¡Y aquí viene la última parte! ¡A disfrutar! ♥ :D
Autor:
yokana_yanovickFandom: Battlestar Galactica
Pairing: Adama/Roslin, Lee/Roslin, Kara/Roslin
Spoilers: 3ª Temporada
Tema: #23 - Cartas - 3º Parte (
Tabla)
Contenidos: Apuestas y comedia de la mano de Kara Thrace.
Palabras: 5.079
Cartas
(3ª Parte)
Lee no podía creerse que Kara la hubiese convencido para hacer aquello.
-¡Pero si ni siquiera va a estar presente! -se quejó Lee haciendo aspavientos a Kara.
Estaba en su habitación terminando de vestirse mientras su compañera le daba las últimas indicaciones.
-No te preocupes, se enterará -dijo Kara en tono conciliador -tú sencillamente vete y haz lo que te he dicho.
Y como alguien que quiere morir a una temprana edad a manos de su padre, había ido.
De hecho allí estaba, en el Colonial One, a las nueve de la noche, yendo a visitar a la Presidenta para que hiciese algo “tan importante” como darle su beso de rigor.
Cuando por fin le dejaron ver a Laura, esta le recibió con un camisón de tirantes y una fina bata, que a pesar de estar bien atada a la cintura, no ocultaba su esbelta figura.
Incluso en ropa de cama estaba impresionante, pensó.
-Capitán, ¿qué le trae por aquí? -dijo con sorpresa Laura mientras le invitaba a que se sentase.
Lee carraspeó.
-Siento molestarla tan tarde, he venido a hablar con usted sobre un par de cosas -dijo con timidez.
-Usted dirá -le animó a continuar Laura.
-Estoy algo preocupado -dijo mirándose las manos.
-¿Por su padre? -atajó ella.
Lee asintió. Obviamente era mentira, tras la explicación de Kara, tenía muy claro lo que le pasaba a su padre, pero necesitaba una excusa para volar hasta la nave de la Presidenta para hablar con ella.
-¿No le ha visto extraño últimamente? -le preguntó.
Laura hizo una pequeña mueca -Es posible que esté un poco más irritado de lo normal, pero se le pasará, no se preocupe -dijo con una sonrisa al tiempo que le daba un par de pequeñas palmadas en la rodilla.
Lee miró la mano de Laura retirarse de su rodilla y sin pensarlo la cogió suavemente entre las suyas, lo que la sorprendió enormemente, de hecho se sorprendió también a sí mismo.
Desde los dos besos que le había ofrecido, no podía negar que había pensado mucho en ella, de hecho incluso se había excitado con el último. Trató de quitarle importancia, a cualquiera le hubiese pasado, se dijo para sí, Laura Roslin seguía siendo una mujer muy atractiva.
No sabía porque lo había hecho así que improvisó -También espero no haberla incomodado durante la pequeña apuesta de Kara -dijo al tiempo que le soltaba la mano no sin antes darle una caricia con los dedos. Cuando habló, desvió la mirada al suelo así que no pudo ver la cara de Laura cuando se lo dijo. Tras un breve silencio, notó los dedos de Laura levantarle la barbilla para que la mirase y vio que le ofrecía una sonrisa tierna.
-Lee… -le habló con suavidad- solo fueron un par de besos, no tienes que preocuparte.
Sonrió ampliamente y añadió -Hablando de eso… -y pudo notar como sus mejillas se calentaban-, si no cumplo con la apuesta de Kara es posible que la venganza pueda ser terrible -dijo fingiendo una mueca.
-Ahh, cierto, la apuesta -dijo Laura riendo.
-Podemos decirle sin más que ha pasado -le comentó esperando a que rehusara la oferta. Lo cierto es que deseaba poder besarla de nuevo. No sabía sí porque se había mentalizado ya de ello o por otros motivos en los que no tenía ninguna intención de indagar, pero lo cierto es que a cada minuto le costaba menos llevar a cabo aquella estúpida apuesta.
