo parecido. La pista era fácil de seguir y, al ser un grupo reducido, no les costó llegar a su destino en unos minutos de tenso silencio dentro del monovolumen que conducía Sehun.
Las indicaciones les habían llevado hasta las afueras de la ciudad, a una zona industrial donde se agrupaban las naves industriales de las distintas compañías internacionales. Condujeron por las laberínticas calles, todas iguales, hasta que llegaron a una zona sin apenas luz, lúgubre y casi abandonada. Tan solo su aspecto ya daba alguna pista de que nada de lo que sucediese dentro de aquella nave era algo bueno. A vista de los mortales era una simple nave para alquilar, a vista de cinco ojos entrenados como los suyos, era el escondite perfecto de cualquier ser del inframundo.
No les costó entrar, ninguna barrera mágica, ningún sello, nada que alertase de la entrada de algún intruso al perímetro. A cada paso que daban aquello parecía demasiado sencillo.
-Esto no me gusta nada -expresó Taeyeon dando voz a los pensamientos de todos los presentes.
Aunque la nave era grande, Kyungsoo y Sehun habían conseguido triangular la posición exacta del nido de Nephilims que buscaban. Se movieron casi como un comando de élite, o al menos Taeyeon y Chanyeol lo hacían, el resto les seguían atentos a cualquier movimiento sospechoso. Baekhyun sujetaba la daga a la vista de todos, esperando que en cualquier momento algo les atacase.
Sin embargo, no fue así. Pasaron un par de puertas y pasillos sin encontrarse rastro de vida. Baekhyun iba a preguntarles seriamente si todo aquello era una broma, una encerrona o una trampa cuando entraron en la última estancia de la nave y lo vieron. Suspendido en la pared más lejana a la puerta se hallaba el cuerpo de lo que antes habría sido un hombre y que ahora solo parecía un amasijo de huesos y carne. Su rostro era lo único que indicaba su género ya que el resto de su cuerpo estaba abierto por un único tajo de arriba a abajo y en diagonal, tal y como habían masacrado a los guardas del Vaticano cuando habían robado el Manuscrito Voynich. A sus pies, los restos de sus vísceras se agolpaban esperando a los depredadores que viniesen a darse un festín.
-Llegamos tarde -anunció Chanyeol al ver la grotesca escena.
Baekhyun se acercó hasta los límites del charco de sangre que se había formado en el suelo, que ya se había resecado y mezclado con la grava. Observó alrededor del cadáver, su posición y su ropa antes de hablar.
-No creo que sea nuestro hombre -dijo sin dejar de observarlo todo-. Lo han ejecutado igual que a los guardas del Vaticano. Creo que era un simple peón para nuestro ladrón. Cuando no le sirvió para más, acabó con él. No quiere dejar cabos sueltos.
-Para ser un ángel tienes una mente muy perversa -expresó Taeyeon sonriendo complacida.
-¿Gracias? -la chica sonrió más ampliamente.
-Si es verdad lo que dices y nuestro ladrón ha sido quien ha ejecutado a este pobre infeliz, aún tiene que quedar una imprenta de su energía en su ser. Por la coagulación de la sangre, no hace ni veinticuatro horas que le han matado.
-¿Y cómo podemos saber eso? -preguntó Kyungsoo interesado.
-Para eso necesitamos un Nephilim que consiga leer la energía del cadáver. Por suerte para nosotros, tenemos uno aquí mismo con nosotros -acabó sonriendo señalando a Sehun, el cual se replegó sobre sí mismo nervioso por la reacción del resto ante su naturaleza.
-Fascinante -murmuró Baekhyun-. Nunca había conocido un Nephilim civilizado en persona -aseguró en un arranque de sinceridad que hizo que los dos demonios estallasen en carcajadas y que Sehun se sonrojase.
-Ni nosotros un ángel sin prejuicios -le aseguró Chanyeol sonriendo divertido y haciendo que Baekhyun se sonrojase por sus palabras.
-En fin, volvamos al trabajo -cortó Taeyeon-. Sehun, ¿estás listo? -el aludido asintió-. Lo harás bien, tranquilo -le animó la chica.
