Lifted
Fanfic OriginalAutora:
theminionPareja: Kai/Kyungsoo
Género: Romance, Fluff, Smut Secuela de:
FALLENTraducción:
Vanessa,
Sariluz,
Corrección:
yue_kissysDescripción: El nuevo miembro del paraíso, le otorgó a Kyungsoo otra visita.
“¡Tu-tú estás de vuelta!”
“¿Eso es malo? ¿Quieres que me vaya?”
“¡Por el infierno que no!”
“Ugh. Ni si quiera menciones ese horrible lugar. Estar aquí, contigo, es mucho mejor.”
~.~
Kyungsoo no estaba actuando como usualmente lo hacía.
La usual burbujeante personalidad fue remplazada por algo triste. Parecía más como si se estuviera arrastrando por la escuela más que saltando por ella como antes.
El extraño cambio de carácter cautivo la atención de muchas personas. Era más que peculiar. Nadie había esperado este tipo de comportamiento de alguien tan feliz como Kyungsoo.
Había estado evidentemente frustrado el día anterior. ¿Por qué? Las personas asumieron que era por la presencia de cierto joven. Ese alguien que estuvo siguiéndolo por toda la escuela, como una sombra en cada periodo.
Ahora se había ido. Solo era Kyungsoo de nuevo.
Pero parecía muy triste y deprimido. Cuando entró al primer periodo, apareció un peso sobre sus hombros.
Y la parte más rara, la parte que más asustaba a todos, era que cargaba una bolsa con plumas blancas por los alrededores. Cada vez que alguien le preguntaba para qué eran, las apretaba fuerte contra su pecho y se iba. Había desarrollado una obsesión con esas plumas. Nadie entendía el mensaje detrás de ellas, pero saben que algo había pasado que lo asustó de por vida.
Se sienta solo en el receso, contando las plumas. Era una de las vistas más anormales que cualquiera hubiera visto jamás. Todo el mundo, incluso los maestros, pensó que se había vuelto loco. Nadie se atrevía a acercársele.
Excepto sus amigos. Sehun y Minseok, los compañero más cercanos, no habían visto nunca a su amigo en tal estado. Cuidadosamente se aproximaron tan pronto se sentó frente a las escaleras durante el tiempo de receso.
Según se sentó a su lado primero. Kyungsoo ni si quiera lo notó. Estaba transfigurado con esas plumas, cogiendo una delicadamente de una pila y poniéndola en otra mientras le adjuntaba un número.
Sehun coló una mirada hacia Minseok cuando el más viejo se paró detrás de, mirándolo hacia abajo. Mordiendo su labio, el chico más joven de los tres dudosamente alcanzó su hombro y lo picó.
“¿Um, Soo? ¿Estás bien?”
No hubo respuesta. Kyungsoo estaba completamente ahogado en su actividad. Sehun le disparo a Minseok una mirada suplicante. En respuesta, Minseok apuntó hacia las plumas y Sehun asintió.
Lentamente Sehun se aproximó a una de las plumas más cercanas a él. Casi inmediatamente, la cabeza de Kyungsoo giró en su dirección.
“¡No los toques!”
El chillido agarró a Sehun con la guardia baja y se inclinó hacia atrás. Si no hubiera sido por Minseok, el adolescente estaría rodando cuesta abajo por las escaleras de concreto.
“¡Jesús, Kyungsoo!” Minseok exclamó. “No esperaba que estuvieras todo ‘mi precioso’ como esa cosa del Señor De Los Anillos.”
Kyungsoo lo miró con determinación. “¡No toquen mis plumas! ¡No las toquen!”
“¡No queremos tus plumas de gallina!” Gritó Sehun. “¿Qué te sucede? Hombre, luces como mierda.”
Kyungsoo acarició uno de los blancos objetos. “No son plumas de gallina. Son de. . . no importa.”
Las reunió todas y las acomodó dentro de su lugar en la mochila.
“Lo siento, ¿está bien? Es solo que he estado disperso desde ayer.”