-No, no, soy una mujer que siempre cumple con lo que promete -dijo hinchando el pecho.
La bata se había soltado ligeramente y ante el gesto de Laura pudo vislumbrar el inicio de su escote e inconscientemente se lamió los labios.
-Pues debe de ser la única política que lo hace -bromeó Lee desviando la mirada para no ser cogido en un renuncio.
Laura soltó una pequeña risa y se levantó del sillón agarrando una mano de Lee para que se levantase también.
Se había puesto nervioso.
Laura le dedicó una sonrisa suave antes de coger su cara entre sus manos con delicadez y posar sus labios en los suyos.
Lee la besó con calma, intentando poner lo mejor de sí mismo en aquel beso, exploró su boca y no pudo evitar atraerla contra su cuerpo cuando ella gimió contra sus labios al acariciar un punto sensible. El hecho de que Laura le dejase hacer le excitó. Al fin y al cabo, no era de piedra, ninguno de los dos lo era y habían pasado por mucho, se merecían un descanso.
Cuando estaba a punto de volver a presionar su cuerpo contra el de ella, Laura se apartó respirando con dificultad.
-Lee.. -y el tono con que dijo su nombre le indicó que era hora de parar.
-Perdón -se disculpó apartándose de ella enseguida y enrojeciendo por completo-, me he dejado llevar un poco… -dijo frotándose la nuca y mirándola de soslayo- Es difícil parar cuando una mujer tan atractiva te presta atención -dijo sonriendo tímidamente.
-No eres el único -y Laura también se sonrojó levemente-, tampoco hacen cola para besarme chicos tan guapos como tú, aunque sea por obligación -le guiñó un ojo.
-¿Esto le ha parecido obligado? -le preguntó divertido fingiendo sorpresa.
-Desde luego que no -contestó con suavidad.
Lee se compuso y sonrió abiertamente.
-Tenga cuidado, o podría enamorarme de usted -le dijo sin tener claro él mismo si hablaba en serio o no.
Por toda respuesta Laura le dedicó una sonrisa en la que, esta vez, pudo ver con total claridad un deje de tristeza.
Cuando Lee salió de la habitación de vuelta al raptor, pensó en que quizá habría podido meterse en la cama de Laura aquella noche. Sin embargo, le había quedado claro que distaba mucho de poder meterse en su corazón, por primera vez supo con total certeza que esa plaza, tal vez tenía su apellido, pero desde luego, no tenía su nombre.
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Kara escuchó la historia de Lee con mayor atención de la que le había prestado en toda su vida, y aunque obvió los detalles en los que se había sentido atraído por ella, Kara lo adivinó de todas formas.
-Lo cierto es que si te acostases con ella, no le vendría mal -habló con actitud pensativa, más para ella misma que para Lee.
En otro momento Lee hubiese puesto el grito en el cielo, pero estos últimos días se estaba sintiendo fuertemente atraído por Laura y la idea distaba mucho de escandalizarlo, de hecho, tan solo le generó más deseo.
-No es una muñeca a la que podamos manejar, ¿sabes? -dijo Lee en su lugar.
Kara alzó una de sus cejas.
-Soy consciente de ello, de hecho, ¿acaso te piensas que la Presidenta está haciendo algo que no quiera hacer? -estaba claro que era una pregunta retórica.
No, desde luego no es una mujer que haga las cosas por obligación, al menos no este tipo de cosas, le concedió Lee.
--Bueno, si te sientes atraído por ella, mejor para el plan, pero no te desvíes -le amenazó- Aunque, al fin y al cabo, no te lo puedo reprochar, incluso yo me sentí atraído por ella después de aquel beso -dijo Kara encogiéndose de hombros.
Lee rió.
-Yo creo que tiene algún tipo de poder… -comentó su compañera mientras pensaba seriamente sobre ello.
