~Primera Ola~
Capítulo 40
Se quedaron hasta la última parada y continuaron fingiendo.
Acalorados besos marcaban de forma lenta y rápida, un glorioso compás. Sus manos explorándose el uno al otro.
Hasta la llegada del amanecer todo es olvidado y retoman su amistad porque ellos se prometieron fingir que así sería.
Kris no sabe que pensar sobre esto. Es como si todo funcionara perfectamente genial, pero en la cama; cuando sus gemidos colman la habitación, todo comienza a desmoronarse dejando puesto el remordimiento sobre ellos pero esto no llega hasta que alguno logre aliviarse.
No puede controlar todo eso, incluso si quisiera hacerlo. Porque Kris no quiere fingir. Cada roce con Tao, cada beso, cada profunda embestida en él, se aseguraba que Tao sintiera cada una de ellas. Teniéndolo en sus brazos, jadeante, cubierto de sudor y viéndose preciosamente agotado, debía ser recordado.
Lo que Kris no puede expresarle cuando la mañana llega, lo recompensa cuando están en la cama. Sólo espera que Tao no pretenda gustarle, debe gustarle. Kris tiene la esperanza a través de eso, Tao sabría que Kris no está fingiendo.
Intentó hablar con él de ese tema. A veces cuando desayunaban juntos divagaban acerca del clima o como vio algunos delfines en el agua, conversar sobre cualquier cosa porque si el ambiente entre ellos era silencioso, la tensión era tan sofocante, entonces preferían platicar, él siempre preguntaba sobre la noche anterior. Empezaba viendo a Tao abrir la boca, y preguntar. Pero Tao sabía y solía hablar más sobre el cielo, el crucero y la comida y todo lo demás mientras Kris no tenía otra opción pero seguía adelante y fingía también pues se daba cuenta de la incomodidad de Tao al tocar ese tema. Kris sentía que era Tao quien pretendía fingir aquello.
De alguna manera, entendía la necesidad de ellos de aparentar. Apoyaba a Tao al pensar en esa idea. Como si ambos se salvaran a sí mismos del dolor de la farsa. Kris quisiera pensar que Tao lo quiere de vuelta también para llegar a esta conclusión.
Porque su estadía en el crucero llegará a su fin. Tao está a punto de irse.
No les queda más que fingir que esto no tiene importancia aún cuando significa todo lo contrario para no tener sufrir, cuando llegue el momento de decir adiós.
No es como si Kris pida a Tao quedarse. No era como la primera parada donde puede retrasar e inventar de porque debería quedarse. Ellos tuvieron tantas paradas en aquel entonces que Kris pensó que tomaría un tiempo para llegar a su última parada. En ese entonces Japón quedaba demasiado lejos.
Pero la despedida se acerca, Kris se quedó sin excusas y ya no existen más paradas para permanecer junto a él.
Y realmente no le puede pedir quedarse. Sería egoísta de su parte hacerlo.
Es uno de los días donde Tao está lavando la ropa y Kris está ocupado en el puente. Pero no se va, se entretiene por un tiempo porque quiere hablar con Tao y conseguir que pare de fingir. El tiempo se acaba y Kris teme que no habrá nada más si continúan haciendo esto.
“Mezclé tu camisa roja con las demás blancas.” Dijo Tao, asomándose fuera de la lavandería y blandeando alrededor la camisa de Kris en el aire. “Por suerte no empecé a lavarla aún.”
“No me importa.” Respondió Kris, dirigiéndose hacia él.
“¿No te molesta si tu uniforme y mi ropa se tiñen de rosado? Tao ríe entre dientes y Kris responde asintiendo.
“No me importa si eso significa que tendrás una pequeña parte de mí que llevarás en lo que sigas adelante.” Kris suspiró y se inclinó contra la puerta mientras Tao comienza a lavar.
“Oh y la semana pasada por poco arrojo en tus camisas negras también”. Tao suspira. “Mh, que pasa conmigo.”
“Nada”. Kris quería decirlo. Nada malo sucede contigo. Eres perfecto, cálido y maravilloso y me encantas así que deja de fingir.
Kris estira el brazo hacia él como siempre solía hacerlo para tranquilizar a Tao de esas cosas. A veces es como una señal, Tao presionándose a él y dándole lo que quiere. Pero no quiere. Él lo necesita. Necesita que el otro deje de fingir y solo así le permitirá. Sólo permitiéndose caer uno sobre el otro.
El momento en que la mano de Kris acaricia su rostro, Tao detiene su labor. Kris puede sentir cuan tenso se encuentra y acaricia suaves círculos en su mejilla haciéndolo relajarse. Tao se relaja, dejando caer el cesto de la ropa de golpe, contempla a Kris, sus ojos colmados de tantas emociones que el más alto no puede decir cuáles son. Se miraron mutuamente, esperando que el contrario se lance para hacer lo que tienen acostumbrado. Pero ninguno realiza un movimiento.
Hasta que Kris se inclina sobre Tao. Él es quien acorta la distancia entre ambos, y sus labios besan los adversos apasionadamente, despacio. Todo lo que Kris quiere decir, lo expresa en aquel beso Está bien que no tienes que fingir que no quiero que finjas que me gustas, quédate por favor-
Y el beso cambia de rumbo. No es lento, pero se siente la necesidad por parte de ambos, Kris lo besa con desesperación, deseando tanto para que se quede con él. Tao reconoce hacia qué rumbo se dirigen porque se besan de forma tan ruda y ambos se sienten frustrados, tan desesperados, cada uno intentando declararse lo que tanto tienen miedo de expresar.
Kris se separa, respirando con dificultad y junta sus frentes de cerca, sin dejar de trazar pequeños círculos en la mejilla de Tao. Él no quiere que se vaya. Kris no quería que finja.
Kris abre los ojos y mira a través de los ojos de Tao sólo para descubrir en que fijaba su mirada.
"Tao..."
"Tengo algo en mi rostro, ¿verdad?"
No, el corazón de Kris salta al percatarse de lo que Tao está haciendo.
"Eso es..." murmura Tao. "Es por eso que me estás abrazando. Por el cual estás... mirándome."
Tao está fingiendo nuevamente y Kris asiente, deja que el otro se vaya para conseguir más detergente para la cantidad de ropa tiene que lavar.
Kris sólo se culpa a sí mismo por iniciar esto y cubre su rostro con las manos sin saber cuánto tiempo más podrá seguir ocultando esto.
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