Indecision - Kai/Sehun (Trad. en español) PRÓLOGO

Jul 27, 2014 23:14



INDECISION



Prólogo

¿En qué punto el amor disminuye hasta convertirse en algo mediocre?  ¿Cuándo el corazón deja de latir y regresa a su estado normal? Jongin piensa a menudo sobre estas cosas mientras está en los confines de su oficina con vista a la bulliciosa ciudad. A través de la celda de vidrio, sus ojos observan las estrellas debajo, pausando en las luces parpadeantes antes de contemplar el horizonte mientras oscurece. Y en el hermoso lienzo pintado con rojos, naranjas, y amarillos, Jongin ve su reflejo y se avergüenza.

A diferencia del horizonte, su vida está desprovista de color. Todos los días es lo mismo, aburrido y predecible. Nada de lo que haga le da satisfacción, a pesar de cuan alto sea su sueldo. Tiene el trabajo perfecto, la casa perfecta, el auto perfecto, y el compañero perfecto. Pero algo le falta.

Cuando Jongin entra a su departamento, es saludado con la misma frase de siempre.

“Hola Jongin ¿Cómo estuvo el trabajo?” pregunta su pareja, Kyungsoo, desde la cocina. Está cocinando algo delicioso como de costumbre. Los platos de Kyungsoo nunca dejan de hacer agua la boca de Jongin con anticipación.

“Me fue bien. Finalmente entregué mi oferta para la presentación de hoy.” Jongin se quita la chaqueta y la cuelga en el perchero de al lado. Se acerca a Kyungsoo por detrás, rodea con sus brazos su cintura y planta un casto beso en su suave y rosada mejilla.

“Es bueno escuchar eso” recita el otro sin quitar la mirada de la tabla de picar. “La cena debería estar lista en más o menos media hora.

Jongin separa sus manos y las deja caer a los lados. Está acostumbrado a este tipo de respuesta, o a la falta de ella, por parte de Kyungsoo. Los dos han estado juntos por poco más de cinco años. Se conocieron en la secundaria, comenzaron a salir en el instituto y el resto fue historia después de ello. Con toda honestidad, Jongin ha pensado que su vida era perfecta pero de alguna manera esto se ha desvanecido en algo menos grandioso.

Ellos cenan en silencio, teniendo solo una ocasional conversación sobre el trabajo o amigos. Jongin mastica lentamente e ingiere su comida, aparentemente perdido en sus pensamientos mientras Kyungsoo echa un vistazo de vez en cuando. Él le quiere decir algo a Jongin, pero no sabe dé que más hablar. Toma un sorbo de vino tinto, Kyungsoo puede sentir un par de ojos amenazando penetrar las capas que protegen su corazón. En algún momento a lo largo del camino, había quedado atrapado en su día a día que olvidó como amar. Cada vez que Jongin lo besa, difícilmente corresponde. Cada vez que las palabras te amo caen de sus labios, le queda un mal sabor. Es horrible y, ha llegado al punto en donde prefiere hundirse en sí mismo que enfrentar la realidad. Kyungsoo piensa que es disfuncional - un gran defecto, un error, o mejor aún, un tonto por dejar que el amor se escurra entre sus dedos tan fácilmente. No sabe cómo lidiar con eso, por  lo que comenzó a apartar a Jongin. Y esto resultó mucho más fácil de lo que debería ser.

Por la noche tienen la misma rutina. Jongin se ducha antes que Kyungsoo. Alrededor de las 10:00 P.M., ellos se metan a la cama y Jongin lee un libro mientras Kyungsoo mira televisión. Muy rara vez ellos comparten momentos íntimos. Han sido cerca de tres semanas desde la última vez que hicieron el amor.  A pesar de ello, Jongin nunca se queja, porque en el momento que Kyungsoo se queda dormido es el más preciado, y él es feliz con ello. Al menos, eso es lo que se dice a sí mismo.

Jongin siempre va a trabajar antes de que Kyungsoo despierte pero nunca deja el departamento sin robar un beso a su esposo mientras duerme. Quizá es por costumbre o por mantener una pizca de ilusión. De cualquier manera, siente que su día será triste sin ello.

