Sacó unos zapatos negros, con un tacón demencial, que buena falta le hacía para poder pasar por una chica de más de quince. Porque aunque ellas lo intentasen con todo su ser, a veces pretender ser mayores no implicaba serlo. Pero conocían al que llevaba el bar al que iban a ir, porque era al que solían ir, y con tal de que aparentasen un poco más de dieciséis él haría la vista gorda.
-Hell… ¿mini falda o short? -preguntó Noelle mostrándole dos perchas con las prendas, ambas en blanco.
Helen esbozó una media sonrisa y negó con la cabeza.
-El vestido blanco que está tres perchas a tu derecha… con esos zapatos de allí-dijo señalando al fondo del armario-y estarás más guapa que de costumbre-añadió, con suavidad, subiéndose a los zapatos.
*
La cerveza tenía un efecto casi sedante en él, y no era por su sabor, que le resultaba más bien desagradable, ni tampoco era por su grado de alcohol, porque estaba seguro de que no tenía suficiente ni para emborrachar a un caballo. También era verdad que el que necesitaba el alcohol suficiente para tumbar a un caballo era él, llevaba un cabreo impresionante encima. Pero cuando la fría cerveza descendió por su lengua y garganta pudo relajarse instantáneamente y cerró los ojos saboreando el placer.
-Parece que te vayas a correr o algo- murmuró Rick detrás de su cerveza.
-Pues no estaría mal para liberar tensiones, porque estoy por volver y acabar lo que empezaste- murmuró.
Porque ahora no tenían donde tocar, no tenían qué hacer y sabía perfectamente que si no conseguían darse a conocer pronto todo se acabaría tal y como empezó.
Apoyó el vaso de cristal en la barra y miró al infinito, que estaba limitado por botellas de toda clase de licores. Rick, a su lado, había fijado la mirada en una de las camareras y no paraba de hacer ruidos como si saborease la cerveza. Ya, claro, como si estuviese pensando en cerveza ahora mismo.
Rick le dedicó una sonrisa a su mejor amigo. Sin mirarlo, porque no quería apartar la mirada de la camarera. Imaginarse las mil y una formas de hacerla sudar usando sólo la lengua le salía mucho más rentable que comerse la cabeza por culpa del yonki de mierda del antro ese.
-No vale la pena…-dijo, sacudiendo la cabeza y volviéndose hacia su amigo.
Si lo decía por volver y matar al hijo de puta ese o por intentar acorralar a la camarera, era algo que ni siquiera él sabía realmente.
Bebió un trago largo de cerveza y después suspiró.
-Estamos jodidos a fondo y sin vaselina, tío…-dijo, mirando a la camarera de nuevo.
Su rostro se iluminó con la sombra de una sonrisa. Acababa de tener una idea.
-Cálmate, potro en celo -murmuró al ver que la camarera les dedicaba una mirada más que lasciva a los dos- saldremos de esta sin necesidad de que te sacrifiques y te la tires.
Bebió un poco más de cerveza. Debían hacer algo pero ya.
Vio como el jefe del bar se acercaba a ellos. Sabía que era el jefe, era algo ilógico que todos llevasen un uniforme definido mientras que él usaba una camiseta totalmente distinta.
-Perdonad el revuelo -comentó con una sonrisa -esta noche es para los grupos debutantes... -señaló el escenario por el que se movía mucha gente- vosotros no sois de por aquí -era una afirmación más que una pregunta- ¿formáis parte de algún grupo?
Rick se permitió beber un trago más de cerveza antes de mirar a Redd de soslayo. Intercambió con él una sonrisa traviesa y después se volvió hacia el jefe.
-Rick’n Redds-dijo, tendiéndole la mano, al tiempo que señalaba a su amigo con la cabeza-y no formamos parte de un grupo. Nosotros somos el grupo-explicó, con un tono que oscilaba entre el deleite y la cordialidad.
El hombre le estrechó la mano a ambos y les dedicó una sonrisa.
-Chicos, creo que habéis llegado en el momento oportuno-dijo con solemnidad-Acaba de llamarme el representante de uno de los grupos, y me ha dicho que no van a poder presentarse esta noche… así que…
Rick miró a Redd y alzó levemente una ceja, interrogante.
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