S H E O L - PART 1 [EXO] [CHANYEOL/BAEKHYUN] [SN]

Dec 03, 2016 19:43


S H E O L



.I.

Ser llamado al despacho de un arcángel nunca traía nada bueno. Si además se te llamaban al de alguien como Miguel, uno de los arcángeles más importantes de la creación, el llamado Guerrero de Dios, quien expulsó a Lucifer del cielo, era lógico pensar que Baekhyun estaba bastante aterrado. Para él, la Tercera Esfera de los cielos no tenía secretos. Desde bien joven había estado de un lado a otro cumpliendo con los recados de Principados, Ángeles y Arcángeles. No era un ángel de gran rango y por lo tanto no esperaba que nadie le tomase por más que el chico de los recados. Su única aspiración era cumplir las órdenes que le daban y servir bien a Dios. Nada más. No quería destacar entre los demás ni cumplir misiones que le llenasen de gloria eterna. Su pequeño trabajo diario era más que suficiente.

Sin embargo, allí estaba. Sentado a las puertas del despacho del Señor Miguel. Esperando a ser recibido por uno de los arcángeles más poderosos de la Creación y no podía hacer otra cosa más que sentirse nervioso. Repasaba una y otra vez lo que había hecho a lo largo de sus últimos años, quizás había cometido algún error e iban a castigarle por ello. Cuanto más tardaban en llamarle, más nervioso se ponía.

Finalmente, las puertas de madera maciza se abrieron y una voz profunda le llamó desde el interior. El despacho del arcángel era más pequeño de lo que había pensado. Una mesa, un par de papeles, una pluma negra en su mano y un libro pesado colocado sobre un atril, la sagrada palabra de Dios. Nada más decoraba las paredes o los suelos. No era como si necesitase mucho más para imponer respeto a sus subordinados. Su sola presencia ya lo conseguía.

-Baekhyun, gracias por acudir a mi llamada -comenzó a hablar levantando la vista de los papeles ante él y señalando con la mano una silla para que tomase asiento.

-Usted dirá, Señor Miguel -contestó sumisamente sentándose cohibido en la modesta silla y esperando a que su superior hablase.

-He recibido buenas referencias sobre tu trabajo y, mis hermanos y yo, hemos decidido que eres el ángel más indicado para esta misión.

Sus palabras parecían cordiales, pero Baekhyun estaba demasiado acostumbrado a las buenas palabras y no tan buenos actos. Las buenas referencias significaban que era el único ángel de la Tercera Esfera del Cielo que no hacía preguntas sobre sus trabajos, el único que aceptaba cualquier trabajo porque era lo que se esperaba de él. Por alguna razón que jamás había llegado a averiguar, debía de demostrar que se merecía estar allí más que el resto.

-Sus palabras me abruman, Señor Miguel. Tan solo cumplo con mi cometido lo mejor que puedo.

-Eso te honra -el arcángel sonrió y le tendió una de las carpetas que había ante él-. Por eso esta va a ser tu próxima misión. Si la completas con éxito, yo mismo me encargaré de que seas recompensado como mereces.

Quería sonar a una promesa de gloria, pero a Baekhyun las palabras del Arcángel le sonaron a amenaza.

.II.

La Santa Iglesia Católica es poseedora de muchas reliquias, el noventa por ciento de ellas guardadas tras los muros de la Ciudad del Vaticano, bajo sus miles de pasadizos y capas de siglos de historia, en bóvedas secretas. Algunas se han ido conociendo gracias a la literatura, a veces fantástica, otras más realistas, pero las bóvedas donde se custodian los verdaderos secretos de la Humanidad permanecen ocultas para todos, solo accesibles a unos pocos.

Una de esas bóvedas, una de esas infranqueables y secretas bóvedas, fue la que asaltaron y robaron hacía pocos días. Los ladrones dejaron un reguero de muerte a su paso, todos los guardias suizos asesinados con destreza con un arma larga, de filo estrecho. Los tajos se parecían casi a la ejecución de la muerte al sesgar a sus víctimas. Al menos, así lo describía el guardia que elaboró el informe... Quizá demasiado contagiado por las leyendas a la hora de escribirlo.

Nadie en el Vaticano sabe qué se llevaron, algunos aseguran que no substrajeron nada. En realidad, parecía que no faltaba nada pero no era así. En cuanto se produjo el robo, los sellos que rodeaban al objeto se activaron y avisaron a sus verdaderos guardianes tanto en el cielo como en el infierno.