El tráfico no es tan malo ya que rodea los autos en un impecable Mercedes antes de estacionarse en el espacio asignado para él en el trabajo. Se toma un momento para un doble chequeo de cómo luce en el espejo retrovisor. Su oscuro cabello está peinado hacia atrás, la corbata derecha y su ropa libre de arrugas. Jongin sale de su vehículo, sube por las escaleras y atraviesa una puerta giratoria en su camino al edificio.

La señorita frente a un escritorio, Jessica, siempre lo saluda alegremente. El guardia de seguridad saluda con la cabeza reconociéndolo, mientras Jongin presiona el botón para el siguiente elevador. En realidad, nunca le han gustado los ascensores pero es mejor que subir treinta pisos de escaleras sólo para llegar a su oficina.

“Buenos días Sr. Kim” dice un nuevo rostro cuando sale del elevador y pasa al pasillo principal.

“Buenos días”, responde amablemente, a quién él asume, es una interno. Ella es joven pero luce prometedora. Necesitan pensadores frescos en esta empresa. Hace una nota mental de ver su previa experiencia laboral más tarde.

Podría decirse que la compañía Wu es una de las que más rápido se han expandido y de las más grandes agencias de viajes del mundo. La familia Wu comenzó como una cadena de hoteles pero rápidamente creció en algo mucho más inteligente e impresionante.

El trabajo de Jongin consiste en supervisar las promociones por temporada y el desarrollo de los planes de viajes por venir. Se podría decir que él es uno de los empleados que está directamente bajo el mando del Director Ejecutivo, KrisWu. Ellos se conocen desde la secundaria y la universidad, por ello cuando Kris le ofreció un puesto en la compañía de su difunto padre, Jongin supo que no podía rechazarlo ya que era una gran oportunidad.

Tiene un buen sueldo, excelentes beneficios y cubre todos los gastos relacionados con los viajes. El único inconveniente son las horas. Jongin frecuentemente se queda en su oficina hasta tarde por la noche. No tiene mucho tiempo libre fuera del trabajo. A veces se pregunta si esta es la causa de lo mal que va la relación con Kyungsoo.

“Buenos días Sr. Kim. Espero que esté teniendo un buen día,” dice Amber con una sonrisa radiante. Amber ha estado en la compañía por aproximadamente un año. De todos los empleados ella es la más agradable. Su labor puede ser exigente -haciendo los mandados a varias personas en la oficina- pero su animado comportamiento nunca desaparece.

“Lo estoy teniendo, gracias. Confío en que tú también.” Una sonrisa surge de las esquinas de los labios de Jongin cuando ella asiente con entusiasmo. Sin embargo, ésta rápido titubea cuando nota que su secretaria personal no está en su puesto, “¿Dónde está Dara?”

“¡Oh! Eso es lo que venía a decirle. Su esposo llamó esta mañana y dijo que ella tuvo a su bebé anoche…un saludable varón.”

“Es bueno oír eso. No me di cuenta que la fecha de su parto estaba tan cerca.”

“De hecho la labor de parto se adelantó dos semanas y necesitó una cesárea. Su esposo dice que los doctores recomiendan que ella no trabaje por seis u ocho semanas por lo menos.”

“Bueno…son buenas noticias para ella pero malas para mí. No he terminado de revisar todos los curriculums para un reemplazo temporal.” Jongin frota su nuca avergonzadamente. “En ese caso, ¿Podrías por favor asegurarte de enviarle un bonito bouquet y un presente de mi parte?”

“¡Seguro Sr. Kim! Me encargaré de ello, que tenga un buen día.” Amber se despide mientras se acerca al final del pasillo, solo para que la detenga alguien que necesita otro favor. Jongin sacude su cabeza y entra su oficina.

A él nunca le ha gustado sentirse acorralado en el trabajo y ha hecho todo lo posible para que su oficina no luzca como una.

El sol se cuela a través de las amplias persianas y brilla en las exóticas plantas que reposan en bonitas macetas de cerámico. Hay un sofá blanco en una de las esquinas con una manta decorativa y una moderna mesa para el café, seguido por una elegante repisa para libros que contiene algunos y baratijas al azar.

