En su enésima visita a la nevera de la tarde, Sara escucha el teléfono. Como siempre que el aparato rompe su obstinado silencio, se le desboca el corazón y el aliento se le corta a cuchillo. Sin embargo no va a cogerlo. En cambio espera, con cada músculo tenso, a que su madre conteste
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yo un día también tuve una sara dentro.
un beso grande!
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Un beso! Me alegra que estés de vuelta!
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por aquí estaré! sin hacer mucho ruido!!!
(K)
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Si no te importa, te agrego a friends, llevo mucho tiempo viéndote comentar por el journal de dafne y nunca me había dado por hacer "turismo". Hoy lo he hecho y he acabado en el tuyo, y me ha gustado.
Nos leemos, un saludo.
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Me alegro de que te haya gustado esto. Un saludo.
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