-Sí, se llama carisma -dijo Lee entre risas- bueno, eso y unas piernas de infarto, un cuerpo increíble, unos besos que hacen perder la razón…
-Para el carro, semental -Kara rió-, reservate para esta noche, que tienes función -sonrió con malicia.
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Aquel era el quinto día de la apuesta. Como no tenían reunión asignada con la Presidenta y el Almirante, el plan de Kara tuvo que ajustarse un poco.
Esa tarde la Presidenta, sin embargo, sí tenía reunión con Bill, que era algo con lo que sí podían trabajar. Pero antes de eso, Kara tenía que plantar una pequeña semilla de discordia, motivo por el cual fue a ver al Almirante de la flota a su habitación aquella mañana.
-¿Señor? -preguntó Kara al entrar en el cuarto y no ver a nadie.
-Enseguida salgo -escuchó una voz desde el dormitorio. -¿Hay algún motivo por el que venga a verme tan pronto, Teniente? -Bill salió de su cuarto abrochándose el uniforme.
-Sí, sólo quería preguntarle a qué hora terminará su reunión con Roslin esta tarde -preguntó.
Bill la miró con sorpresa.
-No lo sé a ciencia cierta, ¿por qué quiere saberlo? -preguntó con curiosidad.
-Oh, nada -dijo con fingida despreocupación-, es que anoche Lee tuvo que ir a la habitación de Laura, en el Colonial, para cumplir con la apuesta. Y ya que la Presidenta viaja hoy hasta aquí, era por aprovechar el viaje. Sé que si no presiono a Lee, intentará escabullirse como siempre -añadió divertida.
Vio como la cara del Almirante se volvió de piedra tras su explicación.
-¿Lee fue anoche a la “habitación” de la Presidenta? -preguntó Bill.
Kara no había dicho “habitación” por nada, era una palabra totalmente calculada, podría haber dicho despacho y aunque hubiese sido el mismo lugar, ya que Laura dormía allí, no habría surtido el mismo efecto.
-Sí, señor -dijo con tono natural, como si fuese lo más normal del mundo.
-¿No cree que están llevando esta broma demasiado lejos? -dijo con un deje de dureza en su voz.
-Señor, si me lo permite, sencillamente nos distrae un poco de la realidad, y eso es algo que ahora mismo necesitamos bastante... -Kara hablaba con convicción tratando de aportar unas notas de tristeza a la frase.
Bill no pudo negar que su argumento era algo a considerar así que no dijo nada.
-Les avisaré cuando la Presidenta y yo terminemos la reunión -dijo en tono seco- Ahora si me disculpa, tengo que ir al puesto de mandos.
Kara no necesitó nada más para poner los pies en polvorosa.
La semilla estaba plantada, ahora solo había que regarla un poco, sonrió para sí.
♥♥♥
Cuando Bill llegó a la sala de reunión, Laura ya estaba sentada revisando algunos documentos atentamente.
-Buenos días -la saludó en tono formal.
Laura levantó la vista y tal y como le miró, sabía que podía leer en él como en un libro abierto y supo, tan solo con echarle un leve vistazo, que no estaba de humor. Abortó la sonrisa que le iba a dedicar cuando le vio aparecer por la puerta y le saludó en aquel mismo tono. Lo cierto es que le molestó que lo hiciera, pero estaba claro que había sido culpa suya.
-Bueno días, Almirante.
Sin preliminares, Bill comenzó a hablar de los puntos que le atañían y por los cuales habían organizado aquella reunión. La verdad es que solo podía pensar en una cosa.
“Lee había ido a la habitación de Laura, en plena noche con el único propósito de besarla”.
Solo de pensarlo le hervía la sangre.
Se preguntaba si su hijo tenía algún motivo oculto para ello, a parte de la dichosa apuesta.
Laura no había pasado por alto que Bill había estado distraído durante toda la reunión, y cuando finalizó el último punto del día, suspiró sonoramente lo que hizo que este levantara la vista para mirarla.