Se convocó una reunión de urgencia entre los ocho emisarios diplomáticos de ambos bandos: los cuatro Arcángeles más famosos de Dios y los cuatro Reyes del Infierno más conocidos. Todos acordaron que se debía dar prioridad a la búsqueda y captura del ladrón. Recuperar aquel objeto era algo vital para la supervivencia de todos, Cielo e Infierno.

Si alguien ponía sus manos sobre el Manuscrito de Voynich y conjuraba lo que este contenía, podía acabar con el mundo tal y como se conocía.

.III.

Baekhyun repasaba el archivo que le habían entregado mientras el avión se acercaba al aeropuerto de Incheon. Nada de aquello tenía mucho sentido. Siempre había pensado que el Manuscrito de Voynich era de conocimiento popular y simplemente era un galimatías para los humanos. Al parecer la copia que los mortales poseían tan solo contenía el material más mundano. La versión que se guardaba en el Vaticano era la verdaderamente peligrosa, al menos así sería si se juntaba con el Ars Goetia. Todo aquello sonaba tan estrambótico. Ni siquiera el que las primeras pistas le llevasen de vuelta a Corea del Sur le alegraba.

De todos los sitios a los que le habían llevado sus misiones, Seúl guardaba un lugar especial en su interior. Quizá porque fue su primera misión o porque sentía una conexión especial con aquella tierra oriental. De ahí que usase un nombre de aquella tierra cuando viajaba por el mundo humano y usase un cuerpo con similitudes de aquella raza. Quizás era simplemente la melancolía por pertenecer a algún sitio.

Junto al informe policial de la Guardia Suiza, las investigaciones de los médiums del servicio secreto del Vaticano y el Acta de la reunión de urgencia de los diplomáticos del Cielo e Infierno, estaba la dirección de quien iba a ser su enlace durante la misión. Al parecer era un importante médium a quien ambos bandos vigilaban estrechamente. Baekhyun había oído hablar de él. Se decía que sus visiones sobre la palabra de Dios eran tan nítidas que podía distinguir hasta su rostro al susurrarle sus versos. Pronto conocería a aquel importante hombre pero primero, tendría que averiguar cómo salir del aeropuerto.

.IV.

Seúl había cambiado mucho tras un par de siglos sin visitarla. Ese fue el primer pensamiento de Baekhyun tras salir del aeropuerto, no sin perderse un par de veces. El segundo fue que no iba a ser capaz de llegar a la dirección que le habían dado sin perderse, por lo menos, otras cuatro veces. Solo con ver el mapa del metro se mareaba y eso que había conseguido descifrar recetas caníbales en lenguaje demoniaco más complicadas que esas cuatro líneas de colores -quien dice cuatro, dice cuarenta. Tras un par de intentos de entender cuánto había crecido aquella ciudad y en qué dirección, decidió que podía permitirse tomar un taxi y dejar de sufrir con las líneas de colores y los trasbordos imposibles.

Claro, que no contó con que las autopistas no estaban hechas para la forma de conducir de los coreanos. Nada más llegar a la primera intersección se arrepintió más de coger aquel taxi que de haber perdido una hora en intentar encontrar el camino en metro. Fueron los cuarenta y cinco minutos más difíciles de su vida.

El barrio donde le dejó el taxista, mofándose de su poco aguante para las curvas y los giros imposibles, era un modesto barrio de lo que él había conocido como las afueras y ahora estaba encerrado entre construcciones apiladas y edificios de mediana altura. Aun así mantenía aquel aire antiguo y tradicional que parecía devolverle a la primera vez que había visitado aquella ciudad.

Caminó por las callejuelas, intentando no volver a perderse y buscando el camino hacia el templo donde vivía aquel famoso médium. En las altas y bajas esferas era conocido como simplemente D.O. Nadie sabía si era nombre, apellido o simplemente un acrónimo de algo. Era un misterio, casi tan grande como él mismo.

Baekhyun supo en seguida que había llegado al lugar indicado, las casas se espaciaban más, como si no quisiesen estar cerca de aquel lugar, tan solo un par de ellas y no todas habitadas -cosa increíble en aquella superpoblada urbe. En lo alto de una pequeña colina se alzaba, por fin, su destino.

Una pequeña casa tradicional con su puerta de madera y sus pequeños muros blancos, con un farol encendido a la entrada, era lo único que evidenciaba que allí vivía alguien. Tras ella, a escasos metros, se alzaba un templo antaño concurrido, ahora caído en desuso y casi en ruinas. Parecía que alguien se ocupaba de limpiarlo y mantenerlo, pero tan solo eso no conseguía devolverle el esplendor de antaño.