Toma asiento en su escritorio y alcanza una inexistente taza de café. Dara siempre tiene una taza grande de Mocca del café local esperando por él cada mañana, pero parece que tendrá que afrontar esta mañana sin cafeína.

Jongin gruñe cuando el teléfono de su oficina timbra con una llamada entrante. Presiona el intercomunicador.

“¿Estas allí, Jongin?” dice una engreída voz familiar.

“Claro que estoy aquí, idiota. ¿Cuándo no estoy aquí?” Jongin responde, sintiendo su fastidio crecer.

“¿Quién te hizo irritar hoy? Replica su amigo, y sin duda irónico jefe, Kris.

“Nadie. No tengo asistente. No tengo mi café. Y quiero irme a casa.” Refunfuña mientras se recuesta en la brillante superficie de su escritorio.

“Quédate conmigo. No dejes el edificio aún. Sé cuan estúpido…y muy…olvidadizo eres, así que me tomé la libertad de encontrarte un asistente.” Jongin se levanta de golpe ante lo dicho. “Debería de estar allí en cualquier momento. Él quizá no sea tan bueno como Dara, pero parece ser listo, entusiasta y trabajador.”

“Sabes Kris, a veces me impresionas.” Jongin bufa antes de alcanzar su imaginaria taza de café otra vez y maldecir susurrando.

“Sí, sí. No te acostumbres. Ahora trabaja. Quiero la propuesta terminada para el fin de semana.” Hay un clic sonoro seguido del silencio.

“A veces me pregunto porque somos amigos.”, Jongin musita pero es interrumpido por alguien tocando la puerta. “Pase.”

“Hola Sr. Kim”, empieza HuangZitao, el secretario personal de Kris. Está vestido con un traje negro como la medianoche y una, sorprendentemente resaltante corbata con diseño de leopardo.

“Es bueno verte, Tao. ¿Creo que viniste a dejar los productos? Jongin pregunta con buen humor.
“Por supuesto.”, el otro responde antes de hacerse a un lado haciendo un rápido movimiento para la persona que está por entrar. Jongin tiene algo listo para decir a su nuevo asistente pero lo olvida en el momento en el que él entra. “Que tenga un buen día Sr. Kim.” Tao sale de la habitación, con una pequeña sonrisa tirando de las esquinas de sus labios.

El joven parado en el otro extremo de la oficina luce como un típico nuevo compañero de universidad, pero hay algo sobre él que despierta la curiosidad de Jongin. Incluso desde lejos, Jongin puede decir que el chico está extremadamente nervioso, quizá al punto de estar petrificado. Frota sus manos y salta cuando Jongin finalmente habla.

“¿Por qué  no vienes y tomas asiento? Hay algunas uh…cosas que necesito revisar contigo antes que nosotros…comencemos hoy.” Se avergüenza de su intento fallido de sonar profesional y firme. Su voz está titubeando e inmediatamente culpa a su actual falta de cafeína.

En el momento en que el muchacho se sienta en frente del escritorio de Jongin, traga saliva porque nunca ha visto a alguien como él antes. Es joven, pero el tono rojizo de sus ojos emana madurez. Tiene un cuerpo delgado que le va bien y una envidiable piel color crema. Quizá lo más asombroso sobre él son sus labios. Son delgados y lucen húmedos, completamente insignificantes Jongin se dice así mismo, pero aún así parecen contar mil secretos.

“Un gusto conocerlo, Sr. Kim. Mi nombre es Oh Sehun. Ansío trabajar con usted.” Las palabras cayeron de esos labios como terciopelo. Sonaba nervioso, pero seguro de sí mismo y amable.

Jongin finalmente salió de su aturdimiento para poder responder. “Claro…Sehun. Es un gusto conocerte.” Mientras muerde el interior de su mejilla se estrechan las manos firmemente. Sehun tiene dedos ágiles. Sus manos están algo pegajosas pero siguen siendo cálidas.

Una vez que la situación incómoda pasó, Jongin suspira y se recuesta en su asiento. “Antes que comencemos, necesito que hagas algo por mí.”

Los ojos de Sehun se iluminan ante la posibilidad de su primera tarea. “No hay problema, señor. ¿Qué puedo hacer por usted?”

“Consígueme un café…y pronto.”



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