-¿Qué ocurre, Bill? -preguntó Laura a bocajarro, entrelazando las manos sobre la mesa y mirándole fijamente.
Bill puso una cara de confusión y negó con la cabeza, como si no supiera de qué le estaba hablando -¿A qué se refiere? -preguntó.
-Llevas ausente toda la reunión, si hay otros temas más urgentes que te rondan la cabeza, tal vez deberías compartirlos conmigo.
Adama la miró por un momento. No eran precisamente urgentes los temas que tenía en mente, pero estaba claro que le estaban volviendo loco y tampoco tenía claro si hablar de aquello con ella fuese a servirle de ayuda. No estaba seguro de que lo que Laura le fuese a decir no iba a servir para empeorar su humor.
-¿Y bien? -insistió Laura esperando claramente una respuesta.
-¿Anoche Lee fue a tu habitación? -finalmente la curiosidad le pudo y sus palabras habían salido de su boca antes de que pudiera detenerlas.
Laura se sorprendió, pero en sus ojos vio cómo su mente calculaba las palabras que le iba a decir.
-Sí -dijo despacio.
-¿Puedo saber para qué? -no pretendía que su voz sonara con la dureza con la que lo hizo.
Laura suspiró de nuevo, como si se le estuviera acabando la paciencia para aquellas conversaciones.
-Estaba preocupado por ti, y por este humor que tienes últimamente -le dijo haciendo una ademán para señalarle, presentando aquella última pregunta como prueba.
Bill no se esperaba aquello, la verdad.
-Estoy bien -dijo en tono más apacible, para corroborar sus palabras.
Laura alzó una ceja para dejar constancia de que no creía ni una sola palabra.
-¿Así que mi hijo fue en medio de la noche a tu habitación solo para preguntarte por mí? -insistió Bill, que era obvio que no se lo creía.
Laura sostuvo su mirada unos segundos que le parecieron siglos antes de hablar.
-No, no fue solo para eso -sentenció al final sin dejar de mirarle fijamente.
-¿La dichosa apuesta? -preguntó y casi le dolió hacer la pregunta de la ira que se le volvía a acumular en el pecho.
Por toda respuesta Laura asintió impasible.
-¿Hasta cuando va a durar esa estupidez? -preguntó visiblemente molesto.
-Concretamente once días, es lo que se había pactado -a pesar de su tono irritado, Laura habló con extremada calma.
Bill se levantó de su asiento, necesitaba hacer algo con toda la energía que se estaba acumulando en él y comenzó a pasear por la sala.
Laura también se levantó de su asiento despacio, pero a diferencia de él se quedó en su sitio.
-Bill, ya hemos pasado por esta conversación. Me parece estupendo que no quieras participar de lo que te parece una idea absurda. Sin embargo, podrías dejar al resto hacer lo que le viniese en gana.
El Almirante se giró para mirarla y le dijo con dureza -Ya sabes porqué no quiero participar.
Se lo dijo como si fuese obvio, pero lo único que consiguió fue confundirla, ya que la vio fruncir el ceño.
-Sinceramente no lo tengo claro, Bill -le dijo cruzándose de brazos.
-¡Porque no es un juego para mí, Laura! -bramó, girándose hacia ella de nuevo para constatar que lo estaba dejando bien claro.
La sala se quedó en silencio, tan solo las palabras de Bill resonaban en el aire.
Bill le dio la espalda y comenzó a masajearse el puente de la nariz, arrepintiéndose ya de lo que acababa de decir, aunque ni siquiera eso había aplacado mínimamente su rabia.
Laura había rodeado la mesa para acercarse a él.
-¿No? -le dijo en un tono que pudo ver que estaba conteniendo su propio mal humor -¿Y como lo voy a saber, Bill? -sus palabras estaban comenzando a sonar frías como el hielo. -Desde Nueva Cáprica apenas hemos estado solos en ningún momento. Es como si ahora fueses otra persona -le acusó.