Baekhyun tocó el timbre de la casa, que desentonaba con todo el aire tradicional a su alrededor, y esperó. A los pocos segundos oyó a alguien caminar sobre la madera interior y la puerta descorrer sus cerrojos para revelar a un chico castaño, de mirada inquieta y directa que le miraba interrogante.

-¿Quería algo?-preguntó sin perder detalle de su rostro.

-Soy Byun Baekhyun, me han dado esta dirección. Busco a D.O.

-Yo soy D.O. Do Kyungsoo. Llegas tarde -le espetó sin reparo.

.V.

Do Kyungsoo resultó no ser tan arisco como parecía en un primer momento, simplemente era cauteloso ante cualquiera que se aparecía en su puerta sin avisar. Tras la accidentada presentación, Baekhyun pasó al interior de la casa donde Kyungsoo le presentó a su compañero de casa. Lay, como se hacía llamar, era un amable chico de sonrisa fácil que apenas hablaba coreano y que estaba allí de intercambio para aprender artes de curación coreanas que llevarse a su China natal. Un par de buenos aliados para su misión, si es que se podía llamar así.

Tras la presentación, algo tensa, Kyungsoo le enseñó su habitación, el baño y las cuatro habitaciones más que tenía la casa. Luego, los tres se sentaron en el salón esperando a que el silencio desapareciese solo.

-Así que... ¿Vivís en un templo?

-Sí. Es muy cómodo -respondió el castaño abriendo una cerveza-. Apenas pagas impuestos, no hay vecinos molestos y los espíritus son majos -Baekhyung asintió incapaz de saber qué decir.

-¿Lleváis mucho tiempo viviendo aquí?

-Un par de años -mencionó Lay con su marcado acento chino sin dejar de sonreír.

A pesar de sus intentos, la conversación no parecía avanzar por lo que finalmente Baekhyun se disculpó y se retiró a su habitación alegando estar cansado por el viaje. No podía ser una mentira mayor. Aunque tuviese un cuerpo humano para aquella misión, no sentía cansancio como los mortales, ni la mayoría de necesidades de los mismos. Si comía, bebía o se daba un baño era por el puro placer de sentir en su cuerpo aquellos mundanos placeres.

Suspirando, extendió su colchón en el suelo, colocó las mantas y abrió la puerta exterior para disfrutar de la noche desde el patio interior. Miraba tranquilamente la noche, apenas sin estrellas por la contaminación lumínica de la ciudad, cuando sintió que alguien se acercaba caminando por la grava del patio. La tranquila sonrisa de Lay se dibujaba bajo la luz de las precarias luces de la calle.

-¿Disfrutando de la noche? -preguntó el chino.

-Intentándolo. Es casi imposible con tanta luz -se quejó el ángel mirando hacia las farolas.

-Es difícil, cierto. A veces hay que tirar de imaginación para recordar cómo eran las noches estrelladas -murmuró pensativo-. Kyungsoo no me ha querido decir a qué has venido, pero no suele acoger a nadie en su casa así que supongo que será algo importante.

-Sí, es algo así. Bastante importante. Necesito su ayuda -confesó el pequeño ángel suspirando ante la tremenda tarea que se le venía encima.

-En ese caso, seguro que te ayudará. Kyungsoo puede parecer alguien difícil, pero en el fondo es una persona buena a la que le gusta ayudar a la gente que lo necesita -explicó con una sonrisa-. Y tú pareces necesitar su ayuda.

Baekhyun se quedó mirándole unos segundos tratando de entender lo que acababa de decirle, intentando ver si había un doble sentido, algo que no entendía en sus palabras, pero no vio nada, tan solo eso. Una observación. Y tal como había venido, Lay se fue, dejándole allí, disfrutando de su primera noche en Seúl. Dejando que los pensamientos inundasen su mente.

.VI.

La mañana siguiente fue casi tan tensa como su primer encuentro. Kyungsoo terminaba de preparar el desayuno cuando Baekhyun apareció en la cocina donde Lay le recibió con su eterna sonrisa.

-Buenos días Baekhyun. ¿Has dormido bien?

- Buenos días. Sí. Gracias -se sentó en la pequeña mesa, pero tras hacerlo pareció pensárselo mejor y se encaminó a la cocina en busca del pequeño médium-. ¿Necesitas ayuda Kyungsoo? -preguntó cortésmente.

-No hace falta. Puedo yo solo -respondió mordazmente el chico-. Vuelve a la mesa y espera.