Minseok tomó asiento junto a él. “¿Quieres hablar de ello?”
Kyungsoo negó con la cabeza. “No me creerías.”
Sehun le dio un golpecito en la espalda. ”Si, si lo haremos. Vamos. Suelta la sopa.”
“Confíen en mí.” Kyungsoo contestó, mirando hacia el cielo como si estuviera perdido en un sueño. “Es maravilloso.”
El más alto de ellos, se inclinó más hacia él y presto atención ante lo que estaba mirando. Las nubes rodaban a través del sol que brillaba. Nada lucía fuera de lo ordinario o merecía la pena para capturar la atención de alguien.
Minseok y Sehun intercambiaron miradas perplejas. Cualquier cosa que fuera lo que estuviera acosando la mente de Kyungsoo era dulce y agria al mismo tiempo. Lo hacía ver como un lunático; tal vez meterlo a un manicomio no era tan mala idea.
Kyungsoo de repente se paró y comenzó a caminar camino abajo por la escuela frente a las puertas. Sus amigos se pararon. Comenzaron a perseguirlo, apenas siendo capaz de seguir cuando empezó a correr.
“¡Kyungsoo! ¿¡Adónde vas!? ¡La escuela todavía no termina! ¿¡Qué carajos, hombre!?”
Kyungsoo dio la vuelta y corrió al revés, mientras se despedía con la mano de un frenético Minseok. “Volveré después. Me voy a casa. ¡Adiós!”
Sehun detuvo el brazo de Minseok antes de que pudiera correr o ir más lejos. “Olvídalo, hyung. Algo lo está jodiendo. Olvídalo.”
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Kyungsoo no regresó a la escuela como lo había prometido.
Pasó el resto del día tejiendo cada pluma blanca en una manta. Era un proyecto inusual, pero no le importaba lo loco que pareciese. No podía seguir cargando las plumas por doquier.
Las agujas iban de abajo hacia arriba sobre el tejido inicial de la manta. Más de la mitad de las plumas ya estaban incrustadas en la tela.
Sus ojos parecían sangrar por la falta de sueño. Estuvo haciéndolo ya por horas. No ayudaba en nada que cuando fallaba en algo, tenía que destejer y volver a empezar. No le importaba, sin embargo; quería que fuera perfecto.
Las plumas de Kai se estaban apoderando de su mente. Sabía que era ridículo, pero no podía mantenerse lejos de ellas. Esas plumas tenían una atracción magnética que lo mantenían a algo cuerdo. Sin ellas, podría entraren pánico.
Abajo, arriba, abajo, arriba. El patrón se fijó permanentemente en la cabeza de Kyungsoo. Podría hacer esto por siempre, si eso significaba que mantendría las plumas a salvo. Después de todo, esto era el único conjunto de ellas que alguna vez iba a tener.
Porque Kai no iba a volver. Kyungsoo no sabía si él había vuelto al infierno, o a otro lado, considerando el cambio de color en sus plumas. Donde quiera que estuviese, Kyungsoo altamente dudaba que se le diera un permiso para ausentarse.
Tú lo odias. Solo te gustan las plumas. Solo las plumas. No él. Tú lo odias, lo odias…
La tela de pronto se vio forzada a tener encima gotas de lágrimas. Kyungsoo no pudo contenerse. Tejió más rápido, de repente queriendo acabar de una vez. No era un aficionado a que las lágrimas estropearan su obra maestra.
Recuerda lo que te hizo. Recuerda lo equivocado que estaba. No recuerdes lo bien que se sintió. No recuerdes lo significó para él, para ti. Tú lo odias, lo odias…
Gritó cuando accidentalmente se perforo el dedo pulgar con la afilada punta de la aguja. Metió el digito en su boca cual recién nacido, sollozando a su alrededor. El sabor metálico de su sangre goteaba sobre sus papilas gustativas.
No queriendo que le cayera sangre a la manta, revolcó todo en su habitación y bajó las escaleras para buscar un vendaje. Caminó hacia la cocina Al pasar por la puerta de atrás, miró hacia el patio trasero.