Quizá tuviese razón y el hecho de volver a vivir exclusivamente en Galactica, retomando sus labores de Almirante, le hubiese cambiado. No podía reprocharle que se sintiera confusa, él mismo lo estaba. Ya no sabía cómo reaccionar. En Nueva Cáprica había sido todo más sencillo, su relación había fluido de otra manera, sin embargo, al volver a las obligaciones… Por algún motivo había tenido miedo de volver a acercarse a ella.
pequeña
-¿Esperas que entienda lo que pasa por tu mente sin ni siquiera decirme una palabra? -Laura continuaba hablando cada vez más enfadada -No sé nada, Bill, ya no sé lo que te parece bien de lo que te parece mal -dijo frustrada.
Notar a Laura tan enfadada solo hizo que avivar su propia frustración y se giró para enfrentarla.
-¿Quieres saber por qué no quise besarte? -soltó con más crudeza de la que pretendía.
Laura dio un respingo cuando Bill la miró pero asintió levemente sin tener muy claro si en realidad quería saberlo o no, su corazón y había sufrido bastante a aquellas alturas.
En un par de zancadas Bill estrechó el espacio que les separaba, la cogió con firmeza de la cintura y la besó con todas las ganas que había acumulado hasta aquel momento, que no eran precisamente pocas. Un gemido de sorpresa se escapó de los labios de Laura, pero tras unos segundos de conmoción le devolvió el beso. Bill la besaba apasionadamente, recreandose en aquel beso como tantas veces lo había imaginado en su mente.
Laura posó sus manos a ambos lados de su cara y presionó su cuerpo contra el suyo. Bill emitió un leve gruñido y contraatacó acariciando con su mano libre todo el costado izquierdo de Laura hasta llegar a su pecho, que masajeó sin titubeos, con calma, paseando tranquilamente su pulgar por la zona de su pezón, que comenzaba a notarse tras la fina tela de su camisa.
Laura jadeó en su boca y aquello solo lo animó. Bajó la mano que sujetaba su cintura hasta su trasero y lo palpó sin atisbo de culpabilidad, acercándo su cadera hasta la suya propia, para que esta vez, no le quedase ninguna duda de qué era lo que sentía por ella.
Cuando ya apenas podía respirar, se separó de ella, dando un paso atrás y despegándose completamente. Esto dejó a una Laura aturdida y con la respiración entrecortada que, ante la repentina separación, trastabilló un poco hacia atrás y se apoyó levemente en la mesa que estaba a su espalda.
-Porque no hubiese sabido controlarme una vez que hubiese tocado tus labios, -dijo Bill rompiendo el silencio, e hizo una pausa antes de proseguir- que es lo que acaba de pasar… -finalizó aún con la voz entrecortada.
Laura ya no sabía ni cual había sido la pregunta. Todas sus sensaciones se habían disparado para luego notar su ausencia, de repente tenía frío sin las manos de Bill sobre su cuerpo.
Tardó unos segundos en recuperar la compostura, tosió y se alisó el traje que llevaba, solo para tener las manos ocupadas en algo. Se afanó en la tarea para darle tiempo a su mente a que se pusiera en marcha de nuevo. Aún no se había atrevido a volver a levantar la vista para mirarle.
El silencio de Laura estaba poniéndole nervioso.
Quizá había ido demasiado lejos tratando de aclarar aquella situación.
Cuando Laura por fin estaba dispuesta a hablar, se escucharon unos golpes en la puerta que la interrumpieron, las voces de Lee y Kara pidieron permiso para entrar.
El Almirante les permitió que entraran en la sala de reunión al tiempo que se acercaba a recoger los archivos que había traído.
-La Presidenta y yo ya hemos terminado -dijo sin mirarla. -Ya podéis disponer de su… -hizo una pausa y entonces la miró directamente a los ojos y añadió-...tiempo.