Cohibido, el ángel volvió a donde se había sentado la primera vez, donde Lay le esperaba sin haber movido un ápice su sonrisa. Baekhyun se sentía un poco extraño entre aquellos dos seres tan distintos. Tanta hostilidad por parte de Kyungsoo y a su vez las sonrisas de Lay, le ponían de los nervios. Por suerte para él, a los dos minutos el castaño apareció con el desayuno y los tres se enfrascaron en desayunar, dejando de lado la incomodidad.

-Debo preguntártelo Baekhyun, exactamente, ¿a qué has venido? -preguntó nada más acabar su desayuno. El aludido aún estaba sorbiendo su café y lo apuró antes de contestar.

-Me han enviado a recuperar una cosa y me han dicho que tú podrías ayudarme a encontrar alguna pista sobre el ladrón -Kyungsoo sonrió de medio lado al oírle y emitió una carcajada irónica.

-¿De verdad? ¿Y cómo pretenden pagarme esta vez por mis servicios? ¿Con la muerte de otro ser querido? -preguntó con rabia mirándole muy serio. Baekhyun había temido desde el primer momento aquella actitud y que esto sucediese justo con Lay delante, cuya sonrisa iba desapareciendo a medida que Kyungsoo increpaba los tejemanejes del Cielo, hacía que el ángel se sintiese aún peor.

-Lo lamento mucho Kyungsoo, no puedo pedirte perdón por lo que te ha sucedido, ni por lo que te han hecho a cambio de tu ayuda -contestó con sinceridad. A veces, la peor parte de ser un emisario en el mundo humano era precisamente esa, tener que lidiar con los desastres de otros-. Entiendo que no quieras ayudarme, pero en esta ocasión es algo que nos afecta a todos.

-¿A todos? ¿Querrás decir a vosotros, pequeños angelitos sin alma? -ironizó con rabia.

-No Kyungsoo, a todos -suspiró sin saber cómo intentar convencerle de que sus intenciones eran buenas y reales, que no era como los demás, que él lo hacía porque de verdad creía en aquella misión-. Han robado el Manuscrito de Voynich, el auténtico. De la mismísima cámara oculta del Vaticano donde estaba escondido -a medida que iba hablando iba sacando el dossier donde tenía toda la información y poniéndolo encima de la mesa-. Créeme, yo tampoco quería perturbar tu vida, y menos con algo así, pero... Es de vital importancia que recupere el Manuscrito y atrape al ladrón. Para ello necesito tu ayuda. ¿Me ayudaras? Por favor.

Como ángel de tan inferior rango que era, estaba bastante acostumbrado a rogar. Si fuese otro de sus compañeros, seguramente se sentiría rabioso por tener que rogar ante un mortal, pero él sabía tragarse su orgullo, llevaba toda su larga vida haciéndolo. Por eso sabía que aquel segundo de debilidad era necesario para conseguir un bien mayor. Kyungsoo cogió los papeles que le tendió y los ojeó detenidamente, frunciendo el ceño a medida que iba leyendo los distintos informes.

-Así que el rumor era verdad -murmuró pensativo revisando el acta de la reunión diplomática entre Cielo e Infierno-. No pensé que fuese verdad -una vez leídos todos los papeles elevó la mirada y miró a Baekhyun intensamente-. No va a ser fácil encontrarlo. Ni siquiera encontrar a alguien que sepa algo o quiera decir lo que sepa.

-Lo sé. No creo que nadie quiera verse involucrado en algo así. El mayor problema es que el Ars Goetia es un libro demasiado fácil de conseguir.

-Aquí no -apuntó Lay haciendo que los dos se girasen hacia él-. Las copias orientales del Lemegeton son muy difíciles de encontrar. Las no traducidas las encuentras en internet, pero tienes que dominar bien la lengua -el médium y el ángel seguían mirándole intensamente-. ¿Qué? Ese libro no solo habla de demonios, ¿vale?

-En eso tiene razón -le concedió Kyungsoo-. Vale, pongamos que necesita una copia en un idioma oriental. Eso hará que tenga que ir a canales no tan oficiales para conseguirla, lo que hará más fácil seguirle la pista.

-¿Más fácil? ¿En qué sentido? Si ya costaría encontrarla sin traducir, en un idioma oriental será aún peor -se quejó Baekhyun.

-No te creas. En esta ciudad hay un sitio donde se realizan todas las transacciones de los bajos fondos del ocultismo. Si necesitas algo como sangre de unicornio, pelo de bruja del norte, escama de dragón rojo chino, o algo como un grimorio imposible de encontrar, solo tienes que ir allí y preguntar a la persona adecuada -le explicó el médium muy seguro de sus fuentes.

-¿Y cómo se llama ese sitio?

-Neshiyya.

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