Sin agujero. Nada fuera de lugar. Sin Kai. No había alguna señal de su llegada; ninguna señal de su existencia. Las flores de su madre eran las únicas ocupantes del patio trasero. Frunció el ceño a sus malditas petunias.
Rebuscó en los armarios ¿Por qué cuando necesitaba una caja de curitas, no podría encontrarla? Siempre es lo mismo. Cuando uno necesitas algo nunca está allí. Cuando uno lo necesita, no está.
Necesito a Kai. Vuelve, idiota.
De repente se le ocurrió que buscar curitas en la cocina era estúpido. Probablemente estarían en el gabinete del baño. Se tiró del cabello. Maldita sea, no estaba pensando con claridad. Se dirigió al piso de arriba. Entró en al cuarto de baño, aun chupando su dedo. Cerrando la puerta detrás de él con una patada. Extendió la mano buena hacia el gabinete.
Encontró lo que buscaba en la misma esquina del gabinete. Tomó la caja de curitas y las colocó sobre el mostrador al lado del lavabo. Luego cerró el gabinete de las medicinas.
Y dejó escapar un grito de horror.
Debido a que su reflejo no era el único detrás de él. Su mandíbula cayó todo el camino a su cuello y tontamente se respaldó justo en el ser que poseía el otro reflejo.
Sus brazos se colocaron alrededor de su cintura de forma segura. Kyungsoo observaba la misma sonrisa de lado la noche anterior en su rostro mientras sus labios bajaban y rozaban su cuello.
Sus labios de felpa hicieron su camino hacia arriba. Una lengua salió a lamer alrededor de su oreja, agitando su lóbulo sensible. Kyungsoo empezó voluntariamente a fundirse con la persona que lo sostenía.
Pero esperen. No era una persona. Él, para ser más específicos, había dejado de ser una persona hace siglos.
Kyungsoo se estremeció ante el cálido aliento que rozó su piel.
“¿Me extrañaste?”
Kyungsoo tembló al escuchar esa voz. Su pecho se movía mientras trataba de decirse a sí mismo que no quería escucharlo. Quería quedar estar en silencio. Quería al idiota detrás de lo dejara.
Kyungsoo negó frenéticamente con la cabeza y cerró los ojos. Era una mentira, y el otro vio a través suyo. Rió entre dientes contra la piel de Kyungsoo cuando su cabeza fue a dar al cuello del muchacho para darle otro beso.
“Mentiroso. Mentir es un pecado. Mira al espejo.”
“N-no.”
“Mira.” La sensual voz repitió. “Mira lo que me has hecho.”
Kyungsoo negó con la cabeza una vez más. Chilló cuando le dio la vuelta. Con los ojos todavía cerrados, oyó la puerta del baño crujir y ser abierta, sus propios pasos siendo forzados a salir del cuarto de baño.
El colchón de su cama silbó cuando su peso fue arrojado sobre sí. Gimiendo cuando el otro se le unió. Kyungsoo jadeaba mientras se colocaba a horcajadas sobre sus caderas, y sus muñecas eran aprisionadas.
“Mírame, Do Kyungsoo. Mira lo que me has hecho. ¡Hazlo!”
Kyungsoo obedeció lentamente la orden. Abrió un poco los ojos para cumplir su orden.
Se encontró mirando un rostro conocido, pero muy diferente. Tenía los mismos ojos, la misma nariz, los mimos labios, la misma piel, el mismo todo. Y sin embargo, parecía brillar con algo más.
El cabello oscuro fue iluminado con rubio. Los ojos color ceniza brillaron con pequeños fuegos artificiales. Los labios perfectos se curvaron en una sonrisa genuina, una sin intenciones secretas ocultas tras ella.
Y las alas que se expandían desde atrás eran blancas como la nieve. Blanca como las de un ave. Blanca como las de un ángel.