Sin esperar respuesta de ningún tipo, el Almirante salió de la habitación como si lo que acababa de pasar en ella no hubiese puesto su mundo del revés.
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Ya era de noche cuando Bill llegó a su habitación. Después de la reunión con Laura había estado todo el día o bien en el puesto de mando o reunido con Tight debatiendo nuevas tácticas contra los cylons. Lo que fuera para mantenerse alejado de sus propios pensamientos. No se había permitido hasta entonces volver a pensar en lo que había pasado en aquella sala de reunión. Había pasado aquella misma mañana y ya sentía como si hubiese pasado una eternidad, a decir verdad, parecía más una fantasía que un recuerdo.
Se preguntó si después de su “encuentro”, Laura había cumplido con su parte de la apuesta y había besado a Lee. Le parecía surrealista estar celoso de su propio hijo, al igual que le parecía surrealista que Lee estuviese interesado en Laura. Bueno, lo último no era del todo cierto, le parecía bastante razonable en realidad, cualquier hombre podría sentirse atraído por ella en el momento en el que pasara más de dos minutos en su presencia. Tenía algo que encandilaba a la gente. No podía reprocharle a su hijo por haberlo notado.
Se desabrochó la chaqueta de su uniforme y se sirvió una copa, últimamente estaba bebiendo más de la cuenta, pero era la única manera de que sus pensamientos le atormentaran un poco menos.
Unos suaves golpes en la puerta le despertaron de su ensimismamiento.
-¿Quién es? -preguntó mirando la hora, era ya tarde.
-Soy yo, papá -la voz de Lee sonó al otro lado de la puerta.
Su hijo entró en la habitación con aire bastante serio.
-¿Qué sucede? -le preguntó pensando en que tal vez hubiese sucedido una emergencia, aunque luego pensó que para eso estaba el teléfono de su cuarto.
-¿Qué ha sucedido esta mañana entre la Presidenta y tú? -le preguntó sin rodeos. Le miraba como si esperase una explicación.
Era lo que le faltaba, pensó Bill.
-No ha pasado nada -dijo tratando de contener el enfado que estaba comenzando a resurgir. Dio un sorbo a su copa y preguntó -¿Por qué lo preguntas?
-Laura… La Presidenta no parecía ella misma tras la reunión.
Laura. ¿Ahora era Laura? Eso solo echó más leña al fuego su ira.
-Tendría cosas en las que pensar -dijo sin más.
-Papá… ¿Qué demonios te pasa? ¡Llevas días enfadado con el mundo! -le espetó.
¿Su hijo echándole la bronca? El mundo del revés pensó para sí, y casi le entró la risa.
-¿Puedo hacerte una pregunta? -le dijo con toda la calma que fue capaz de acumular.
Lee asintió.
-¿Te atrae Laura? -preguntó mirándole como si quisiera leer sus pensamientos.
No hizo falta que Lee dijera nada, su expresión culpable y el rojo de sus mejillas le dieron la respuesta.
-Así, que toda la maldita apuesta solo era un pretexto para besarla -dijo lentamente con toda la tranquilidad que pudo reunir, que a decir verdad no era mucha.
-Es una mujer muy atractiva, es normal -balbuceó a modo de explicación.
Eso ya lo sabía él. Lo que le preocupaba era si aquello iba a continuar una vez que pasase la maldita apuesta.
Si era así, él tenía poco que hacer al respecto. Miró a Lee, él también tenía un hijo muy atractivo, también era normal que Laura se sintiese atraída por él.
De repente se sintió muy impotente ante la situación, toda la ira que había sentido se evaporó en un instante y algo parecido a la tristeza se aferró a su pecho esta vez.
Hizo un ademán para que no continuara dándole explicaciones -Está bien, era mera curiosidad -dijo despacio. Y puedes estar tranquilo, no ocurre absolutamente nada, sencillamente he estado un poco más preocupado estos días, nada más. -Las últimas palabras las dijo con voz cansada. -Ahora si no te importa me gustaría descansar, es tarde.