El joven nephilim tomó aire y se acercó hasta ella en el borde del charco de sangre. Se notaba que estaba nervioso por cómo le temblaban los hombros, pero aún así consiguió controlarse y entrar en trance con un poco de ayuda de Taeyeon. Durante unos minutos no sucedió nada, tan solo la energía del lugar se volvió más densa y todos fueron más conscientes de la presencia de los demás allí, a su lado. Tan solo cuando Sehun llegó a un nivel de consciencia más profunda, el ambiente cambió y una nueva energía se hizo patente. Una que Baekhyun reconoció de sus entrenamientos como ángel soldado por si entraban en guerra. La de un Nephilim rebelde, la del muerto ante ellos.
Todo parecía normal hasta ese momento. Sehun seguía buscando y parecía cada vez más y más cansado. Taeyeon a su lado le sujetaba por el brazo, signo de que era ella la que había entrenado al joven en el arte de la búsqueda de energías. Parecía que no iba a ser fructífera su búsqueda hasta que de pronto, Sehun abrió los ojos y comenzó a temblar incapaz de controlar su cuerpo.
-¡Sehun! -exclamó Taeyeon tratando de sacarle de su inconsciencia, sabiendo lo peligroso que era si se mantenía así. Parecía que algo estaba atacándole y aquel pensamiento se confirmó cuando todos empezaron a notar una energía mucho más poderosa en el ambiente, engullendo a la primera y a la de Sehun.- ¡Sehun! ¡Despierta!
Baekhyun se movió por instinto más que por otra cosa. Al segundo de oír la desesperada voz de Taeyeon estaba al lado de la chica y del nephilim intentando al igual que ella despertar al chico. Este había caído al suelo preso de un ataque grotesco que no dejaba que su cuerpo parase de retorcerse en ángulos imposibles que de ser humano le habrían matado hacía tiempo. Debían dar gracias a las células milagrosas de los nephilims.
A pesar de su entrenamiento, el ángel no sabía muy bien qué hacer. Con el manual en la mano, debía matarle. Ante un ataque de una fuerza extraña era lo que sus superiores indicaban, pero él no quería matar a Sehun, era un buen chico y tenía gente a la que le importaba su vida. Siguiendo una corazonada él mismo se hundió en la inconsciencia donde se hallaba el chico y trató de alcanzarle para rescatarle de su captor. Quizá no era la mejor idea, él mismo podría acabar apresado, pero no se le ocurría otra mejor.
Lo que tenía bucear en la inconsciencia era que todo es negro, por eso casi ningún ángel lo hacía, los seres de la luz odiaban la oscuridad. A Baekhyun no le importaba la oscuridad, había aprendido a vivir en ella en un lugar donde la luz era demasiado radiante y donde él no entraba dentro de su halo. No tardó mucho en encontrar a Sehun, acorralado por una energía que no conocía dentro de su propia consciencia, llorando y desesperado porque todo acabase.
Luchar no era el fuerte del moreno, jamás lo había sido en el cuerpo a cuerpo, menos en asuntos astrales pero Sehun necesitaba toda su fuerza para poder volver al plano terrenal y no iba a permitir que aquel ladrón se llevase a otra víctima en el camino. Alcanzó al joven nephilim y se puso entre él y su atacante. En posición de ataque, tal y como le habían enseñado, y sin un ápice de miedo, daba igual que se enfrentase al mismo Rey del Infierno, no iba a dejar que nadie dañase a aquel chico por su culpa. El ladrón atacó y él le repelió.
Lo siguiente que recordaba era despertar en el suelo con Sehun a su lado abriendo los ojos desconcertado, tres pares de ojos mirándoles confundidos y bajo ellos un sello formándose. La primera en hablar y expresar su sorpresa fue Taeyeon.
-No puede ser. No puede ser él. Se supone que está encerrado en el Abismo.
-Parece ser que ni las puertas del Abismo pueden contener al Trueno de Dios -contestó Chanyeol mirando con gravedad el sello mágico que se había formado a sus pies.
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