Kai bajó hasta que logró hacer sus frentes chocar. “Dijiste que me recordarías como el que te lo hizo como a una puta. ¿Eso sigue siendo cierto?”
Kyungsoo jadeó ante la proximidad. “N-no.”
“¿Todavía me odias?”
Las lágrimas llenaron los ojos de Kyungsoo de nuevo mientras negaba con la cabeza. Entre sollozos, luchó a su manera para salir de las garras que sostenían sus muñecas hacia abajo. Sus brazos rodearon el cuello de Kai, y exclamó en su nuca.
“¡Estás-estás de vuelta!”
Kai sonrió y deslizó sus manos por debajo de Kyungsoo con el fin de frotar su espalda. “¿Eso es malo? ¿Quieres que me vaya?”
“¡Como el infierno que no!”
“Ugh. Ni siquiera menciones ese horrible lugar. Estar aquí contigo, es mucho mejor.”
Eso solo hizo que Kyungsoo llorara más fuerte. Estaba bastante seguro de que ya había empapado la ropa brillante de Kai con sus lágrimas. La mancha oscura sería mucho más visible en la nueva camisa azul cielo de Kai que en el de color negro que llevaba durante su primera visita.
“¿Por qué te fuiste?” Preguntó el humano. “¿Por qué me dejaste y no me dijiste que te ibas? Me dolió, Kai. Me dolió mucho.”
“Te dije que iba a salir.” Lo apartó lejos de sí mismo para ver la cara del niño. “Yo no pensé que importaría si me iba de todos modos.”
“¡¿Me estás jodiendo?!” Kyungsoo le gritó a la cara. “¡¿Crees que dejar a alguien después de hacer lo que me hiciste en la ducha está bien?! ¡Has jugado con mis sentimientos!”
“Cuida tu lenguaje. De donde yo vengo actualmente, no se toleran ese tipo de palabras.”
Kyungsoo inmediatamente cerró la boca. Kai le dio una sonrisa tímida. Al mismo tiempo, sus alas blancas enroscadas alrededor de los dos, escudándolos de todo lo que los rodea.
“Incluso las paredes tienen ojos y oídos.” Kai le dijo. “Voy a meterme en muchos problemas solo por hacer algo como esto…” Hizo una pausa para besar la frente de Kyungsoo “…Estoy bajo órdenes muy estrictas ahora.”
“¿Las órdenes de Quién? ¿El…?”
Kyungsoo señaló abajo. Kai negó con la cabeza mientras reía. Tomó su dedo hasta que el dígito apuntó hacia arriba. Las plumas de sus alas revolotearon.
“Nuevo empleador. Nuevo Trabajo.” Kai se desenredó y se dio vuelta para acostarse al lado de Kyungsoo. “Me han enviado aquí para arreglar algunos de los males que otras personas y yo hemos hecho. Mi primera orden del día es traer a la vida todas las flores que marchité.”
Kyungsoo bufó y volvió la mirada hacia el techo. “Te dije que no las marchitaras.”
“Debí escucharte la primera vez.”
La mano de Kai encontró la de Kyungsoo y entrelazó sus dedos. La palma del humano se sentía como si estuviera en llamas bajo el toque del ángel. Kyungsoo no podía explicar lo que estaba sintiendo. Trató de decirse a sí mismo que no sentía nada por Kai que no fuera odio, y eso estaba mal. Admitió que no sentía eso por el ángel. Pero entonces, ¿Qué es lo que lo reemplazó?
Rebobinó al día de ayer. ¿Cómo la experiencia de la ducha había pasado de una pesadilla a un sueño, de la realidad a la fantasía? ¿Podrían esos pocos minutos haber cambiado por completo la idea que tenia de Kai?
Después de todo, se había roto al saber que Kai lo abandonó esa mañana. Pensó que nunca volvería a verlo, y eso casi lo destrozó en pedazos. La segunda visita en dos días consecutivos le había dado esperanzas.
Y la esperanza era buena. Kai había esperado por un amigo. Lo había conseguido. En cuanto a Kyungsoo, esperaba que Kai no hiciera nada que lo lastimara o hacerle sentir como si el infierno viviera dentro de él.