Lee le miró sin saber muy bien qué hacer, pero finalmente, asintió y salió de su habitación -Descansa -le dijo antes de cerrar la puerta.
Le hubiese gustado descansar, pero aquella noche no pegó ojo.
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Al día siguiente estaba más nervioso de lo habitual, no había sabido nada de Laura desde su último “encuentro” y estaba preocupado. Cada vez que lo recordaba estaba más seguro de que no debía haber hecho lo que hizo. ¿Cómo demonios se había dejado llevar de esa manera? La había besado sin más, sin saber si tenía su permiso o no, sin importarle las consecuencias… Había tocado su pecho y su trasero, ¡por el amor de dios! Normal que no quisiese saber nada de él. De hecho ni siquiera sabía si ella había comenzado a desarrollar también sentimientos por su hijo, aquel mero pensamiento hizo que le recorriera un escalofrío.
Ya bien entrada la tarde pensó que no sería aquel el día en que supiera nada de ella, pero se equivocó. Unos golpes en la puerta de su habitación le sacaron de los informes que había comenzado a leer solo por mantener la mente ocupada.
-¿Puedo pasar? -La suave voz de Laura sonó al otro lado de la puerta y Bill se levantó de un salto de la silla.
-Adelante -dijo tratando de controlar la ansiedad en su voz.
Laura pasó a su habitación con paso tímido, llevando su chaqueta y su maletín en la mano.
-No sabía que estabas en Galactica -dijo Bill a modo de saludo.
-Acabo de aterrizar en el raptor ahora mismo.
-¿Ocurre algo? -preguntó. De repente le pareció una pregunta estúpida. Claro que ocurría algo.
Laura le miró pero no dijo nada, fue a posar su chaqueta en una silla y su maletín sobre la mesa.
-Creo que.. deberíamos hablar, Bill -dijo con la suavidad que la caracterizaba.
Él suspiró. Sí, ciertamente.
Le hizo un ademán para que se sentara en el sofá y se sentó a su lado. Necesitaba disculparse urgentemente.
-Laura… Siento lo de ayer. No sé en qué estaba pensando -dijo zarandeando la cabeza- Me pasé de la raya, me faltó… autocontrol -dijo mirándola de soslayo mientras terminaba la frase.
La Presidenta se quedó en silencio y frunció ligeramente el ceño, le pareció que no era una disculpa lo que quería escuchar.
-Así que lo de que no era un juego para ti, ¿era mentira? -preguntó en tono neutro.
No claro que no lo era.
-Lo que quería decir -dijo aclarándose la voz-, es que no puedo...-hizo una pausa para buscar la palabra adecuada, pero no la encontró- … hacer algo -dijo por fin-, y fingir que no tiene importancia.
La cara de Laura se suavizó un poco, y se acercó a él para posar su mano en su brazo.
-No sabía que te sentía así… -le dijo en un susurro.
Bill se quedo mirando fijamente su mano que ahora acariciaba su brazo despacio.
-De haberlo sabido… -Laura volvió a susurrar al tiempo que deslizaba su mano por el pecho de Bill hasta llegar a su cuello y obligarlo a mirarla.
La mirada de Laura estaba cargada de intención. Dios santo, cómo la deseaba, para su desgracia en aquel momento pasó fugazmente Lee por su pensamiento, y antes de que pudiera detener sus palabras preguntó. -¿Qué pasa con Lee?
Laura se quedó estupefacta ante la pregunta y frunció el ceño sin comprender -¿Qué pasa con él? -preguntó dejando caer la mano y apartándose de Bill un poco.
Adama se levantó, necesitaba tomar distancia ante la pregunta que le iba a hacer a continuación.
-¿Puedes contestarme con total sinceridad a lo que voy a preguntarte?
Laura se inclinó un poco hacia atrás en el sofá para prestarle toda su atención.
-Para eso he venido, Bill -dijo respirando profundamente, como si cogiera fuerzas.