El ángel no hizo nada por el estilo. Kai existía, y Kyungsoo odiaba admitirlo, levantado su espíritu. Nunca había sido de los que tienen a alguien especial, y Kai parecía llenar ese vacío.
Al estar tan cerca del ángel, quien lo había literalmente, violado justamente el día anterior, sorprendentemente eso no puso incómodo a Kyungsoo. De hecho, estaba feliz de que Kai haya hecho lo que hizo. Sin ese momento de horror, los hermosos sentimientos que fueron hinchando su corazón, no hubieran nacido.
No es amor. Tú no lo amas. Eso no es lo que estás sintiendo. No puedes amar a quien te tomó. Tú…le gustas. Tú estás igual que él. Eso, eso es todo.
Kyungsoo sonrió para sí mismo. Había un poco de consuelo en ese pensamiento. No amaba a Kai. Era sólo un capricho temporal. Él casi estaba golpeándose. Eso es todo lo que era, eso es todo lo que era…
“Te ves hermoso cuando sonríes.”
Kyungsoo tembló ante la voz. Sólo entonces se le ocurrió que Kai había estado observándolo todo el tiempo mientras acariciaba el dorso de su mano con el pulgar. Las mejillas del humano se sonrojaron.
“¿Gracias?”
Kai le soltó la mano y se sentó, blancas plumas desapareciendo poco a poco en su piel. Se encogió como la característica nieve siendo absorbida por él, la experiencia no es menos dolorosa que cuando eran tan negras como la noche.
Kyungsoo sorprendentemente se encontró sintiendo empatía. “Duele, ¿no es así?”
Kai dejó escapar un suspiro de alivio una vez que sus alas estaban totalmente ocultas en su interior. “Sí, pero está bien. No tengo nada de qué quejarme.”
“Has cambiado mucho.” Kyungsoo se sentó también. “Por fuera y por dentro.”
Kai lo miró casi perplejo. “¿Cómo así?”
“No me estás amenazando por alguna cosa.”
“Y- ¿Yo te amenacé antes?”
“¿Eres consciente aún de las palabras que salieron de tu boca cuando estuviste aquí la primera vez?”
Kai soltó una risita. “No me acuerdo de ello, pero sí me acuerdo de lo que salió de tu boca en la ducha. Esos eran los ruidos que sonaban aún mejor que las arpas que tenemos en el ático.”
“¿Ático?”
“En la planta baja es el Infierno. Arriba es aquí, tu mundo. El Ático es allá.” Kai señaló hacia arriba. “Donde estoy gracias a ti.”
El rostro de Kyungsoo fingió perplejidad. “¿A mí?”
“A ti.” Levantó la mano para acariciar la mejilla de Kyungsoo. “Nadie nunca me ha llamado por mis defectos. Todo el mundo guardaba silencio o me elogiaba por ellos. Abriste mis ojos apuntándolos, y has apuntado bastantes. Me hiciste dar cuenta que podía hacer mucho más que aguantar las cosas que tenía que pasar. Podría haber cambiado hace mucho tiempo, pero no tenía una motivación. Me diste una razón para cambiar y empezar de nuevo.”
“Eso fue cursi.”
“Tú haces que quiera hablar todo cursi y avergonzarme a mí mismo.” Kai le dio un beso en la nariz. “Yo no haría eso con nadie más. Solo contigo, ¿está bien?”
Kyungsoo cubrió con su mano la de Kai que aún estaba en su mejilla. “¿Vas a quedarte conmigo esta vez?”
La expresión de Kai se volvió solemne. “No para siempre, pero más de un día. Mi horario es mucho más flexible ahora. Además tengo un montón de trabajo que hacer, y poco tiempo para hacerlo es una estupidez, por lo tanto, tengo un montón de tiempo. Para trabajar y para ti.”
“Cuando te vayas de nuevo.” Kyungsoo comenzó. “¿Puedo ir contigo?”