-¿Qué ha pasado entre tú y mi hijo? -hizo la pregunta con sumo cuidado y contuvo la respiración.
Laura se quedo callada, como si pensase la respuesta y supo que no le iba a gustar lo que estaba a punto de escuchar.
-Hemos compartido tres besos estos días, como bien sabes -dijo hablando con calma-, dos los has visto, pero el último… -hizo una pausa para escoger bien las palabras-. Fue más intenso, y por un momento desee ir más allá…
La mente de Bill dejó de funcionar después de aquella afirmación. Le faltó el aire, le dolió el pecho y casi le entraron ganas de llorar.
Sus peores miedos se acababan de hacer realidad.
Laura se levantó del sofá y se acercó hasta él, pero Bill levantó una mano y la detuvo antes de que se acercara más. No quería escuchar nada más, no quería mirarla, ya no quería nada… Se encontraba demasiado mal para cualquier cosa que pudiera venir después, tenía miedo de romperse en mil pedazos si la escuchaba decir algo más.
-Bill, yo no… -pero antes de que pudiera proseguir. Él pasó a su lado con paso firme para recoger sus cosas de la mesa. Le tendió la chaqueta y el maletín.
-Laura, por favor… ahora que está todo claro me gustaría descansar -no supo de dónde había sacado las fuerzas para decir aquellas palabras. Necesitaba estar solo, necesitaba recomponerse, si Laura seguía allí se rompería delante de ella y sería más humillación de lo que estaba dispuesto a permitirse.
Laura miró a Bill ofrecerle sus cosas en el aire, pero no hizo ademán de cogerlas.
-No -dijo en un tono que no admitía réplica.
-Por favor… -dijo Bill sosteniendo sus cosas y su voz sonó como una verdadera súplica esta vez.
-No… -repitió Laura esta vez su tono fue notablemente más dulce, casi un susurro. Y cogió su chaqueta y su maletín de manos de Adama y volvió a posarlas con cuidado sobre la mesa, como si el hecho de hacer un movimiento brusco le fuese a asustar.
Bill la miraba y supo que Laura debía de vislumbrar su dolor, porque sus facciones se dulcificaron instantáneamente y posó una mano en su pecho.
-No he terminado todavía -dijo despacio.
Le daba igual, no quería escuchar como le relataba que quería acostarse con su hijo. Era más de lo que podía soportar.
-Sí, desee a Lee en aquel instante, no lo niego -sus palabras denotaban calma, sin embargo para él eran como puñaladas, una detrás de otra. -Sin embargo, no pasó nada, ¿sabes por qué? -y Laura le levantó la barbilla dulcemente con el dedo índice para que la mirara -Porque ya estoy enamorada de su padre -lo dijo en un susurro, en un tono tan bajo que pensó que no lo había escuchado bien.
De hecho no pudo procesar lo que había oído hasta segundos más tarde cuando Laura, para constatar sus palabras, depositó un suave beso en sus labios.
Volver a sentir los labios de Laura le despertó de su letargo y la abrazó por la cintura un instante solo para después separarse para mirarla, para comprobar si aquello era cierto. Por toda respuesta ella sonrió con timidez.
-¿De verdad te sorprende? -preguntó Laura divertida ante su expresión de sorpresa -Pensé que lo había dejado claro en Nueva Cáprica.
-Creo que ni aunque te hubieses metido desnuda en mi cama me lo hubiese terminado de creer… -No lo dijo en tono de broma pero Laura no pudo evitar soltar una carcajada.
-Bueno… eso se puede averiguar, Almirante -y su mirada se volvió juguetona al tiempo que deslizaba su mano hasta coger la suya y tirar de él hacia la cama de su habitación.
Al final se lo tendría que agradecer a Kara y a sus dichosas cartas, pensó antes de inclinarse sobre la mujer que le volvía loco para besarla apasionadamente.
♥♥♥ FIN ♥♥♥
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