“No.” El tono de Kai era frío. “No podrás. Habrá un momento en el que puedas, pero no ahora. Todas las cosas buenas son para los que esperan.”
Kyungsoo sacó su mejilla de la mano de Kai y miró a otro lado. Por mucho que no quisiera decir que moriría para estar junto aél, eso era precisamente lo que había querido decir cuando le preguntó si podría acompañar al ángel de regreso al ‘Ático’.
No discutió más, sin embargo, no quería escuchar todo el discurso de: “Tienes mucho que vivir.” Charlas como esa eran extremadamente desagradables para él. Se mantuvo como una momia.
Aun sabiendo que Kai tendría que dejarlo, eso hizo que Kyungsoo quisiera echarlo en ese mismo instante. Antes de que el callera más fuerte por el ángel. Antes de que su corazón voluntariamente flotara en la palma de la mano de Kai.
Antes de que fuera demasiado tarde.
Porque Kyungsoo no sería capaz de vivir solo de nuevo. Se había vuelto loco sin él en menos de 24 horas. Eso no era solo extremadamente patético; era razón suficiente para que buscara un buen terapeuta. No tuvo tiempo para la terapia.
Tiró de la manta que había tejido con las plumas de Kai en su regazo. Las cejas del ángel se plantaron al ver la misma. No dijo nada, sin embargo, Kyungsoo parecía estar cerca de explotar por la mezcla de rabia y tristeza, y la manta parecía estar drenando lejos la combinación.
“Lo siento.”
“No lo hagas, yo entiendo.” Kyungsoo acarició la manta, tratando de aplastar algunas áreas donde las plumas sobresalían exageradamente. “Lo digo en serio.”
Kai no se tragó eso. Se levantó de la cama llevando su mano al antebrazo de Kyungsoo y dándole un apretón. El humano no luchó cuando tiró de él sobre sus dos pies y más cerca de su propio cuerpo.
“Amablemente, solicito que me des un tour.” dijo Kai. “Todo lo que he visto de acá es la escuela, clubes de striptease, y básicamente cada gueto de cada lugar en esta Tierra.”
El ángel paró para sacudirse la cabeza.
“Wow, realmente estaba muy mal antes de conocerte.”
Kyungsoo se apartó del ángel y le dio la espalda. Kai ladeó la cabeza ante el acto. No hizo ningún movimiento y tampoco dijo algo. Sabía que Kyungsoo estaba molesto con él.
¿Y por qué no iba a estarlo? Kai llegó y se aprovechó de él. Ahora que conocía su identidad, estaba tratando de colocar todo detrás de ellos. Ahora que pensaba en todo esto, Kyungsoo podría nunca perdonarlo.
“Te voy a mostrar todo.” Susurro Kyungsoo. “Idiota.”
Se dirigió hacia la puerta del dormitorio y comenzó a bajar las escaleras. Kai procedió a seguirlo, silbando de dolor a cada paso que daba en la planta baja. Sus alas eran más pesadas, ya que llevaban el peso de sus pecados, y le dieron la sensación de ser aplastado.
El aire era fresco cuando los dos dieron un paso hacia afuera. Kyungsoo aceleró el paso por la acera, tratando de virar tan lejos de Kai como le era posible.
Sabía que huir no era una opción, y sin embargo, deseaba que lo fuera. Fue un error sentir de la manera en que lo hizo. No quería sentir toda esa calidez y ese difuso aleteo de mierda alrededor de su estómago como si fueran mariposas.
Era consciente de que la realidad iba a ponerse al día con él. Y Kai estaría esperando cuando eso sucediera, ya sea que le gustara o no.
Podía oír los pasos de Kai detrás de él. El ángel se puso a caminar a su lado, y su mano inmediatamente apretó la suya. Kyungsoo trató de no devolver el agarre. Al final, inconscientemente unió sus dedos alrededor de Kai.
Cuando pasaron por el parque público en la siguiente manzana, Kai dejó de caminar. Kyungsoo miró a su alrededor tratando de localizar lo que la mirada de Kai había captado actualmente.
La siguió hasta que su propia mirada paró en un trozo de flores blancas. Florecían magníficamente desde la suave hierba; la hierba que el ángel solía odiar, pero por la que ahora sentía aprecio.
Escabulló una mirada de reojo a Kyungsoo. “¿Quieres probar algo?”
“Claro. ¿Qué?”
“Por aquí.”
Kai tiró del humano hacia las flores. Con cuidado de no aplastarlas con sus pies, caminaron alrededor del campo miniatura, en busca de algo en las delicadas plantas.
Kyungsoo levantó una ceja. “¿Qué estás buscando?”
Kai respondió con una sonrisa, sus ojos no se despegaron de las flores. “Nada. Porque encontré uno.”
Soltó la mano de Kyungsoo y se arrodilló. Cayó sobre sus rodillas junto a él, observando a Kai con mucha curiosidad. El ángel le devolvió la mirada por un momento antes de apuntar a algo dentro de las floraciones.
Kyungsoo se encontró mirando a una pequeña flor de lavanda en medio de los blancos. Los bordes de sus pétalos se doraron y se desvanecieron, el verde de su tronco ennegrecido y enfermizo.
“Está muerto.” Declaró sin rodeos.
Kai asintió. Una vaga y sutil luz de repente brillaba en sus manos.
Extendió su mano hacia la de Kyungsoo. Al principio, el humano estaba demasiado asustado para dejar que Kai se apodere de ellos. No sabía lo que era la luz que emanaba de las manos del ángel, y tenía miedo de averiguarlo.
Al final cedió. Llevó las manos de Kyungsoo cerca de la flor, ahuecándolas alrededor de la descolorida planta. La luz seguía brillando en sus manos extendidas, y las colocó sobre las de Kyungsoo.
“Esta es una de las cosas que me hace amar mi nuevo trabajo.” Dijo Kai. “Tenía muchas ganas de compartir esto contigo tan pronto supe sobre esto."
La luz de sus manos creció haciéndose momentáneamente más brillante. Kyungsoo sentía un zumbido en la parte posterior de sus propias manos donde las palmas de Kai presionaban sobre su piel. Entrecerró los ojos mientras la luz se hacía insoportablemente brillante.
Cuando Kai sacó sus manos, la flor era de un intenso y próspero purpura, su tallo era largo, enredado y verde. La boca de Kyungsoo se abrió y dejó salir un grito de asombro, y se quedó asombrado.
“Es hermoso.” Trazó los pétalos perfectos. “Lo arreglaste.”
“Nosotros los arreglamos. Tú y yo.”
Kyungsoo se estremeció cuando miró a Kai. Los ojos del ángel brillaban como diamantes negros. Kyungsoo sintió los últimos ladrillos que sostenían el muro entre ellos caer, caer completamente en pedazos.
Tú no lo amas. Tú estás atraído hacia é .Para…para… tú...tú no…
Repentinamente estaba feliz de que ese parque estuviese casi desierto.
Kai ni siquiera recibió una advertencia antes de sentir a Kyungsoo estrellarse contra él. Cayó hacia atrás dejándolo sin aliento. No fue capaz de reponer sus suministros de aire; los labios de Kyungsoo lo bloquearon. El humano los movió totalmente complacido, tratando de probar todo lo que el ángel posiblemente había probado. Entre la muerte y el dolor del día anterior; ahora dulce con vida y alegría.
Nada había sabido tan bien. Kyungsoo jadeó mientras su lengua invadía la boca de Kai, quien no hizo nada para detenerlo; se había vuelto completamente sumiso. Discutir era la forma de alguien que ya se encontraba lejos ahora.
Lo amas. Admítelo. Lo amas. Lo amas. Lo…
Kyungsoo se apartó jadeando. Miró a Kai. Lo ojos del ángel estaban cerrados, su boca armaba una sonrisa. Su piel estaba radiante, como si el beso hubiese encendido una luz dentro de él.
Kyungsoo presionó sus narices juntas. “¿K-Kai?”
Un ilustre ojo se abrió. “¿Hm?”
“¿Cuánto tiempo te llevará hacer eso con todas las flores que has destruido?”
“Un rato más.”
“¿Y te quedarás conmigo todo ese tiempo?”
“Sí, Kyungsoo. Lo haré.”
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Habían pasado tres semanas desde que Kai había regresado cuando Kyungsoo se dio cuenta de que algo andaba mal.
Kai tenía una rutina de salir precisamente a las cuatro de la mañana y regresar a las cuatro de la tarde. Era una costumbre que, al parecer, había mantenido desde sus viejos días en el Infierno. ¿Quién iba a saber que un ángel podría ser tan puntual?
Por la segunda semana desde el retorno de Kai, el ángel llegaba a casa de Kyungsoo una hora tarde. Sus ojos inyectados de sangre, una sola gota de un líquido de color plata corriendo por un lado de su rostro también.
Ahora, a los ángeles del Cielo no se les permitía entrar en peleas. Estaba estrictamente prohibido. Lo cual significaba que si Kai entraba en algún tipo de problema, lo tendría que afrontar como un hombre.
Los cortes y contusiones en el rostro habían sellado de forma automática, incluso antes de que Kyungsoo pudiese siquiera conseguir el kit de Primeros auxilios. No obtuvo respuesta cuando le preguntó lo que había sucedido. Kai simplemente había desentrañado sus alas y se fue arriba.
Al día siguiente, llegó dos horas tarde. Las contusiones, los cortes y las heridas se habían duplicado, no le dio explicación cuando le preguntó desesperadamente lo que pasó.
Y en este día, que marcaba ser el tercer día de la semana, Kyungsoo se negó a dejar que Kai dejara la cama. Había tardado una eternidad acostumbrarse a compartirla con el ángel, que no estaba preparado para dejar que se vaya.
Sus brazos se envolvieron en la cintura de Kai y sellándolos como una cerradura, en ángel intentó zafarse pero no pudo salir del agarre de Kyungsoo. Aunque pareciera delicado, Kyungsoo era una galleta dura.
“Kyungsoo, déjame ir por favor.”
“No.” Soltó firme y con autoridad “Te estoy poniendo bajo arresto domiciliario. Después de todo, son las cuatro de la mañana de un Sábado. Duerme.”
“Kyungsoo, cariño, te lo ruego. No tengo tiempo para esto.”
“¡¿Para qué?!”- Exclamó el humano-“ ¿Es hora de ganarte una paliza por algo que no quieres contarme?!”
“Kyungsoo-“
“¡Te dejé entrar, Kai!” Kyungsoo gimió. ”¡Te dejé entrar en mi casa la primera vez que viniste! ¡Dejé que te quedaras! ¡Te dejé tomar mi cuerpo! ¡Mi corazón! ¡Te dejaré tomar mi alma si eso quieres! Lo menos que podrías hacer es evitar herirme. ¡Por mí!”
Al igual que los peces en la escuela, el “Por mí” Trajo de vuelta a Kai. Con un suspiro, se puso así mismo de nuevo a lado de Kyungsoo y los envolvió a ambos con sus alas de nieve.
“Te das cuenta de que a Él no le va a gustar que me tome un día libre, ¿no?” Preguntó acariciando con el dorso de su mano la mejilla de Kyungsoo.
“Estoy seguro de que Él no quiere que te hagas daño, así como yo.” Kyungsoo susurró. “Ahora a dormir, Estoy cansado. Estás cansado. Tengo que hacer las compras después para el regreso de mis padres y no quiero caer dormido en el cajero.”
Kai rió entre dientes y besó su nariz.” Suficiente. A dormir.”
Pero no lo hizo. Permaneció despierto todo el tiempo, sólo fingiendo estar perdido en el mundo de los sueños. De esa manera, cada vez que tratara de salir, él podría apretar su agarre sobre la cintura del ángel.
II →